Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Recordarán
los hipotéticos lectores de estas páginas el firme compromiso gubernamental
egipcio de iniciar una campaña para acabar con uno de sus males nacionales: el
divorcio. Al divorcio egipcio hay que dedicarle periódicamente alguna atención
por varios motivos, el primero es el crecimiento; el segundo, las ideas que
estimula sobre cómo acabar con él. Recordemos que, en episodios anteriores, el
gobierno había encontrado la llave a la felicidad conyugal en Malasia (ver El divorcio egipcio y la solución malaya 11/03/2019), donde se había reducido el
número de divorcios. El gobierno egipcio mira hacia Asia para lograr el modelo
que le permita superar sus ¿problemas?, como ha ocurrido con las llamadas
escuelas "japonesas" en la que se pretende implantar modelos
educativos del Japón. Anteriormente, Egipto pretendió mandar a miles de
estudiantes al país, pero Japón prefirió aceptar unos pocos y ayudar en el
modelo. Hasta ahora hemos vistos a algunos niños con quimono.
Pero ya
vemos las acciones sobre el divorcio en marcha. Cuando el presidente al-Sisi
dice que algo se solucione hay que solucionarlo. La noticia de las nuevas iniciativas
para llevar la armonía a los hogares y evitar los divorcios ya han empezado y
nos la cuentan, con el titular" Egypt
teaches students about love and marriage in attempt to curb divorce", en Middle East Affairs:
CAIRO: During a recent class at Cairo
University, students laughed as they watched a skit acted out by their peers
about a married couple. The husband came home from work and asked his wife, who
was sweeping the floor, why dinner wasn’t ready.
“I pick up the kids and I go to work … Am I
neglecting something because the food is still on the stove?” the wife asked,
to which the husband responded: “The apartment looks like a rubbish dump.”
The skit was part of a new government project
called Mawadda, which offers lessons to university students about how to pick
the right partner and how to handle conflicts in marriage. The goal is to
prevent divorce after the number of divorces reached more than 198,000 in 2017,
a 3.2 percent increase from the year before.
Mawadda, meaning affection, is still in a trial
phase, but the goal is to target 800,000 young people yearly starting 2020 and
to eventually make it mandatory for university students to take a class before
graduating.
After watching the skit, some students and the
teacher pointed out that the husband should carry out more household tasks.*
¿Ya...? ¿Se
acabó? ¿Nada más...? El que se nos diga que los estudiantes se reían ya
nos dice bastante. La situación la habrán visto en esas comedias a las que los
egipcios son tan aficionados, ya sea en el cine o en las series de televisión,
en donde el costumbrismo cómico ha servido para reírse de todo aquello que no
se podía solucionar.
Pretender solucionar el "problema" del divorcio en
Egipto dando consejos sobre cómo elegir la pareja ideal o cómo repartir el
trabajo doméstico en casa es de una ingenuidad —mejor simpleza— sin límites.
Esto ya lo dijimos, pero el escenario que se nos describe y la fotografía del
psicodrama que Middle East Affairs nos muestra roza esos límites de la comedia
antes mencionados.
Tomar el divorcio como un problema y no como el síntoma de un
problema es característico de la forma de pensar del régimen. Es más fácil
definir el problema como una cuestión de "indisciplina" que puede ser
controlado como se hizo en Malasia, recrudeciendo las condiciones de los
divorcios. No se soluciona ningún problema real, pero se camufla lo que más
importa a los políticos de esta pluma, las cifras. Dar prioridad a las cifras
es un viejo truco político. Las cifras son el resultado de las mediciones, que
siempre pueden ser modificadas. Así se pueden presentar cifras mejores cuando
no ha cambiado nada, solo la forma de representarlo.
En Reuters encontramos el texto fuente de Middle East
Affairs sobre la iniciativa Mawadda, lo que nos permite detectar alguna interesante supresión
en el citado anteriormente:
Mawadda’s lessons will be accompanied by
YouTube videos, a radio program and educational plays. The church and Egypt’s
top Sunni Muslim authority, Al-Azhar, are partners.
“If we want to solve the problem from the root
we need to target people before they get married,” said Amr Othman, manager of
Mawadda at the Social Solidarity Ministry. He added that there’s a correlation
in Egypt between divorce and problems such as child homelessness and drug
addiction.
At a youth conference in July, President Abdel
Fattah al-Sisi said divorce and separation meant that millions of Egyptian
children were living without one of their parents.
Islam allows men to end their marriages
verbally, only by telling their wives they are divorcing them. Sisi has said he
wants to see an end to this practice in Egypt because the divorce rate is too
high. The Mawadda project was launched in response to Sisi’s concerns,
officials said.
It typifies some of Sisi’s efforts to drive
social change.
