Kirstie
Brewer se hacía ayer una buena pregunta desde las páginas de la BBC: Coronavirus:
Why hasn't the UK listed loss of smell as a symptom of Covid-19?"* Son
muchos los cuestionamientos sobre la política del gobierno de Boris Johnson,
pero este va un poco más allá y se refiere a un elemento importante: la
determinación de los síntomas que pueden caracterizar a una enfermedad
determinada. Podemos desconocer el funcionamiento o las causas de una
enfermedad, pero siempre podremos identificar una serie de elementos y asociarlos
con una enfermedad. Muchas veces no es sencillo —como ocurre en este caso—
porque los síntomas se pueden identificar con otras enfermedades y aplicar
medidas poco eficaces o hasta contraproducentes. El trabajo básico es, pues,
identificar síntomas comunes para asociarlos con la enfermedad. Se trata de
separar la infección de otras posibles, con algunos síntomas similares. Desde
el punto exterior de la observación, una enfermedad es un conjunto de síntomas
que se manifiestan. A veces, síntomas parecidos se pueden asociar a otras
enfermedades, lo que lleva a debates para encontrar elementos más fiables en
los cuadros.
Desde
el principio se identificaron las fiebres altas y la tos seca como síntomas
ante los cuales debíamos pedir ayuda, aislarnos y esperar a que se confirmara
nuestra situación. La pérdida del olfato ha sido uno de esos síntomas que se
han asociado con el COVID-19. Pero, nos cuenta Kirstie Brewer, en Reino Unido
no lo han tenido tan claro:
Government advisers
have been considering since March whether to include loss of smell among the
criteria for deciding whether someone has Covid-19. Evidence that it is one of
the symptoms is already strong and some scientists argue this is now an urgent
step, as the lockdown is eased.
At first Dan, 23, dismissed his stuffy nose as
hay fever, but when he couldn't taste his beans on toast, he began to worry he
had come down with Covid-19.
"I thought something must be up so just to
check I poured myself a strong glass of orange squash," says Dan, who
works as a respiratory physiotherapist at a West Midlands hospital.
"I just couldn't taste that at all."
He tried inhaling a nasal decongestant made with eucalyptus oil and menthol,
but couldn't smell that either.
Dan worried that if he did have Covid-19, going
into work might have serious consequences. But when he called the NHS helpline,
111, he was told there was no problem as he didn't have a cough or a high
temperature.
"They were obviously reading off a script
and they said, 'You're good to go back to work,' which I felt a bit funny
about," Dan says. "To have suddenly lost my sense of smell and taste
when I work with some patients who have coronavirus felt like too much of a
coincidence."
Ignoring this advice, he began self-isolating,
as did the rest of his family, including his mum, a podiatrist whose clients
include vulnerable elderly people, and his sister, an intensive care nurse at a
children's hospital.
Meanwhile Dan's manager arranged a coronavirus
test for him - and a few days later it came back positive.
"Based on government advice alone, I would
have been back at work, going from patient to patient and potentially giving
them coronavirus," says Dan.
That was in April, just after the Easter bank
holiday, but the advice from 111 and on the NHS website remains the same today.
The website mentions only two symptoms,
a high temperature and a new continuous cough.
This is frustrating for Ear Nose and Throat
consultant Prof Claire Hopkins, president of the British Rhinological Society,
who has been arguing for eight weeks that people suddenly losing their sense of
smell should be told to self-isolate.*
El caso del no reconocimiento de la pérdida de gusto y
olfato (ambos vinculados) con el COVID-19 plantea diversos interrogantes sobre
la forma en que se establecen los criterios de identificación. Parece obvio que
es menos frecuente la pérdida de esos dos sentidos que los de una fiebre alta o
una tos seca, que pueden ser asociados con otras causas. Lo importante es que
la pérdida parece ser uno de los síntomas más tempranos, aparece ante que los
otros dos.
