Hasta
el momento, las plataformas para contar las mentiras, insinuaciones, medias verdades,
etc. del presidente Trump se habían limitado al chequeo de comprobación, pero
no se había cuestionado su distribución. Pero el coronavirus ha impuesto una
política más defensiva de etiquetado de los bulos que pueden inducir a errores
graves y peligrosos.
Se
puede considerar como histórico el día en que a los tuits del presidente de los
Estados Unidos se le ha tenido que añadir un etiquetado de advertencia, una
especie de señal infamante. Ha tenido que ocurrir grandes desastres en el mundo
para que a Trump se le marque como información que "habría que comprobar"
por su, vamos a decir, choque frontal con los hechos.
El
problema de la expansión de bulos, de falsedades intencionadas, se ha
acrecentado con la cuestión de la pandemia, pero en realidad ha estado presente
en todo el mandato de Trump, persona en la que se une lo patológico, la
desvergüenza y, sobre todo, el aprovechamiento de las mentiras, que nunca son
ingenuas, sino un arma que utiliza para descalificar o hundir a todo aquel que
se le opone o simplemente resiste. Lo que antes se solía llamar "lengua
viperina" se queda corto en el caso de Trump y queda amplificado en su
gravedad al estar en la presidencia de los Estados Unidos.
Recuerdo muchas
veces las dudas morales que se planteaba un periodista de The New York Times,
creo recordar, con la toma de posesión del cargo presidencial, cuando temía
traspasar las líneas de respeto que se merecía un presidente. Ha sido el propio
Trump quien ha roto cualquier esquema de dignidad presidencial desde que pisó
la Casa Blanca.
Ha sido Twitter que ha tenido que dejarlo claro con una
etiqueta. La CNN escribe:
For the first time, Twitter called tweets from
Donald Trump "potentially misleading" — a decision that prompted the
president to accuse the social media platform of election meddling.
On Tuesday, Twitter highlighted two of Trump's
tweets that falsely claimed mail-in ballots would lead to widespread voter fraud,
appending a message the company has introduced to combat misinformation and
disputed or unverified claims.
"Get the facts about mail-in
ballots," read the message beneath each tweet. It linked to a curated
fact-check page the platform had created filled with further links and
summaries of news articles debunking the assertion.*
Sobre el fondo de esto, otra mentira sostenida. Trump nunca
ha logrado aceptar que consiguiese menos votos que Hillary Clinton. Trump no
ganó las elecciones, que perdió por una diferencia de más de dos millones de
votos. Trump perdió el llamado "voto popular" y ganó por los votos de
los electos, el llamado "colegio electoral", beneficiándose así del
mayor número de representantes que tienen estados menos poblados. Y el ego de
Trump nunca pudo admitirlo, por lo que se dedicó a inventarse conspiraciones y
fraudes de votos allí donde no había ganado. No hay una sola prueba de ello,
pese a lo que diga. También se obsesionó, por el mismo motivo, con la idea de
que Obama había tenido más personas en su toma de posesión. Los celos de Obama
siguen ahí, como se ha podido apreciar hace unos días con nuevos ataques e
insinuaciones sobre el ex presidente.
Lo que ha hecho Twitter tiene valor, en los dos sentidos de
la palabra, como acto valiente y como significado. Trump lo considera como una
jugarreta electoral contra él, pero solo Trump está contra la dignidad de la
presidencia. Es el envilecedor mayor del país, el que pisotea cada día sus
signos con cada acción y su historia.
Las reacciones de Trump ante lo realizado en su medio
personal favorito, la herramienta de sus ataques e insinuaciones, no se han
hecho esperar:
Shortly after the labels were applied, Trump
took to Twitter to claim the company "is interfering in the 2020
Presidential Election" and "stifling FREE SPEECH." He added that
he "will not allow it to happen!"
Twitter declined to comment on Trump's claims.
Twitter said Tuesday that Trump's tweets about
mail-in voting did not violate the company's rules because they don't
explicitly discourage people from voting. But, the company said, the label
offers context surrounding Trump's claims.
"These Tweets (here and here) contain
potentially misleading information about voting processes and have been labeled
to provide additional context around mail-in ballots," Twitter
spokesperson Katie Rosborough told CNN Business in an email. "This
decision is in line with the approach we shared earlier this month."
Rosborough confirmed that this marks the first
instances in which Twitter has labeled any Trump tweet as potentially
misleading.
Twitter's actions quickly led to criticism from
some of its users, however, who said the measures did not go far enough. Some
faulted Twitter for not explicitly saying in the label that Trump's tweets
contained false information; other users said the company should have used a
larger font size.*
La acción de Twitter tendrá repercusiones, como ocurre
siempre que Trump se siente atacado. Trump es siempre mal enemigo porque
siempre juega sucio y sus rencores son infinitos e inolvidables. Haber sido
etiquetado por su medio favorito para atacar le plantea, además, un problema
estratégico, que podría llevarle a tirar piedras a su propio tejado. Por
ejemplo, pedir a sus seguidores que abandonen Twitter se volvería contra él.
