Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Debemos
ir acostumbrándonos a las nuevas forma de "representación negativa",
incluyendo en este concepto amplio un recorrido que va de la noticia falsa al
retoque fotográfico, la cita tergiversada, las redacciones confusas y otros elementos destinado a dañar
la imagen del otro a través de redes sociales y medios de comunicación.
En el
pasado ya vimos, por ejemplo, retoques para aumentar la "negritud" de
Obama (alteración gráfica) o la extensión de rumores sobre su origen
(alteración histórica) no norteamericano, que el propio Trump se dedicó a
lanzar en sus mítines para desprestigiarle. Trump también, por ejemplo, se hizo
eco de rumores sobre el padre del senador Ted Cruz, uno de sus rivales en la
carrera por la nominación republicana. Los rumores en cuestión lo relacionaban
con la preparación del asesinato de John F. Kennedy. Todo falsedades, pero se
desarrolla el poderoso arte de la insinuación, de la elipsis intencionada, etc.
para hacer equilibrios legales. Se dice lo que se dice que otros han dicho,
nada personal.
En este
tiempo llevamos acumulada una extensa casuística de difamaciones de personas,
de rivales en cualquier proceso electoral. Las representaciones negativas pueden
afectar a personas (Obama, Ted Cruz...) o a grupos, como ocurre con "los
hispanos", los "musulmanes", etc. como una categoría global.
Recordemos también aquí la expresión de Trump sobre "los bad
hombres", para referirse a todo lo que llegue de más abajo de Río Grande.
No es solo Trump o los USA. La ultraderecha de Salvini, el Frente de Le Pen, o
Vox aquí, etc. se han dedicado a crear representaciones negativas de grupos de
refugiados o de inmigrantes, manipulando las cifras o los hechos.
Toda
esta amplia gama de ataques, mentiras y distorsiones de la realidad son posibles
gracias a un ecosistema informativo de enorme complejidad y difícil de
controlar por su propia dinámica y velocidad, que lo convierten en
prácticamente instantáneo.
También
están las cuestiones legales y las que afectan a la libertad de información y
de crítica. Todos esos conceptos provienen de un universo vertical de la
información, con unos agentes selectos y claramente definidos, de un mundo de
baja velocidad. En comparación con la situación actual, el alcance era mucho
menor y había mecanismos más claro para detener este tipo de manifestaciones.
Hoy es mucho más difícil. No es solo la velocidad a que se difunde la
información, sino la capacidad de camuflar el origen y la creación de medios
horizontales frente a la situación anterior. Los que son difamados pueden
encontrarse con una constelación de puntos de los que parece provenir su
información, pero puede que ninguno de ello sea el origen, sino simples
reproducciones, muchas veces creadas para ocultarlo.
La
prensa norteamericana nos traes otro nuevo ejemplo de modalidad de
"representación negativa", el de la portavoz de los demócratas en el
senado, Nancy Pelosi. En un momento en el que Donald Trump está presionado, las
campañas contra aquellos que encabezan la presión de forma institucional se
enfrentan a formas de destrucción de su imagen.
En The
Washington Post podemos leer:
When an edited video of House Speaker Nancy
Pelosi (D-Calif.) began spreading across the Web this week, researchers quickly
identified it as a distortion, with sound and playback speed that had been
manipulated to make her speech appear stilted and slurred.
But in the hours after the social-media giants
were alerted, Facebook, Twitter and YouTube offered widely conflicting
responses that potentially allowed the viral misinformation to continue its
spread.
YouTube offered a definitive response Thursday
afternoon, saying the company had removed the videos because they violated
“clear policies that outline what content is not acceptable to post.”
Twitter declined to comment. But sharing the
video would likely not conflict with the company’s policies, which permit
“inaccurate statements about an elected official” as long as they don’t include
efforts of election manipulation or voter suppression. Several tweets sharing
the video, often alongside insults that Pelosi was “drunk as [a] skunk,”
remained online Friday.*
La cuestión que se plantea es complicada. Se sabe que es un
vídeo manipulado, ¿es parte del juego? ¿Es un nuevo estándar político para los nuevos tiempos? El hecho de haber puesto
en múltiples manos, sin límites, una herramienta tan poderosa como es la
comunicación, conlleva una serie de responsabilidades que hoy en día ni se
plantean en la inmensa mayoría de los casos. Difícilmente los que idealizaban
un futuro abierto de comunicaciones todavía en los años 70 y 80 podían imaginar
en lo que se ha convertido. Este estado era impensable dentro del planteamiento
de aquellos que buscaban un mejor reparto del conocimiento, una mayor
solidaridad, etc. Las redes representaban una nueva "ilustración".
