sábado, 18 de diciembre de 2021

Las mentiras sobre el coronavirus se vuelven contra Trump

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Mientras Donald Trump sigue en su huida hacia adelante planificando su campaña electoral para 2024, las actuaciones realizadas en su mandato siguen saliendo a la luz y minando su credibilidad. Veremos cuánto tiempo le sirve el argumento manido de que todo es un intento político de hundirle y evitar que su legado sea el más importante de un presidente en los Estados como él mismo cree y los aduladores usan para convencerle en ciertos momentos.

A las investigaciones sobre lo ocurrido y sus orígenes en el Capitolio el 6 de enero de este año se suma otra línea de investigación que quizá le haga tanto o más daño. Me refiero al comportamiento durante la pandemia, un conjunto de actuaciones que dejaron cientos de miles de muertes y millones de infectados. A los antivacunas se les suman las negligencias y actuaciones interesadas que están saliendo a la luz con la investigación de los comités creados.

Hay una diferencia clara entre las dos líneas. En la del asalto, las personas investigadas mantienen una identidad ideológica con Trump. Pero en el caso de la pandemia, muchas de las personas que participan son científicos y médicos a los que se frenó y apartó deliberadamente, además de personas a las que se promocionó a puestos clave para que no hicieran nada.

Es clave entender el comportamiento de Trump sobre las personas, su control absoluto y el peso de sus ideas delirantes sobre la enfermedad, lo que le llevó a enfrentarse a todos aquellos que no secundaban sus infundadas opiniones sobre la enfermedad, origen y desarrollo.

La CNN publicó ayer un artículo firmado por Lauren Fox y Daniella Diaz con el siguiente titular "House oversight committee releases report detailing efforts of Trump administration officials to 'undermine' Covid-19 efforts in US"*. En el artículo nos dan detalles de las aportaciones de médicos y responsables del área que están deseando explicar cómo fueron presionados o apartados por las iras del presidente cuando tenían la osadía de dar información referida a la pandemia. Todo ello iba en contra de la "normalidad despreocupada" que Trump quería transmitir al país. Estando él al frente, ¿que podían temer? Es algo que los muertos no podrán explicarle, pero sí sus familias cuando sepan las actuaciones que se realizaron en ese periodo.


Trump ideologizó inmediatamente el coronavirus. Primero lo planteó como algo exterior, que no llegaría a Estados Unidos. Después, cuando llegó, pasó a ser una "amenaza china" salida de un laboratorio. La tercera fase es más compleja porque la expansión del virus fue vista como un fracaso, por lo que empezó a negarse desde diferentes perspectivas. Se trató de minimizar los riesgos (ero poco más que una gripe) y reducir la información como aspectos sobre los que había que actuar. Surgió entonces un fuerte negacionismo absolutamente incongruente con la idea del "virus chino". La teoría de Trump fue que había que minimizar lo que, sin embargo, era una amenaza, una triste realidad de enorme incidencia.

La respuesta del trumpismo fue desafiante y enloquecida. Unos por la vía religiosa ("Jesús es mi vacuna"), otros por negar la existencia del peligro ("solo los demócratas llevan mascarillas" y es "antiemericano"), lo cierto es que las cifras de los Estados Unidos se dispararon en muertes y contagios. 

Al convertir la pandemia en "política", los ciudadanos se dividieron en los que se lo tomaban como un problema de salud (que había que resolver con prevención y vacunación), mientras que otros, llevados por su fanatismo y paranoia política, simplemente enfermaban, respondiendo con diversos tipos de "teorías de la conspiración". Estas últimas iban desde ser inoculados con virus (las vacunas son las que provocan las enfermedades) hasta ser un medicamento sin probar suficientemente, pasando por causar esterilidad, entre otros muchos bulos sin fundamento pero contra los que hay que luchar. Se llego a decir que era un "negocio" de los médicos, interesados en hacer creer en la importancia y peligro de la pandemia.

Algunas de estas teorías han desembarcado como argumento de los antivacunas en España. Las conexiones entre uno y otro lado del Atlántico son cada vez más fuertes. El trumpismo impulsa con fuerza a los populismos europeos, incluidos los españoles, que se suben al furgón de la desinformación y los bulos. Todavía hoy podemos escucharlos y leerlos en pancartas.

