jueves, 21 de noviembre de 2019

Tirando de la manta

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hace unos días hablamos aquí de la rectificación en las declaraciones ante el comité de las cámaras de los Estados Unidos del embajador ante la Unión Europea, Gordon Sondland. Y terminábamos señalando que a veces se puede elegir cómo entrar en la Historia, resaltando una frase del propio Sondland en un vídeo de presentación, "la familia es lo más importante para mí".
Sondland se ha convertido en el centro de las acusaciones contra Trump desvelando aquello que, nos dice, todos sabían, los deseos del presidente y el papel de Rudy Giuliani, su abogado personal, en las operaciones de Ucrania para conseguir hundir a su posible rival para la presidencia, Joe Biden, intentando que las autoridades de ese país se hicieran cargo del desprestigio de la familia. El asunto era sencillo: bastaba con que las autoridades ucranianas pusieran en marcha investigaciones bajo la sospecha de "corrupción" para que después eso fuera aprovechado por los medios afectos a Trump. Al presidente le bastaría con decir que a los Biden les están investigando por corruptos, que no es cosa suya, sino de un gobierno extranjero. Lo malo es que esto estaba condicionando las ayudas militares a Ucrania y una recepción en la Casa Blanca al novato presidente. Esto, en un país que está en un conflicto territorial armado con Rusia, es algo más que una cuestión electoral. Lo que asustó a muchos de los que ahora declaran era ver cómo se comprometía la seguridad mundial jugando con las ayudas militares para una cuestión electoralista de la presidencia a la busca de su reelección.


Podría parecer una trama de una novela de no ser porque la especialidad de Trump con sus rivales electorales primero y políticos después ha sido siempre la maledicencia y el desprestigio a través de las insinuaciones y de las repeticiones de "cosas que otros dicen", como el caso de Ted Cruz y su vinculación con el asesinato de J.F. Kennedy o sobre la nacionalidad norteamericana del ex presidente Obama.
Trump es un mentiroso, sí, pero también un experto en la manipulación con las mentiras. Ya sea vocacional o patológico, Trump vive de ellas y las utiliza con descaro como algo cotidiano. Es su "estilo", el que ha practicado probablemente durante años en el mundo de los negocios hundiendo reputaciones.
Pero no todo el mundo tiene la misma relación con la mentira.
Gordon Sondland no es un político profesional. Es un empresario de la hostelería, un donante para la campaña de Trump con un millón de dólares, que no es poco. En vez de buscar influencia con ese dinero, como otros han hecho, Sondland se consiguió un trabajo, el de embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea. El por qué de esta vocación hacia la política tendrá su explicación personal, pero es seguro que por muy imaginativo que Sondland haya sido con su puesto, nunca se imaginó que tendría que hacer lo que le pidieron hacer y ver lo que tuvo que ver.
El testimonio de Sondland ante el comité para el Impeachment ha sido calificado por casi todos los medios como demoledor. En la CNN, Stephen Collinson explica:

Gordon Sondland wrote his name in history and triggered a turning point in the House impeachment inquiry with stunning testimony implicating the President in an abuse of power.
In effect, one of President Donald Trump's political appointees confirmed the core allegation of the entire scandal: that he conditioned aid and recognition for Ukraine on personal favors that could help him in his 2020 reelection campaign.
This was no "Never Trumper" bureaucrat perpetrating what some of the President's conservative backers have called a coup. He was a glad-handing businessman who paid $1 million to Trump's inaugural committee and ended up with a plum job.
Sondland destroyed once and for all the earliest presidential talking point that there was no quid pro quo with Ukraine. He explicitly said the prospect of a White House visit for Ukrainian President Volodymyr Zelensky was conditional on Ukraine announcing an investigation against Trump's possible 2020 rival Joe Biden.*


Han sido muchos los que se han visto arrastrados por Trump, por Rudy Giuliani en su nombre, la mayoría de ellos profesionales de la política o de la administración, incluso militares. No han sabido o no han podido evitar hacerlo ante la figura, el nombre o la insinuación de que el presidente estaba en ello. No se trata de que Trump haya dicho a todos "personalmente" lo que tenían que hacer. Cuando el abogado personal del presidente te dice algo, sabes que es el presidente el que está detrás, dicen algunos. No parece que esto le vaya a funcionar; son demasiadas evidencias de que el plan era suyo, con su respaldo y, sobre todo, como principal beneficiado. La reelección era el objetivo y sus rivales los obstáculos.