“He is patriarchal and speaks to Egyptians as
if he was their father,” Barak Barfi, research fellow at New America, a think
tank based in Washington, said of Sisi. “It (Mawadda) reflects his belief that
transformation can be instituted from the top rather than from below at the
grass roots level.”**
Lo de los vídeos de YouTube no requiere mucho esfuerzo,
forma parte del intento de "modernidad" que el régimen siempre trata
de transmitir. Pero las palabras del responsable establecen esa interesante "correlación"
los niños sin hogar y las drogas. Evidentemente ninguno de los dos casos tiene
que ver con el caso en sí. Los niños sin hogar, un problema real en las calles
de Egipto, tiene que ver sobre todo con la falta de pensiones y el abandono de
los hogares a través del simple divorcio oral (el "talaq, talaq, talaq"),
es decir, se produce tras el divorcio que favorece al hombre, de la misma forma
que deja desamparada a la mujer. Es decir, el divorcio es sobre todo contra la
mujer. El problema es el machismo respaldado por la tradición, que deja a las
mujeres a merced de las familias que usan a las hijas en los matrimonios
forzados y juveniles (infantiles muchos) y el desamparo en el que quedan
después por la facilidad y ventajas que el sistema da a los varones. Y lo usan
con profusión.
Cuando la mujer sale de esa situación es solo a través del
divorcio, que a ella le cuesta mucho más pues su iniciativa no tiene nada que
ver con las del varón y, como añadido, las posibilidades de casarse son nulas
(perdería a los hijos) y carece en muchas ocasiones de autonomía económica para
sobrevivir sola.
Aunque el divorcio es uno, tiene dos caras: la del abandono
y la de la liberación de un matrimonio en el que no hay ninguna salida más que
aguantar. Recordemos de nuevo, que hace poco se debatía el derecho de la mujer
a saber (solo saber) si su marido toma una segunda o tercera o cuarta esposa,
algo por lo que no se le pueden pedir cuentas.
La sola posibilidad de poner más difícil el divorcio oral (talaq), es decir, que llegues y le digas
a tu esposa que ya no lo es recitando la fórmula, levantó una gran polémica ya
que se considera perfectamente acorde con la ley islámica. Y esta, por mucho
que se empeñen, es patriarcal.
Por eso también lo es la visión de esta cuestión, como se
señala en el texto anterior. No hay un enfoque progresista, ni si quiera de
justicia, solo hay un intento de evitar que las cifras del divorcio evidencien
un fracaso social, es decir, que un problema que crea otro problema.
El ideal matrimonial sigue siendo un sueño fantasioso que no
se corresponde con la realidad. Es un sueño de autoengaño —otro más— en el que
ya está definida qué es la "felicidad" y al que hay que amoldarse
además de por ley, ahora por patriotismo.
La línea que se ha suprimido del texto de Reuters en el
artículo de Middle East Affairs es la siguiente: "It typifies some of
Sisi’s efforts to drive social change." Es cierto. Es un ejemplo de cómo
funciona la mentalidad del régimen que el presidente está moldeando con mano de
hierro. Su criterio ante un problema es que es el único para definir ese problema, que queda así cerrado. Una iniciativa como la de Mawadda es un sueño convertido en orden militar o una orden militar
convertida en sueño.
Se cumple así el modelo egipcio de gobierno. Si se acusaba a
Hosni Mubarak de desatención, de abandono del pueblo, el presidente al-Sisi muestra cada día cómo se
preocupa por sus hijos. Esa visión vertical tiene unos efectos sociales en la
percepción de la presidencia, pero no significa que los modelos transformen la
realidad. Por mucho que se llene Egipto de carteles con el rostro del presidente, que está por todas partes, los problemas no se solucionan. Pero se trata de que cien millones de personas así lo crean. El estado existe como receptor y ejecutor de sus órdenes. Eso es lo que hay que percibir, que el patriarca no les abandona, que se preocupa por su sufrimiento, que les regaña cuando se quejan, como un padre. Mubarak lo intentó, pero era demasiado tarde. Nadie le quería como "padre", aunque él los quisiera como "hijos" y súbditos.
La representación de los estudiantes en la universidad tiene
algo de psicodrama, pero es poco probable que las causas subyacentes se vean modificadas
con estas tácticas de campo. Los problemas siguen sin modificarse porque es ese
carácter patriarcal que define al presidente el que define a la sociedad. Unas
cifras de divorcios como las de Egipto representa algo más que un problema sobre
el reparto de las tareas domésticas. Habla de una crisis profunda del sistema
que, como en otras cosas, no es fácil que cambie.
*
"Egypt teaches students about love and marriage in attempt to curb
divorce" Middle East Affairs 15/05/2019
https://middleeastaffairs.net/2019/05/15/egypt-teaches-students-about-love-and-marriage-in-attempt-to-curb-divorce/
** Lena Masri "Egypt teaches students about love and marriage in attempt to curb
divorce" Reuters 14/05/2019
https://www.reuters.com/article/us-egypt-life/egypt-teaches-students-about-love-and-marriage-in-attempt-to-curb-divorce-idUSKCN1SK0XT
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