domingo, 11 de octubre de 2020

Jóvenes árabes sin futuro

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Los datos de la encuesta nos los trae Egyptian Streets tras ofrecernos ayer el siguiente titular: "Nearly Half of Arab Youth Consider Leaving Their Home Countries: AYS"*. En este momento, a diez años de la considerada "revolución de los jóvenes", la que significó la Primavera Árabe, el panorama de los países afectados es desolador. No solo se frustraron las expectativas de los jóvenes de salir de un entorno opresivo y sin oportunidades, sino que se encuentran con un recrudecimiento de aquellas condiciones que fueron haciendo levantarse a las poblaciones un país tras otro, de Túnez a Bahréin pasando por Argelia, Egipto o Siria.

Con la excepción de Túnez donde, gracias a la firmeza de las mujeres, la revolución se puedo saldar positivamente causando cambios en el país y supieron defenderlos, el desastre de la zona ha sido total, con un frente militar involucionista, como en Egipto —cada día más tradicionalista y autoritario—, guerras civiles, como las terribles de Siria y como la de Libia, todavía de final incierto y riesgo de internacionalización con la mano larga de Recep Tayyip Erdogan.

La influencia de Arabia Saudí allí donde ha presionado con su conservadurismo para preservar su estatus de estado de referencia se ha hecho notar. Los saudíes son el motor de la zona con dos frentes abiertos, el de la amenaza iraní y el del "islam político", encarnado en los islamistas, que han encontrado soporte en Qatar y Turquía dentro de las luchas de la zona porque nadie les desestabilice sus poltronas autoritarias, ya sean militares o religiosas o ambas. La llegada de Trump a la Casa Blanca ha significado un refuerzo de las políticas autoritarias y aumento de conflictos, como hemos comentado en diferentes momentos, forma de dar salida a la venta de armamento norteamericano.


Recuerdo la expresión de un anciano en la Plaza cairota de Tahrir, "¡los jóvenes tienen razón, hay que apoyarlos!". La expresión estaba llena de sentido común, al ver natural que los jóvenes lucharan por un futuro que se les escapaba en todos los niveles, de los políticos a los religiosos.

Lo ocurrido estos años ha servido para comprender los mecanismos del poder, de cómo se controla la sociedad, dejando a los jóvenes en observación, como un peligro posible para el futuro. Los mecanismos de represión han sido implacables, forzando a la salida del país o a retirarse al silencio del trabajo paralelo. En los países, como ha ocurrido en Egipto, se ha creado un falso movimiento "juvenil", repitiendo cada año una sesión con pretensiones incluso "mundiales", en la que los hijos del régimen asumían la "visibilidad" acomodaticia preguntado a su presidente, al-Sisi, por el futuro. Mientras tanto, muchos jóvenes se iban, otros se mantenían en silencio y, finalmente, los activistas eran encarcelados o simplemente desaparecían.

La noticia de Egyptian Streets es la siguiente:

"The survey, which interviewed 4,000 Arab youths from 17 countries, also found that 77 percent of all Arab youth say corruption is widespread in their country, and that 15 percent actively trying to leave amid the COVID-19 pandemic.

The survey also found that unemployment is a top priority issue for youth, as 87% reported that it was difficult to find a job particularly during the pandemic, and that only half are confident in their governments to deal with unemployment.

Of those surveyed, 35 percent also reported being in personal debt, which is an increase from 21 percent in 2019.

“The findings of our Arab Youth Survey highlight the unique complexities and opportunities that must be addressed to meet the aspirations of young people in the Arab world,” Donna Imperato, Global CEO of BCW, said. 

“The findings underpin the need for many parts of the MENA region to focus on and nurture its youth dividend or risk losing a generation of its brightest young people,” she added.

In 2019, the Middle East and North Africa (MENA) region had the highest youth unemployment rate in the world, according to the World Bank.

Unemployment rates in the region have been the highest for over 25 years, elevated by a series of crises such as the 2008 financial crisis, 2011 uprisings, and armed conflict."* 

Un pequeño texto que recoge la frustración y el fracaso sociales en una generación que no ha conseguido cambiar las cosas en sus países. La oportunidad de 2011 se convirtió en una trampa para el futuro, con efectos de rebote del autoritarismo. Corrupción y desempleo son los dos puntales sobre los que se sostiene el edificio con variaciones.

No hay una política social en estos países, en donde la diferencia y distancia sociales son el eje sobre el que están construidos. Que una región en la que entran y salen miles de millones de dólares siga siendo un espacio de desigualdad y opresión es una muestra del sentido de las revueltas.

Un sentido fatalista de la riqueza y la pobreza, en donde la limosna es un ejercicio piadoso en vez de un sentido de la justicia social es el elemento que une todo ello. Los jóvenes, por el contrario, son vistos como exportaciones que pueden mantener los ingresos de divisas en el país. No es que haya pocas ocasiones laborales, es que es mejor tenerlos fuera del país —un problema menos— y recibir las divisas que la emigración les manda a las familias. Pero la corrupción, esencialmente, es el factor que no solo evita un crecimiento real, sino que se ha constituido en factor esencial, en forma de vida. Es la corrupción la que impide que se desarrolle el empleo, absorbiendo la riqueza que se pueda producir y condenando a que el trabajo sea mendigado al poder, que es quien decide. Pensemos, por ejemplo, en la dependencia de las empresas militares en la sociedad egipcia o en las denuncias del contratista Mohamed Ali contra la corrupción de los contratos en las construcciones de suntuosos palacios presidenciales y otras obras.

El mundo árabe está lleno de jóvenes; son el grupo predominante. Ese capital humano es desperdiciado en estos sistemas que ven en la pobreza un arma de control. Tener a una parte importante de la población bajo control a través del empleo es necesario. El que emigra es controlado a través de la familia que queda atrás y vigilado a través de embajadas, por un lado, y por los islamistas que penetran en las nuevas residencias en el extranjero, como ha denunciado el presidente Macron en Francia.

La noticia estos días es que Egipto ha tenido un millón de nacimientos en los últimos ocho meses y da cuenta de las dimensiones circulares del problema. Más nacimiento, más parao y más emigración; más violencia socia, más represión. Al final todas esas bolsas de descontento se romperán por un lado u otro. 

La encuesta nos habla del deseo de marchar, de salir del espacio en el que no encuentran lo que esperan. Esto es grave en todos los países (incluida España), pero aquí tiene una serie de condicionamientos importantes que hay que tener en cuenta. No hacerlo es ignorar algo que nos afectará a todos más pronto o más tarde. 

* "Nearly Half of Arab Youth Consider Leaving Their Home Countries: AYS" Egyptian Streets 10/10/2020 https://egyptianstreets.com/2020/10/10/nearly-half-of-arab-youth-considering-to-leave-the-region-77-report-government-corruption/

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