La reflexión de la persona citada en el caso merece
recordarse: sin fiebre o tos, que son síntomas más visibles, le mandaron a
trabajar. La tos y la fiebre se hacen más evidentes en un entorno, mientras que
la pérdida de gusto y olfato no es identificable a menos que quien lo padece lo
diga.
Esta pandemia está enseñando muchas cosas sobre las
prioridades y los comportamientos. Se ha visto que determinados países han
tomados ciertas prioridades frente a otros. Reino Unido entra en el grupo de
que el contagio era "beneficioso", como se encargó de repetir su
primer ministro Boris Johnson en las primeras etapas hasta que las estimaciones
de los expertos le hicieron ver los riesgos de miles de muertos. El propio
Johnson ha pagado en su cuerpo las consecuencias. Pero el mensaje que ha
seguido transmitiendo (aunque de manera confusa, sacándole provecho los
humoristas con su "go to work-don't go to work") ha seguido siendo
hasta hace unos días: "a trabajar todo el que pueda", lo que no deja
de ser una enorme ambigüedad frívola.
¿Quiere decir que sigas trabajando hasta
que no te tengas en pie? ¿Que mientras puedas trabajar debes seguir, pese a tener
síntomas? ¿Significa que los asintomáticos deben ir al trabajo aunque contagien
a los demás? ¿Qué quiere decir que "vaya a trabajar todo el que
pueda"? ¿El que pueda trabajar y pueda contagiar qué debe hacer?
El artículo de la BBC señala
First results from the King's College
coronavirus tracker app, published on 1 April, found that 59% of users testing
positive for Covid-19 reported loss of smell or taste. The latest research from
the same team, produced in collaboration with partners in Massachusetts and
Nottingham and published in Nature Medicine, found that 65% of the more than
7,000 users of the app who had tested positive for Covid-19 reported loss of
smell and taste, compared with just over a fifth of those who tested negative.
This, the authors say, suggests that loss of smell - anosmia - is a stronger
predictor of Covid-19 than fever.*
Si el primer síntoma en muchos casos, la pérdida de olor y
sabor, se elimina como causa, ¿cuántas personas habrán sido infectadas antes de
que se manifiesten los primeros síntomas "oficiales", aquellos que sí
son reconocidos como causa para no ir al trabajo y aislarse? Una parte
importante de la investigación se dirige precisamente a poder detectar lo antes
posible los casos, por unas vías u otras. ¿Por qué eliminar en Reino Unido ese
síntoma de los protocolos de detección?
El nuevo pacto social es claro: "yo me protejo y tú te proteges".
Yo tomo medidas para no infectar y tú lo hace también. No puede ser "yo
hago lo que quiero porque soy
libre", que es lo que se gritan los trumpistas armados en el estado de
Michigan y en barrio de Salamanca de Madrid en las manifestaciones. Un concepto
muy pobre y egoísta el que hace que tu libertad les cueste la vida a los demás.
No es lo mismo la libertad de tirarse de un puente, que tirarse desde un puente
con gente debajo; eso no es libertad, es asesinato. No es lo mismo "ser
libre" que "ser libre de contaminar a otros". Se oyen muchas
tonterías sobre el constitucionalismo
y los derechos constitucionales últimamente.
Igualmente no es lo mismo "estar sano" que
"no tener síntomas", como nos enseñan los asintomáticos claramente,
pero también la BBC al mostrarnos cómo se elimina un síntoma importante en el
protocolo.
En la BBC de ayer, con el titular "Coronavirus: How
exposed is your job?", se hace una consideración que concuerda con lo
dicho:
Millions of workers are doing their day jobs
from makeshift set-ups in their living rooms and kitchens, while those in
England who can't work from home are now encouraged to go back in if they can
do so safely.
But how exposed to coronavirus might you be in
your job? And how does that compare to others?