La circulación del clip alterado de Nancy Pelosi es un
episodio más al que los nuevos medios sociales no saben cómo enfrentarse. La
promesa hecha de eliminar los materiales improcedentes choca con las trabas
técnicas y los complejos límites de la libertad de expresión.
¿Cómo parar lo que está ya circulando o puede haber hecho ya
el daño? ¿Cómo frenar a los grupos que lo producen, muchas veces con gobiernos
que les ampara detrás?
Dave Lee, de la BBC, se plantea la cuestión de los límites en
términos de futuro:
Facebook has said it won’t remove a doctored
video that makes Democratic leader Nancy Pelosi appear incoherent. One upload
of the clip has been viewed more than 2.5m times - and remains visible.
"There’s a tension here,” Facebook said,
between allowing free speech, and preventing the spread of fake news.
“We work hard to find the right balance between
encouraging free expression and promoting a safe and authentic community, and
we believe that reducing the distribution of inauthentic content strikes that
balance.
"But just because something is allowed to
be on Facebook doesn’t mean it should get distribution. In other words, we
allow people to post it as a form of expression, but we’re not going to show it
at the top of News Feed.”
Like so many of Facebook’s “evolving” policies,
I predict Facebook will eventually change this stance and delete this clip, and
others like it. YouTube, incidentally, has already taken that step.
But, it doesn’t matter. It’s too late. A
pattern we have seen time and time again is now in full motion - and shows
little has been learned, or at least improved, when it comes to the
manipulation of online platforms.**
La predicción de Dave Lee es demasiado optimista. No se
trata de que se retire o no un vídeo; se trata de dirigir la opinión pública.
Son destellos efímeros de información. No hay pretensión de que sean duraderos.
Son disparos. Tienen un objetivo y una trayectoria. En uno más en la ráfaga.
Cuando se retira uno, aparecen nuevos. Quedan como recuerdo, como alusión, como
guiño. Ya solo habrá que mencionar a Pelosi y beber a su salud para que todo el
mundo entienda. La risa del auditorio como respuesta. Así lo hizo una y otra
vez Trump en sus mítines de la campaña electoral. Las dejaba caer. Hoy está en
la Casa Blanca y se dedica al comentario con sus tuits y con sus declaraciones
en esos mítines de fin de semana con los que disfrutan sus seguidores.
Dave Lee explica en la BBC:
Misrepresented occurrences such
as this are used to energise lies that have bubbled around in the far reaches
of the internet for a while, waiting for their moment.
It relies on the powerful human instinct of believing there
cannot be smoke without fire. If so many people are talking about it, there must be
something to the rumours. Social media is a smoke machine, no fire necessary.
Even with the videos' spread retrospectively limited by
Facebook and YouTube, amplification can come from influential figures - who do
so with a careful calculation that offers plausible deniability.
“What is wrong with Nancy Pelosi?” remarked Rudy Giuliani,
the president’s personal lawyer, when sharing a (now deleted) tweet containing
a doctored video.**
Creo que en estos párrafos de Lee está reflejada una gran
parte del problema. El ciberespacio, en efecto, se ha convertido en una
maquinaria de lanzar humo sin necesidad de fuego, por seguir su metáfora. No
hay humo sin fuego, dice la sabiduría popular. Dales el humo y ellos pondrán el
fuego.
El comentario de Giuliani, el que fuera alcalde de Nueva
York y ahora abogado de Trump es claro. No se trata de demostrar nada; se trata
de difamar, de insinuar, de arruinar la reputación de las personas. Se trata de
situar en las mentes colectivas imágenes poderosas que queden marcadas y de
entretejerlas con otras futuras o pasadas para que queden como un sedimento
mental.
No vamos hacia la luz sino hacia aguas turbias,
permanentemente removidas por las preparadas manos de los que han hecho de las
"representaciones negativas" sus objetivos. No es algo nuevo, por
supuesto, pero nunca se tuvo armas tan poderosas para hacerlo.
*
"Facebook acknowledges Pelosi video is faked but declines to delete
it" The Washington Post 24/05/2019 https://www.washingtonpost.com/technology/2019/05/24/facebook-acknowledges-pelosi-video-is-faked-declines-delete-it/?utm_term=.39dc558eadec
**
"Nancy Pelosi clip shows misinformation still has a home on Facebook"
BBC 25/05/2019 https://www.bbc.com/news/technology-48405661
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.