Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
prensa egipcia, al menos parte de ella, se hace eco de la muerte del joven Mahmud
El-Banna. Es otra muerte que conecta los peligros y debilidades de una sociedad
que está en cambio. Mahmud El-Banna ha muerto por defender a una joven del acoso
sexual de unos compañeros. El hecho ha sacudido a parte de la sociedad egipcia,
a la que es consciente de la brutalidad del crimen, su profunda injusticia y
reclama soluciones a un mal endémico en Egipto, el acoso sexual.
La
explicación más detallada de lo ocurrido nos la da el diario estatal Ahram
Online:
A Menoufiya criminal court has set 20 October
to start the trial of three teenagers accused of murdering another teen who
defended a girl from sexual harassment in a crime that has caused outrage
across the country.
The crime took place last week in the city of
Tala in Menoufiya governorate, when the victim, 18-year-old high school student
Mahmoud El-Banna, intervened to stop a group of boys from beating and sexually
harassing a teenage girl in the street, according to Al-Ahram Arabic news
website, which cited security sources.
Following the incident, El-Banna later posted a
comment on social media reportedly directed at the main perpetrator of the
harassment – who has been identified as 17-year-old M. Rageh – saying, "It
is not manly to beat a girl in the street."
Later that night, Rageh – armed with a blade –
and two accomplices reportedly ambushed and attacked El-Banna in the street.
According to eyewitnesses, the suspects stabbed El-Banna three times before
fleeing the scene.
The suspects also reportedly sprayed passersby
with a chemical substance after they attempted to intervene to stop the attack.*
No es la primera vez que ocurre algo así, que una persona
que defiende a una mujer del acoso de un grupo es asesinada. Los propios medios
citan otro caso ocurrido a principios de este año 2019. Pero no es fácil
encontrar la frialdad y premeditación de este crimen perpetrado por los tres
jóvenes asesinos.
¿Qué castigaban con
el asesinato del joven El-Banna?
Esa es la pregunta clave, la que se necesita responder en
memoria del propio asesinado y para que Egipto despierte finalmente a los males
de los que no logra desprenderse.
Mahmud El-Banna hizo lo que tenía que hacer, evitar que
golpearan a una mujer y la acosaran sexualmente. ¿A cuento de qué viene su
castigo? ¿Quizá por expresar públicamente que "no es de hombres golpear a
una mujer"?
En la mente de los asesinos, la hombría se define como el
poder de doblegar mujeres, como una forma de violencia sobre ellas que está
siempre justificada. El mundo se divide entre las mujeres de su familia, a las
que vigilan celosamente y castigan en nombre de su honor si es necesario, y las
otras mujeres, las que por el hecho de pisar la calle las hace pertenecer al
amplio grupo de las acosables. Es
simple, pero es así. Es lo que muestran los hechos cada vez que se produce este
tipo de hechos.
Las cifras del acoso en Egipto son tan apabullantes que solo
se pueden explicar desde una forma más compleja de comportamiento social. No es
solo una identidad sexual mal definida, construida sobre el dominio y la
violencia. Es algo más, convertida en cimiento de la sociedad.
No hace mucho, un alto funcionario de la embajada egipcia en
Madrid fue sacado fulminantemente del país a instancias del gobierno español
por golpear públicamente a su esposa en un centro comercial de los alrededores
de Madrid. El incidente tuvo amplia repercusión en la prensa española y
absoluto silencio en la egipcia. Los funcionarios egipcios consiguieron que la
mujer retirara la denuncia. La Policía actuó reteniéndolo hasta que se aclaró
su condición de diplomático.
La violencia egipcia contra las mujeres no es una cuestión
de zonas atrasadas o de personas sin educación, sino un hecho que vertebra la
sociedad y da forma a las relaciones. No es casual que Egipto tenga una de las
tasas de divorcio más altas. El caso ha sido tratado aquí varias veces, porque
las soluciones es tratar de evitar que se produzca el divorcio y no adentrarse
en sus causas.
Me viene distintos casos a la memoria, como el trato dado a "la
mujer del Mall", acosada y abofeteada al resistirse. De poco sirvieron las
imágenes, absolutamente claras. Fue blanco de periodistas, como la infame Riham
Saeed, que hizo que le quitaran el móvil para ver sus fotografías y sacarlas en
pantalla mientras la entrevistaba.
El escándalo de este verano ha sido la polémica con el
jugador de fútbol de la selección egipcia, Amr Warda, expulsado primero por las
denuncias por acoso y readmitido después de que interviniera la doctrina de la
"segunda oportunidad" (promovida por el ídolo futbolístico Mohammed
Salah) o la de la generosidad del "perdón islámico" (a cargo de las
autoridades religiosas). El futbolista, según sus palabras, había expresado a
sus víctimas que "a él nadie le decía que no", probablemente por
creerse alguien muy especial ante quien deben rendirse las mujeres que tienen
la suerte de ser elegidas por él. Warda había sido expulsado de un equipo portugués
que le había fichado ¡el primer día! por insinuarse a las esposas de sus
compañeros. No le querían con ellos. Warda, igualmente, tenía que demostrar que
era especial.
