Es
difícil robarle protagonismo al COVID-19 en estos tiempos, pero el régimen
egipcio lo ha conseguido de nuevo. Y lo ha hecho con un caso que ha saltado a
los periódicos de todo el mundo consiguiendo lo que al régimen molesta más:
quedar en evidencia, la publicidad negativa. Por cada museo, nuevo tramo del canal,
por cada tumba que tumba que se descubre o momia que se desentierra con lo que
se quiere exportar una imagen positiva, la fatalidad o el cántaro que va mucho
a la fuente quieren que los titulares periodísticos vuelvan a poner en
entredicho al régimen derrumbando como un castillo de naipes lo que con tanta
sangre, sudor y lágrimas se intenta alcanzar. La imagen sonriente de Egipto,
personalizada hasta la saciedad en su presidente adquiere tonos trágicos que se
vuelven en contra.
Esta
vez Egipto está en los titulares por una nueva muerte en sus cárceles, la de
otro encarcelado por molestar al régimen y ejercer eso que los egipcios han
desarrollado de forma defensiva y como estilo de supervivencia, la ironía y el
humor amargo.
La
muerte es la de Shady Habash, un joven director de cine que pensó hace dos años
que podía sobrevivir a los chistes y bromas contra su presidente, el siempre
sonriente al-Sisi. The Guardian recoge así la noticia y explica los
antecedentes:
Shady Habash died inside Cairo’s Tora prison
complex on 2 May. He had been held for more than two years without trial,
accused of membership of a terrorist group and “spreading false news” after he
produced a music video critical of Egypt’s president Abdel Fatah al-Sisi.
The 24-year-old was the latest in a number of
high-profile people to die in custody in Egypt, particularly inside Tora
prison. For months observers have been sounding the alarm about the denial of
medical treatment to prisoners of conscience, including the deaths in custody
of the US citizen Mustafa Kassem and the former president Mohamed Morsi.
The Cairo Institute for Human Rights Studies
said Habash’s death was the third in 10 months among prisoners of conscience in
Tora prison’s cell block number four. “For over several hours, Shady’s
cellmates desperately tried to summon medical help but were ignored by prison
officials,” it said. “Such wanton cruelty is hardly exceptional – prisoners of
conscience are often left to die in prison without trial or due process, in
appalling conditions that include the deliberate withholding of healthcare.”*
En un país religioso por
naturaleza, como observó una de sus máximas autoridades religiosas, es
fácil morir porque Dios lo quiere. Casi todo en Egipto pasa, según la versión
oficial, porque así lo quiere Dios y que se explica teológicamente con un
encogimiento de hombros. En Egipto las esperas de juicio se dilatan hasta el
infinito pero se acortan por la piadosa muerte que libra de esta triste espera,
digna de una obra de Samuel Beckett.
Menos los condenados por sus delitos durante el régimen de
Mubarak, incluido el propio Hosni Mubarak y sus hijos, los condenados durante
el reinado de al-Sisi suelen tener peor destino y tienden a entrar por causas
absurdas y a morir por lo causas igualmente absurdas, como en el caso de Shady,
por beberse dos botellas de gel alcohólico pensado que era agua. O el gel era
muy líquido e insípido o el agua en la cárcel es muy espesa. Una cosa es darse
un trago y otra beberse el contenido de dos botellas.
La versión dada en el estatal Ahram Online introduce algunas
variantes interesantes:
The prosecutors questioned three inmates. One
of them said the deceased told him he had drunk “by mistake” alcohol used by a
detainee as a protective measure against the coronavirus, and that his cell
mates then found two 100-millilitre bottles of hand sanitiser of the same type
used by the deceased in a trash bin.
Two other cell-mates were questioned, with one
giving a similar account and the other claiming Habash told him he mixed liquid
sanitiser with a soft drink to get the same effect of hard drinks.**
Algunos pensaran que no hay mucha diferencia entre beberse
dos botellitas de gel desinfectante o prepararse una especie de gin-tonic
carcelario, pero sí la hay. La información acepta la del agua, pero repite la
del preparado alcohólico, que se podrían haber ahorrado. Sin embargo, la
versión absurda del agua nos lleva a escoger la otra, la del preparado
alcohólico que tiene un sentido específico en el contexto, del de la falta de
religiosidad del joven director, bebiendo alcohol (un "hard drink") y
en pleno periodo de ramadán.
