Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Creo
que hemos tratado varias veces del profesor Allan J. Lichtman. De hecho, creo que
cada vez que hay elecciones a la vista, el profesor Lichtman aparece en algún
medio español (desconozco si lo hace en otros países) para hacer sus profecía
sobre los resultados.
Mientras
que otros se fían de los sondeos y escudriñan datos y estadísticas, el profesor
Lichtman prefiere otros métodos más basados en la Historia, que es su campo de
trabajo. Su método —vamos a llamarlo así— es mucho más barato que las costosas
encuestas que los medios y partidos sacan a la luz cada pocos días. El modelo
llamado "las claves de la Casa Blanca" fue creado junto a un
sismólogo ruso, Vladimir Keilis-Borok, y se basa en una serie de puntos que
establecen las posibilidades que tiene quien está ocupando la Casa Blanca de
seguir en ella. El modelo no tiene demasiadas vueltas, según el resultado de
las "claves" que deben ser tenidas en cuenta, el inquilino sale o se
queda. Ha acertado ocho de las nueve últimas elecciones y la que falló fue la
de Al Gore, que acabó como el rosario de
la aurora, en los tribunales, disputando voto a voto, distrito a distrito.
Allan Lichtman
se enfada cuando quienes le preguntan lo hacen desde perspectivas más
convencionales:
No me está escuchando. Los temas, la
ideología, el centrismo del candidato.... ¡Es irrelevante, no se puede
predecir! Disculpe, es que llevo 30 años diciendo estas cosas y no me escuchan.
¿Quién pensaba que Trump era elegible? ¿Quién pensaba que Ronald Reagan, tan
conservador, era elegible en 1980? Pues ganó, y por goleada. La creencia popular
era que había un 99% de posibilidades de que Clinton ganara...
¿Cuál fue la llave
para que Trump ganara en el 2016?
Trump no ganó, los demócratas perdieron. No
se trata de lo que hizo que fuera elegido sino de qué hizo que los votantes
rechazaran al partido que estaba en la Casa Blanca. La clave fue la lucha
interna del partido, que sólo se aplica al partido en el poder. La idea de que
los demócratas deben estar unidos, no enfrentarse entre, sí son tonterías. ¿Qué
más divisivo que los debates republicanos del 2016? ¿O que el duelo
Obama-Clinton en el 2008?*
Eso es
cierto y si esto es así, todo dependería de cómo se encuentran de ánimo los
republicanos. Por eso Lichtman era partidario del "impeachment", de
hecho, escribió un libro, The case of
Impeachment, en 2017, algo que se debe recordar ahora que este se encuentra
en puertas.
El
modelo de Lichtman no es matemático ni se basa en los datos numéricos, sino en
la interpretación de ciertos valores relevantes —trece— que son los que
permiten a los votantes decidir, por encima de otras consideraciones, si la
estancia del candidato en la Casa Blanca le ha sido beneficiosa o no.
A la vista de los criterios, surge una pregunta: ¿está intentando Trump cumplirlos, buscando completar satisfactoriamente una parte suficiente de las 13 claves? Podría ser.
En
septiembre de 2011, The New York Times publicó un artículo con la contestación
que Lichtman le dio a Nate Silver, un estadístico prodigioso que rivalizaba
desde una perspectiva teórica y una metodología distinta sobre las predicciones
para ocupar la presidencia. De Silver también nos hemos ocupado aquí en
anteriores elecciones norteamericanas. Su capacidad de predicción estadística
no solo mostraba quién ganaba, sino que era capaz de establecer el resultado de
los diferentes estados, algo realmente asombroso.
En
desacuerdo con el análisis que Nate Silver había hecho de su método, Allan
Lichtman explicó en un escrito de contestación en qué consistía:
Mr. Silver has either failed to read or simply
ignored the detailed discussion of the keys in my book “The Keys to the White
House” (5th edition forthcoming from Rowman & Littlefield early next year)
or in technical articles that I published in peer reviewed journals (for
example, International Journal Of Forecasting (April-June 2008) and
International Journal Of Information Systems & Social Change (January-March
2010).
