viernes, 3 de diciembre de 2021

La gloria vacunadora

Joaquín Mª Aguirre (UCM)


El empeño de la ministra Carolina Darias en que la vacuna no sea obligatoria es uno de tantos hechos, como la felicidad sin mascarillas, que se volverá contra ella. Pero Pedro Sánchez eligió sus piezas de recambio por su capacidad de ir contra sus propias declaraciones, es decir, poder ir con la misma sonrisa a una rueda de prensa a decir lo contrario de lo que se dijo un día antes. Quizá esta sea la nueva forma de "hacer política", no solo ir contra los hechos, sino ir contra uno mismo o, para ser más preciso, ir contra sus propias declaraciones.

Del ha llegado el tiempo de las sonrisas, con 40, hemos pasado al no hace falta la vacuna obligatoria, con un indicador de 234,03 por cada 100.000 habitantes, que son los que a día de hoy tenemos como promedio y con cifras muy superiores en determinadas Autonomías y poblaciones.


Antena 3 nos vuelve a mostrar la estrategia política de la ministra respecto a lo que son sus competencias: 

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, descarta que la vacunación contra el coronavirus sea obligatoria en España porque la situación que presenta nuestro país es "absolutamente diferente" a la de los países que están empezando a implantar esta medida.

Darias ha expresado que "somos el país con mayor cobertura vacunal, no solamente de la Unión Europea sino del mundo, con cerca del 90% de los mayores de 12 años con vacunación completa. Estamos liderando también las dosis de refuerzo. Hay una altísima responsabilidad de los españoles, que entienden la vacunación no solo como un derecho sino incluso como una obligación, porque se protegen a ellos y también a los demás". Estas declaraciones las ha hecho tras el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en Córdoba.* 

España, según Darias, es el país modelo. Lo malo es que el "absolutamente diferente" positivo se olvida del "absolutamente diferente" negativo, que también lo hemos vivido anteriormente. Es cierto que en España los antivacunas militantes no han tenido mucha presencia y efecto, pero sí que se había llegado a un punto muerto hasta que las circunstancias —no el gobierno— han vuelto a reactivar la necesidad de vacunarse. Fiestas, puentes, rebajas, celebraciones, etc. han empujado hacia la aguja, permitiendo que el gobierno no tenga que tomar medidas y presuma de espíritu nacional bajo su mandato.

La estrategia del gobierno central sigue siendo la de no legislar o, lo que viene a ser parecido, soltar los marrones a las Comunidades repitiendo esa maravillosa expresión de que "ellas tienen competencias suficientes" para imponer medidas.

Todos repiten lo mismo y hacen responsables a los demás. De ahí que el discurso político no ofrezca soluciones sino frustraciones. Nadie quiere asumir los riesgos o, para ser más fieles a la verdad, muy pocos lo hacen y tienen, me imagino, sus buenos motivos.


No deja de ser interesante que quienes se muestran más serios en estos asuntos sean las autoridades del País Vasco. La "seriedad" y la "responsabilidad" forman parte de la construcción de su propia imagen, tratando, claro, de distanciarse de los irresponsables gobiernos centrales españoles. Entre la independencia y el centralismo está la eficacia, que acaba calando en la población y estableciendo un sentimiento de que solo los vascos cuidan bien de los vascos. Desde esta perspectiva, no es de extrañar que hayan pedido a los tribunales que aprueben las medidas restrictivas de las que hoy mismo nos informa la prensa.

La vacuna no es obligatoria, pero sí se está imponiendo el uso del pasaporte, que sí queda en manos de las Comunidades. Esto es lo que realmente permite a la ministra Darias presumir que España es diferente y apuntarse los tantos del optimista. De ahí salen esos discursos que nos hacen derramar alguna lagrimita sobre lo buenos que somos los españoles, lo cumplidores y responsables.


La triste realidad es la que manifiestan los que son preguntados en las colas de los vacunómetros, ahora reactivados ante el temor de que se queden aislados. De esta forma, oficialmente nadie les obliga a vacunarse, pero sí tienen menos espacio físico y social para moverse.

Entiendo que lo importante es que la gente se vacune y que las razones son secundarias, importando estas poco a los virus. Pero me resulta chocante que la ministra presuma tanto de la gloria vacunadora como de una especie de victoria, que ella canta como gloria nacional.

"Si quieres viajar, te tienes que vacunar", dicen. "Si no te has vacunado no puedes entrar en ningún sitio", repiten. No hay gloria, solo aburrimiento y miedo a quedarse más solos que la una, algo que los animales gregarios tememos coma a la peste, aunque no al coronavirus.


RTVE resalta que "Solo la extrema derecha se niega a imponer la vacunación obligatoria" en Europa, también en los Estados Unidos, como sabemos. Pero aquí, en España, esto es muy confuso porque va por barrios. El gobierno no quiere oír hablar de obligación de vacunarse; y algunas comunidades no quieren oír hablar de pasaportes, como ocurre en Madrid. Confuso y oportunista.

Me parece muy valiente que Ángel Gabilondo, socialista y Defensor del Pueblo, haya dicho claramente que es partidario de la vacunación obligatoria. Así lo ha declarado a RNE y se recoge por Antena 3: 

"Yo no conozco que se haya declarado el derecho a contagiar. Por eso, entiendo que pueda abrirse un debate. Un debate sobre si una tiene, por respeto a su propio cuerpo, el derecho de contagiar a todo un vagón de metro". Son las palabras exactas con las que Ángel Gabilondo se ha manifestado en cuanto a la vacunación obligatoria.

El Defensor del Pueblo ya había expresando previamente que "el derecho individual no debe dañar a los más vulnerables" y se mostraba comprensivo con que se pueda obligar a los profesionales del sector sanitario o de las residencias a vacunarse contra el coronavirus. 


Esto es sensato y muestra que Gabilondo pertenece más a la "vieja política" que a "la nueva". Quizá sea simplemente porque su formación académica le indica cómo se debe comportar una persona desde la ética, que lo importante es la gente y no el poder. Creo que Gabilondo se ha ganado el respeto de mucha gente al margen de la política, algo que cada vez se valora menos en un mundo que niega el pan y la sal al otro, al que siempre se denigra y vilipendia.

Que haya tal entramado de intereses políticos en una cuestión tan crucial me parece deprimente. Tanto cálculo para obtener rendimiento electoral o personal no deja de ser una perversión.

 


* "Ángel Gabilondo, partidario de la vacunación obligatoria: "Entiendo que pueda abrirse un debate"" Antena 3 02/12/2021 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/angel-gabilondo-partidario-vacunacion-obligatoria-entiendo-que-pueda-abrirse-debate_2021120261a937ce454389000138b788.html

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