martes, 5 de mayo de 2020

Decidido camino hacia la nada

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El sentido común, que no siempre lo es tanto, aconseja pensar que en los momentos de dificultades y peligros, la gente tendería a aparcar sus diferencias y a trabajar unidas. Sin embargo, la realidad es otra. Las crisis son utilizadas para ganar posiciones en cualquier nivel, de la política local a la mundial. Ejemplos tenemos en todas partes y todos los días. De ahí que comiencen a reactivarse con energías renovadas los conflictos que habían quedado latentes. De nuevo comienza a escucharse más a los políticos que a los expertos en salud y se vuelve a la vieja retórica tratando de deslizar descontento y frustración debajo del asiento del rival. A todo el mundo le urge liderar las recuperaciones y dejar al otro los problemas.
Pero en algunos países, el conflicto no ha tenido ni un momento de respiro. Bajo Trump, Estados Unidos está dando una imagen lamentable con una América partida en dos. Lo que Trump había logrado romper, no ha habido coronavirus que lo repare. Es más, Trump —como siempre— se ha encargado de ahondar en las divisiones, lanzando a los seguidores a conflictos en los estados. Lo está haciendo especialmente en aquellos lugares en donde prevé que puede haber candidatos a la vicepresidencia, creando conflictos que erosionen sus posiciones más adelante. Es lo que ha ocurrido en Michigan con su gobernadora, en el momento en que empezó a hablarse de que podía ser una buena elección para acompañar a Joe Biden, los ataques se recrudecieron, convirtiéndose en un estado en conflicto permanente. ¿Casualidad? Hay que conservar a Trump en la casa Blanca como sea
En la CNN podemos leer sobre los disturbios de Michigan:

On April 30, some 400 to 700 protesters descended on the Michigan Capitol building to demonstrate against Democratic Gov. Gretchen Whitmer's stay-at-home order, which was issued in March following the declaration of a state of emergency that was set to expire at the end of the day. (She later signed executive orders that put in place a new state of emergency through May 28.)
Conspicuously, most weren't wearing face masks.
Speaking with CNN's Jake Tapper on Sunday, Whitmer said that the protesters, whom President Donald Trump sided with, dredged up "some of the worst racism and awful parts of our history in this country."
"The Confederate flags and nooses, the swastikas, the, you know, behavior that you've seen in all of the clips, is not representative of who we are in Michigan. And the fact of the matter is, I mean, we're in a global pandemic," she said, adding that "we need to listen to the expertise and our institutions of higher learning and our health system and make decisions that are going to protect the lives of everyone."
This cultural and political divide has been apparent even beyond the extreme protests occurring across the country.*



Con sus tuits y declaraciones, Trump dirige desde la Casa Blanca la irritación nacional poniendo a gobernadores y a estados en su punto de mira. Algunos políticos republicanos aplauden las manifestaciones de Michigan, mientras que otros tratan de salvar la cara rechazando el uso de esvásticas y armas en las manifestaciones. El uso de los signos nazis es una curiosa pero reveladora forma de "defender" la constitución americana y sus libertades. Es curioso, pero también revelador (por si había dudas) de las fuerzas que Trump ha estado manejando desde la presidencia.
Trump es el nuevo macartismo en su dimensión plena, actualizado a los nuevos tiempos y dinamizado a golpe de tuit. En realidad, la enorme astucia de Trump es haber conseguido convencer a sus seguidores que él no es el gobierno; que el único gobierno es el que pone restricciones que deben ser rechazadas. La simpleza republicana se contenta con creer que Trump es un outsider, una especie de antisistema para evitar que el sistema les controle. Pero, ¿hay alguien que represente lo peor del sistema norteamericano que Donald Trump? El rico por parte de padre, mujeriego, amoral, inculto e ignorante, mentiroso patológico, carente de empatía Donald Trump ha conseguido ser idolatrado por la ultraderecha cristiana, por los supremacistas blancos, por los nostálgicos de Dixie, por los antivacunas, los negadores del cambio climático y de la ciencia en general, por los enemigos de la libertad de prensa, por los que llenan sus casas de armas y las convierten en búnkeres... por citar solo algunos grupos. Algunos levantará una ceja con cara de ¿y qué ha de malo en todo esto? Trump ha conseguido precisamente que todos estos grupos se canalicen hacia una reivindicación del "¡somos América!", lo que constituye un problema real hacia el futuro.


