Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo que
Mark Zuckerberg quiere hacer con Metaverso lo hemos visto con frecuencia en las
películas, de Ready Player One (2018),
de Steven Spielberg, a la más reciente Free
Guy (2021), dirigida por Shawn Levy. Ha habido otras, pero quizá estas dos
se centren más en lo que quiere hacer Zuckerberg con su imperio de redes, un universo paralelo, virtual, en el que vivir e interactuar con otros.
Pero no
nos engañemos: lo que hace el bueno de Mark Zuckerberg es salir pitando de la
realidad real hasta una guarida virtual, un mundo en el que un avatar le
sustituya, al menos en la imaginación de la gente. Somos una especie de besugos
desmemoriados a los que basta un poquito de distracción para olvidarse de lo
que estábamos haciendo hasta ese momento. Y lo que estaba haciendo Zuckerberg
era bastante feo.
Pero el problema se lo han creado las filtraciones y denuncias que han salido de su propia empresa, un monstruo poderoso y prácticamente incontrolable, capaz de enfrentarse al mismísimo presidente de los Estados Unidos, como ocurrió con Trump.
"Me preocupa que haya más sensores en
nuestras casas". Así ha hablado este lunes la exempleada de Facebook
Frances Haugen, que ha sacado a la luz las prácticas internas de la compañía,
sobre el cambio de nombre a Meta de la empresa. Para Haugen, el anunciado
metaverso de Mark Zuckerberg "demuestra que quieren darle prioridad al
crecimiento y al beneficio".
¿Más "sensores"?
Con la combinación de los sistemas 5G y de la "internet de las
cosas", con mayor velocidad de las redes, la idea es que todo y todos estén conectados unos con otros,
suministrando información de continuo. Los sensores son la forma de captar la
realidad exterior y convertirla en fantasía interior o virtual, un mundo
transformado al que accederemos a través de avatares, de personalidades
elegidas por los participantes para interactuar con otros miembros de ese
Metaverso en un espacio irreal compartido. Cuantos más sensores en la
"realidad real", mayor grado de "realidad irreal", mayor perfección
en la simulación y la sincronización en aquello que se nos ofrezca.
Metaverso, tal como se presenta por Zuckerberg, es una alucinación compartida. Más que eso, nos desplaza del mundo real y nos introduce en otro, que será vivido como más intenso y adictivo que el propio mundo en el que vivimos, que pronto se nos mostrará gris y aburrido, como nos mostraban los filmes citados. De la informadora que se está quedando tranquila de conciencia con sus declaraciones, ahora por los centros sensibles de Europa, se nos dice:
Haugen, de 37 años, comenzó a trabajar en
Facebook porque "pensaba que tenía la posibilidad de sacar lo mejor que
llevamos dentro", no obstante pronto descubrió que los productos de la
compañía "perjudican a los niños, atizan la división y debilitan la
democracia". "Facebook es distinta de otras empresas. Es menos
transparente que otras grandes plataformas", entre las que ha señalado a
Google y Twitter.*
Son
pocas palabras, pero de gran efecto. Por un lado está la infancia, educada por personas
que ya se educaron previamente mordiendo un móvil de silicona. Los otros dos
cargos no son tampoco poca cosas. Atizar la división ya se ha provocado un gran
escándalo. El hecho de que la empresa solo haya invertido en protocolos de
seguridad para analizar el inglés y el abandono de muchas lenguas en las que es
posible distribuir desinformación porque sencillamente no se han programado los
algoritmos adecuados para eliminar la desinformación o ponerle cerco. Eso lo
hemos tratado aquí hace unos días y tiene un sentido claro de abandono,
desentenderse de lo que pasa en el mundo y centrarse solo en lo que se pueda
reclamar desde casa. La acusación no es baladí. Plantea una serie de
interrogantes sobre las políticas globales de la empresa. Esto lleva también a
la mayor, la democracia, término que engloba partes de lo anterior porque deja
a los ciudadanos a los pies de la desinformación y las manipulaciones en países
autoritarios. En un mundo convulso, lleno de noticias manipuladas para causar
desastres, las páginas de Facebook, sin correctivos, son como lanzar cerillas
encendidas a las gasolineras.
Y
entonces llega la "solución" de Zuckerberg: el Metaverso. ¿Es la
política del avestruz? No sé si hay alguien que lo ha interpretado
positivamente, pero es el agujero perfecto parea acabar de liarla socialmente.
Hace
bien Frances Haugen en advertir que un juguete
de este tipo en manos de una empresa que ha demostrado algo más que anteponer el
beneficio a otras cosas (habrá muchos que lo vean natural), con el poder acumulado que tiene, representa un enorme
desafío, como ya lo es ahora.
Es indudable que ese mundo virtual por el que podremos movernos será muy tentador y acogerá muchos placeres, permitirá muchos ahorros y no hará falta salir de casa la mitad de los días, incluido España. Pero no hace falta adentrarse en la Sci-Fi para entender los problemas que se nos van a plantear en muchos niveles.
"Llenar
oficinas y casas con sensores que no son transparentes es una pésima idea",
ha señalado Frances Haugen. Tiene razón. La tiene precisamente porque lo que ha
demostrado la empresa es no ser fiable, su reputación ha quedado dañada,
aunque muchos de sus usuarios ignoren las manipulaciones a que son sometidos o
el uso que se dé a la información que generan. Los escándalos de Facebook han sido
frecuentes (pensemos en Cambridge Analytica, por ejemplo) y parece que se abren
al futuro con las mismas consecuencias.
*
"Frances Haugen, exempleada de Facebook: "Me preocupa que haya más
sensores en nuestras casas" con el metaverso" RTVE.es EFE 8/11/2021
https://www.rtve.es/noticias/20211108/exempleada-facebook-preocupa-haya-mas-sensores/2219680.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.