Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La CNN
publica un artículo de la historiadora norteamericana, experta en el estudio
del fascismo y las forma políticas autoritarias, Ruth Ben-Ghiat. El
título del texto es "In impeachment hearings, lessons on the erosion of
American democracy" y es una interesante contribución desde el campo
especializado al debate sobre la democracia en los Estados Unidos en general y
al posible impeachment de Donald Trump. Para el resto del mundo democrático,
las lecciones que de aquí se pueden sacar —tanto de los peligros para las
democracias como de las armas para su defensa— son importantes.
Lo que ocurre en Estados Unidos está ocurriendo a diversa
escala en distintos países que afectadas sus instituciones y a sus electorados
por nuevas formas de manipulación desde el interior de los sistemas y desde su
exterior.
Es indudable que se ha iniciado una extraña guerra en la que
las armas, los escenarios y los intervinientes son muy distintos a los que
hemos barajado hasta el momento, incluidos los peores momentos y escenarios de
la Guerra Fría. Este es otro tipo de "frialdad" y otro tipo de
"guerra", pero sus efectos son devastadores pues afecta a los valores
y a las raíces de los principios sobre los que se sustentan los países.
El autoritarismo ya no se contenta con reinar en sus espacios y levantar barreras para evitar la circulación
de ideas. Ahora es claramente activo tanto en su interior, en donde se agarra a
las piezas emocionales del nacionalismo y el populismo jugando con los miedos a
las agresiones buscando la adhesión ferviente que le asegure el control de la
población, como en el exterior, donde invade otros espacios socavando los
fundamentos democráticos y promoviendo grupos desestabilizadores asegurándose
que haya conflictos que mantengan entretenidos a los países. Esta doble
estrategia la estamos viendo cada día.
El artículo de Ruth Ben-Ghiat comienza con una pregunta
necesaria:
Is America becoming a 21st-century-style
authoritarian state? The impeachment hearings of the last weeks would seem to
provide an easy answer: no. The very fact that such an inquiry can be held, and
broadcast on national television, is a sign that our democracy is working and
that our institutions are holding.
Yet the impeachment hearings also showed how
degraded our political culture has become and how much progress President
Donald Trump has made in implementing the authoritarian playbook that he began
to write for America during his campaign.
First, the hearings revealed just how much
Trump's cult of personality has tied subordinates to him, and how much of his
playbook operates on keeping them in thrall to his singular threat: show
loyalty, no matter what I say or do, or else.*
La respuesta es demasiado rápida y simple. Un "no"
no basta para explicar las distorsiones a las que Trump ha arrastrado a los
Estados Unidos y, lo que es peor, las secuelas que inevitablemente ha de tener
sobre el sistema, teniendo en cuenta la degradación republicana por haberse
dejado arrastrar hasta los extremos ahora visibles.
El hecho de que (una parte de) la prensa se haya mantenido
en su puesto no dejándose amedrentar por el autoritarismo de Trump no oculta el
hecho de que otra parte se haya manipulado para sostenerlo en su puesto
engañando al pueblo norteamericano.
La propia autora debe señalar a continuación de lo expuesto:
A healthy democracy is founded on tolerance of
differences of opinion, but is grounded in a shared body of norms. Autocratic
governments, in contrast, need to change our opinion about what violates norms
and constitutes crime and corruption.
Trump and the GOP, in de facto partnership with
Fox News, are creating an alternate reality for followers in which facts are
what the President needs them to be. This is a hallmark of
authoritarianism.*
El apoyo que Trump mantiene en la opinión pública no es solo
por los medios como la Fox destinados a manipular o a crear esa "realidad
alternativa", que ha sido teorizada y puesta en marcha por los grupos ultraconservadores
que han llevado a Trump hasta la Casa Blanca.
Los Estados Unidos se han mostrado abiertamente débiles en
su liderazgo internacional. La tendencia autoritaria a la que se refiere la
autora puede ser frenada por las instituciones fuertes del país en su defensa
de la democracia y en la tolerancia de opiniones diversas, pero han mostrado
una pobreza de miras absoluta con enormes silencios en las relaciones
internacionales, no solo por el aislacionismo mostrado, sino por las
virulencias de los ataques de Donald Trump y de los republicanos contra el
sistema internacional y que ha tenido una defensa mucho más pobre. El último de
los casos lo acabamos de tener hace escasas horas con la declaración sobre los asentamientos
de colonos judíos en Israel violando los acuerdos internacionales.
