domingo, 19 de diciembre de 2021

Medidas antes de Navidad

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


De nuevo ante una situación complicada. Lo es sanitariamente y, por ello, políticamente. La reunión de la semana que viene que Pedro Sánchez solo puede anticipar medidas restrictivas ante la evolución de la pandemia y, sobre todo, la evolución europea en donde se están tomando medidas cada vez más drásticas para cortar el avance de la pandemia, esta vez personificada en un mano a mano entre Delta y Ómicron.

Es una cuestión de imagen, pero también real como la vida misma. Hemos pasado en un par de meses de presumir de los 40 a los actuales 511. Hemos pasado de las sonrisas del "¡somos los mejores!" a las respuestas esquivas sobre cómo está la situación.

Lo que ocurre ahora es lo mismo de otras veces en esta interminable pandemia: todos quieren dar solos las buenas noticias y nadie quiere afrontar solo las malas, que en este contexto, son las restricciones varias que es necesario aplicar para frenar la circulación del coronavirus.

Del "¡vacuna, vacuna, vacuna!" del presidente pasamos al "mascarilla y vacuna" y ahora estamos ya en el "¡vacuna y mascarilla en interiores!", pero esta receta facilona requiere otras medidas más drásticas. En especial, afecta a las distancias y al número de participantes en reuniones, cenas y comidas, encuentros. Y esto son otras palabras, palabras mayores, ya que afectan a nuestra industria del ocio y del turismo, a la restauración y a los deportes. Los seis positivos del Real Madrid han sido el baño de realidad que muchos necesitaban para entender que esto va en serio. Ya no se puede uno refugiar en el deporte, tocado de lleno. ha habido casos anteriores, claro, pero esto son ya hechos en otro nivel, por decirlo así. 

En declaraciones hechas hoy mismo, el presidente ha empezado a preparar las respuestas de la próxima reunión: 

"El virus sigue entre nosotros y su combate debe seguir siendo una prioridad para todas las administraciones públicas", ha asegurado Sánchez, quien ha avanzado que el encuentro del miércoles debe servir para "evaluar nuevas medidas que podamos poner en marcha a lo largo de las próximas semanas".

Pedro Sánchez ha terminado su comparecencia lanzando un mensaje de "tranquilidad y de confianza" al conjunto de la población. "Hemos andado juntos la parte más dolorosa del camino y juntos vamos a culminar esta travesía protegiendo las vidas y la salud de nuestros compatriotas", ha concluido.

Fuentes de Moncloa han asegurado a TVE tras la comparecencia que el Gobierno no quiere "condicionar el debate" y que pretende "escuchar primero a las comunidades autónomas" antes de decidir medidas concretas, pero descarta un nuevo confinamiento o el decreto del estado de alarma, para lo cual sería necesario un estado de excepción. Las fuentes insisten en que las comunidades tienen "herramientas suficientes para actuar" y disponen de competencias para ellos y no descartan que se acuerden medidas "antes de Navidad".** 


La reunión es de nuevo un recurso para no ser atacado por los demás. Igualmente, los demás se han dedicado a decir que sea el ejecutivo el que tome las medidas en esta clara estrategia. Es la patada hacia arriba con la que responden los que dan patadas hacia abajo. Sánchez le echa ahora a Europa la culpa de la incapacidad de frenar la subida constante de la luz, que arrastra la inflación. Todos quieren arreglar las cosas pero, ¡vaya por Dios!, siempre hay alguien por arriba o por abajo que lo impide.

Las cifras —previsibles — provienen de un mal entendido sentido del éxito, el pregonado por el gobierno, que ha servido para que la gente, de nuevo, interprete que los buenos datos significan volver de nuevo a las viejas andadas. Y esto, por enésima vez, no es así.

El aumento de las vacunaciones que el gobierno muestra como un éxito, no es más que el anticipo del desastre: se vacunan para reunirse. Lo dicen ellos mismos en las colas cuando son entrevistados por las cámaras de las televisiones. "¡Si no me vacuno, no me dan el pasaporte Covid; y sin él no hay marcha!" Esto dispara los contagios, como estamos viendo.