Data from the UK's Office for National
Statistics, based on a US survey, puts into context the risk of exposure to
disease, as well as the amount of close human contact workers had before social
distancing and other safety measures were introduced.**
Cada uno puede ingresar su profesión o aproximada para saber
qué riesgo tiene. La verdad es que es demasiado genérica e incurre en un error
general: trabajar no es el riesgo, sino las condiciones del trabajo, que son
muy diferentes incluso en las mismas profesiones, y además que el "trabajo"
es un acto integral que incluye un factor determinante, los desplazamientos.
La obsesión con relacionar el trabajo con la enfermedad da
una sensación de seguridad que es peligrosa. La enfermedad no es una cuestión "laboral",
como caerse de un andamio, que se evita con redes o correas o poniéndose un
casco. Es la combinación del movimiento, la distancia y las redes de contactos.
Es este factor último, la relación con los otros (y con sus huellas), lo que
determina el riesgo. Por eso el aislamiento es esencial y cuanto antes mejor.
De ahí la gravedad de ignorar los síntomas tempranos, que nos llevaría a
contaminar espacios al ser transmisores.
En la situación actual, la responsabilidad de las personas
es tan alta como la de las instituciones. Pero son las instituciones las que
deben orientar claramente para que los ciudadanos podamos seguir las pautas con
la garantía de que son nuestras vidas las que les importan en primer término.
Cuando se duda de cuál es la prioridad, malo.
La BBC publicaba anteriormente en tan fecha temprana como el primero de abril sobre la relación entre la pérdida del olfato y el COVID-19 encontrada por investigadores británicos: "Coronavirus: Are loss of smell and taste key symptoms?" 1 de abril, por Michelle Roberts, editora de Salud. Sin embargo, la idea de poder trabajar, aunque fuera infectando gente era prioritaria en ese momento. Era a lo que se referían en el artículo de ayer, mes y medio después, muchos días, muchos contagios y muchos muertos.
Los que reclaman "libertad" la pueden vivir en su
soledad o conjunta, pero que se mantengan a distancia de los que tienen un
sentido más responsable o comunal. El no contagiarse es algo más que un
derecho: es un deber desde el momento en el que vivimos en sociedad.
Se está importando desde la derecha populista norteamericana
un concepto estúpido, agresivo e insolidario, que se califica de forma apropiada
por el lucimiento de esvásticas entre sus propias banderas, de exhibición de
biblias por carentes de caridad, etc. Recuerdo la petición de que los trabajadores
pasaran sus cuarentenas en las fábricas, que fueran confinados unos y otros
porque la economía debía continuar. De esta forma, se argüía, no se para la
economía, viven igual de hacinados y mantienen sus puestos de trabajo. El que
no es bueno es porque no quiere.
Usted puede mirar en la BBC los riesgos de su profesión,
pero los riesgos son los de sus compañeros, clientes o proveedores. Este riesgo
es en los dos sentidos. Por grande o pequeña que sea mi oficina, tienda o departamento,
lo importante es que los que pasan por allí confíen en que yo tomo medidas y
que ellos las tomen es importante para mí. Por eso hay tanta irritación por el
hecho de que los que no han tenido más remedio que jugarse la vida por nosotros
debido a sus profesiones de primera y segunda línea no hayan podido contar con
el material adecuado y suficiente. Eso estará siempre en el haber negativo de
los responsables irresponsables, que los tenemos de todos los colores y
discursos.
13 de abril 2020 |
Nada hay peor que el egoísmo del irresponsable. Nada es más
infame que disfrazarlo de libertad y envolverlo con bellas palabras o banderas
para ocultarlo. El COVID-19 nos hace oscilar pendularmente entre el drama y el vodevil,
entre la tragedia humana y la astracanada, entre lo ejemplar y el tartufismo.
Deja al descubierto la nobleza y, a la vez, las bajezas infames del egoísmo.
* Kirstie
Brewer "Coronavirus: Why hasn't the UK listed loss of smell as a symptom
of Covid-19?" BBC
14/05/2020
https://www.bbc.com/news/stories-52638382
**
"Coronavirus: How exposed is your job?" BBC 14/05/2020
https://www.bbc.com/news/uk-52637008
26 de marzo 2020 |
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