En este contexto de pillos, Sondland contrasta por su decisión. La política, tal como la entienden Trump y los demás no es lo que pensaba. Siempre se puede pensar que la política tiene un porcentaje variable de suciedad, pero no todo el mundo los coloca en los mismos lugares. La idea de revolver las aguas para confundir, cuando los objetivos estaban claros no parece que haya sido la que finalmente tomó Gordon Sondland.
Cuando envió al Comité su rectificación señalando puntos que había dejado fuera, tomó una decisión importante, probablemente no solo. En las imágenes de sus declaraciones de ayer se le ve relajado y controlando la situación, sin cortinas de humos ni dudas:

"I know that members of this committee frequently frame these complicated issues in the form of a simple question: was there a quid pro quo?" Sondland said.
"As I testified previously ... the answer is yes."
And Sondland broadened the scope of the conspiracy -- testifying that Secretary of State Mike Pompeo, Energy Secretary Rick Perry, Vice President Mike Pence and acting White House Chief of Staff Mick Mulvaney all knew what was going on.
"Everyone was in the loop," said Sondland.

Difícilmente se puede ser más claro. Si Sondland entró rápidamente en la política, está es también una salida veloz. Pero esto tiene un coste. Ha declarado —no ha sido el único— la recepción de amenazas en su familia y los ataques a sus negocios hoteleros. Es la moneda que va a recibir como pago por su claridad. El presidente se dedica a torpedear a los declarantes ante el comité con sus tuits desde la Casa Blanca. Es un subtitulo en directo mientras declara. Con ellos tratan de frenar los efectos sobre la opinión pública en otro acto inédito en la comunicación política, cuyas fronteras han sido ampliadas por Trump.


Los acontecimientos en la era Trump son vertiginosos. Un escándalo tapa a otro. Es como un juego que va llegando hacia su final hasta llegar a la apoteosis. Cuando comenzó la cuestión ucraniana dijimos que sería una enorme ironía que Trump cayera por efecto de las conversaciones con un presidente recién llegado a la política, un actor cómico llegado al poder en un país complicado. A esto se le añade ahora que sea Gordon Sondland, un empresario metido a político, un donante millonario de los republicanos al que se le compensó su esfuerzo con una embajada ante la Unión Europea.
Pero las ironías requieren cierta distancia para percibirlas. No sé si Trump acabará su mandato o sobrevivirá a todo esto o incluso llegará a la reelección. Tengo mis dudas, pero con Trump las dudas tienen unas probabilidades diferentes que en los demás. Nadie puede negarle que se ha sobrevivido a sí mismo desde el primer día. No podemos decir lo mismo de las instituciones, cuya erosión es terrible, ni del deterioro de la imagen exterior de los Estados Unidos, a quien pocos estiman ya como socio o aliado.
Hay una expresión española, "tirar de la manta" que expresa claramente lo que Sondland ha hecho. No solo ha implicado directamente al presidente, sino que ha señalado a todos los que estaban al tanto del plan de presión a Ucrania. Si finalmente se lleva a Trump por delante, irán detrás todos los personajes que ha ido acumulando en estos años para llevar esa vida política y diplomática paralela.
De nuevo, los republicanos deberán empezar a pensar en qué es mejor, si soltar lastre o hundirse si siguen saliendo testimonios en el mismo sentido.
Quizá, en un futuro, alguien piense que Gordon Sondland es honesto y creíble y hasta le ofrezcan ser candidato porque no quede nadie en pie. La ironías forman cadenas.



* Stephen Collinson  "Stunning testimony links Trump to abuse of power" CNN 21/2019  https://edition.cnn.com/2019/11/21/politics/donald-trump-impeachment-gordon-sondland-today/index.html

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