De las diversas posibilidades, está la no barajada del
suicidio, que se volvería contra el sistema; la de la confusión del agua, la
más piadosa para con la familia, y finalmente la del "lingotazo", que
se deja sobre la mesa como el que no quiere la cosa.
Sea cual sea la verdad, no puede ocultar los hechos y las
acusaciones. La realización de un vídeo satírico sobre el presidente ha llevado
a dos años de cárcel, sin juicio, a un joven y finalmente, como a muchos otros,
a la condena a muerte sin juicio, dejando que la desesperación, las
enfermedades o el azar acaben con su vida. Dios lo quiere.
El régimen de Abdel Fattah ha acumulado la suficiente
represión de las críticas, chistes y bromas como para que la cara sonriente
engañe a alguien a estas alturas. Al-Sisi ha acabado con el periodismo, con la
discrepancia, la crítica o sencillamente el humor, que es una parte de la
supervivencia del pueblo egipcio. Al-Sisi es un ejemplo de absolutismo moderno,
de concentración de poder, de modelado de un régimen basado en tener su retrato
sonriente en cada esquina, en cada espacio, en cada institución, cruzando de
lado a lado las calles en pancartas, desde lo alto de los edificios. Al-Sisi es
el hombre que convoca elecciones presidenciales y encierra a todos los
candidatos que se presentan, teniendo que buscar un candidato amigo improvisado
en el último minuto para no hacer el ridículo. Sin embargo, al-Sisi ha logrado
superar a Mubarak en esto. No deja de ser una señal que muchos consideran que
al-Sisi ha superado la dictadura de Mubarak, por supuesto, siempre con una
buena explicación que una parte importante del pueblo acepta y aplaude. A esto
contribuye la reducción de los medios de comunicación a unas comparsas
laudatorias que besan por donde pisa y que le liberan de cualquier crítica
magnificando cualquier gesto, presentándolo como la brújula que consultan todos
los dirigentes de los demás grandes países, el centro de todos los aplausos
mundiales, la envidia de todos los pueblos.
En Egipto la gente se cae desde las ventanas de las
comisarías o se envenena confundiendo desinfectantes con agua o usándolo como
ginebra. Cosas que pasan. Si hubiera sido en los Estados Unidos, no habría
extrañado a nadie que alguien se bebiera el desinfectante, pensarían que era un
fiel seguidor de Trump y de sus consejos sobre cómo acabar con el coronavirus
con un par de tragos.
Pero insisto en que las circunstancias son lo de menos. Lo
importante es que en esas cárceles infames hay mucha gente encerrada por
publicar un meme, por hacer un chiste o una canción satírica, todo ello
considerado "terrorismo" y "diseminar noticias falsas". Los
juicios no les llegan y la muerte se anticipa. Es terrible la ironía, pero
al-Sisi se considera una alternativa moderada al radicalismo y como tal lo
vende a los egipcios y al mundo. Es por lo que su amigo Donald Trump le
felicita cada cierto tiempo y le llama un "gran tipo" que hace un
"gran trabajo", pero ya sabemos que el criterio del presidente
norteamericano es peculiar.
Otra vida perdida en el absurdo egipcio, otra muerte
absurda. Otro joven muerto inútilmente. Egipto sigue deshaciéndose de todo el que no secunde el poder militar, que es la única realidad en un país en el que siempre se escoge entre lo malo y lo peor.
En Egipto las personas valiosas desaparecen en las cárceles mientras los aduladores escalan puestos. El gran pecado de Shady Habash fue reírse del poder, un acto terrorista en el país en el que nada ocurre sin que dios lo quiera.
*
"Egypt says film-maker died in cell after drinking hand sanitiser"
The Guardian 6/05/2020 https://www.theguardian.com/world/2020/may/06/egypt-film-maker-shady-habash-died-after-drinking-hand-sanitiser
**
"Egyptian director Shady Habash died in prison after drinking antiseptic
alcohol: Prosecutor" Ahram Online 6/05/2020 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/368742/Egypt/Politics-/Egyptian-director-Shady-Habash-died-in-prison-afte.aspx
diciembre de 2015 |
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