Mr. Silver’s neglect of the published work on
the keys system has resulted in fundamental misconceptions about the
development and application of the keys that fatally flaw his critique. Mr.
Silver presumes that I took 38 elections from 1860 to 2008 with known outcomes,
found 13 key factors out of innumerable combinations of factors and used the
impermissible methods of “overfitting and data dredging” to force the calls on
these keys to conform to the results of these elections. In fact, the book and
articles make clear that I followed a very different and scientifically sound
procedure designed precisely to avoid the fallacies of “overfitting and data
dredging.”
I developed the keys in 1981 in collaboration
with Volodia Keilis-Borok, a world renowned authority on prediction methods.
The keys are based on a retrospective analysis of elections from 1860 (the
beginning of the modern Republican vs. Democratic era) to 1980 and using a
theoretical model, not random data-mining. The theory behind the keys is that
presidential elections are determined primarily by the performance of the party
holding the White House. This is a very positive message: it suggests that the
American electorate makes reasoned, pragmatic decisions in presidential
elections and is not manipulated by the pollsters, the admen, and the
consultants. It suggests that it is governing not campaigning that counts in
presidential elections.
After developing the 13-key model, I then
followed proper procedure by testing it repeatedly through advance prediction
of seven future elections – 1984 to 2008 — with unknown outcomes. The keys
system correctly predicted in advance the popular-vote outcome of each of the
seven elections that occurred since its inception in 1981. The probability of
attaining this record of seven consecutive correct predictions by chance alone
is well under one in 100, a standard measure of statistical significance in
social science.**
En la entrevista concedida a La Vanguardia, vuelve a
señalar al trío interesado en las
campañas: «Es lo
que yo llamo el ‘complejo político-industrial’: el triángulo que forman las
empresas de sondeos, los consultores políticos y los medios.»
Si
damos un salto desde los Estados Unidos a nuestra particular cazuela electoral,
donde se cuecen los resultados, veremos que ese "complejo
político-industrial" tiene una influencia sustancial. No vamos a aplicar
las "13 claves" de Lichtman,
porque aquí ya no tiene ni ha tenido sentido hablar de "bipartidismo"
más que cuando les ha interesado a algunos. Pero no podemos negar la existencia
de ese entramado resultante de la conjunción de los analistas, las empresas de
sondeos y los medios. Esto, además de política, es un gigantesco negocio en el
que cada día se dice lo mismo pero con distinta sonrisa o llanto, según toque.
El
profesor Allan J. Lichtman tiene un buen porcentaje de aciertos. No habla mucho
y explica lo que cree necesario. Repite en cada pregunta que se le hace que no entendemos nada. Es posible. Puede
que estemos tan acostumbrados ya a este folclore político que ya no seamos
capaces de ver lo que tenemos delante con claridad. Quizá hasta se trate de
eso, de mantener un espectáculo con la mano izquierda mientras se hacen los
trucos con la derecha.
Funcionen
o no en España las "trece claves" de Lichtman, lo cierto es que lo
que sí funciona es este entramado de la política misma, sus comentaristas, los medios y los expertos en
sondeos, etc. El temor al aburrimiento que nuestra política provoca puede suplirse con este circo constante de encuestas que suben y bajan, pactos posibles e imposibles, odios eternos por el momento.
*
"Allan Lichtman: “La impopularidad de Trump es irrelevante”" La
Vanguardia 3/11/2019
https://www.lavanguardia.com/internacional/20191103/471342565613/allan-lichtman-donald-trump-victoria-electoral-libro-claves.html
** Nat Silver - Allan J. Lichtman "‘Keys to the White House’
Historian Responds" The New York Times 12/09/2012 https://fivethirtyeight.blogs.nytimes.com/2011/09/12/keys-to-the-white-house-historian-responds/
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