jueves, 3 de octubre de 2019

El ascensor político

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El titular del diario El País actualmente en su edición digital señala "Las sospechas acorralan a la candidata de Macron a comisaria europea". No es el primer caso en el que se recela de los candidatos presentados; tampoco será el último. En realidad estamos asistiendo al fenómeno del "candidato inconveniente", es decir, los propuestos se revelan como un tanto "oscuros", con trayectorias políticas más o menos claras, pero con una vida en paralelo en la que las sombras de corrupción resaltan en cuanto que se explora un poco.
Las preguntas son muchas y se centran en dos aspectos, en la promoción de las personas y, en una segunda fase, en su selección para cargos en los que pueden resultar peligrosos al conocerse sus antecedentes.
Hoy la clase política como conjunto está sometida a sospecha y parte de la crisis que vivimos proviene del recelo de los electores ante los candidatos que se les presenta y a los resultados de su gestión. Se acaba de enterrar gloriosamente a Jacques Chirac y muchos han recordado que junto al gran político había zonas muy oscuras que salpicaron de escándalos su trayectoria. Sin salir de Francia, de Macron a Chirac, que ya son unos años, Sarkozy y Hollande, tuvieron también lo suyo con temas propios o de las personas que nombraron.
El diario ABC titulaba el año pasado "La corrupción desborda Francia: Chirac, Sarkozy, los Le Pen y ministros de Hollande y Macron, señalados" y aclaraba "Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, ha sido detenido este martes para ser interrogado por la policía de la Oficina Central para la lucha contra la corrupción". 


La foto de Chirac junto a un imberbe Nicolás Sarkozy, nos traía algo del problema, la gente que ha hecho su carrera en la política, que están desde los 18 o 20 años entre despachos y pasillos, de las sedes a las consejerías, buscando cómo colarse en el sistema, cómo ascender a los puestos clave mediante alianzas, amistades e intereses comunes. La política, en fin, se ha convertido —a los ojos de muchos— en un gigantesco negocio, una forma empresarial de conseguir beneficios aprovechándose de las situaciones o la forma en que la honestidad desaparece ante las constantes tentaciones de enriquecimiento. Luego llegan los momentos en los que todo se destapa.
Las alianzas de los partidos para mantenerse limpios de corrupción no funcionan. Prefieren esperar al siguiente escándalo del otro lado para rentabilizarlo políticamente, electoralmente. Es como jugar a la ruleta rusa en la que cada uno aprieta el gatillo a ver si hay suerte y la bala le toca al otro. Pero al final les toca a todos y los electores, que generalmente buscan la honestidad y la confianza en quienes eligen se ven defraudados.
Los populismos surgen de esa frustración en la que la conclusión final es que nadie está limpio y deben llegar personas tan "limpias" como un Donald Trump a regenerar a la clase política desde el poder. Esto es otra perversión, porque los que llegan solo lo utilizan de forma retórica y suele haber muy pocas purgas. Los corruptos ajenos son siempre un buen argumento para conseguir votos y poder.
La candidata de Macron, de la que se nos habla en El País, ha pasado por un interrogatorio en el que se le ha hecho sudar dando explicaciones:

Sylvie Goulard vivió este miércoles tres horas interminables. La candidata del presidente francés, Emmanuel Macron, para desempeñar el cargo de comisaria en el próximo Ejecutivo europeo de Ursula von der Leyen se sometió a un examen sin tregua por parte de los eurodiputados, que le recordaron las irregularidades en el pago de sueldos a sus asistentes cuando era europarlamentaria y su bien remunerado trabajo en un think tank estadounidense. La aspirante rechazó las acusaciones, pero no obtuvo por ahora la aprobación de la Cámara.
“Estoy limpia”, proclamó a los cuatro vientos la aspirante francesa a comisaria de Mercado Interior. Enfrente, los eurodiputados pidieron a Sylvie Goulard explicaciones ante las sospechas de corrupción, por las que no ha sido condenada pero que ya provocaron un primer dolor de cabeza a Macron en junio de 2017, cuando le costaron la dimisión como ministra de Defensa solo un mes después de su nombramiento.*



