Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Tres
artículos casi seguidos en el mismo medio, Egyptian Streets, alertan de que la
ficción de la invulnerabilidad de los ciudadanos egipcios se cae por su propia
inconsistencia y que las medidas tomadas no funcionan a la vista de los
resultados o el comportamiento público.
La
situación egipcia es explosiva ya desde antes de la pandemia, lo que hemos
tratado antes y desde el comienzo. La costumbre de tratar al país con una
eficaz combinación de control de la información, por un lado, y propaganda con
represión policial, por otro, corre el riesgo de ser incapaz de controlar el
estallido social. La calma egipcia es falsa, una distorsión del control cada
vez más cerrado sobre medios y redes sociales, que se han equiparado para poder
ser controladas por el aparato del estado.
Hasta
el momento, se trataba de controlar a la Hermandad y demás grupos islamistas de
diverso peaje y de mantener el nivel de popularidad del presidente a golpe de
inyección comunicativa, servida por los medios afines, especialmente la
televisión y sus programas vigilantes de los cambios en la opinión pública y
por el control de los medios institucionales mediante la difusión de datos y
artículos de opinión. Pero me temo que esto ya no funciona.
La
explicación es sencilla: el coronavirus ha tocado en plena línea de flotación a
la sociedad egipcia y sus proyectos estrellas. La ampliación del Canal pronto
se vio que no ayudaba al comercio pues se estaba produciendo (antes del
COVID-19) una ralentización de la economía por la guerra arancelaria de Trump.
En segundo lugar, el hundimiento del precio del petróleo afecta a los ingresos
egipcios, ya que forma parte de su economía. Y, finalmente y esencial, el
hundimiento del turismo y de todos los proyectos millonarios y megalómanos de
atraer turistas de todo el mundo e inversores. Los tres factores hacen que las
perspectivas egipcias de futuro sean más que oscuras y, sobre todo, puedan
forzar el malestar que lleve a la represión y esta a un mayor malestar social,
creándose un círculo vicioso, retroalimentado de descontento y violencia.
Desde
que comenzaron los primeros casos, Egipto empezó a dar a entender que era algo
superficial y esporádico. El gobierno vendió que no se iban a ver afectados. El
caso del crucero del Nilo, en Luxo, deshizo las expectativas y, sobre todo,
dejó al descubierto la manipulación de datos negando las cifras o la
responsabilidad en los contagios al no controlar debidamente. Los sucesivos
desmentidos sobre cuántos (12 de la tripulación, se dijo) o quiénes eran los infectados (los turistas se
mandaban a sus países no siendo contabilizados hasta que llegaban allí) fue un
gran coste político, económico y sobre todo de credibilidad. El artículo de The
Washington Post sobre el caso de Luxor rastreando a los turistas
norteamericanos infectados en su regreso "The tale of how a Nile cruise
boosted the international coronavirus outbreak"* (14/03/2020) encontró
amplio eco por lo detallado y claro: el centro de contagio, el punto caliente
de una serie de casos en estados Unidos era el crucero en el que habían estado
todos los contagiados rastreados.
Queda poco espacio para la duda y, peor,
dejaba en evidencia los malabarismos del gobierno egipcio para reducir su
propia contabilidad. Ni los mitos sobre bebidas, antiguas vacunas o la
protección de Dios a su amado pueblo han sido argumentos convincentes para
nadie. Los incidentes de cierre de pueblos han tenido consecuencias de orden
público, con gente rompiendo el confinamiento y saliendo a la calle a protestar
en una sociedad que percibe el contagio como un estigma y cuyos rituales
funerarios son incompatibles con la necesidad de evitar los contagios con cada
muerte. Aquí hemos dado cuenta de estos conflictos en pueblos y ciudades
mientras las versiones oficiales se mostraban ya impotentes para frenar la
realidad ascendente de los casos y, sobre todo, la incapacidad para hacer
respetar las medidas.
Una vez
más, el gobierno hace gestos propagandísticos hacia el exterior, como los envíos
de donaciones de material a China y posteriormente a los Estados Unidos e
intenta frenar el descontento, pero no lo consigue conforme la situación se
agrava. Por primera vez en su historia de control y dominación, la
"inteligencia" militar no es suficiente. Propaganda y represión no
son suficientes. Pero es lo único que ha manejado durante décadas.
