domingo, 6 de octubre de 2019

Canalizando la ira

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Siguen las señales. Nuevas manifestaciones y actos confirman que las "raras manifestaciones" y los sus causas han tenido más impacto del que se pensaban inicialmente. Sobre todo porque se negaron, creando un efecto contraproducente. Si estás viendo por la ventana de tu casa una manifestación mientras un fiel presentador de televisión te está diciendo que no existe, algo se sacude en tu mente.
Las críticas que hemos vistos estos días —una vez aterrizados los hechos en la realidad— venían desde el Consejo Nacional de los Derechos Humanos criticando los abusos en detenciones y registros que violaban el derecho a la privacidad de las personas junto con el papel de los medios, y por parte del presidente del Parlamento egipcio, que criticaba abiertamente al gobierno y le separaba de la postura del presidente al-Sisi para evitar la erosión institucional.
Hoy tenemos nuevas efectos de lo ocurrido. Esta vez viene a cuento de las críticas realizadas por el presidente de la Cámara relacionadas con el papel de los medios de comunicación. Recordemos que en un país que se ha convertido en un monumento a la propaganda, son pocos los que se atreven a criticar la "verdad oficial". Son más, en cambio, los oportunistas que ofrecen su babosería al poder para sacar su provecho. Esta vez se han quedado encerrados dentro de su juego, pues las recriminaciones al papel de los medios han sido claras.


Quien ha salido ahora criticando la situación ha sido el Sindicato de Periodistas, que ha tratado de marcar distancias con la política de los propios medios, que quedan ligados al poder ejecutivo y sus estrategias. Traducido, quiere decir que los días del gobierno están contados y que saldrán entre silbidos por la puerta chica a mayor gloria de la presidencia. Es una salida a la egipcia como hay una despedida a la francesa. Se trata, pues, con claridad, de hacer recaer todas las culpas sobre el ejecutivo, como ya anticipamos y ahora se confirma con cada piedra lazada contra ellos.
Los argumentos del Sindicato, recogido en el diario estatal Ahram Online, son los siguientes:

The Press Syndicate said it was closely following up on the recent calls for the need to expand the margin of the freedom of the press.
According to the syndicate's statement on Saturday, the board appreciated all the calls voiced by society and the state demanding the full freedom of the press within the framework of professionalism and legal responsibility at that sensitive time in Egypt's history.
The syndicate emphasised a set of observations related to the ongoing debate about the press and its freedom. It said that to correctly talk about the freedom of the press there should be firm commitment to articles 70, 71 and 72 of the constitution, which meant guaranteeing the freedom of the press, printing and publishing, the freedom to issue newspapers without any obstacles, prohibiting the censorship, confiscation or suspension of mass media, and the state's commitment to the independence of national press institutions.
It also stressed that the completion of the talks about the freedom of the press had to go in line with accelerating the serious dialogue and the constructive efforts between the syndicate and the concerned state bodies regarding the situation of the imprisoned journalists in publishing cases to reach legal solutions that result in their release.
The Press Syndicate board said in its statement that the free, professional and legally responsible press was part of the tools of progress and was an integral part of the fight against terrorism and extremism. The press remained part of Egypt's soft power that spread enlightenment, defended the truth, and exposed corruption, it added.
Society's right to diversity and disagreement shouldn't be ignored, the syndicate said. It was the role of the press that had been giving the people the reassurance that there were alternatives and solutions to their problems. Therefore, it was necessary to provide an opportunity for the opposing national voices that abide by the country's constitution and its state institution to express themselves, the statement continued.
The board said it believed that talking about freedom of the press required everyone to abide by articles 71 and 77 of the constitution and the Press Syndicate Law, since it was the only body entrusted with holding its members accountable for their professional practice. The board reaffirmed its commitment to this role in accordance with the Press Code of Conduct.*


Como puede apreciarse (es la totalidad del texto publicado), los argumentos que usa por el Sindicato se fundamentan en los artículos de la propia Constitución egipcia. Es una forma de recriminación que refuerza la legalidad vigente (que no debe ser cuestionada) y que recrimina a los que no la respetan.
La constitución permite la discrepancia pública y la manifestación pacífica de esa discrepancia, vienen a decir, pero son detenidos y sancionados por ello. Es el ejecutivo —de quien dependen las fuerzas de seguridad— quien es responsable de las violaciones de la propia constitución con sus excesos, los culpables de que los egipcios no puedan vivir con sus derechos a la discrepancia y a su expresión.
La sociedad es diversa, pero solo una parte se tiene en cuenta. Este manifiesto del Sindicato coincide con lo expresado por parte del presidente del Parlamento al señalar que se tendrían en cuenta las ideas de la oposición en la legislatura que se inicia.
El problema de todo esto es la credibilidad. No cuesta nada echar a la calle a un ejecutivo al que se defenestra. Se pone otro y se acabó el problema. Al menos en ese sentido.


