Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Parece
que no aprendemos nunca. Si el ser humano es el único que se equivoca dos
veces, el político lo hace tres, cuatro o las que hagan falta. Incluso podría
definirse al político como "una artista del error".
En mi
regreso a casa en tren pude ver y escuchar el encuentro entre dos hombres que,
sin verse desde hacía tiempo, intentaban influirse mutuamente, con medida
estrategia, sobre el voto que han de depositar en la urna este próximo domingo.
No es la primera vez que veo algo así. Ocurre en casi todas la elecciones, pero
esta vez tiene características específicas por temor a la apatía, aburrimiento
o enfado causado por la propia actitud de los político.
Lo más
sorprendente es la incapacidad de darse cuenta de sus errores. Vuelven a
repetir los mismos que pueden llevar a los mismos resultados o peores, pues si
baja la participación afectará al sistema en su conjunto.
Lo más
comentado es la "metedura del pata" del presidente en funciones, que
es quien ha llevado, desde el poder, la batuta del conjunto y al que es fácil
apuntar. Señala El País:
Los asesores políticos tratan de demostrar que
todo está bajo control, pero lo cierto es que los veteranos saben bien que una
campaña electoral es un caos imprevisible donde cualquier cosa puede alterar
los planes. El PSOE, por ejemplo, estaba muy satisfecho con el resultado del
debate del lunes y esperaba una recta final tranquila, pero este miércoles se
ha encontrado con un incendio imprevisto por una metedura de pata del
presidente, que esta vez, con las encuestas en contra, ha ofrecido más
entrevistas que nunca.*
La
percepción de las campañas electorales como oportunidades de aclarar las cosas,
se contradice con la mayor posibilidad de equivocarse, ser atacado, etc. que es
lo que suele contar más. Los que viven de ellas
—debe haber ya micho millonario tras 4 seguidas— las presentan como una
panacea, pero lo cierto es que pueden ser la tumba de algunos. El problema es
que solo lo descubres después. Por mucho que se planifique, siempre aparece la
molesta situación imprevisible.
Me sorprende
que tras lo ocurrido en los últimos meses, los candidatos de todos los partidos sigan insistiendo en con
quién pactarán y con quién no. Ese ha sido el núcleo de sus problemas, el punto
sobre el que han orbitado todas las discusiones, rechazos y juramentos que nos
han llevado a esta fecha.
En un
escenario político en el que hay pocas probabilidades de conseguir una mayoría,
que habrá que pactar y en la que además se puede producir un gobierno (incluso
con pacto) en minoría, es de necios autolimitarse sin saber lo que ocurrirá.
La
facilidad con la que todos se quitaron de encima a Mariano Rajoy de encima es
inversamente proporcional a la dificultad de alcanzar un acuerdo de gobierno.
Facilidad para derribar, dificultad para construir. Es la definición de un modo
demasiado infantil de abordar la política, en la que sin embargo todos han
dicho tener la clave. ¿La clave de qué?
Para
tranquilidad de los inconscientes y terror de los que piensen en términos más
amplios, Euronews no muestra un mapa de Europa en donde los colores nos definen
dónde hay gobiernos estables, con mayoría, y una abrumadora superficie cubierta
con los colores de las sumas de minorías que han llegado a acuerdos para tratar
de evitar el bochornoso estado de estar sin gobierno (a lo belga) o de
gobiernos peleados con minorías que apenas se toleran. ¿Está Europa condenada a
la fragmentación? ¿Está la mayoría de los ciudadanos de la Unión fomentando la
creación de estas torres de Babel, llena de orgullosos incapaces de hablar, de
negociar de ponerse de acuerdo? Pues parece que sí, lo que es bastante
preocupante para todos.
La situación en Bélgica está lejos de ser
única. De hecho, los gobiernos monocolor, con un sólo partido, se han
convertido en una excepción en el seno de la UE.
"Los votantes nunca están contentos, y
una forma de expresar su descontento es ir hacia los extremos o debilitar a uno
de los socios de la coalición", afirma [Eric] Maurice. "Pero el
panorama político está tan fragmentado que es difícil encontrar uno o dos
partidos que puedan gobernar juntos, que pueden tener una mayoría juntos o que
pueden encontrar un terreno común".
La fragmentación también se hace sentir a
nivel de Parlamento Europeo, lo que sin duda complicará la búsqueda del
consenso a lo largo de la legislatura.**
La
lectura del politólogo de la Fundación Shuman tiene bastante de inquietante.
Pero es lo que hay realmente. El descontento es lo que está produciendo el
fraccionamiento de los bloques existentes a los que se acusa de ineptitud. Pera
resolverlo se crean nuevas opciones y así se va aumentando el "parque
electoral". El problema es que pasado cierto número de partidos, un número
variable en cada país supongo, la situación se hace ingobernable, sobre todo
porque los que se han escindido se disputan los mismos votos pues son afines.
Una vez
aprendido el mecanismo, basta con crear la división suficiente como para que se
haga ingobernable debido al fraccionamiento que obliga a meterte en la cama a cometer
incesto o adulterio, alternativas poco deseable en términos de moral política.
Nos
queda Europa, pero las perspectivas del parlamento europeo, nos dicen en el
párrafo final del texto de Euronews, empiezan a no diferir mucho de lo que
ocurre en los países en un efecto contagio ascendente que nos puede llevar a la
discusión permanente si buscar soluciones.
La nueva política que hoy vivimos no es
entre gobierno y oposición, como se daba en la forma clásica. Hoy se disputa internamente
en los gobiernos hasta que los intereses les obliguen a separarse y existen oposiciones
que se unen para debilitar a los gobiernos y hacerlos caer para intentar pescar
algo. Es un mal ejemplo político para la ciudadanía a la que constantemente se
presiona para fomentar el descontento necesario.
Si
nuestros políticos tuvieran un poco de sensatez y visión de futuro intentarían
trasmitir la sensación de responsabilidad, algo que permita pensar que quienes
ganas traerán la tranquilidad necesaria que los ciudadanos se merecen y
concentrar sus energías en la mejora del sistema. Estabilidad y mejora en
diferentes campos esenciales no son malos principios sobre los que es asentar
un país. En el fondo, es la aspiración mayoritaria. Lo contrario, la
inestabilidad y la pérdida de energías, no suelen ser valoradas por nadie.
Gracias a la ineptitud de nuestros políticos, tenemos ahora lo que antes no teníamos: las amenazas del populismo nacionalista, con todo lo que supone, y el secesionismo en niveles de amenaza seria. No hemos arreglado ningún problema, pero tenemos varios nuevos.
*
"El ascenso de Vox desata los nervios en los grandes partidos en la recta
final" El País 7/11/2019 https://elpais.com/politica/2019/11/06/actualidad/1573068371_478870.html
**
"La fragmentación política, en "The Brief from Brussels""
Euronews 6/11/2019
https://es.euronews.com/2019/11/06/la-fragmentacion-politica-en-the-brief-from-brussels
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