Los
gobiernos egipcios desde los años 50, con la independencia, han desarrollado
una retórica nacionalista que ha convencido al pueblo que son especiales,
únicos. Nada puede acabar con ellos. La pobreza era conspiración, envidia o
deseo de Dios. Ahora los egipcios saben
que esta retórica no frena al coronavirus, que ni el Ejército puede, ni la
Policía puede.
Tampoco
los médicos pueden. La primera contestación viene de sus demandas de sueldos y
de "honores" para los muertos como "mártires", lo que
conlleva pensiones para las familias. Será la siguiente fase y el indicador de
que la situación no es tan idílica como la pintan. La puesta en cuarentena de
pueblos enteros del interior da una idea de lo contradictorio de las cifras
oficiales respecto a la realidad social egipcia, un país con 100 millones de personas,
un par de enormes ciudades con aglomeraciones, y un sistema sanitario bastante
selectivo, con una serie de enfermedades muy extendidas, como la hepatitis C,
la diabetes y la hipertensión.
En un
artículo titulado "Hypertension and associated cardiovascular risk factors
among urban slum dwellers in Egypt: a population-based survey", publicado
por la revista Eastern Mediterranean
Health Journal, Organización Mundial de la Salud, los cuatro investigadores
firmantes describen la situación egipcia en sus resultados:
Smoking, insufficient fruit/vegetable consumption,
low physical activity and diabetes were reported by 43.4%, 92.2%, 98.4% and
8.7% of the sample respectively. The prevalence of hypertension and
overweight/obesity were 31.2% and 73.0% respectively. Most of the participants
(83.8%) had ≥ 3 cardiovascular risk factors. A significantly higher proportion
of men smoked, engaged in less physical activity, had diabetes and had multiple
risk factors. Hypertension was significantly associated with age 30–< 50
years (OR = 3.04, 95% CI: 1.66–5.58), age ≥ 50 years (OR = 12.5, 95% CI:
6.71–23.26), overweight (OR = 1.58, 95% CI: 1.0–62.35), obesity (OR = 2.23, 95%
CI: 1.49–3.35), low fruit/vegetable consumption (OR = 1.88, 95% CI: 1.02–3.48),
and diabetes (OR = 1.77, 95% CI: 1.08–2.92).**
Nada de lo señalado es una buena noticia para enfrentarse a
la pandemia del COVID-19. La asistencia sanitaria tampoco es la idónea para un
país de 100 millones de habitantes, por lo que se explica que el gobierno haya
seguido de cerca las ideas de Trump, haciendo de la necesidad virtud. A los
bulos sobre remedios del presidente norteamericano se sumaban los propios de la
zona, los específicamente egipcios, además del de la "raza"
invencible o los efectos de una campaña anterior de tuberculosis.
Los casos pocos casos sacados a la luz al principio han
confirmado a los egipcios que el COVID-19 no iba con ellos. Si alguien criticaba,
inmediatamente era considerado "próximo a grupo terrorista" o de
esparcir "rumores" y "falsas noticias". Los islamistas no
han desaprovechado la ocasión para la crisis, como tampoco el Estado Islámico, que
lo consideraba como un arma dada por Dios a los fieles para llevarse por
delante a sus enemigos. De todo esto hemos ido hablando anteriormente, cada vez
que estos hechos se manifestaban. Pero ahora es distinto.
Los tres artículos a los que nos hemos referidos son, por orden
de publicación, "Irresponsibility Leaves Egypt on Brink of COVID-19
Chaos" (7/05), "Dear Prime Minister, Egypt’s Government Must Act
Now" (8/05) y "Egyptian Doctors Call for Full Lockdown in Letter to
the Prime Minister" (10/05). Los tres, como señalamos aparecidos en el
diario independiente Egyptian Streets.
El 6 de mayo se publicaba en el primero de ellos un panorama
de la situación médica:
Irresponsible behaviour and loose government
controls have left Egypt on the brink of chaos, with its health system close to
collapse. On Tuesday, the Head of the Egyptian General Authority for Health Care
and assistant to the Minister of Health Ahmed Al-Sobky announced that Egypt’s
isolation hospitals for people infected with COVID-19 had reached maximum
capacity.
