miércoles, 28 de octubre de 2020

El boicot a Francia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


En el mar de ataques contra Macron y Francia que se está produciendo, en continuidad con lo expresado ayer en estas mismas páginas, el artículo publicado en Egyptian Streets, la publicación digital independiente egipcia, es una rara avis. No es fácil sustraerse al ambiente en países en donde se controlan las acciones ajenas y la coacción llega a ser parte de la vida. La gran mayoría de musulmanes rechazan el radicalismo religioso y la violencia, pero el problema se plantea en el terreno de la visibilidad y ahí los que ganan son los que más gritan.

No vamos a insistir en los razonamientos de ayer sobre la búsqueda de protagonismo de Erdogan y el fuerte incremento de las protestas en los países más vinculados con Turquía y lo que en La Vanguardia ya se llama el "islam político", un término bajo el que se ocultan los Hermanos Musulmanes, cuya base natural egipcia —su país de origen en los años 20— es innegable tanto en el país como en el exilio en países como Qatar, otro país partidario del boicot a Francia a través de sus productos.

En el diario egipcio, con el titular "Boycotting French Brands in Egypt is Stupid" y sin firma personal, solo con "Egyptian Streets" al frente, se analizan las razones contraproducentes del extendido boicot contra las marcas y empresas francesas que operan o venden en Francia. La "estupidez" se fundamenta en tres razones. La primera es de orden económico: boicoteando las marcas y empresas francesas se daña a la economía egipcia. Se analiza en este apartado el papel importante en empleo e inversiones de las empresas como Carrefour, Danone, etc. que tienen en Egipto inversiones millonarias y el daño a la economía y al empleo egipcio.

La "razón económica" no importa a los radicales, puesto que sus razones no lo son, al menos en superficie. Cuando Morsi llegó al poder de Egipto, pronto se produjo una "reorientación" de sectores económicos hacia empresas turcas, que se vieron favorecidas por "conexión ideológica" de los Hermanos en ambos países. No todo es "religioso" en esa oscura organización con lazo por todo el mundo. Son promotores de la llamada "economía islámica" que antepone el beneficio entre "hermanos" a favorecer a terceros, de la misma forma en que busca eliminar sectores de inversión al decretar que el dinero del buen musulmán debe estar claro en sectores que no estén "prohibidos" por la religión. De esta forma, los "bancos islámicos" captan el dinero de los piadosos, que pueden irse a la cama con la tranquilidad de que su banco vela por su inversión en el paraíso y no lo hace en sectores pecaminosos. Uno de los grandes errores de David Cameron fue intentar captar para la City este tipo de negocios, como tuvimos ocasión de tratar aquí en su momento. El mundo radical no es tan simple como se nos quiere hacer ver en ocasiones. Hay muchos negocios por detrás.

La segunda de las razones para la estupidez, señala la publicación es que es "un objetivo equivocado". El boicot va contra las empresas y productos, que son del ámbito privado. El argumento señala que las declaraciones han sido de Macron y no de las empresas privadas. No creo que funcione muy bien este argumento, pues un boicot de este tipo tiende a las grandes unidades, por un lado, como "Francia" u "Occidente", mientras que por otro necesita de rostros personales, como "Macron" o incluso empresas y productos, como la lista negra que hacen circular.

El negocio de la agitación no tiene una lógica consistente, sino que juega con las incongruencias. Pedir "lógica" a algo que busca lo contrario, la reacción pasional es pedir demasiado. No se buscan "razones", sino "objetivos". La ira se debe canalizar una vez que se provoca. Como señalábamos ayer, no solo se dirige contra "Francia", sino que aprovecha esa energía negativa para atacar muchos otros objetivos basándose en la ofuscación que provoca. No es la primera vez que ocurre que pagan justos por pecadores; por el contrario, suele ser la norma: si no puedo atentar contra Macron, que me pilla lejos, mato turistas, hago saltar por los aires locales de empresas o quemo productos franceses o de cualquier otro sitio en plena calle. La ira solo se transforma en algún tipo de violencia real o simbólica. El asesinato de Samuel Paty es, por el contrario, una forma precisa y con una víctima concreta, hasta el método tiene su carácter propio. En la mente del asesino era un acto de justicia, hasta en su forma ritual. Ahora toca la violencia expandida, simbólica y real, el boicot, la manifestación o nuevos atentados.