La apropiación de los símbolos la hemos visto ya. Precisamente el artículo de la CNN se centra en cómo el uso de la mascarilla o no se ha convertido en una forma política de distinción política. El enfrentamiento en las escalinatas de la sede del gobierno en Michigan con trabajadores sanitarios con sus trajes de faena y las mascarillas, en silencio, frente a los vociferantes disfrazados de banderas andantes reclamando el derecho constitucional a que nadie les diga lo que tienen que hacer representan no solo dos Américas políticamente, sino dos mundos opuestos. Las próximas elecciones serán decisivas, pero no van a reducir el conflicto ni la tensión subyacente entre lo más retrógrado del país y algo que ya es difícil de nombrar, pero que representa la civilidad razonable más allá del derecho a morir estúpidamente. Que en el siglo XXI entrado ya en años se debatan ciertas cosas hace sonrojarse a medio mundo ante el declive moral e intelectual de un país manipulado por una serie de fuerzas para arrastrarlo a la sinrazón. Es la resistencia a la modernidad de un país que la representaba. Es el regreso a los peores momentos de su historia saludados esta vez con complacencia. ¿Cuál es la "grandeza"?

Para los que tratan de imitar la estrategia de la división frontal, debería servir todo esto como forma de aviso. El COVID-19 tiene muchas lecturas por las reacciones que suscita y los principios que revela. Hay que tener cuidado con no ser arrastrados por las tentaciones de la demagogia y el provecho. La pandemia es una gigantesca desgracia cuyos efectos deben ser paliados por la unidad, ya sea la de Europa o sea la nacional, y con necesidad de ampliarse al mundo, que debe trabajar conjuntamente.
La estrategia de divisiones y enfrentamientos no debe ser imitada porque sus efectos sociales son desastrosos en todos los órdenes, en los sociales, políticos, económicos, sanitarios, etc. Ahora menos que nunca, dividir es bueno. Los que tengan esa estrategia deben ser atentamente vigilados.
En la situación actual hay que tener mucho cuidado en no dejarse arrastrar por la demagogia de Trump y su administración que trata de enrolar países en campañas que solo buscan fortalecer sus posiciones internas presentándose como líder mundial. El mundo se ha dado cuenta que, con Trump al frente, Estados Unidos ha perdido su liderazgo moral por sus propias estrategias fallidas. De potencia a prepotencia, podríamos decir.


Pero lo que el mundo tiene delante, es demasiado importante para dejarse arrastrar hacia la nada por una política divisiva y ostentosamente partidista, enfocada a su propio mantenimiento en el poder para, desde allí, seguir imponiendo la sinrazón previa al coronavirus, con guerras comerciales contra todos, y seguir desmontando el mundo para hacerlo más fácil de manejar y controlar.
El mundo se ha unido para desarrollar una vacuna, para unir esfuerzos, donando fondos. Los Estados Unidos se han quedado fuera, en su propio camino hacia el desastre orgullos. Mientras el mundo controla sus cifras de infectados y muertos, el los Estados Unidos de Trump siguen creciendo incontrolables y solo se acierta a lanzar teorías conspiratorias. 
La política de Trump y sus ruidosos seguidores solo está consiguiendo aumentar el número de muertos mientras asistimos estupefactos a sus explicaciones. El desvarío es también contagioso.



* "Coronavirus, face masks and America's new fault line" CNN 5/05/2020 https://edition.cnn.com/2020/05/04/politics/coronavirus-face-masks-new-fault-line-trnd/index.html


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