That means Egypt no longer has sufficient space
at dedicated hospitals available to isolate those infected with the deadly and
fast-spreading virus. Unlike most European countries, and even Egypt’s regional
neighbours, Egypt has ‘only’ officially recorded 7,201 positive cases of
COVID-19, with a whopping 452 deaths.***
Nótense dos cosas. En primer lugar, el reparto de
responsabilidades entre la sociedad egipcia y el gobierno. Los primeros son "irresponsables"
porque no cumplen las normas ni parece que les importe mucho la situación. Es
el pueblo educado en la creencia de que tienen un líder capaz de acabar con
todo, un regalo divino (como el propio al-Sisi les dijo tras
"escuchar" en sueños al piadoso Sadat y aceptar su destino). Tampoco ha servido de mucho la presión del
segundo factor, la religión institucional, haciendo ver que se podían dejar de
hacer ciertas cosas ante una fuerza de causa mayor. Aquí los islamistas les han
ganado la partida, pues han hecho ver (también lo tratamos anteriormente) que
el coronavirus era un "castigo divino" para el malvado al-Sisi y su
régimen, vendido a Israel y a Occidente. Aquí todo el mundo saca tajada.
Preocupante es la descripción de la situación como de
"pérdida de control" por parte del gobierno porque, de hecho, es lo
único que no quiere perder, más allá de cualquier otra circunstancia. Perder el
control es lo que le causó la salida a Hosni Mubarak. Perder el control
significa que el sistema te sacrifica por un bien mayor, la supervivencia del poder,
independiente de tu cara. Aunque al-Sisi se ha cuidado mucho de que no le
crezcan los enanos, puede que los haya tan pequeños que le hayan pasado
desapercibidos. Una situación de desorden general, provocada por la
insatisfacción general o reacción a la represión, podría darle alguna sorpresa
y comprobaría lo rápidamente que los egipcios se consuelan por la pérdida de
sus líderes.
La situación de los hospitales y del sistema sanitario tiene
un punto de fricción con el sindicato de médicos. Hace cinco días, Egypt
Independent publicaba una breve nota sobre una petición:
Egypt’s Medical Syndicate on Tuesday refused a
suggestion from the Chief of the Military Medical Academy Ahmed al-Tawdy to
give pharmacists a license to practice medicine after undergoing the eligible
studies, stating that this would harm Egypt’s global medical reputation.
It said that physicians, pharmacists and
veterinarians perform their duties based on specific education that differs
from each other.****
Fijémonos de nuevo en los proponentes (los médicos
militares) y la excusa, el "daño a la reputación de los médicos".
Independientemente de la razón aducida, lo que se revela es una grave carencia,
una crisis por la falta de médicos. De los 230.000 médicos egipcios titulados,
se estima que el 65% está en el extranjero. El dato es muy revelador sobre
quién puede estudiar medicina en el país y cuál es el objetivo final en un país
abandonado a sus propias enfermedades crónicas. Los mejores médicos,
sencillamente, se van de Egipto o crean sus propios negocios para fomentar
—hace un par de años se hizo— el llamado "turismo médico", es decir,
clínicas destinadas a turistas que se realizan operaciones más baratas que en
sus países. Por supuesto, los que montan las clínicas prefieren cobrar a los
turistas que hacerlo a los enfermos nacionales. No es el único país que lo
hace, que incluye en su paquete turístico el viaje la estancia en hotel, un par
de días de clínica, operación y regreso a casa como nuevo. Muchos se han
arreglado la boca en algún país latinoamericano.
Todo esto es el sustrato que permite apreciar en dónde viven
y mueren los 100 millones de egipcios, al menos los que no se han ido al
extranjero, ya sean médicos o pacientes. Y entre los médicos, militares o
civiles. La propuesta militar de "militarizar" a los farmacéuticos
como "médicos" choca con los propios médicos. Esto no significa,
evidentemente, que llegado el caso, se siga por la calle de en medio y se
proceda a repartir funciones con los farmacéuticos transformados en médicos.
El artículo del 8 de mayo toma la forma de carta directa al
primer ministro, al que se hace responsable de permitir el descontrol social,
la ignorancia de las medidas anunciadas:
In a televised briefing yesterday, you announced that the
government had done ‘its best to delay the highly contagious virus outbreak’.
During the same briefing, you announced that ‘strict measures’ would be
introduced following the end of Ramadan, with ‘penalties’ for those violating
procedures.
As you may know, Egypt’s isolation hospitals
have already reached maximum capacity, per the Ministry of Health. The number
of infections in Egypt continues to rise, reaching new highs every day. The
number of deaths also continues to rise at a rate that is much higher than
expected when compared to the number of recorded infections.
