Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
decisión tomada por Google hacia Huawei a instancias de la administración Trump
ha servido para dejar en evidencia una realidad descarnada: el control
norteamericano de la sociedad de la información a través de las empresas
tecnológicas. Tendemos a pensar en términos de aplicaciones o programas, pero
es el sistema operativo el que decide quién entra en el dispositivo.
La
universalidad de la sociedad de la información es falsa. Solo es la extensión
del control norteamericano sobre las comunicaciones del planeta. Y esto requiere
una revisión completa del futuro más allá del caso Huawei. Al igual que Europa
se ha tenido que replantear su propia defensa desarrollando un ejército en la
Unión ante los chantajes a que Donald Trump le plantea, habrá que hacer otro
tipo de desarrollos de las comunicaciones ante la amenaza vista con la empresa
china de telefonía. El paralelismo de los casos de la OTAN y Huawei se hace
evidente: Estados Unidos no está dispuesto a perder la hegemonía. Entonces, el llamado líder del mundo libre, el paladín de la competencia comercial, etc. se convierte en
el monopolista que se impone por la fuerza.
The Washington Post 20/05/2019 |
Recordemos
que todo esto viene de la entrada en el mercado de la oferta china para las
redes 5G, algo en lo que se la había ganado terreno en la competición por
hacerse con el mercado europeo. El veto de Trump a los países que lo hagan
demuestra la forma de entender el mercado por parte del autor del "arte de
la negociación". Hace tiempo que hablamos de "matonismo" y se
confirma una y otra vez. La técnica de Trump es siempre la amenaza; Trump no ha
convencido nunca a nadie. No lo necesita: negocia solo cuando no tengas otro
remedio; si puedes usar la fuerza e imponerte, hazlo. Ese es todo su arte.
Lo sorprendente
es cómo Google se ha sumado al boicot a una compañía que, por ejemplo, es líder
de ventas en España entre otros muchos países. Cuando Google ha tomado su
decisión, no lo hace solo contra China o Huawei, lo ha hecho contra todos y
cada uno de los usuarios de teléfonos Huawei existentes en el mundo. Google ha
asumido la forma de las amenazas de Trump, por lo que se hace responsable de lo
mismo.
Esto
significa que la idea de un mundo global se ha perdido y que es necesario
desarrollar una tecnología no dependiente y empezar a apoyarla ante las
decisiones de la empresas tecnológicas con las que construimos nuestro día a
día confiando en que velan por nosotros. No es cierto. Google lo acaba de
demostrar. Como usuarios tecnológicos y de las comunicaciones, se nos acaba de
demostrar que somos USA-dependientes. Y esto implica que padecemos y
padeceremos las veleidades de sus presidentes sin tener el placer de participar
en sus elecciones.
El
sentido de "guerra comercial" adquiere desde hoy su pleno sentido.
Hasta el momento la cuestión de los aranceles era sería pero poseía
alternativas. Lo hecho por la administración Trump-Google es una auténtica
bomba atómica lanzada contra Huawei y, especialmente, contra sus usuarios. Ya
no son sanciones o aranceles: se trata de hundir una marca borrándola del
mercado.
Trump
ha hecho demostraciones de este tipo. Le gusta sentirse poderoso hundiendo
monedas o economías, como hizo en el caso de Turquía cuando Erdogan —lucha de
egos— se le enfrentó. Eso, además, le hace ascender puntos ante su electorado,
pletórico ante estas muestras de humillación de los que creen que pueden
hacerles sombra.
Trump
perfila su enemigo ante la opinión pública, lanza la artillería verbal contra
China desde la campaña electoral, la hace responsable de los males de la
economía norteamericana, para finalmente lanzar contra ella sus ataques. Las
amenazas a los que no compartan sus puntos de vista son constantes.
Mr Brexit sigue queriendo una Europa divida que no
pueda hacerle frente. No es de extrañar que la extrema derecha europea reciba
los asesoramientos y financiación de los Estados Unidos.
Una de
las leyes no escritas de la sociedad de la Información es que quien controla los
sistemas operativos controla las comunicaciones. Google controla Android, un
sistema que surgió precisamente para evitar el monopolio del sistema operativo
de Windows y el control absoluto de Microsoft. Google creció y se hizo con
Android. Ahora la historia se vuelve a repetir, con el agravante de que la
empresa controla una serie de servicios esenciales, como es el correo a través
de Gmail u otros servicios como el Maps del que, a su vez, dependen muchos
otros servicios. Controla YouTube, Blogger, etc.
Cuando
visitamos hoy la entrada "Android" de la Wikipedia, tras su historial
como sistema y empresa, encontramos la siguiente parte:
Herramienta del
gobierno de EEUU
El 19 de mayo de 2019 Google anunció
oficialmente que deja de prestar servicio a los usuarios de móviles Huawei en
lo que se refiere a actualizaciones del mismo y, en el futuro a permitir a los
mismos la utilización de sus aplicaciones (Gmail, google maps, etc). La razón
es el conflicto comercial entre EE.UU y China que llevó al gobierno
estadounidense a incluir a la empresa fabricante en la lista negra de
colaboradores con el gobierno chino, si bien no se han presentado pruebas de
ningún tipo.
Este hecho, que supone un duro golpe
económico-empresarial a Huawei, ha suscitado serias dudas sobre la fiabilidad
del sistema Android, ya que este tipo de acciones pueden extenderse a acciones
de otro tipo, con una motivación tanto política como comercial. Dada la
dependencia del sistema, acciones semejantes se pueden emprender por parte de
Google contra cualquier tipo de aparatos que lo utilizan o generar órdenes
molestas (vía teléfono, altavoces inteligentes, automóviles conectados, etc) o
el espionaje a través de los equipos conectados (cámaras, micrófonos, etc).*
Creo
que el diagnóstico es claro y coincidente. Se inicia una guerra y una forma de
batallar. La guerra no es contra China o Huawei, no lo es solo contra ella. Es
contra todos, contra la libertad de elegir un teléfono o cualquier otro
dispositivo porque el presidente de los Estados Unidos lo ha decidido.
Se sabe
desde hace años que hay diversas agencias norteamericanas que tienen acceso a
la información de Google y sus aplicaciones. El argumento es que es "por
una buena causa", pero no está tan claro. Sabemos de usos de vigilancia y
de usos económicos. Por eso las acusaciones sin fundamentar son un ejemplo de
cinismo político.
Mucho
me temo que es el momento de empezar a plantearse, igual que Europa lo ha hecho
con su sistema de defensa, la necesidad de establecer nuestros propios recurso,
aquellos que nos garantice libertad y autonomía. Habrá que empezar a reducir la
dependencia de los servicios de Google, aunque eso no es fácil. Habrá que
empezar a sustituir lo más fácilmente sustituible y empezar a plantearse como
futuro plataformas más seguras para muchas de nuestras actividades que hoy por
hoy se demuestra que no son universales sino "suelo norteamericano",
un suelo que está empezando a ser caro pisar. La política de Trump sigue haciendo perder amigos.
Como usuario tomaré las medidas que estén en mi mano y considere necesarias sustituyendo aquello que me haga más dependiente, en la medida en que afecta a mi libertad de decisión. También instaré a que se tomen medidas para hacernos menos vulnerables, menos dependientes.
La medida no afecta solo a una compañía; me afecta como usuario y como tal me siento agredido.
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