En artículo de la CNN se centra esencialmente en las declaraciones de las maniobras realizadas desde la Casa Blanca en cada momento de la pandemia. Empezando por el final, el párrafo que cierra el artículo explica:

"Trump Administration officials engaged in a staggering pattern of political interference in the pandemic response and failed to heed early warnings about the looming crisis," the committee said in its summary. "These decisions placed countless American lives at risk, undermined the nation's public health institutions, and contributed to one of the worst failures of leadership in American history."*


Si la comunidad norteamericana no estuviera tan dividida y polarizada en este y otros temas, esto bastaría para dejar a Trump fuera de cualquier aspiración política de futuro. Pero el caso es otro. El negacionismo no es una actitud aislada, sino que muestra un patrón de comportamiento y forma de ver la vida. Esa ha sido siempre la astucia de Trump, al que no le preocupa ni la verdad ni que le crean. Él sabe precisamente poner en su lugar lo que la gente quiere creer y se lo da. Sabe que la creación de ese lazo con los votantes hace que estos crean lo que les diga.

Cada vez más, Trump hace que esa identificación repercuta en el fraccionado partido republicano, a cuyos integrantes amenaza con retirarles el apoyo si no asumen su visión de la realidad y se dirigen en esos términos a sus fanáticos seguidores. Trump sabe que la Historia la escriben los vencedores y por eso, entre otras muchas cosas, quiere vencer, para poder salir al balcón de la Casa Blanca y mostrarse orgulloso y desafiante a sus seguidores, como ya hizo cuando volvió del hospital al que el "inexistente" COVID-19 le mandó. Aquel gesto lo define.


En el artículo de CNN se incluyen los testimonios de algunos de los médicos y científicos que padecieron las actitudes y las presiones de Trump:

The report also chronicled deep frustration from then-White House Coronavirus Response Coordinator Dr. Deborah Birx, who at one point was so upset about a meeting that included doctors whom she called part of a "fringe group" that she told colleagues she would not attend.

"I can't be part of this with these people who believe in herd immunity," Birx wrote in an email released by the committee. That approach has been widely decried by public health experts, who note that a previous infection doesn't guarantee immunity and who say such an approach would most certainly have led to even more hospitalizations and deaths. "These are people who believe that all the curves are predetermined and mitigation is irrelevant -- they are a fringe group without grounding in epidemics, public health or on the ground common sense experience. I am happy to go out of town or whatever gives the WH cover," she wrote.

The report also laid out how one briefing so angered former President Donald Trump that CDC officials were blocked by the Trump administration for more than three months from conducting public briefings.* 

Este y otros testimonios muestran cómo Trump es un controlador obsesivo que, guiado por una infundada creencia en su infalibilidad, es incapaz de valorar la experiencia o valoración que otros, especialmente los expertos, son capaces de realizar. Trump es un dios en su Olimpo, un espacio monoteísta en donde todo debe estar bajo su mandato y control. El poder es superior a la verdad porque es el que la define e impone. Trump es orwelliano y siempre lo será. El mundo no es de una forma predeterminada, sino que es como se percibe a través de los ojos del dictador todopoderoso.

La necesidad de los médicos de recuperar su imagen para recuperar la confianza es esencial. Sin confianza en los médicos es difícil que se sigan los consejos y advertencias sobre cómo se puede acabar con esta pesadilla sanitaria agravada por nuestros comportamientos insensatos y el aliento de políticos impresentables. La necesidad del informe sobre el comportamiento de Trump y la Casa Blanca es esencial en este aspecto. Y los médicos sensatos lo saben. No todos lo son. El propio informe señala cómo Trump "fichó" a uno de esos médicos insensato tras verle intervenir en la cadena televisiva Fox News: 

Another example of weakened guidance in the report is from Birx, who confirmed to the committee that Dr. Scott Atlas, a senior fellow at Stanford University's Hoover Institution, was involved in changing testing guidance to advise against testing most asymptomatic people even if they were exposed to the virus -- something the report said that is contrary to science-based recommendations. Trump brought on Atlas to the coronavirus task force after seeing him appear on Fox.*


Ahora, expulsado del Olimpo, Trump ve cómo se le acumulan las "verdades" que trató de ignorar y las "mentiras" que trató de imponer. Pero su misma teoría es clara en esto: sin el poder no puedes imponer. Lo hace allí donde todavía conserva un cierto poder, entre sus electores y en el partido republicano, que es ahora víctima del regreso del dictador que ayudó a crear. 


* Lauren Fox y Daniella Diaz "House oversight committee releases report detailing efforts of Trump administration officials to 'undermine' Covid-19 efforts in US" CNN 17/12/2021 https://edition.cnn.com/2021/12/17/politics/house-committee-trump-covid-19/index.html

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