No creo que esto haya salido ni del presidente de la cámara, ni del Sindicato (sin autorización) ni del Consejo Nacional de los Derechos Humanos. La primera reacción del ejecutivo fue precisamente frente a estos últimos, a los que acusaba de manejar fuentes poco fidedignas, que es lo que habitualmente se suele decir aprovechando para responsabilizar a los medios poco afines.
Por eso tanta sincronía parece responder a elementos menos visibles que salen ahora a la luz como demandas de mayor liberalidad del régimen. La razón parece estar en el exceso policial con los miles de detenidos a los que se les quitó el derecho a la irritación en un marco social de empobrecimiento y en mitad de manifestaciones del lujo por parte de la cabecera del régimen.
En Egypt Independent, el conocido politólogo Amr El-Shobaky ha publicado hace unos días sobre la cuestión de las manifestaciones "raras", como fueron calificadas, inexistentes para otros, que se cebaron en los "no-participantes". Su título es "On the issue of demonstration" y al final del mismo se señala:

People have the right to object to demonstrations in a country that suffers from many economic problems and needs to consolidate values of work and production. However, those same people must have the integrity to reject the demonstrations of supporters and opponents, and not sanction some and ban others.
We should not panic because of a demonstration. Nor should we treat every demonstration as part of a conspiracy. The day must come when we distinguish between the mass of people, which includes supporters and opponents, that refuses to demonstrate and a minority that may see a solution in protest.
If we open the door for people to express what is inside of them, the vast majority of them will not go for extremist options and inflammatory messages from across borders, because they will find a place for themselves in the political system–a much different scenario than abounding calls for sabotage and instigation, which have no place anywhere.**



Como se puede apreciar, son los mismos argumentos una y otra vez. Lo que nos lleva a algo más que a la casualidad. Una interpretación posible es que si no se da salida al descontento del empobrecimiento social por la retirada de los subsidios, la devaluación de la libra egipcia y la represión social, lo que puede llegar es muy malo para todos, especialmente para el Ejército, en la sombra, pero sabiendo que será quien tenga que intervenir si todo se dispara. Así ocurrió en 2011 y en 2013.
Y, como consecuencia, si no se canaliza la ira en el interior del régimen dejando que la gente se manifieste y se abran cauces para atender a la oposición, todo acabará capitalizado por los Hermanos Musulmanes, el mayor peligro y garantía de violencia.
Por eso, los ataques al ejecutivo y a los medios por arremeter física e informativamente contra una ira muy justificada de los ciudadanos, buscan ofrecer un espacio parlamentario, mediático y callejero a la ira bien canalizada.
El-Shobaky comenta cómo en su visita reciente a Marruecos pudo ver manifestaciones contra el gobierno, incluso contra el rey, y que no llegaron a más. La gente tiene derecho a estar descontenta, a ser oída. No es la situación egipcia, ya que el poder es doblemente perfecto, por poder y por egipcio.
Un último aspecto. La furia de la gente rompiendo las pancartas con la imagen del presidente al-Sisi no se le habrá escapado a nadie. La ira se puede desviar hacia el gobierno, pero el presidente fue el que provocó públicamente cuando contestó que seguiría haciendo palacios de lujo. ¿Se podrá canalizar en otra dirección la ira? No va a ser fácil. Los gritos de "¡Vete, vete!" se escucharon con demasiada claridad.

Manifestantes pisoteando una gran pancarta con el rostro de al-Sisi
 * "Press Syndicate says it follows up on calls to widen the margin of press freedom" Ahram Online 5/10/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/352252/Egypt/Politics-/Press-Syndicate-says-it-follows-up-on-calls-to-wid.aspx
* "Press Syndicate says it follows up on calls to widen the margin of press freedom" Ahram Online 5/10/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/352252/Egypt/Politics-/Press-Syndicate-says-it-follows-up-on-calls-to-wid.aspx


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