Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Recordarán
los hipotéticos lectores de este blog nuestro escepticismo ante las
lamentaciones presidenciales sobre la enorme cantidad de divorcios en Egipto.
Al presidente (y a cualquiera) le parecía un término excesivo a todas luces
acorde con las cifras mundiales. El sistema egipcio está basado en mostrar que
el presidente está "preocupado" por algo. Eso significa que de la
presidencia hasta llegar al suelo todos se deben preocupar por traducir la
preocupación en hechos. Y es ahí donde falla el sistema.
Nuestro
escepticismo si basaba en a) no se atiende a las causas reales que producen los
divorcios y b) lo más sencillo es simplemente dificultarlo, lo que camuflaría
las cifras reduciéndolo. Puede que Egipto no sea un modelo de eficacia, pro sí
lo es de obstruccionismo, por lo que la predicción de que se trataría de poner
obstáculos al divorcio (como ya habían hecho en algún país musulmán asiático
que tomaron por modelo) no tiene un mérito excesivo. Tampoco lo tenía la
predicción de que si alguien pagaría el excesivo número de divorcios y a
quienes se les pondrían los obstáculos sería a las mujeres.
En
Egipto, estas cosas están reguladas por la llamada Ley del Estatus Personal,
mediante la cual se rigen la vida personal conforme a las diferencias entre
grupos religiosos, ya que no tienen el mismo marco musulmanes que coptos, por
ejemplo. El divorcio se regula según las leyes musulmanas de la Sharia,
mientras que los coptos, sencillamente, no tienen "divorcio". En ambos
casos, la ley religiosa es la que manda y después se sanciona por el estado.
Las
tensiones entre la Universidad de Al-Azhar, fuente de orientación religiosa
islámica, se ha puesto manos a la obra, redactando un proyecto de Ley del
Estatus Personal. Como hace tiempo que la presidencia lleva clamando por una
reforma religiosa (que nadie entiende cuál es, pues todos dicen seguir
fielmente el Corán), los enfrentamientos entre las instituciones políticas de
la república y la institución religiosa van en aumento cada vez que esta última
lanza algún tipo de propuesta. Al-Sisi está prisionero de su propia estrategia
de cubrirse con el discurso religioso existente y presentarse como reformador
religioso y moderado. Lo cierto es que "moderado" no es más que un
adjetivo para la galería, para justificar las peleas con los radicales, que
también defiende su ortodoxia islámica mientras que acusan a las instituciones
del país de "tibias" o de alejarse del mensaje central. Es, como
siempre, una lucha por ser los más cercanos al espíritu y la palabra coránicas,
la única posición que les permite sobrevivir en un océano conservador y tradicionalista.
Sometido
a fuertes críticas por la cuestión de los derechos humanos desde el exterior,
el gobierno egipcio ha emprendido una campaña de discursos moderados para
tratar de mostrar una imagen de mayor modernidad, por lo que el documento
propuesto desde Al-Azhar ha sentado muy mal.
Leemos
en el diario estatal Ahram Online un duro alegato en su contra:
Al-Azhar is currently drafting a new personal
status law which is stirring up heated debate among experts and the public
mainly because it slows down the process by which a woman can get a divorce.
Al-Azhar intends to submit the draft after sending it to the cabinet for
approval and before being passed by the House of Representatives.
“Very frustrating” is how lawyer and feminist
Nehad Abul-Qomsan describes the draft. “It does not have a vision, methodology
or even a clear purpose,” Abul-Qomsan said.
Article 61 of the draft law extends the
duration of legal proceedings of the khu’, a procedure through which a woman
can divorce her husband in Islam, to more than a year, thus depriving women of
their legitimate right provided to them by Sharia Law. “In khul a woman is
divorced once she returns her dowry and relinquishes the rest of her financial
rights,” said Abul-Qomsan who asked why the legal procedures were being
extended.
According to Abul-Qomsan, the draft did not
impose any restriction on a man’s right to divorce his wife or on polygamy
which affects children and exposes them to serious risks. “This is unfair and
illegal,” she added.
Article 94 of the draft suggests that a wife
uses her own money to spend on her children if the father is financially
incapable. According to Abul-Qomsan, this article is against Islamic
regulations which stipulate that the husband is responsible for financial
matters, and is responsible for financial matters.
Article 99 has also changed the order of the
parties that have custody after divorce, putting the father ahead of the
maternal grandmother. Abul-Qomsan praised that step but said she wondered that
if the father who has custody of his children was financially incapable, what
would the mother be obliged to spend.
Article 103 of the draft gives the father
guardianship over his children in education if there is a dispute between the
parents. Many fathers, according to Abul-Qomsan, intentionally downgrade the
quality of education their children receive by paying cheaper tuition fees or
simply trying to annoy the mother.*
Como puede apreciarse, la propuesta no es más que convertir
el divorcio para la mujer en una carrera de obstáculos, como estaba previsto.
La Universidad de Al-Azhar es una institución cuya mentalidad es
tradicionalista y, por ello, misógina, por lo que siempre verá el divorcio como
un atentado a la autoridad masculina, que es el centro del sistema. Así lo dice
la historia y así lo muestran ellos en cada decisión que toman.
La propuesta de la ley es todavía más retrógrada de lo
habitual, pues acaba dando más derechos al padre y a su familia, mientras que
debilita los de la madre (y su familia) y la carga con más obligaciones y
retardos de plazos para cualquier acción.
Esto le crea a al-Sisi un nuevo problema interior, ya que si
no lo acepta se enfrenta a Al-Azhar, institución que usa para mostrarse como
gobernante virtuoso y faro islámico egipcio —algo que también se vende como
garantía hacia el exterior— y si lo acepta recibirá múltiples críticas desde
dentro y fuera, arruinando su pretendida imagen moderada.
