Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Leí por
algún lado la frustración de algunas personas que pusieron a sus hijas Daenerys
a la vista de la evolución del personaje en estos ocho años de Juego de tronos. Es lo malo de dejarse
arrastrar por la ficción. Las series se acaban, pero el nombre te queda para
toda la vida. Es fácil imaginar el regreso a casa de esa niñita de seis o siete
años regresando a su casa traumatizada y preguntando a su familia porqué sus
amigos del cole ya no le hablan.
Espero
que esto sirva de aviso a los que se dejan arrastrar por su pasión por la
ficción. Si desean poner el nombre de sus héroes y heroínas a sus hijos, que al
menos tengan la prevención de poner junto al nombre la temporada.
Dice el
diario ABC, ya esta mañana, tras la emisión del último capítulo de esta
histórica serie [atención, Spoilers; sigue leyendo solo si vas a inscribir esta
mañana a tu hija en el registro civil]:
Las cosas nunca han sido sencillas para
Daenerys Targaryen. La joven se presuponía como la gran heroína de «Juego de
Tronos» desde el nacimiento de la exitosa serie de HBO hace ahora ocho años.
Pero ya se sabe que en Poniente nada es lo que parece y la «khaleesi»,
irremediablemente y aunque muchos no lo viesen venir, se destapó como la gran
villana de la ficción en su tramo final. Hasta que llegó Jon Nieve, su sobrino
y amante, que de una estocada en el corazón acabó con el gobierno más efímero
de la historia de los Siete Reinos.*
La
cuestión de pasarles a los hijos los nombres de nuestros personajes favoritos debería
tomarse más en serio ahora que la ficción televisiva ha encontrado un grado de
madurez mayor al que tuvo por décadas. La televisión era el reino de la predictibilidad
con sus personajes "planos", según la vieja terminología de E.M.
Forster. Nacías y te morías con leves cambios. Pero ahora, los personajes son
algo más que "esféricos". Empiezan de una manera y acaban de otra,
pasando por fases diferentes. En estas condiciones, poner nombre a los hijos
teniendo en cuenta las series pasa a ser algo muy arriesgado.
En
estos días han terminado dos fenómenos de la ficción, el Universo Marvel y
Juego de tronos. El primero ha sido una década de acompañamiento que se ha
cerrado con lágrimas en todos los cines del mundo. El otro, Juego de Tronos,
acabó ayer en una caída hacia la oscuridad que ha dejado a muchos tambaleándose
por la sacudida emocional.
Han
sido dos formas de plantear la ficción: Marvel ha manejado el cine como si
fuera televisión; Juego de tronos ha manejado la televisión como si fuera cine.
Dos grandes aventuras narrativas que han corrido paralelas a la realidad y que
son y serán estudiadas. Nos darán información sobre nuestra forma de
relacionarnos con el consumo cultural, pero sobre todo sobre lo que nuestra
fantasía colectiva requiere. Más allá de los datos, lo importante es el impacto
en la imaginación colectiva, el universo de metáforas y referencias con las que
se asientan.
El
tiempo que se han mantenido, la duración de la aventura, es asombroso en un
tiempo de productos efímeros, olvidables y olvidados. En momentos en que las
cosas apenas duran, han sido capaces de mantener el interés, la atención y la
admiración de millones de personas por todo el mundo. Eso es muy importante, un auténtico fenómeno más allá de la mercadotecnia.
Cada
uno de los proyectos ha terminado de una manera. El Universo Marvel es abierto
porque ya lo fue en los cómics, donde se ensayaron las formas alternativas de
unos superhéroes que surgían de las cenizas para reinventarse con nuevos
artistas que respetaban a los personajes, algo que nos les impedía
reformularlos. Juego de Tronos es una historia que difícilmente podrá resurgir
de su propio monumento. Pero todo es posible.
En
estos día en los que han abundado los programas recordatorios de la evolución de
la serie, ha sido bonito escuchar los comentarios de algunos actores
enfrentados a sus propios personajes. El desconocimiento de la evolución de los
personajes ha hecho que se afianzaran mucho más las relaciones entre ellos creando
una verdadera tensión emocional. El enfrentamiento a la muerte en la ficción de
algunos de sus compañeros, personas con las que habían convivido durante ocho
años, les había afectado, según su testimonio, profundamente. Habían vivido
esos momentos con una intensidad especial que les hacía emocionarse al
contarlo.
El
Universo Marvel ha dejado algunas grandes películas, pero por encima de eso, un
"universo" visto desde distintas perspectivas, a través de diferentes
visiones. Juego de tronos ha sido capaz de crear otro, un descenso a la
oscuridad de los seres humanos, con capítulos dignos de ser recordados en la
historia de la televisión. Si en Marvel era el viaje de lo individual a lo
colectivo, la fuerza del grupo, en Juego de Tronos el camino era otro, hacia la
locura y la destrucción.
Expresa
ABC esa trayectoria:
Y es que tras su larga odisea buscando el
Trono de Hierro, la protagonista de «Juego de Tronos» se ahogó muy poco antes
de llegar a la orilla. La crueldad de Cersei Lannister, la inesperada (y
dañina) amenaza de Jon Nieve (o mejor dicho, Aegon Targaryen Jr.) y la
extenuante amenaza de los Caminantes Blancos terminaron por desatar la ira
desmedida de un personaje, el interpretado por Emilia Clarke, que nunca se
caracterizó por tener mucha paciencia y que, por librar una guerra que no
entendía como suya, perdió a su mejor amiga (Missandei), a su más leal
consejero (Jorah Mormont), al líder de sus dothrakis (Qhono), a la mayoría de
su incontable ejército y a dos de sus tres «hijos», los dragones Rhaegar y
Viserion.*
Sea
como sea, ambos caminos ha dejado sus frutos y han evitado la monotonía ganando
en espectadores y seguidores. Basta con leer las reacciones para comprender el
sentimiento de orfandad en que muchos han quedado tras los cierres de ambos
universos.
Estas
dos gigantescas empresas visuales son la marca de una generación, forman parte
de sus señas de identidad, como El Señor de los Anillos o Harry Potter lo han
sido de otras. Han creado un mundo compartido que ha dejado huella. Muchas
otras ficciones se han acabado, pero pocas como estas.
Las
emociones al salir del cine eran verdaderas. La llegada del fin de Juego de
Tronos también. No es solo la llegada de un final, sino el hecho de que no haya
más, que se abra un vacío de ficción. El listón está muy alto.
Y ahora
¿qué?
*
"Daenerys Targaryen, la rompedora de cadenas de «Juego de Tronos»... que
dejó de serlo" ABC 20/05/2019
https://www.abc.es/play/series/noticias/abci-game-thrones-daenerys-targaryen-rompedora-cadenas-dejado-serlo-juego-tronos-201905180052_noticia.html
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