Todos los casos de condescendencia, social u oficial, del acoso nos dirigen a este nuevo caso. De alguna forma es la culminación de un proceso de resistencia al cambio de la violencia. Los que quitaban importancia a todos estos y otros muchos casos tienen sobre sus cabezas la responsabilidad del asesinato.
El acoso sexual callejero ha sido usado como una herramienta
deliberada para sacar a las mujeres de las calles. Ya lo hicieron los militares
en la época de la Revolución y las protestas, en 2011. En Tahrir se crearon
grupos de voluntarios para proteger a las mujeres de los acosadores partidarios,
del régimen. Los médicos militares hicieron inspecciones vaginales para, en el
colmo del cinismo, asegurar a los padres la integridad
de sus hijas.
Los islamistas y salafistas, igualmente, han procurado
retirar a las mujeres de las calles. Se ha llegado a hablar en Egipto de
"terrorismo sexual", pues muchas de estas acciones han sido
programadas para evitar que las mujeres tuvieran vida propia.
Se podrían citar muchos ejemplos. Pero la idea central es
que el machismo abundante oscila entre la chulería del matón del Mall o del
irresistible jugador de fútbol y la campaña orquestada para evitar que los
hombres, como Dios en su infinita
sabiduría ha establecido, dejen de mandar sobre los cuerpos y almas de las
mujeres egipcias.
En Egyptian Streets se recoge un tuit que lleva las
fotografías de la víctima y de uno de los asesinos. Difícilmente podemos
encontrar dos imágenes que hablen con más claridad, de dos actitudes. La risa
alegre de El-Banna contrasta con la vanidad presuntuosa que se desprende del asesino. A él tampoco "le dice nadie que no".
El diario termina su artículo señalando:
Egypt has been recently taking measures to
fight sexual harassment, as a new law issued in 2014 punishes sexual harassment
with at least six months in jail or fines of at least 3,000 Egyptian pounds.
In November 2018, for the first time in Egypt,
a coalition of partners including the Ministry of Investment and International
Cooperation, the European Union in Egypt, media entities and celebrities have
united to launch an awareness raising campaign to combat sexual harassment in
Egypt.
Its main promotional video features Egyptian
actor and musician Hany Adel as well as actress Menna Shalabi encouraging men
to support women and to fight back against harassers.**
Es fácil promulgar leyes que luego no cuentan con apoyo
social suficiente o, peor, que la práctica desdice. Esto requiere de soluciones
más profundas porque hablamos de un asesinato por haber interferido en un
acoso, un mensaje mucho más claro que cualquier campaña en vallas o spots
televisivos. Mohamed El-Banna es un mártir más de un Egipto que quiere
convertirse en un país más igualitario y moderno. Es el Egipto que surgió como
un grito joven durante la revolución de 2011. La situación de la Revolución y
de sus ideas está bien expresada en el artículo en Mada Masr que lleva por
título "Alaa Abd El Fattah and his lawyer recount humiliation and beatings
in maximum-security prison", dando cuenta del destino actual del que fuera
una activista principal entonces y hoy preso cuando apetece al poder. En el artículo
se nos cuenta los golpes y humillaciones recibidos por el detenido sin saber
por qué:
[...] an officer told Alaa that he hates the
revolution and hates him and that prison is made to ‘teach people like you a
lesson’ and that he “will be in prison for the rest of his life.”***
Ahora lo sabemos, por si había dudas. Eso es lo que queda de
la Revolución que quería hacer de un país viejo un país joven.
Uno de los asesinos ya tenía su propia fama como acosador. El vídeo grabado nos muestra sus maniobras para rodear a la muchacha, como actúan en conjunto para evitar que nadie, a pleno día, les malogra su operación acosadora. Todo a la luz. Solo el joven El-Banna se atrevió a sacarla de allí y a criticar a los acosadores.
La muerte de Mahmud El-Banna produce tristeza e indignación.
Hace comprender la profundidad de la perversión de quienes decidieron
cobardemente matarle. El joven solo hizo dos cosas: defender a una mujer
atacada y decir que maltratar a las mujeres no es digno de hombres. Era joven y
sano de mente. Los otros eran también jóvenes, pero ya llevaban el germen
perverso del machismo santificado. Son viejos por dentro, parte de un modelo que no desaparece.
El futuro de Egipto solo puede estar en los que como Mahmud El-Banna tienen el valor y la generosidad de arriesgarse por los demás. Los cobardes acosadores y asesinos no deberían tener ya espacio. Pero hay muchas cosas que todavía les sostienen.
*
"Murder suspects face trial as Egypt mourns the teenage 'Martyr of
Chivalry'" Ahram Online 15/10/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/352820/Egypt/Politics-/Murder-suspects-face-trial-as-Egypt-mourns-the-tee.aspx
**
"The Story of the 18-Year Old Boy Stabbed For Defending A Girl From Harassment"
Egyptian Streets 13/10/2019 https://egyptianstreets.com/2019/10/13/the-story-of-the-18-year-old-boy-stabbed-for-defending-a-girl-from-harassment/
***
"Alaa Abd El Fattah and his lawyer recount humiliation and beatings in
maximum-security prison" Mada Masr 10/10/2019
https://madamasr.com/en/2019/10/10/news/u/alaa-abd-el-fattah-and-his-lawyer-recount-humiliation-and-beatings-in-maximum-security-prison/
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