Trump ha tenido mucha oposición interna, pero esta ha sido
mucho más tibia en cuanto a los ataques a la comunidad internacional,
especialmente contra los aliados. La opinión pública se ha resistido a la
coincidencia con Putin, pero menos en aquellos otros aspectos que han dado la
impresión de fortalecimiento internacional de los Estados Unidos. Las guerras
comerciales contra China, las presiones chantajistas contra Europa imponiendo
igualmente sanciones, las actitudes en favor del Brexit o los apoyos a
gobiernos dictatoriales a cuyos dirigentes Trump no ha tenido pudor en abrazar
públicamente, etc. han dado un pobre imagen de la democracia norteamericana. Se
ha preocupado de lo suyo, sí, pero también es cierto que no se ha desentendido
de su idea retórica de liderazgo mundial, que ha dejado de ser moral para
convertirse en demostraciones de fuerza y voladura de las ideas de negociación.
Trump ha negociado más con los dictadores que con los países aliados, a los que
ha despreciado y, lo que es peor, ha convertido en blanco de desprecio nacional
intentando favorecer ese nacionalismo basado en la superioridad y en el
victimismo, que no ha sido suficientemente contrarrestado. De hecho, sigue sin
estarlo.
Trump es la punta del iceberg de todo un conglomerado de
intereses y actitudes que ha manipulado a un electorado que estaba deseando
escuchar ese mensaje de fuerza e intransigencia, que estaba deseando verse
descrito como víctima de los parásitos del mundo que viven de sacar ayudas a
los estadounidenses. No ven, sin embargo, los casos como aquellos que compran abrazos
a cambio de armas o de los beneficios de sus propias empresas que adquieren
tratos favorables.
Los casos de Ucrania y del asesinato de Jamal Khashoggi son
característicos de la forma de entender la política y las relaciones
internacionales por parte de la administración Trump y los republicanos. Soborno,
chantaje y mirar para otro lado.
El artículo explora también la influencia de Vladimir Putin
sobre la política norteamericana:
Russia expert and former National Security
Council member Fiona Hill's testimony sounded the alarm on just this point. She
told the committee and the nation that America is "being torn apart"
by the erosion of a shared idea of truth.
Hill told members of Congress that she refuses
"to be part of an effort to legitimize an alternate narrative,"
referring to the efforts of Russian security services (and Trump associates,
like his lawyer Rudy Giuliani) to label Ukraine as the source of interference
in the 2016 election.*
Puede que algún día se pueda llegar a comprender la
verdadera naturaleza de esta extraña sincronía entre dos potencias, Rusia y los
Estados Unidos. Quizá no se llegue a sacar a la luz y quede como parte de una
historia en la sombra con extraños lazos e intereses. Lo cierto es que sigue
sorprendiendo porque cualquier suposición sobre esos límites queda corta ante
cada rincón que se vislumbra con incredulidad.
La expresión "erosión de una idea compartida de
verdad" no deja de ser un tecnicismo eufemístico sobre lo que ha ido
ocurriendo en este tiempo. La proliferación de las teorías de la conspiración no es más que la forma que el horror
vacui tiene de rellenar los sentidos.
Este periodo de la Historia necesita ser estudiado y
razonado con detenimiento porque es la puerta hacia un futuro oscuro que hay
que evitar. Es el umbral de un mundo cuyas tendencias estamos percibiendo, de
diplomacias de intereses paralelos, de privatización de las instituciones, de
juegos con la verdad, falsas apariencias, etc. No es de extrañar la
preocupación generalizada por la manipulación, para la que existen hoy herramientas
impensables hasta hace poco.
La respuesta dada por Ruth Ben-Ghiat a su propia pregunta
sobre América no responde a otras preguntas sobre lo que Estados Unidos pueden
realizar en el exterior.
Quizá habría que ampliar la pregunta a si los Estados
Unidos están contribuyendo a un mundo más o menos autoritario. Hay muchos ejemplos
que justifican hacerla.
* Ruth
Ben-Ghiat "In impeachment hearings, lessons on the erosion of American
democracy" CNN 22/11/2019
https://edition.cnn.com/2019/11/21/opinions/impeachment-american-democracy-ben-ghiat/index.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.