La creencia en que una vez vacunados se puede uno echar a la calle a hacer lo que quiera no es más que un engaño generalizado o de ignorantes. La palabra "inmunización" es falsa y se usa cada día en los medios. Es la palabra que nos da una falsa seguridad, que nos hace sentirnos invencibles y obviar los datos reales que nos dicen otra cosa, que no somos "inmunes", que podemos contagiar a otros, que la enfermedad se pasa con síntomas más leves.

RTVE ha realizado una encuesta** y manejado otras para saber por qué los que no se han vacunado son tan reacios. Este es el curioso resultado: 

·       Las vacunas se han desarrollado muy rápido y no son seguras (71,9%).

·       Las vacunas son malas para la salud/miedo efectos secundarios (49,6%)

·       Las vacunas son un negocio (44,4%)

·       Las vacunas contra la COVID-19 no funcionan (41,4%)

·       Estoy sano y no necesito vacunarme (41,4%)

·       El coronavirus no existe / propósito oculto de las vacunas/ conspiración (12,3%)

·       He pasado la enfermedad, estoy inmune (9,4%)

·       No creo que me contagie (9%)

·       Mi médico me ha recomendado no vacunarme por mi estado de salud (7,9%)

·       No creo en las vacunas en general (6,5%)

·       Por motivos religiosos o éticos (5,7%)

·       Miedo a los efectos secundarios (5,4%)

·       Desconfianza: en información, en las farmacéuticas, en los medios... (5,4%)

·       Solo creo en la medicina natural (5,2%)

·       Tengo fobia a las agujas (4,8%)

 

Esta mezcla de errores, temores, engaños y autoengaños da un curioso perfil de los "no vacunados". Puede que haya unas bases comunes que se racionalizan en distintas respuestas ocultando la verdadera realidad de la negación a vacunarse.

Hay otro dato que nos ofrecen, el grado de cumplimiento de las medidas de seguridad habituales, que resulta muy revelador. El primer porcentaje es el que expresa el grado de cumplimiento de los vacunados; el segundo refleja el porcentaje de los no vacunados: 

·       Mascarilla: 95% - 64%

·       Ventilación: 94% - 59%

·       Higiene de manos: 90% - 47%

·       Evitar sitios concurridos: 85% - 40%

·       Distancia de seguridad: 87% - 37%

·       Evitar reuniones sociales/familiares: 69% - 15%

 

Como se puede apreciar, el problema no es solo que no se vacunen, sino el elevadísimo grado de incumplimiento de las medidas de seguridad que tratan de prevenir los contagios. Las cifras son claras en los dos bloques. La mascarilla se cumple de forma casi total entre los vacunados y hay un 30% menos de cumplimiento entre los vacunados. Lo mismo ocurre con la ventilación, pero ya se percibe un descenso en las medidas siguiente. Los tres más bajos cumplimientos son los que se podría llamar "medidas sociales", ya que afectan en relación con los demás. Mascarillas, ventilación e higiene de manos son acciones que entran en las decisiones personales. Las tres siguiente, en cambio, son relativas a los otros. Caen ligeramente en los vacunados, pero se desploman en los no vacunados, llegando a un 15% en el tema de las reuniones, con un 40% en evitar sitios concurridos, un 37% de mantenimiento de las distancias.

Creo que las cifras nos muestran con bastante claridad las tendencias. ¿Son fiables? Creo que las aglomeraciones que vemos estos días, ese 87% de las distancias de seguridad o el 85% de evitar sitios concurridos, son más bien optimistas. Pero son las cifras que nos dan y lo que tratan de reflejar son las diferencias entre unos y otros.


Estas cifras manifiestan que son las restricciones las que los políticos temen tomar, ya que estas afectan precisamente a los aspectos sociales. Somos nosotros los que creamos las condiciones para la expansión rápida del virus, son nuestros hábitos y creencias, como en el caso de lo señalado, de las religiosas a los miedos a las consecuencias. Curiosamente le tememos a las agujas, como señalan algunos, pero no a las consecuencias de los contagios, que requerirán algo más que pinchazos.

Ayer hablaban en un informativo del temor de los gobiernos europeos a revueltas populares en el caso de nuevas medidas y algunas que ya se están tomando. Los reacios a vacunarse podrían quedarse aislados o fortalecer las medidas de precaución. Pero vemos que ocurre justo lo contrario. Con la excepción de aquellos que piensan que "el virus no existe", casi todos los demás cuidados son compatibles.