Visto desde el exterior, muchos pensarán que quizá haya
muchas otras cosas que merecieran haber sido etiquetadas o bloqueadas como
bulos infames contra personas, algo que Trump ha hecho a menudo, como han sido
la serias afirmaciones de acusar de asesinato a Joe Scarborough, un conocido presentador
televisivo crítico de su gestión. La CNN se ha hecho eco de cómo Twitter, en
este caso, lo ha ignorado:
Six times this month, in a vile attempt to
punish a political rival, President Trump has tweeted about a decades-old
conspiracy theory about MSNBC's Joe Scarborough.
Twitter (TWTR) has come under increasing
pressure to remove the tweets, but the company is not bending, despite being
called out by some of the people personally hurt by the posts.
Facebook, where many of Trump's tweets about
the repugnant theory were cross-posted, also said Tuesday it would not take any
action.
Trump's smears about Scarborough center on the
2001 death of Lori Klausutis, who worked in his Florida office when he served
in Congress. Scarborough's opponents and a bevy of internet trolls have tried
to blame him for her death, even though he was in Washington at the time.**
El ejemplo es uno más de la cloaca en que Trump ha
convertido la política norteamericana. Cuando se analice su mandato y se pongan
juntas todas las maldades presidenciales y se vea a qué dejó reducida la
política en la "tierra de los libres", se comprenderá la magnitud de
la herida infligida a los Estados Unidos por este siniestro y desvergonzado
personaje que redujo la vida pública a una perversa "soap". Los
límites alcanzados por Trump no han sido alcanzados en este campo por ningún
otro presidente de los Estados Unidos y habría que rebuscar mucho para
encontrarle rival fuera del espacio.
El temor de muchos —con razón— es que cuando Trump pierda
las elecciones aplique los mismos criterios de que ha sido debido a un fraude a
una conspiración contra su figura, la del mejor presidente de la historia, según
su propia valoración "objetiva". La idea no es descabellada y el
propio Trump, pregonando sus grandezas presidenciales contribuye a ello. De ahí
la importancia del etiquetado de los tuit como poco fiables y pedir que se
verifiquen los hechos. Si Trump sigue diciendo que el voto por correo es
fraudulento y es lo que le hizo aparecer (falsamente, claro) como perdedor del
voto popular, se está fabricando algo más que una excusa por si pierde. Es
difícil imaginar lo que pueda ocurrir, pero estamos hablando del presidente que
ha lanzado, al grito de "¡liberad los estados!", a manifestantes —muchos
de ellos armados— contra las instituciones legítimas. Muchos temen que pueda
ocurrir algo así si pierde las elecciones. Lo que pueda ocurrir es de temer y
los tuits conducen a ello.
Por supuesto, los seguidores de Trump ven en ello la
conspiración contra un jefe al que se ve cada vez como una figura mesiánica
destinada a restaurar la grandeza americana, robada a golpe de espionaje por
China o a golpe de sablazo por Europa.
Todas las teorías conspiratorias contra Trump las juntará en
un solo punto, las elecciones. Todo confluye en una gigantesca conspiración —a
la que ahora se une Twitter— contra él para evitar que se produzca lo que el
destino tiene reservado, ser reelegido. Trump parte de ese principio, el de que
nadie puede ganarle limpiamente, algo que de lo que presumía el tramposo Barry
Lindon, la genial creación de William M. Thackeray.
Necesitaríamos un Philip Roth para que escribiera una obra
similar a La pandilla, con la que
dejó magistralmente retratado a "Tricky Nixon" y su corte de políticos
sinvergüenzas. Hoy harían falta muchas plumas para dar cuenta de tanta
bellaquería institucionalizada.
La clasificación de la información procedente del presidente de los Estados Unidos como "poco fiable" y necesitada de comprobación porque los hechos dicen los contrario o no hay evidencia alguna es un hecho sin precedentes más allá de los rifirrafes habituales. Pero con Twitter se ha llegado al punto clave ya que es el medio favorito para esparcir falsedades.
* Brian
Fung "Twitter labeled Trump tweets with a fact check for the first
time" CNN 27/05/2020
https://edition.cnn.com/2020/05/26/tech/twitter-trump-fact-check/index.html
** "He
asked Twitter to remove Trump's false tweets about his dead wife. Twitter
refused" CNN 27/05/2020
https://edition.cnn.com/2020/05/26/media/trump-joe-scarborough-conspiracy-theory/index.html
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