viernes, 25 de octubre de 2019

Las llamadas de la violencia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Algunas cadenas de televisión (la CNN, por ejemplo) y algunos medios internacionales están empezando a trazar líneas uniendo puntos. Hoy mismo la cadena norteamericana preguntaba a un politólogo sobre los distintos focos internacionales simultáneos de protestas violentas callejeras en puntos muy dispares y con aparentes orígenes diferentes. Pese a las diferencias de cuestiones y a la diversidad de los puntos del planeta afectados, que van de Hong Kong a Cataluña y de Líbano a Ecuador, pasando por los anteriores en Francia o los más pacíficos con motivos del Brexit en Reino Unido, lo cierto es que parece haber demasiados puntos en común. Las hipótesis que se pueden establecer son de diverso tipo y están puestas encima de la mesa, desde la conexión de algún tipo entre algunas de ellas hasta la contraria, la de la desconexión absoluta. Entre ambos extremos, nada y todo, hay muchas posibilidades.


"Rusia agita la inestabilidad en Iberoamérica" (25/10/2019) titula el diario ABC hoy y La Vanguardia lo hace "La ola de protestas en Líbano no tiene un ‘enemigo’ al que tumbar" (25/10/2019). En la primera se apuesta por el mecanismo coordinado, mientras que en la segunda se nos muestra a un país frustrado porque carece de un poder visible al que atacar. El interesante artículo de La Vanguardia* establece que los movimientos de protestas se dan en un país ya fraccionado, dividido por las fuerzas religiosas que son incapaces de resolver su problema de corrupción y debilidad, que es lo que sugieren las protestas.
El artículo de La Vanguardia establece una conexión pertinente con lo que fueron las protestas del mundo árabe en 2011, la llamada Primavera, que hizo caer los gobiernos dictatoriales pero que trajo finalmente el caos ocupado por nuevas formas de dictadura o situaciones bélicas que todavía persisten, como Siria o Yemen.
Pero las similitudes llegan después de un periodo de aprendizaje del modelo y de su propia línea:

Como en las primaveras árabes, se repiten los mismos lemas pidiendo la caída del régimen, el final de la injusticia social, de la corrupción... Se exige la dignidad de los pueblos, como en Túnez, El Cairo o Trípoli. Y es también a través de redes sociales que se difunden mensajes, informaciones, vídeos de esta revolución que llaman, en un juego de palabras y números, revolución 2.0 . Pero son muchos sus jefes o zaim , y no existe por ahora una dirección central que encauce sus aspiraciones. Su objetivo no es, como fue en los meses del 2011, derribar una dictadura militar como la del tunecino Ben Ali, el libio Gadafi, el egipcio Mubarak. El sistema libanés es particular porque el poder no está concentrado en manos de un dirigente, sino en una clase política representada en el Parlamento y en el Gobierno que administra la cosa pública a través de pactos, componendas o “soluciones a la libanesa” según sus respectivos intereses confesionales. Algunas de las reivindicaciones son similares cuando reclaman la dignidad del pueblo, explotado por sistemas económicos y políticos fracasados. Desde hace años la sociedad civil libanesa ha demostrado su fuerza pero también su debilidad y cuando presentaron sus listas electorales fracasaron rotundamente ante el poder establecido. ¿Cuánto tiempo soplará este amable aire otoñal de revolución en Beirut, festivo y casi sin violencia?*


La pregunta final tiene algo de temor en su formulación. Todavía, nos viene a decir, no se ha producido el mismo fenómeno que en otros estallidos. Quizá el hecho de que Líbano haya vivido en sus carnes la crueldad de una guerra entre grupos haya relativizado el deseo de violencia en las protestas. Sus imágenes nos dan un tono más "festivo" que violento. Pero, como se preguntan en el texto, ¿cuánto durará? La pregunta es dramática porque si estalla en Líbano, será una simple protesta. hay mucha sangre en el pasado.
La hipótesis dura, las de la coordinación global, puede tener muchas posibilidades. Pero creo que existe el factor imitativo y sobre todo el uso de los grupos que se han "profesionalizado" en la violencia callejera desbordando ya las protestas cívicas y convirtiendo en enquistamientos violentos.
Cuando se informa de que existen "grupos organizados" se refieren a que por un lado hay gente que sale a protestar con una pancarta y otra gente que lleva el "equipo completo del activista violento". Sus objetivos son muy distintos y su forma de atención, diametralmente opuesta.


Parece que es el sino de las protestas hacerse con el descontento, que puede ser justo muchas veces, aumentarlo y aprovecharlo para la creación del caos y del descontento. Tiene un periodo de violencia y luego se va disolviendo en función del rechazo que los propios manipulados sienten.
Si recordamos cómo acabó el movimiento de los "indignados" (una buena etiqueta es fundamental, como la de los "chalecos amarillos" o de cualquier otro color) en España fue precisamente con la huida de las personas pacíficas y la reducción a movimientos más violentos a cargo de personas que no tenían nada que ver con las concentraciones iniciales y que reclamaban el espacio.
¿Existen profesionales de la protesta? ¿Existe una "internacional de la protesta", como decíamos el otro día? Creo que sí. De la primera pregunta creo que no hay duda. Tienen entrenamiento, capacidad de financiación y de movimiento entre países. Por mucho que se alojen unos a otros, la coordinación existe entre muchos focos gracias a las formas de contacto que la Sociedad de la Información les proporciona. Ya hablamos de los efectos de sincronización en 2011 y de cómo las dictaduras trataban entonces de desconectarlos (como ocurrió en Egipto) con el corte de las comunicaciones. Hoy no es tan sencillo como lo fue entonces ya que todos aprenden rápido. Los cortes de comunicación no están al alcance de los países democráticos, aunque sí lo practican las dictaduras, como ocurrió en el Egipto de Hosni Mubarak.