Que Macron proponga para Europa a una persona que tuvo que dimitir un mes después de ser nombrada sitúa la cuestión, de forma directa, en el ascenso político, en cómo individuos dudosos (y más que dudosos) llegan a puestos muy elevados. El tema es hoy capital pues el ascenso político y las redes de intereses que llevan a personas poco adecuadas a los cargos esenciales acaba en pasando factura a las personas e instituciones, minando la confianza en el sistema.
El problema es que la aparición de nuevos escándalos a los que llegaron al poder escandalizados es solo cuestión de tiempo. No es ninguna novedad que quien grita sea poco después gritado por sus opositores encontrando en ellos los mismos vicios que denunciaron.

A mi modo de entender, la causa está en la transformación de la política misma. La corrupción, evidentemente, no es algo nuevo. Es mucho mayor en las dictaduras, que se suelen construir sobre estructuras de intereses que se apoderan del estado, de las administraciones para beneficiarse personalmente y comprar las voluntades y apoyos mediante la extensión del "negocio" a personas que van haciéndose con los beneficios y hundiendo a los países. Pero lo que es "normalidad" dictatorial debería estar alejado de las democracias, pues en algo se deben diferenciar. Una urna visitada con más o menos frecuencia no es la democracia. Es mucho más: ideas, valores, creatividad, solidaridad, justicia.
El problema está en que para muchos que llegan a la política las formas no importan y solo importa el poder. La perversión de este pensamiento ha llevado a la pérdida de la honestidad de muchos, que buscan hacer carrera y van vendiendo parcelas o acciones de su alma a los que llegan a tentarles.
Casi todos los partidos están compuestos en sus bases por personas idealistas que acaban en manos de sujetos manipuladores, ambiciosos, que los utilizan para ascender en la escala interna hasta llegar a los mejores puestos posibles. Llegados a ellos su función es acercarse a los que pueden ascender más que ellos y así seguir beneficiándose.
Que las varias propuestas hechas a los diputados europeos hayan sido rechazadas no es una buena noticia. Significa que los gobiernos mandan a Europa a personas que no deberían ser propuestas. Europa se merece los mejores candidatos; los necesita. Serán garantía para todos. Si empieza a cundir la idea entre los europeos que lo que los gobiernos proponen es a personas sospechosas de corrupción, de haberse beneficiado de puestos anteriores o de haber beneficiado a otros desde sus cargos, se resentirá la credibilidad y el entusiasmo europeísta. La gente encontrará en Europa los mismos males que condena en sus propias tierras.


El problema es en qué cubo se pescan los candidatos. Hace mucho que los méritos que llevan a la política no son los que debieran. Si en cada proceso de selección de candidatos, de los más humildes a los grandes cargos, primara la honestidad no tendríamos estos problemas constantes. A lo que asistimos, por el contrario, es a una selección negativa: conforme se asciende nos encontramos con los candidatos más oscuros porque han llegado al poder de forma oscura.
Muchas veces no son ellos, sino los que les auparon los que buscan formar parte de la cadena de decisores, de personas que actúan a su alrededor beneficiándose o beneficiando a otros.
El daño que todos hacen es enorme. Hay que recuperar la honestidad y la inteligencia, la voluntad de servicio, como valores ético políticos. Por eso lo de Trump es un muy mal ejemplo, y acabará mal, como era previsible. 
Hemos introducido durante años valores muy distintos y ahora lo pagamos en todas partes, en Francia, España o cualquier sitio. Si las dictaduras no pueden librarse o incluso fomentan la corrupción; las democracias no pueden nunca considerarla como un "mal necesario" o cuestión partidista,
Hay que vigilar el "ascensor político", revisar en qué plantas se ha ido parando en su recorrido hasta la cima. La vieja foto de Chirac y Sarkozy dice mucho sobre la vida política. 


*
 "Las sospechas acorralan a la candidata de Macron a comisaria europea" El País 02/10/2019 https://elpais.com/internacional/2019/10/02/actualidad/1570042034_475819.html

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