En este sentido, coincidente con lo que expresábamos ayer, el tercer motivo es el aumento del radicalismo y de la consiguiente islamofobia. El final del texto es sumamente claro: 

In a country like Egypt, where the Egyptian President has called on religious authorities to “purge religious discourse of extremism” and for a “religious revolution”, promoting the entirety of France as an enemy of Islam and French products and French people as naturally complicit is highly dangerous and fuels radicalisation.

On a number of social media posts by Egyptian media outlets, dozens of Facebook users have commented in support of Paty’s murderer, with some calling him a “martyr”. Others have likened Macron to the Devil.

These reactions not only promote radicalism, but also fuel Islamophobia: Islamophobes are able to point to these calls of boycott, to messages condemning Paty’s choice to show cartoons and say “see, we are right!”.

So what is the solution? That’s a complicated question and the answer will be even more complicated. But a solution will only start to crystallize when greater recognition is given to the real sources of tension. Simply boycotting France, as opposed to engaging and connecting with the French to tackle the issue of Islamophobia means no one wins.* 

La descripción de la situación es clara. Esto produce una espiral. Podría añadirse al primer párrafo, que las llamadas del presidente a la "renovación del discurso del islam", que periódicamente solicita al-Sisi a las instituciones religiosas, es desoído y en ocasiones se han creado fuertes tensiones entre las fuerzas recogidas en el ministerio de Dotaciones Religiosas, que controla las mezquitas oficiales y sus discursos de los viernes, y la Universidad de Al-Azhar, el centro teológico y fuerza doctrinal, que por ejemplo, condenó expresamente las caricaturas poco antes del asesinato de Samuel Paty. Precisamente, la clase de libertad de expresión que Paty ofreció se produce en el contexto de los juicios contra los autores de los crímenes contra la redacción de Charlie Hebdo, la revista satírica que publicó las caricaturas. Por ello, la fuerza de las condenas es anterior, reconociendo —como se señala en el texto— la figura del asesino como un "mártir" que ha reaccionado ante las denuncias de las instituciones religiosas y las fatuas condenatorias expresas contra el profesor, un hecho que trasciende el colegio gracias a las quejas de algunos padres de alumnos en el centro, que lo sacan a la luz  a través de chats y por sus círculos, llegando a oídos de grupos radicales que apuntan a la cabeza del profesor y hacen una difusión más amplia. Todo es, en el fondo, un llamado a que aparezca la mano vengadora, cuestión de tiempo. Finalmente, el asesino aparece, alguien radicalizado que ve el crimen como puerta al martirio, la prueba suprema.

En relación con esta cuestión leemos en La Vanguardia sobre la reacción de Arabia saudí:

Arabia Saudí se ha unido este martes con prudencia a la condena “de las caricaturas ofensivas del Profeta Mahoma o de cualquier otro profeta”, según un comunicado del Ministerio de Exteriores. Sin embargo, Riad mira a otra parte mientras algunos mandatarios musulmanes, como el turco Recep Tayyip Erdogan, llaman a boicotear los productos franceses.

Desde la tierra natal de Mahoma se rechaza también “todo acto terrorista, independientemente de su autor”, dice la nota, en alusión al reciente degollamiento del profesor de instituto francés Samuel Paty, por parte de un joven checheno fanatizado. Este, según la policía francesa, estaba en contacto con Idlib, el último reducto yihadista de Siria, bajo tutela turca.