Yet, you would like to wait another 15 days,
which is when Ramadan ends, to implement ‘strict’ measures?
If the Egyptian government has done its best to
‘delay’ the spread of COVID-19, why are these strict measures not already in
place?
Why is the curfew – which at the start of the
outbreak commenced at 7PM but now commences at 9PM despite an increase in
infections – being violated by hundreds and thousands across Egypt, including
businesses, without repercussions and penalties? What happened to the
government’s enforcement of the restrictions?
It would be shortsighted to not recognise that
the Egyptian government had, in the first few weeks in March and April, done a
commendable job to contain the spread of the virus. Isolation hospitals were
quickly set up, health procedures were implemented in coordination with the
World Health Organization, and a nation-wide awareness campaign was launched.
In fact, even the curfew – despite being limited – seemed to have been
effective in a number of hot spots in Egypt.
So what happened? Why has the Egyptian
government stopped enforcing its measures? Why are stricter measures not implemented
sooner?*****
La
pregunta no tiene una respuesta muy clara, pero sí algunas posibles. La
primera, evidentemente, es que las cifras oficiales no se corresponden con la
realidad de la enfermedad. La explicación de porqué antes funcionaba las cosas
y ahora no puede ser compleja o sencilla según el camino que elijamos. Pero la
sencillez de la curvas de muertes dirigida hacia el cielo a toda velocidad hace ver que los datos se han
ido dejando caer poco a poco hasta que han sido insostenibles. Los egipcios
descubren que no son invulnerables, que no tienen un gobierno que les proteja
de estas cosas porque sencillamente ellos mismos no lo hacen. Las costumbres
hacen mucho en estos casos. Por eso hacen bien en repartir la responsabilidad
entre los muchos ciudadanos que no cumplen (muchos quizá porque no se dan las
condiciones para ello) y un gobierno al que le gusta hacer anuncios mediáticos
pero al que trabajar sobre la realidad social le cuesta más.
El
coronavirus es la única realidad refractaria a la propaganda, a los camuflajes
oficiales y a las sonrisas del presidente. Nada de esto le conmueve. Ya no vale
eso de "el presidente ha dado instrucciones para que se frene la
pandemia".
El
fatalismo del "si Dios quiere" acaba pasando factura, como el hecho
de camuflar la realidad social con discursos y fanfarrias. A al-Sisi le han
aguado las fiestas de inauguraciones de los museos hechos para los turistas, la
capital hecha para los files seguidores del régimen y las salidas al extranjero
a contar lo bien que va todo.
El
tercer texto hace alusión a la carta firmada por dos médicos, dirigida también
al primer ministro. Dirigirse al presidente es casi un tabú, pues hay que
guardar la distancia de la responsabilidad y criticar de tal manera que
al-Sisi, si ve mal la situación, pueda echar a los ministros necesarios y
empezar de nuevo. Se ha hecho antes y se seguirá haciendo. El presidente es
intocable porque está ahí por voluntad conjunta de Dios y el pueblo. Y eso es
mucho:
Two leading Egyptian doctors have called for
the implementation of a complete lockdown in Egypt for two weeks to curb the
spread of COVID-19, as the number of medical workers who have died from the
virus reached 14.
Dr Hussein Khairy, President of the Egyptian
Medical Syndicate, and Dr Sherine Ghaleb, President of the Medical Syndicate in
Cairo, penned a letter to Egyptian Prime Minister Mostafa Madbouly urging a
full nation-wide lockdown in response to the rising number of infections in
Egypt.
According to the two doctors, a full lockdown
would deal a swift, significant blow to the virus, adding that if no action is
taken to curb the spread, there will be a massive surge in the number of
COVID-19 cases. The two doctors added that this is needed to ‘flatten’ the
curve.
In statements to Sada El Balad, Dr Ghaleb said her and Dr Khairy had not
received a response to the letter, which was sent to the Prime Minister two
days ago. In separate statements to Masrawy, Dr Khairy said that while he does
not claim to specialise in epidemiology, “general logic says, and also [his]
logic as a doctor and from the experiences that we have seen in other
countries” that the implementation of a full lockdown must be studied and
considered.
Medical workers have been hard hit, with the
Medical Syndicate announcing on Saturday that nine of its members had passed
away after contracting the virus. Separately, the Nurses Syndicate announced on
Saturday that five of its members have passed away.
