Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ayer
dedicábamos el artículo a la comunicación entre cultura, la importancia de
aprender de los demás a través del contacto y salir de nosotros mismos, de
nuestro aislamiento cultural, enriqueciendo nuestra visión del mundo. Apenas
pasaron unas horas me encontré con un mensaje en el que se reflejaba la
"indignación" en la que decía literalmente "¿Cómo se atreve la
dirección de @rne a poner a una locutora con acento magrebí a leer el boletín
de 00:00 todos los días? La radio pública ha de ser ejemplo de de buena
pronunciación y prosodia españolas". Fin de la tontería.
El
mensaje me llega con otro por parte de la afectada, la periodista Ebbaba
Hameida. Que me llegara no es casual. Conozco a Ebbaba desde la primera semana
que estuvo en la Universidad, pues la conocí en el tradicional acto de
bienvenida a los alumnos de Ciencias de la Información. Habíamos hecho ese año
un añadido al acto, presentar a los alumnos el PIV (Punto de Información del
Voluntariado) de la UCM, un servicio a medias entre las Universidades
madrileñas y la Comunidad, que los recortes se acabaron llevando. Como en el
acto se hizo recuento de las actividades de voluntariado en la que los alumnos
de la UCM habían participado en años anteriores, se mencionó entre ellas varias
que habían tenido por el objetivo el pueblo saharaui, al que orgullosamente
Ebbaba pertenece. Nos encontramos con la sorpresa de que se nos acercaba una alumna de primero y nos miraba fijamente para decirnos: "Habéis
hablado del Sahara y yo soy saharaui. Cualquier cosa que hagáis para el Sahara ,es
mi obligación ayudaros". Fue el primer contacto y durante los años
siguientes he sido su profesor en varias asignaturas; la he visto trabajar
conmigo y con otros.
Una de
las prácticas de entrevistas que tenían que hacer durante el curso sobrepasó en
calidad lo que se esperaba de una mera práctica y se convirtió en un documental
sobre la joven generación de saharauis en España, sobre sus ilusiones y
problemas. El documental tuvo hasta un estreno oficial en la Facultad, con asistencia
de los dirigentes políticos del pueblo saharaui y ha sido paseado por medio
mundo.
Sé cómo
ha sacado su carrera, sus másteres (2) y todo lo que ha hecho para poder seguir
sus estudios. Lo hizo con enormes esfuerzos y sacrificios, por lo que se ganó
el respeto de sus profesores y las personas que conocen su trayectoria. Siempre
quiere aprender más y más, ser mejor profesional. Y eso escuece a los que
languidecen aprovechando lo que ya saben. Le ha pasado siempre porque en este
país la envidia es una enfermedad nacional. Pero nadie le ha regalado nada.
Recibe muchas felicitaciones y eso tiene consecuencias.
Me
manda los podcast o los enlaces a sus colaboraciones en radio o ahora en
televisión, en programas como Cámara Abierta o cualquier otro que solicita sus
servicios informativos porque es una máquina de aprender. Los escucho y me da
una enorme alegría. Cada programa está hecho con mimo e ilusión, aunque sean
unos minutos
El periodismo es su pasión y la radio fue la que la despertó. La actividad del periodista hoy no es fácil desarrollarla ni entre
los tuyos ni entre aquellos con los que estás. Sobre todo si no te conformas
con las respuestas habituales. Cuando Ebbaba termina algo, pide más. Cuando ya
ha aprendido algo, quiere más. Y eso no siempre se perdona.
Me ha
emocionado ver los cientos de muestras de apoyo que ha recibido, porque a los
miles de admiradores que ha acumulado en sus intervenciones en representación
de los saharauis cuando se lo han pedido, se suman ahora los que siguen su
labor periodística a través de RNE y TVE, tareas que compagina para poder
seguir creciendo como periodista. