Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
sombra del procesamiento se va alargando dramáticamente sobre Donald Trump, lo
que acelera sus enfados y eleva el tono de su irritación cuando se le pregunta.
Los resultados de las comparecencias no son buenos para él. Uno especialmente
duro ha sido la retractación del embajador en la Unión Europea, una nueva
declaración en la que da marcha atrás en la cuestión que se ha convertido en la
clave del asunto: ¿condicionó Trump la ayuda a Ucrania a que se iniciara una
investigación a los Biden?
La
acción se centre en ese punto mientras los ataques se abren por varios frentes
para dificultar sus esfuerzos de defensa. En The Point, en la CNN, Chris Cillizza
recoge ese momento de la retractación del donante económico de Trump y
embajador en la UE:
That tipping point happened around 2 p.m.
Eastern Tuesday, when House investigators released the transcript of their
closed-door interview with US Ambassador to the European Union (and Trump 2016
donor) Gordon Sondland. And, in particular, the three-page(!) amendment to his
original testimony that Sondland filed.
In that addendum, Sondland said he remembered
-- after testifying that he didn't know why security aid to Ukraine was being
held up -- a conversation with a top aide to Zelensky on September 1
"where I said resumption of U.S. aid would likely not occur until Ukraine
provided the public anti-corruption statement that we had been discussing for
many weeks."*
La retractación tiene varios puntos interesante. En primer
lugar está el hecho de la retractación en sí. Tiene una lectura importante
sobre la percepción de cómo va el asunto para Trump. Indica algo sobre la
percepción del propio Sondland sobre el final de esta historia. Sin entrar en
lo evidente, el embajador no ha querido pasar a la historia de una forma
determinada —la que mostraba su declaración anterior— y ha preferido entrar de
otra —la que marca la retractación—. A veces sí nos importa lo que opinen de
nosotros.
En segundo lugar está el hecho de que la persona que se
retracta es una persona poco dudosa de estar en contra del presidente. El hecho
de que donara 1 millón de dólares a la "causa presidencial" deja
claro eso. Trump tiene la estrategia de desacreditar a los que le critican. Lo
ha hecho ofensivamente con los que han hablado en su contra llegando a usar el
término para él más ofensivo, "Obama guy", para los últimos
insultados.
La retractación, finalmente, se centra en el argumento del
uso de la presión sobre los ucranianos con la ayuda retenida. Escribe Cillizza:
But now it becomes totally clear that there was
a stated quid pro quo from Sondland to a top Ukrainian official. While it's
important to note that Sondland's admission doesn't directly implicate Trump --
it's not clear where Sondland got the clear sense of the aid holdup being tied
to the public announcement of the investigations -- it does make it totally
impossible for GOP lawmakers to say there was no understood quid pro quo.
Because whether Sondland was told by Trump or
personal lawyer Rudy Giuliani or anyone else in the administration that the aid
would only flow once the investigations were announced, it's beyond dispute
that Sondland, a senior US diplomat, made that assertion to the Ukrainians. So,
whether it was coming from above, the Ukrainians had every reason to believe
the quid pro quo was a fact.*
Como se aprecia, la cuestión es un paso más que deja a los
republicanos sin un argumento esencial en la defensa frente al procesamiento y
obliga a buscar cabezas dentro de su propio grupo si pretenden salvar la del
presidente. ¿Encontrará Trump alguien que asuma que actuó de esa forma sin que
el presidente lo supiera? Por el momento, no se ve esa solución en el
horizonte. La retractación misma es un desvío en ese sentido ya que admite la
presión trasladada a los ucranianos y no invalida los otros testimonios de
declarantes, más bien al contrario.
Ante la suma de las distintas evidencias que salen de los
testimonios ante los comités, Trump ha elegido una salida natural en él, la
negación de la realidad y la fabricación de una "nueva realidad" a la
que solo él tiene acceso y de la que se convierte en traductor y profeta, en
mediador privilegiado que encuentra en ese otro lado las respuestas.
En un segundo artículo de Cillizza de ayer mismo, titulado "Where
are these secret polls that Donald Trump keeps talking about?", el
analista de CNN señala:
Faced with a slew of national polls that show
roughly half the country supports not only his impeachment but also his removal
from office, President Donald Trump did what he always does: Just say stuff.
"Well, you're reading the wrong polls.
You're reading the wrong polls," Trump responded to questions from
reporters about new numbers from CNN, Fox News and The Washington Post/ABC
among others. "You're read- -- let me just tell you, I have the real
polls. I have the real polls. The CNN polls are fake. The Fox polls have always
been lousy. I tell them they ought to get themselves a new pollster."
That
response from the President begs the question: Where are these "real"
polls? And what do they say? And why haven't we seen them. (OK, so I
guess it begged three questions.)**
Una obviedad: si esas encuestas existieran, Trump se las
habría tatuado en la frente. En cambio, son invocadas patéticamente como
"una realidad" que solo él conoce, a la que solo su mirada alcanza a llegar.
Ante esta perspectiva, y teniendo los antecedentes presidenciales, lo cierto es
que se hace muy difícil creer en la existencia de esas encuestas
"reales" que solo él puede ver.
La Casa Blanca empieza a parecerse a esas casas encantadas
de los filmes de terror en las que hay algún fantasma, algún espíritu que se le
manifiesta al inquilino que la ocupa. Trump tendrá que elegir una línea de
defensa más creíble si intenta convencer al mundo de que los fantasmas que
recorren la residencia son reales.
Las
palabras finales de Cillizza —cuya sección ya se anuncia como un análisis "a
little deeper into the surreal world of politics"— no dejan mucho margen a
la credibilidad presidencial: «No matter the reason, the lack of
actual data to back up the claims made by the President -- combined with his
long history of not telling the truth -- make it very hard to take him at his
word.»**
Son
demasiadas fantasías, demasiadas manipulaciones interesadas, falsedades,
insinuaciones, etc. para que ahora haya que creer en las encuestas que nadie ha
visto. La repuesta airada a los periodistas que le preguntan, micrófono en
mano, sobre las encuestas que todos ven no puede entenderse más que como una
forma final de negación.
Hasta
el momento le ha servido la descalificación de las personas, los insultos
incluso, cuando ha querido desacreditarlos como testigos, algo que es muy
arriesgado hacer con personas como el embajador Sondland, que no va a admitir
ese tratamiento insultante. Lo que le queda a Trump es negarlo todo y
refugiarse en una "realidad" fantástica, un nido de águila
inaccesible para los demás. Para ello tiene que negarle "realidad" al
mundo de los demás, siempre equivocados.
Hasta el momento Trump lo ha
controlado, pero puede quedar atrapado en su propia fantasía, renegando del
mundo. Gordon Sondland —empresario hotelero, multimillonario, coleccionista de arte, donante republicano...— no ha querido finalmente quedar encerrado en la fantasía de Trump. En un vídeo para darle a conocer leemos "Mi familia es lo más importante para mí". Quizá lo ha recordado o se lo han recordado. Es duro pasar a la historia arrastrado en el mismo paquete que Trump.
* Chris
Cillizza "Quid, meet pro quo" CNN 5/11/2019
https://edition.cnn.com/2019/11/05/politics/gordon-sondland-quid-pro-quo-revised-testimony/index.html
** Chris
Cillizza "Where are these secret polls that Donald Trump keeps talking
about?" CNN 5/11/2019
https://edition.cnn.com/2019/11/05/politics/donald-trump-polls-rnc/index.html
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