Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
modelo de desarrollo español tiene una serie de conflictos manifiestos. Es un
modelo en el que se compite por los espacios y su destino, muchas veces
entrando en lucha directa. Turismo y agricultura chocan en muchas ocasiones
allí donde alcanzan un poder fuerte.
En una
España dividida en Autonomías y con los ayuntamientos controlando los espacios,
hay muchas zonas en las que la lucha entre ellos se manifiesta de forma clara.
El ejemplo más claro de estos tiempos lo tenemos en lo ocurrido con el Mar
Menor hace unos meses. El choque de ambos sectores, agrícola y turístico ha
sido frontal, pagándola la vida en ese espacio, donde murieron toneladas de
peces fruto de los vertidos tanto de unos como de otros.
Con dos
sectores de enorme importancia económica en conflicto, salieron a la luz las
debilidades políticas, con autoridades incapaces de enfrentarse realmente a los
más poderosos. Finalmente estalla la situación y tienen que tomar medidas o
decir que las toman, algo que está por ver.
En La Opinión de Murcia, firmado por Alberto Sánchez, leemos el titular "El supermercado alemán Aldi 'pone en cuarentena' a sus proveedores del Campo de Cartagena", una noticia de la que han dado cuenta también medios nacionales:
El sector agrícola del Campo de Cartagena ha
vivido durante los últimos días un suceso que ha intentado esquivar en los
últimos meses tras la última crisis del Mar Menor. La degradación del
ecosistema y la implicación de la actividad agrícola ha obligado a la cadena de
supermercados alemana Aldi a mandar un comunicado a sus proveedores en la
comarca ante "las graves violaciones medioambientales" que se han
dado a conocer en Alemania tras un reportaje de la cadena de televisión pública
Westdeutscher Rundfunk, en el cual se pedían explicaciones a compañías de venta
de alimentación como Aldi o Lidl por sus relaciones comerciales con empresas
agrarias que podían estar contaminando el Mar Menor.
En particular, reza el comunicado, Aldi
señala a las 80 empresas productoras de frutas y hortalizas que están acusadas
de "operar pozos y plantas desalinizadoras ilegales entre 2017 y 2021, así
como descargar aguas residuales que contienen nitratos y fosfatos y salmuera de
la desalinización" en el Mar Menor "sin ningún" tratamiento
previo. Estas empresas, que están señaladas en el caso Topillo por su
implicación en la contaminación del ecosistema, ha puesto en alerta a la
empresa alemana Aldi Süd y Aldi Nord, ya que recibieron la lista de acusados
por parte de la cadena de televisión.
Otro punto importante del comunicado,
adelantado por Cadena Ser, señala que la defensa que ha venido haciendo el
sector agrícola de la zona, en referencia a que el alto nivel freático del
acuífero "supuestamente es responsable del vertido incontrolado" de
aguas residuales en el Mar Menor, es "poco creíble" para Aldi, sobre
todo "por la situación hidrológica y las condiciones climáticas" en
la Región de Murcia.
La cadena alemana dio de plazo hasta el
pasado 12 de noviembre para que las empresas que comercializan con ellos
aclaren si tienen responsabilidad en la catástrofe medioambiental. Este tipo de
actuaciones preventivas de los supermercados o mayoristas europeos no es la
primera vez que ocurre y es que varios días después de la anoxia el sector
agrícola denunció otros casos similares, como que los compradores pedían no
etiquetar las hortalizas con el origen marcado en Murcia.
"Las condiciones descritas anteriormente
no son de ninguna manera compatibles con nuestros principios de sostenibilidad
medioambiental. Por lo tanto, queremos investigar exhaustivamente las
acusaciones para poder derivar los pasos necesarios. Como socio comercial
directo de los productores, su apoyo es indispensable en este momento",
señala la empresa alemana.*
No deja
de ser una enorme ironía que sea un reportaje en la radiotelevisión alemana la
que ponga en marcha esta especie de juicio paralelo que pone contra las cuerdas
a las empresas que han estado realizando esa explotación destructiva de las
huertas.
El
mecanismo es sencillo: la presión de la calle alemana, sensible ante la destrucción
ecológica del Mar Menor mostrada por los medios alemanes, revierte sobre sus
supermercados y estos deben pedir cuentas, si no quieren ser boicoteados o
denunciados incluso por sus clientes, a las empresas agrícolas, que a su vez
hacen responsables a las autoridades por no haber intervenido en una situación
de años. Pero, ¡vaya usted a explicarle a los alemanes que las autoridades
murcianas y nacionales miraban para otro lado para no tener que decidir entre
dos "apoyos" en conflicto, los agrícolas y los turísticos! En el
fondo, a nadie le importan los peces, sino la imagen que pueda deteriorarse de
sus respectivos negocios. Pero lo que aquí reúne a los ecologistas de la zona,
que llevan años denunciando la situación, en Alemania se ve desde otra
perspectiva. Y lo que saquen en consecuencia puede afectar en gran medida al
futuro comprador, ya sea en mercado o en los mayoristas.
