Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
"Democracia"
es una palabra ante la que se puede reaccionar de muchas maneras. En muchos
momentos era un sueño, un deseo de futuro para aliviar las penurias del
presente. Pero cuando se tiene se puede convertir en rutina poco valorada, en
costumbre rutinaria. Y ese es su mayor peligro.
La
prensa de estos días anuncia la aparición de un informe sobre la situación
internacional de la democracia, sus avances y retrocesos según los países. No
es fácil "medir" la situación de la democracia en determinadas
situaciones. Lo es cuando hay una separación entre pueblo y gobiernos, con
formas autoritarias de control; pero cuando es la propia sociedad la que ignora
los valores democráticos y busca las formas de confrontación por otras vías, la
situación es más complicada de expresar.
En La
Vanguardia leemos:
La democracia está en cuestión, tanto en el
mundo en general como en Europa en particular, una erosión que cuestiona el
principio de que su triunfo es inevitable y degrada su funcionamiento en muchos
países. En términos cuantitativos, los datos son esperanzadores, cada vez hay
más regímenes considerados democráticos, pero cuando se analiza la calidad de
estas democracias el retroceso es patente.
Empecemos por un dato positivo: más de la
mitad de la población mundial vive actualmente en alguna forma de democracia
comparado con el 36% de 1975. Pero la buena nueva viene fuertemente matizada
cuando se constata que la mitad de ellas han sufrido erosión y que el
porcentaje de democracias de alta calidad se ha reducido más de la mitad, de un
48% en 1980 hasta sólo el 22% en el 2018. Son los datos que muestra el informe
que hoy hará público el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia
Electoral (IDEA), una organización intergubernamental dedicada a potenciar la
democracia.*
La
erosión de las democracias es el problema cuando las cifras generales que se
dan son buenas. ¿Pero qué significa "erosión" en estos contextos ya
democráticos? Abandono, desinterés, una tendencia hacia situaciones
autoritarias.
No se
puede ignorar que las democracias son las que llevan "democráticamente"
a los que les proponen formas menos democráticas. No es un juego de palabras
sino la constatación de que el deterioro democrático se produce por un
deterioro previo, el de los que votan y llevan con su voto a los más
autoritarios. Se forma entonces una espiral en la que los "elegidos"
trabajan en contra del sistema que les ha elegido. En su programa, por decirlo
así, va contenido el debilitamiento democrático.
No
hablamos de nada extraño. Es el camino elegido muchas veces para destruir las
instituciones, hacerlo desde dentro. es lo que ha hecho, por ejemplo, los
ultranacionalistas presentándose a las elecciones europeas en una Europa en la
que no creen y cuyas instituciones pretenden reventar, colapsar, usar como
altavoz. Ellos mismos lo han expresado así. Es lo que hizo el anti europeo
Nigel Farage, sin ir más lejos.
La
democracia no es solo un sistema de elección; es sobre todo un sistema de
valores que cree en la elección. Entre esos valores está la convivencia, la
justicia social, la ética y la defensa de las instituciones que los garantizan.
Si
aumenta el número de países democráticos, como nos dicen, que se rebaja la
calidad democrática de los países es que se está pervirtiendo el sistema, se
está utilizando, manipulando, para objetivos no democráticos. ¿Pueden las
democracias ser antidemocráticas? Por supuesto. Tenemos ejemplos todos los días
en aquellos que llegan al poder con las urnas y desde él socavan la democracia
o las instituciones.
A veces
la agenda interior es acabar con el sistema democrático. Otras veces es
aprovecharse de él, como ocurre con la corrupción. En estos últimos tiempos
hemos asistido al descaro de cómo los gobiernos de determinados países han
usado el poder para tratar de lavar escándalos de corrupción, promover
amnistías, reducir las penas o eliminar delitos de sus legislaturas.
“Lo que está en crisis no es la idea de
democracia. Lo que está en crisis es la idea de que el triunfo de la democracia
es inevitable. Eso ya no es sostenible. Estamos aprendiendo que la democracia
hay que construirla todos los días, defenderla todos los días y que esto es
complicado”, declara a La Vanguardia el secretario general de IDEA, Kevin
Casas-Zamora.*
¿Cuál
es el "triunfo de la democracia"? Es ahí donde se produce el conflicto
ya que si no se introducen los valores democráticos, la democracia se convierte
en disputa y en gestión del egoísmo, algo que está en la base de ciertas
corrientes. Es sorprendente que se insista tanto en la dimensión individual de
la democracia y no en el equilibrio social. Una democracia en la que uno solo
piensa en sí mismo acaba siendo una fuente de disputa e inestabilidad. Si la
democracia no enseña a pensar en los demás es poco probable que resista
mucho. Si no se busca la forma de equilibrar la dimensión individual con la
responsabilidad social, se mecaniza y se pierden esos valores que la sostienen.
El
deterioro que vemos es el que produce la insolidaridad, la incapacidad de
empatía hacia los demás, desmarcarse de su destino. Pronto se da el salto que
erosiona el conjunto. Sin valores más allá de uno mismo es difícil que nada
social sobreviva, solo la lucha por el poder, que es lo que garantiza poder
satisfacer las propias necesidades o la de un grupo específico.
Sin buscar
esa perspectiva común es difícil mejorar la calidad de nuestras democracias y,
por ende, encontrar nuevas soluciones a los problemas de todos. Por eso triunfan
las estrategias de división, como se señala en el propio informe al referirse a
los populismos.
La
democracia es un valor y una herramienta. Las dos dimensiones son necesarias
porque la herramienta debe engendrar valores que la mantengan viva y útil
para todos. No es cuestión de cantidades. Lo preocupante es el deterioro, la pérdida de valores que la sostengan y el aumento de los intereses que la utilizan para subvertirla.
Jaume
Masdeu "La erosión de las democracias" La Vanguardia 19/11/2019
https://www.lavanguardia.com/internacional/20191119/471740502477/erosion-democracias-europa-mundo.html
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