Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me
llama la atención, entre tanto titular extraño, uno de ABC: "Cómo dejar de
sentirse culpable por todo". No se trata solo de "cómo dejar de sentirse
culpable", sino que está ampliado con un "por todo" que llama mi atención.
¿Realmente hay gente que se siente culpable "por todo"? En estos
tiempos irresponsables, ¿puede que las culpas que unos no asumen sean recogidas
por otros para que salga el cómputo final?
Es
indudable que en esto de la "culpa", la indiferencia es una gran
ventaja. Los que siguen para adelante sin sentir el más mínimo remordimiento
tienen la enorme doble ventaja del descaro y la reincidencia, que se unen
formando un poderoso tándem defensivo frente a la culpa.
La teoría general aceptada es que sentirse culpable está mal e interfiere en mi derecho a la felicidad. Pero ¿ante quién reclamo yo este derecho que todos me reconocen y me juran respetar, aunque nadie lo haga?
Pienso
en personas que se deberían sentir culpables y que, sin embargo, no se sienten
así y me pregunto si no estaría bien escribir para ellos un libro de auto ayuda
para que se sintieran un poquito culpables por lo que nos hacen a los demás, que
nos sentimos víctimas. Ser "víctima" es también un derecho universal, que también me reconocen, claro. Todos somos víctimas de algo y gracias a ellos avanzamos.
Leo en
el artículo la explicación del fenómeno de la culpa:
«La culpa es de las emociones más tóxicas que
existen». Así define la médico-psiquiatra Marian Rojas Estapé este sentimiento
que irrumpe la tranquilidad mental en muchos momentos de nuestra vida.
«Consiste en pensar que uno no ha actuado correctamente en algún momento de su
vida o que no ha cumplido las expectativas que se habían generado decepcionando
a otras personas o decepcionándose a sí mismo. El impacto puede ser igual de
fuerte cuando se trata de decepciones a un cercano o a uno mismo», cuenta la
psicóloga. Pero, ¿cuál es el origen de esta culpa? «Varía según las circunstancias:
exigirse mucho, haber tenido una educación muy rigurosa o ser hipersensible a
lo que sucede en tu entorno, entre otros. Pero también tiene que ver con la
relación que se tiene con los compañeros, con los amigos, con la familia...»,
aclara Marian Rojas, autora de «Cómo hacer que te pasen cosas buenas», el libro
que ha ayudado a más de 200.000 personas.*
Según
esta definición, la única persona que reúne ese cuadro es Albert Rivera, al
menos en España. La vuelvo a leer varias veces y no se me ocurre nadie más.
Quizá el libro es demasiado bueno y esas 200.000 personas son el conjunto de
los cargos políticos en España, se trata de su libro de cabecera.
Escucho
con atención a algunos comentaristas políticos que las televisiones nos ofrecen
y me sorprende ver hasta qué punto se han contagiado de los mecanismos
exculpatorios de la clase política. Han entrado en fase numérica y se han
dejado llevar por los puntos de vista. Han dejado de ser "mediadores"
y han pasado a ser traductores de los enredos políticos incomprensibles.
A pesar de ser una emoción destructiva, hay
que prestar especial atención a la culpa. ¿Por qué? Porque está vinculada con
la actitud. «La culpa es una voz interior y hay que procurar que esa voz nos
ayude a superarnos y no a hundirnos. Se debe tener cuidado con ese autoboicot
del 'lo has hecho mal', 'no lo vas a conseguir'... Te hunde, no te permite
avanzar y hace que te quedes enquistado en el pasado, además de llevarte o
acercarte a estados depresivos muy severos», alerta Marian Rojas Estapé.*
Confieso
que no entiendo la lógica del "a pesar". ¿No deberíamos prestar
atención precisamente por eso?
Reconozco que mi conocimiento de la autoayuda no es mucho y que tenga sentido para los expertos en autoayuda y para los adictos a ser ayudados.
Lo de
la voz interior sí me interesa porque
la gente que solo escucha las voces interiores y no las exteriores tienen cierto
peligro. Vuelvo a pensar en Rivera y en la culpa como coro interior frente a la
"soledad sonora" de aquellos con más peligro y más votos que ha
reinterpretado sin culpa el escenario que han creado.
A veces
las voces interiores se llaman "responsabilidad", que no
necesariamente coincide con la "culpa". A veces las voces que te
hacen sentir culpable es porque eres culpable, algo que no sé bien cómo se
resuelve en términos de "autoayuda".
Puestos
a tener que elegir, me quedo antes con los que se sienten culpables que con los
que hacen de todo sin sentir ni asomo de culpa. Desde el punto de vista de la
sociedad, los peligrosos son estos últimos, que son capaces de llevarse todo
por delante sin levantar una ceja o tener un ratito de insomnio.
Como
todo, la culpa es una cuestión relativa y que tiene mucho de valoración propia.
La sorpresa de los que estudiaron la ausencia de sentido de culpabilidad de los
funcionarios nacis es un ejemplo; estaban muy contentos con la eficiencia de su
trabajo.
Nuestro
sistema político no se siente responsable y, menos todavía, culpable de la
situación en que nos encontramos. No sé qué tipo de voces escuchan, pero seguro
que van en otro sentido. Mucho me temo que sean cantos triunfales en cualquier
circunstancia, llamadas al apocalipsis. Por eso ha parecido tan sorprendente lo
que ha hecho Albert Rivera al dimitir e irse a su casa. No creo que sea
culpable de nada, pero se ha sentido al menos responsable de algo. Y eso es
mucho más de lo que tenemos, gente que no se siente ni culpable ni responsable
de nada.
Quizá la clase política haya leído el libro para no sentirse culpable, pero sospecho que se habría utilizado como promoción de la obra, lo que llevaría a un éxito de ventas seguro.
No sé
si habrá algún psicólogo capaz de abordar esta indudable patología política. Quizá sea porque ahora, con la "nueva
política", son tantos que la culpa se queda en "vocecita",
apenas audible, de repartida que está.
Hemos pasado en nuestra cultura occidental del ejemplo de Edipo y su sentido de la culpabilidad a combatirlo con la autoayuda. Nuestra sociedad rechaza ser culpable y por eso el ejemplo negativo sirve de coartada: los culpables son los otros. La culpa no es sentido de la responsabilidad ante lo hecho, sino defecto, emoción tóxica, da igual que haya o no motivos para sentirse culpable. Las razones de la culpabilidad no importan; solo que es una molestia. Si Edipo hubiera tenido un libro de autoayuda...
Me adentro en la lectura que me describe
qué hacer para que me ocurran cosas
buenas y no dejarme llevar por el sentimiento de culpa de las malas. Interesante...
*
"Cómo dejar de sentirse culpable por todo" ABC 21/11/2019
https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-como-dejar-sentirse-culpable-todo-201911210142_noticia.html
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