Riad también pide “el fin de toda las prácticas y acciones que generen odio, violencia y extremismo”. Y aunque hay llamamientos en las redes saudíes al boicot de las marcas francesas, este no se han concretado en sus supermercados, a diferencia de lo que ha ocurrido puntualmente en otros países como Kuwait o Jordania, donde se han cubierto o retirado expositores.** 

Me llama la atención la forma del titular del artículo: "Arabia Saudí condena con prudencia las caricaturas de Mahoma". ¿Qué es una "condena prudente" en este contexto? Desde luego no es "prudente" en términos internos, la agitación social, sino quizá en términos exteriores, de cara a la situación internacional y a sus compromisos. Una vez más hay que diferenciar entre los mensajes que se mandan fuera y la forma en que se interpreta en clave interior. Como explicamos ayer, los gobiernos de los países árabes musulmanes no quieren hipotecar su autoridad exterior no jugarse sus relaciones exteriores, máxime cuando son los radicales los que les ponen en esta tesitura. La diferencia entre los exabruptos de Erdogan contra Macron le hacen ganar puntos ante sus radicales y los de otros países, lo que trata de hacer el gobierno saudí es no perderlos, que nadie pueda acusarlos (como harán) de ser indiferentes ante los "ataques e insultos" al profeta.

Como bien se señala en Egyptian Streets, lo que se trata es de establecer una espiral de "violencia, reacción condenatoria, nueva violencia". Los radicales necesitan de la islamofobia, para expresarlo con claridad, para poder justificar su discurso y erosionar la autoridad de muchos gobiernos que consideran "cómplices de Occidente", corruptos y poco islámicos. Erdogan lo sabe y promueve este tipo de reacciones, algo que ya ha sido condenado expresamente por las autoridades comunitarias que tendrán que frenarle con sanciones y plantándole cara en los múltiples desafíos que plantea, de Chipre a Libia, de Armenia a los kurdos.  

Ahram Online, el diario estatal egipcio, publica información de Reuters reproduciendo las palabras de uno de los líderes musulmanes franceses que rompen una lanza por la tolerancia sabedores que serán ellos los que paguen las consecuencias. La ley francesa permite la publicación de las caricaturas, señala, te gusten o no:

The head of the French Council for the Muslim Faith, Mohammed Moussaoui, reminded worshippers that such caricatures were allowed under French law.

"This same law doesn't force anyone to like them nor does it forbid anybody from hating them," he said in a statement.

Moussaoui suggested Muslims should follow the example of the Prophet Mohammad, who, according to Islamic tradition, simply ignored insults when a crowd once poked fun of him by calling him "Mudammam" - the ugly.

"Isn't it more in line with the prophet's example to ignore these caricatures and consider them as having no relation whatsoever with our prophet?," he said.*** 

La clave está precisamente en la tolerancia o, si se prefiere, en la indiferencia del hecho en sí. Pero difícilmente se va a aceptar la "tolerancia" francesa, cuando se condena la propia. Por eso el único camino es el de la democracia que reconozca el derecho de las personas a vivir dentro o fuera de una fe, algo que está en retroceso porque se esgrime precisamente el pensamiento único, la vida única, dentro de regímenes que se vuelven cada vez más controladores, un proceso que comenzó su radicalización tras la revolución iraní, como una reacción, y que se agudizó tras la Primavera árabe. Lo más reaccionario pasó al frente compitiendo en radicalidad. 

La reforma está en la forma de ver a los otros y a uno mismo. Es de nuevo una espiral, cuanto más intransigente se vuelve una sociedad, más intolerante se vuelve hacia los demás, a los que niega el derecho que ella misma no tiene. Una vez más, apoyar regímenes totalitario, teocráticos, dogmáticos o como se prefiera llamar, no trae más que conflictos presentes y futuros. Una espiral sin fin.

Francia no va a dejar de ser Francia y no debe dejar de serlo. Las pretensiones exteriores de países con bajos o nulos márgenes de libertad, como Arabia Saudí, o en retroceso veloz, como Turquía no van a ser atendidas. Como señalan, no debe haber "oscuridad" en el "país de las luces". La

* "Boycotting French Brands in Egypt is Stupid" Egyptian Streets 27/10/2020 https://egyptianstreets.com/2020/10/27/boycotting-french-brands-in-egypt-is-stupid/

* Jordi Joan Baños "Arabia Saudí condena con prudencia las caricaturas de Mahoma" La Vanguardia 27/10/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20201027/4947736440/arabia-saudi-erdogan-boicot-francia-caricaturas-mahoma.html

*** "French Muslim leader says Muslims should ignore controversial cartoons" Ahram Online / Reuters 27/10/2020 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/9/389336/World/International/French-Muslim-leader-says-Muslims-should-ignore-co.aspx



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.