Es mucho tiempo el que llevamos con esto. Deberíamos tener suficientemente claro, incluidos los políticos, que esto va a durar y a modificar nuestros hábitos. En vez de luchar contra las medidas de prevención unos y de tratar de disculpar las medidas los otros, deberíamos asimilar que gran parte de la difusión está en nuestras manos. Deberíamos empezar a dejar de racionalizar nuestros deseos y aceptar nuestras limitaciones en esta situación. No hay que negar lo evidente, sino adaptar lo posible.

Está claro que las estrategias comunicativas de los políticos, basadas en teorías como la de la inmunidad de rebaño y otras similares, que trataban de poner un plazo a las restricciones, no han funcionado porque estaba claro que esto es planetario y que el "grupo", en un mundo globalizado, es un autoengaño. El "grupo" somos todos en un planeta que se puede recorrer en horas, con grandes negocios en el turismo, en los viajes comerciales, la distribución, la realización de estudios lejos, etc. Unas veces pensamos en términos globales y otras en locales. Es una forma de consolarnos, pero lo cierto es que todos formamos el mundo, llenamos el planeta y nos movemos por él.

En la reunión anunciada nuestro presidente volverá a tratar de tomar medidas con todos en la foto. No necesitamos sonrisas ni engaños. Necesitamos afrontar esto con realismo y comprensión clara de lo que tenemos delante.


El texto de RTVE centra el punto clave en la confianza en las instituciones. Es cierto. Si percibimos que lo que se nos dice tiene otras intenciones, acabaremos haciendo lo que nos parece y las consecuencias las vemos. Ponen el ejemplo de lo ocurrido a Johnson con sus fiestas clandestinas en el número 10 de Downing St. mientras pedía contención a los demás.

Reino Unido es el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer y de cómo esa apelación a que "hagan lo que deben", a la responsabilidad individual, no tiene sentido en un mundo de conflictos de intereses. En un mundo de presión mediática, unos nos piden responsabilidad mientras nos bombardean con estímulos en sentido contrario. Y cada uno responde según su propia disposición. El político lo puede ver como una ocasión de ejercer su responsabilidad, aunque desgaste, o de mirar para otro lado, como muchos hacen, responsabilizando a unos y a otros.

Después de este tiempo, la erosión institucional no es pequeña, pero son las instituciones las que deben marcar el ritmo con credibilidad y responsabilidad. No parecen dispuestas a hacerlo si no es en grupo, que no haya quien se apunte los "éxitos", porque no lo son.

Nuestra clase política no ha sabido estar a la altura; no han sabido aparcar los malos hábitos de la vida política "normal" (si se puede llamar así) y han tratado de fomentar el desgaste ajeno y frenar el propio. Les duró poco la paciencia. No es el único caso, lo hemos visto en los Estados Unidos de Trump y lo seguimos viendo como parte de una lucha radical. Pero nuestras cifras afortunadamente no son las de los Estados Unidos. Las vacunas, lo sabemos ya y los expertos nos lo repiten, no son suficiente. Necesitamos algo más que un pinchazo en un brazo. La estrategia del pinchazo no es la alternativa a la vida social; esta tiene sus propias normas de cuidado que el pinchazo no evita. No se puede fomentar la vacunación diciendo que con eso se vuelve a la normalidad. No funcionan así ni el virus ni nosotros. El mundo es como es y no como nos gustaría que fuera. La vacuna es importante, necesaria, pero no es el fin ya sea por nuevas variantes o por pérdida de eficacia.

Cada vez hay más contestación social porque se prefiere tomar las medidas cuando no hay más remedio, cuando se llega a límites peligrosos, como estamos ahora, que tomarlas antes y evitar estas situaciones con medidas reguladoras menores. Así no acabaremos nunca.

Solo nos queda esperar a la próxima reunión.


 * Alberto León "Sánchez convoca a las comunidades para "intensificar las acciones": "No podemos dar por buena esta incidencia" RTVE.es 19/12/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211219/sanchez-comparecencia-incidencia-conferencia-presidentes/2241000.shtml

** José A. Carpio y Ana Martín Plaza "La confianza en las instituciones durante la pandemia: de la crisis del Reino Unido a la percepción en España" RTVE.es 18/12/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211218/claves-semana-confianza-gobiernos-medios-comunicacion-pandemia/2239860.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.