Aquí hemos tratado estos años, en múltiples ocasiones, la
cuestión del "divorcio egipcio" pues nos ha parecido capital en una
sociedad en la que hay que leer sus desajustes en este tipo de hechos. La altísima
tasa de divorcios muestra precisamente la tensión existente entre un sistema
machista y un deseo de cambio que traduce en el papel de las mujeres, siempre
sancionadas antes y sobre todo desde la revolución de 2011. Política y religión
se dan la mano en la sociedad islámica y la primera autoridad que se establece
es sobre la mujer, ya sea como hija, esposa, madre o hermana. No debe haber
mujer sin "guardián" y este es siempre un varón, un responsable de lo
que haga o diga. Si no hay padre, hermano, hijo o tío, todos ellos con derechos
de familia, será un vecino o conocido, pero siempre habrá alguien que diga lo
que se debe hacer. Rebelarse ante esto puede tener diferentes tipos de
consecuencias, algunas de ellas pueden ser fatales para la mujer.
El final del artículo, firmado por Reem Leila, incide en los
cambios anteriores de las leyes y en el "derecho" de Al-Azhar a hacer
las leyes o solo a dar líneas de actuación:
MP Mohamed Fouad of parliament’s Local
Administration Committee said the role of Al-Azhar, the world’s centre of
Islamic learning, is to provide its recommendations in the personal status
draft law, not make laws. Throughout Al-Azhar’s history, it has never drafted
laws. The constitution specifies that the government, the presidency and the
parliament are entitled to propose bills. “As long as Al-Azhar’s opinion is
advisory, it is better to read the current draft and provide its legitimate
opinion,” Fouad said.
This is not the first time that Egypt’s
personal status law is amended. Such calls were made after former president
Hosni Mubarak was driven from power in 2011. Hundreds accused former first lady
Suzanne Mubarak of harming Egyptian families by passing laws that supported the
rights of women after divorce.
However, laws passed at the time, according to
Fawziya Abdel-Sattar, professor of law at Cairo University and former MP, have
helped millions of families, especially women. Law 100/1985 on alimony rights
and Law 1/2000 on personal status procedural law and the khul are all based on
Islamic Sharia. “Before the laws on khul and alimony rights, women were court
victims, spending years trying to prove their right to alimony to get a
divorce,” Abdel-Sattar said.*
De estos párrafos tienen interés las menciones de las
fechas, pues trata de mostrar que el proyecto de Al-Azhar es retrógrado incluso
en términos históricos políticos. Esto es importante porque todavía están en
pie las discusiones sobre lo que fue realmente la Revolución del 25 de enero de
2011, la que derribó a Mubarak, pero no a "su" régimen, que se
deshizo de los islamistas en 2013, tomando un nuevo rumbo adentrándose en la
ortodoxia religiosa como forma de control social y político.
Interesante también la mención a la esposa del ex presidente,
Suzanne Mubarak. Efectivamente, ella fue la cara de las mejoras legales —en los
treinta años de mandato— de las mujeres. Sacarla a colación ahora es un golpe
doble, contra Al-Azhar y, en otro sentido, el recordatorio de que es en las
leyes y no en los gestos en donde se demuestra la voluntad de cambio.
Desde que se empezó a hablar del problema del divorcio en
Egipto, estaba claro que serían las mujeres las que acabarían pagando el
problema. Es la tradición misma del sistema. La mujer es vista como el elemento que tiende a distorsionar la
perfección, la establecida por la ley coránica. Es la mujer la que hay que
controlar para que todo funcione. Ese es el principio general, por mucho que se
evite decirlo. De esta forma es complicado introducir normas que equilibren los
derechos o deshagan las desigualdades que son percibidas como virtuosas. Por
eso, el borrador de la ley presentado por Al-Azhar recorta los derechos de las
mujeres y amplía el control de los hombres incluso, como se denuncia, yendo más allá
de los derechos anteriores reconocidos a las mujeres.
Las clases sobre los males del divorcio a las universitarias sirven de muy poco, como era previsible. El mensaje que se sigue mandando es que son las mujeres las culpables en un contexto de predominio masculino en derechos y en control de la situación. Las acciones para evitar que la mujer se pueda divorciar siguen siendo las mismas: matrimonio temprano, ausencia de educación y limitar sus recursos. Por supuesto dificultar su acceso al mercado laboral para que no pueda independizarse del varón. Finalmente, el acoso a las divorciadas acaba de cerrar la trampa. Ahora Al-Azhar endurece las condiciones para las mujeres. Todo por las estadísticas.
Una vez más, Egipto se encuentra enredado en sus propias
contradicciones, las surgidas de la estrategia del gobierno de intentar llevar
por su camino a instituciones que tienen su propia agenda. Los intentos del
gobierno de usar a la Universidad de Al-Azhar como forma de ortodoxia islámica
no cuestionada y respaldo político entra en conflicto con una institución con su
línea de desarrollo y asegurándose su papel bajo cualquier escenario. Darles
más poder del que tienen no soluciona mucho y, por el contrario, siempre están
bajo riesgo.
El artículo, publicado primero en Ahram Weekly, laboratorio de ideas, es un indicador del conflicto y una toma de posición sobre la propuesta de la Universidad de Al-Azhar. Cómo reaccionen los clérigos ante este aviso es una cuestión clave. Las leyes, les dicen, las hace el parlamento. Veremos si no son de nuevo las mujeres las que pagan.
* Reem
Leila "Compromising women’s rights?" Ahram Online
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/50/1201/355408/AlAhram-Weekly/Egypt/Compromising-women%E2%80%99s-rights.aspx
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