More than 100 other medical workers across the
country have been infected with the virus while performing their duties.******
La situación de los médicos es un factor importante. Allí
nadie sale a los balcones. Esos 14 muertos son los que han ido trasladando la
inquietud. Cuando empezaron las primeras muertes ya pedían compensaciones. El
gobierno negocia sueldos, honores y pensiones. Pero todo eso, ante la muerte,
no es muchos. Sobre todo si eres consciente de las carencias del sistema. En
estos años de ocuparnos de Egipto, las denuncias sobre el estado de los
hospitales han sido muchas, algunas las hemos recogido aquí.
"Aplanar la curva" es demasiado para la realidad
que están viviendo porque el factor esencial, la gente, no está en ello. Y la
forma de hacerlo, lo saben, es la imposición de medidas que pueden provocar una
reacción complicada en términos de orden público, como ya ha ocurrido en
pequeña escala. Las manifestaciones que han salido a protestar contra el
gobierno son alentadas por el descontento, pero también se fomentan desde los
islamistas encubiertos, lo que se trabajan las charlas de esquina o de café
para fomentar el descontento.
Otro factor
que no debe de ser desdeñado es el control tradicional del Sindicato de
doctores por parte de la Hermandad Musulmana: «The
ascendancy of the Muslim Brotherhood to become a controlling majority has taken
place in the five most politically active syndicates: The Doctors, Engineers,
Pharmacists, Scientists and Lawyers.» (Fahmy, Ninette S. The Politics of Egypt:
State-Society Relationship. Rotledge,
London & New York. 2002. p. 143). Cuántos quedan tras la caída de Morsi y
la persecución es una cuestión complicada. Desconocemos cuál puede ser su
alcance esta crisis, pero hay que tenerlo en cuenta.
La
crisis egipcia se precipita y es cuestión de tiempo que haya descontento y este
genere represión y posteriormente un ciclo.
En marzo y hasta hace poco, el gobierno egipcio amenazaba con gran teatralidad a cualquiera experto internacional que se atreviera a dudar de sus cifras (recordemos el caso del epidemiólogo canadiense a cuya universidad escribieron para que le echaran). Como siempre la "verdad" es lo que el gobierno dice. No hay otra.
La
imagen fotográfica de tres egipcios montados en una motocicleta, mientras el
tercero lleva una mascarilla mal puesta, es algo más que una anécdota. Las
relaciones del egipcio de a pie con el estado son complejas y de
supervivencias. Presionar puede causar conflictos que el gobierno y
especialmente el Ejército que está detrás no quiere por temor a que estallen
todas las crisis juntas: sanitaria, económica y política.
* "The tale of how a Nile cruise boosted the
international coronavirus outbreak" The Washington Post 14/03/2020
https://www.washingtonpost.com/world/middle_east/the-tale-of-a-nile-cruise-that-spawned-an-international-coronavirus-outbreak/2020/03/13/6ab633fc-6314-11ea-8a8e-5c5336b32760_story.html
** Mohsen
Gadallah, Soad Abdel Megid, Amira Mohsen y Sahar Kandil "Hypertension and
associated cardiovascular risk factors among urban slum dwellers in Egypt: a
population-based survey" Eastern Mediterranean Health Journal,Volume 24,
2018, Volume 24, issue 5. http://www.emro.who.int/emhj-volume-24-2018/volume-24-issue-5/hypertension-and-associated-cardiovascular-risk-factors-among-urban-slum-dwellers-in-egypt-a-population-based-survey.html
***
"Dear Prime Minister, Egypt’s Government Must Act Now" Egyptian
Streets 8/05/2020 https://egyptianstreets.com/2020/05/08/dear-prime-minister-egypts-government-must-act-now/
**** "Egypt’s Medical Syndicate refuses suggestion to give pharmacists doctor’s license" Egypt Independent 5/05/2020 https://egyptindependent.com/egypts-medical-syndicate-refuses-suggestion-to-give-pharmacists-medical-license/
*****
"Irresponsibility Leaves Egypt on Brink of COVID-19 Chaos" Egyptian
Streets 7/05/2020
https://egyptianstreets.com/2020/05/06/irresponsibility-leaves-egypt-on-brink-of-covid-19-chaos/
******
"Egyptian Doctors Call for Full Lockdown in Letter to the Prime
Minister" Egyptian Streets 10/05/2020
https://egyptianstreets.com/2020/05/10/egyptian-doctors-call-for-full-lockdown-in-letter-to-the-prime-minister/
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