Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Se
suele decir que no es honesto cambiar las reglas del juego a mitad de partida.
Algo así es lo que quiere hacer el Ministerio de Sanidad con lo que llaman el
"semáforo" del coronavirus, es decir, la definición de los niveles de
alerta en función de la cantidad de contagios.
Parafraseando a Campoamor, el mundo es según el color del semáforo con el que se describe. Importan más los colores que los datos en estos tiempos "visuales", más sencillos. El "semáforo" no deja de ser una analogía de la situación, por lo que modificarlo tiene ciertos efectos en la percepción de conjunto.
En
Antena3 leíamos hace seis días:
Sanidad debatirá el nuevo borrador de
semáforo COVID en la Comisión de Salud Pública de este martes. El nuevo
documento, al que Antena 3 Noticias ha tenido acceso, propone modificar los
límites de riesgo por coronavirus.
[...] la incidencia acumulada a 14 días por
cada 100.000 habitantes aumentaría hasta los 500 casos para que llegase a
considerarse en riesgo muy alto. De 300 a 500 casos sería riesgo alto; de 300 a
100 riesgo medio; de 100 a 50 riesgo bajo y con menos de 50 positivos, la
situación sería 'circulación controlada', lo que hasta ahora se conocía como
'nueva normalidad'.
De acuerdo a estos parámetros, y analizando
la situación epidemiológica actual de cada región, País Vasco, Navarra, Aragón,
Baleares, Cataluña, La Rioja estarían dentro del nuevo riesgo medio. Por su parte,
Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana,
Madrid y Murcia, permanecerían en el umbral medio y finalmente, sólo Andalucía,
Galicia, Asturias y Extremadura estarían en situación controlada.*
¿Es una
broma? Es la más descarada manipulación en muchos años y, sobre todo, es reírse
en la cara de todos los españoles. Si no se puede cambiar la realidad, cámbiale
el nombre. Cuando los contagios se vuelven incontrolables, la solución de
nuestros genios es cambiar las denominaciones. Son los mismo apaños contables
que se hacen para camuflar, por ejemplo, las cifras del paro, sacando a los
parados con la más mínima excusa, como que se apunten a cosas que se les
ofrecen precisamente para este fin. De esta forma, el político deja de
referirse a los datos reales y solo cita a los que reúnen estas condiciones.
Con el
cambio de denominación de los niveles, los políticos dejarán de mostrar su
fracaso en los datos para mostrar sus bondades situándonos en un nivel más relajado cuando la situación sigue
siendo la misma en cuanto al número de contagios. ¿Pretenden que me
"sienta tranquilo" igualmente con la calificación de 300 que con 500?
La
maniobra es clara: con este rápido crecimiento, se verán en la tesitura de
tener que tomar medidas de cara a la campaña navideña que afectarían a lo que
realmente le importa, la situación económica. Una vez más, tenemos por delante
las verdaderas prioridades.
Al
modificar la calificación de las franjas, el "semáforo" estará en
verde cuando realmente debería estar en rojo. La creencia en que esto se puede
sostener es muy precaria ya que no se va a producir la tercera dosis de la
vacuna con la rapidez necesaria como para llegar a lo que temen, la ola
navideña. Modificando los niveles, la incidencia deja de ser una referencia
para las medidas, que serán muy relajadas aunque no debieran serlo.
Pero el efecto de esto es otro muy diferente: minar la confianza de las personas en las autoridades y el sistema en su conjunto. Ese lema que con tanta vehemencia ha defendido el presidente, "¡Vacunas y mascarillas!", después de que su ministra de Sanidad hablara en su momento que "había llegado el tiempo de las sonrisas", se ve como una mera declaración de intenciones, especialmente una vez que se ha llegado a un punto de vacunación más allá del cual será difícil progresar. Si hay contagios y estos siguen aumentado es señal clara de que esos principios no son suficientes, especialmente si lo que no se vacunan siguen sin querer hacerlo y los que no se ponen las mascarillas tampoco lo hacen. Esto será especialmente grave con la llegada de las celebraciones en interiores, hogares y locales cerrados por la ola de frío que nos llega ya esta misma noche.
La
maniobra de cambiar el "semáforo" en plena ola de ascenso, con las
nuevas vacunaciones apenas progresando y empezando con las terceras dosis
porque es necesario reforzar las anteriores, es realmente una temeridad.
Pero no todo está tan claro por las divergencias de intereses. Sorprendentemente, la propuesta del Ministerio no pasó, según se nos informó en los medios:
La Comisión de Salud Pública celebrada esta tarde ha aprobado por unanimidad el Plan Estratégico de Salud Medioambiental (PESMA), pero, en contra de lo que se esperaba, la ponencia de alertas del mismo organismo no ha dado luz verde al documento de ‘Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de COVID-19’, el conocido 'semáforo covid', un texto en el que, según Sanidad, sigue trabajando junto a las comunidades autónomas.
En la reunión, indican desde el Ministerio, se han recogido impresiones y propuestas de las distintas regiones sobre esa actualización de los indicadores para medir los niveles de riesgo en los que se encuentra España respecto al coronavirus. El texto se llevará a Comisión de Salud Pública próximamente.**
Algo les falló y no es difícil imaginar qué dadas las diferencias políticas entre las autonomía, al igual que en sus estados o niveles. Cuando hay Autonomías luchando por tratar de mentalizar a la gente de que hay que tomar medidas, el Ministerio sale con una propuesta para lo contrario, para relativizar la incidencia.
El argumento sobre que estamos bastante vacunados, que la gente enferma con menor gravedad, etc. no es demasiado congruente con lo que estamos viendo y, sobre todo, con lo que nos espera. Con la enorme crisis europea, no parece razonable relajarnos tanto como se nos pide. No vivimos aislados.
Tenemos
suerte de que nuestras cifras de vacunación sean buenas comparativamente hablando,
pero ¿hemos llegado al tope de vacunación y al rebote de los contagios? Eso es lo
que los datos nos dicen cada día, que crece poco la vacunación y aumenta mucho
la incidencia. Por delante el invierno y las olas navideñas. Mucho me temo que
esta maniobra de camuflaje sea una anticipación de lo duro que nos queda por
llegar. Es una desfachatez, pero sobre todo es una peligrosa maniobra que
conlleva la relajación de medidas. El frenazo al cambio del semáforo indica que cada vez hay más instituciones que no aceptan este sistema fuelle y prefieren cortar antes que camuflar.
El Ministerio de Sanidad lleva tiempo siendo más "político" de la cuenta. Han dicho que volverán a la carga con el cambio del semáforo. ¿Es sensato mientras los indicadores suben?
** "Sanidad aplaza el cambio del nuevo 'semáforo covid'" El Periódico de España 16/11/2021 https://www.epe.es/es/sanidad/20211116/sanidad-aplaza-cambio-nuevo-semaforo-covid-12856267
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