Esto es
el resultado de hacer "política" de esta manera, es decir, de no
realizar lo que se debe para proteger a los ciudadanos y al patrimonio, sino
ceder ante los intereses económicos, que acaban siendo políticos. Los poderes
autonómicos están más ligados a lo local, lo que incluye los intereses
sectoriales propios. Es en este nivel de la administración donde se manifiesta
la mayor debilidad política. Los políticos ahora son muy sensibles a lo que
pueda determinar su permanencia en el poder y saber que el tejido de intereses
en un conglomerado económico y mediático que puede estar más o menos
fraccionado según respondan a lo que se espera de ellos. Es el fenómeno de los
"lobbies" que también hemos importado. La lucha hoy se da en estos
niveles porque es donde se plasman con mayor claridad los intereses ligados al
espacio, como ocurre con la agricultura y el turismo, que pueden entrar en
conflicto entre ellos o simplemente aumentar su beneficio ignorando los
principios de conservación medioambiental, como ocurre aquí. No te puedes
llevar ni el campo ni el turismo, está ligado al suelo, por lo que controlar lo
local pasa a ser una necesidad. Pero todo tiene un límite y unas consecuencias.
Estas últimas han sido el destrozo del medioambiente en unos tiempos de
especial sensibilidad hacia el cambio climático, la conservación de la
naturaleza y de todo lo ecológico. Esto provoca la aparición de los límites,
como ha ocurrido con las amenazas alemanas de rescindir los contratos
millonarios.
Esto no sería más que una pequeña parte, pues, de producirse, otras muchas cadenas de alimentación se verían obligadas a sumarse al boicot a los productos del Campo de Cartagena, que serían puestos bajo la lupa. La Cadena Ser va al origen, la cadena de TV alemana y titula, titula «"¿Dejar morir a los peces a cambio de fruta y verdura barata?": el reportaje de la WDR sobre el Mar Menor». Allí se explica:
"¿Dejar morir a los peces a cambio de
fruta y verdura barata?": así arranca el reportaje de la televisión
alemana WRD que está en el origen de las explicaciones que pide Aldi y que ha
caído como un jarro de agua fría en el sector exportador agrario de la Región
de Murcia. En su introducción, la presentadora plantea directamente esta
disyuntiva: "Aquí se ve una inofensiva y completamente normal estantería
de fruta y verdura en Renania del Norte-Westfalia. Para nosotros es saludable
lo que se cultiva en España, pero es destructivo para el medio ambiente de
allí".
Acto seguido se refiere al episodio de
mortandad masiva de peces en el Mar Menor: "Nuestras frutas y verduras
están de por medio en este escándalo medioambiental" y acto seguido se
pregunta si los consumidores alemanes quieren ser exterminadores de peces.
"Toneladas de peces han sido recogidos
en la playa. Todo por culpa de las frutas verduras de los supermercados
alemanes", dice ya una voz en off después realizar un experimento en la
calle con viandantes a los que les preguntan por la relación entre un cesto con
productos vegetales y una pecera a la que vierten una líquido presuntamente
tóxico.**
Todo muy claro y directo. ¿Hay otros intereses, por ejemplo los de los agricultores alemanes? Da igual. No es esa la cuestión a menos que consideremos ético ocultar nuestros delitos con tal de vender más, algo muy conforme a estos tiempos. Nadie habría dicho nada si no hubiera estallado el conflicto, aunque todos lo sabían.
Dentro de este conflicto internacional, los peces no tienen embajadores en ningún sitio, por lo que son los ecologistas los que toman la voz. La misma Cadena Ser explica: "Defensores del Mar Menor agradecen a ALDI que pida explicaciones a sus proveedores del Campo de Cartagena". Ya no se trata de los intereses económicos, sino de otra cosa. A Aldi le beneficiará, suponemos, aparecer de repente como defensora del Mar Menor y de las frutas y verduras que vende. Los manifestantes ecologistas se pasean por entre los estantes de fruta con carteles de agradecimiento. Hoy todo pasa por los medios y necesita su propia foto para hacer la guerra. Las fotos de miles de peces muertos en las orillas del Mar Menor dieron el pistoletazo de salida. Ahora seguimos viendo las consecuencias.
En 2018, otra cadena de TV alemana, la ARD, ya se hizo eco de lo que ocurría en el Mar menor y de sus consecuencias. La revista mercados hablaba de "una campaña alemana" y usaba el verbo "cargar". Ya entonces se avisaba de las empresas sospechosas y de las acusaciones desde la fiscalía. ¿Qué se ha hecho desde entonces? Nada, claro. Ha tenido que ser otra TV alemana la que volviera a recoger lo que ocurre aquí. Creo que es el único lenguaje que entendemos.
*
Alberto Sánchez "El supermercado alemán Aldi 'pone en cuarentena' a sus
proveedores del Campo de Cartagena " La Opinión de Murcia 17/11/2021
https://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2021/11/17/supermercado-aleman-aldi-pone-cuarentena-59645281.html
**"¿Dejar
morir a los peces a cambio de fruta y verdura barata?": el reportaje de la
WDR sobre el Mar
Menorhttps://cadenaser.com/emisora/2021/11/18/radio_murcia/1637252264_505122.html
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