La violencia callejera tiene varias funciones más allá de las estrictas demandas: 1) radicalizar a las personas y grupos (se busca un aumento de la violencia); 2) el aumento de la violencia hace durar más el conflicto, por lo que se crea una espiral que impide que se resuelva; 3) muchas veces no busca resolver un conflicto, sino que el conflicto busca una erosión general del poder, que caerá en cualquier otra ocasión precisamente por el aumento continuado de los conflictos; 4) el factor imitativo, la violencia copia la violencia, que empieza a veces por los aspectos externos visibles.
La Primavera Árabe reabrió un modelo de protestas contra unas dictaduras que pronto fue desbordado y exportado hacia otros espacios que son democráticos y que no requieren este tipo de acciones. Se desarrolló el concepto de "anti sistema", una bonita fórmula que se emplea como patente de corso, tanto para "okupar una casa" como para quemar contendores o asaltar comercios. Su mera enunciación se convierte en auto justificación de las acciones: no creo en la propiedad y robo; no creo en el estado y no obedezco las leyes; no creo en el orden y quemo, etc. etc.


La sociedades siempre han tenido su bolsas de descontentos, justificados o no. La diferencia ahora es la capacidad de organización y de contestación coordinada, interna y externamente. Cada vez son mayores las muestras de sincronía, lo que nos lleva a nuestras hipótesis iniciales. La cuestión está en saber si esa organización es ascendente —los grupos se auto organizan formando estructuras superiores— o si esta organización es descendentes, es decir, si "alguien" los va organizando, dando forma. La primera respuesta tiene problemas específicos, pero la segunda afecta directamente a las relaciones internacionales.
El titular de ABC resalta la hipótesis descendente:

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, relaciona las protestas contra gobiernos elegidos democráticamente con las llamadas «brisas bolivarianas». «Las corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas», según Almagro.
La campaña de injerencias rusas en América Latina en contra de gobiernos reformistas se centra también en Chile. Un vídeo satírico de RT, dentro de la serie «Ahí les va», de la presentadora Ina Afinogenova, acumula más de tres millones de visualizaciones en YouTube y Facebook con afirmaciones como que Chile es «el alumno aventajado del neoliberalismo» y «único país que todavía se rige por una Constitución creada y aplicada durante años por una dictadura». «Durante treinta años, el modelo chileno se ha citado como ejemplar para Latinoamérica, pero lo que se ocultaba detrás, acaba de estallarle en las manos a la clase dirigente del país sudamericano», dice.**


Las sospechas sobre la posición de Rusia tras las protestas en distintos lugares son amplias. Se reforzaría con la idea de que efectivamente son los que no siguen las líneas de amistades y relaciones con la Rusia de Putin los que acaban con protestas violentas.
La sorprendente aparición de banderas catalanas en manos de los que protestan en Hong Kong ha sido ampliamente comentada por personas que se han sorprendido de esta "conexión" tan distante en causa, espacio y fundamento. Las protestas violentas del secesionismo catalán no ha tenido el eco de apoyo que se esperaba, por lo que ha reaparecido por arte de birlibirloque en la lejana Hong Kong junto a otras insólitas de los Estados Unidos y, todavía más insólitas, de su ex potencia colonial, algo que representa una forma simbólica de poner barreras en la resolución del problema inicial, que ya ha quedado desbordado.


¿Se está copiando el modelo ruso de extensión de la violencia donde hay otros conflictos radicalizándose? ¿Es casual que en plena "guerra comercial" de los Estados Unidos contra China se cree un conflicto del calibre de lo que ocurre en Hong Kong? ¿Qué "diferencias" hay entre los conflictos anteriores y estos últimos?
Quizá haya que empezar a desarrollar una nueva disciplina transversal sobre la "protestas". Se habla mucho de la psicología o los elementos sociológicos. Pero hay muchos otros componentes que pueden dar cuenta de la enorme cantidad de factores, visibles e invisibles, que configuran el fenómeno.
Lo que parece evidente es que el origen de cada protesta significa un fracaso de la convivencia. No entramos en si este fracaso es buscado desde fuera o del propio sistema, porque habrá de todo. Lo que es importante es distinguir un conflicto de su manipulación e instrumentación para otros fines. Lo hemos podido comprobar también en cada vez más ocasiones. A veces los que sacan más beneficio de una protesta no son los que se la juegan sino los que están en la sombra viendo las noticias.
Es importante diferenciar la propuesta en sí de los beneficiados al moverla, que muchas veces no tienen interés alguno en resolverla, sino en convertirla en un caso enquistado y los más publicitado posible. No siempre coinciden los intereses.



* "Rusia agita la inestabilidad en Iberoamérica" ABC 25/10/2019 https://www.abc.es/internacional/abci-rusia-agita-inestabilidad-iberoamerica-201910242154_noticia.html
* "La ola de protestas en Líbano no tiene un ‘enemigo’ al que tumbar" La Vanguardia 25/10/2019 https://www.lavanguardia.com/internacional/20191025/471176320635/primavera-en-beirut.html

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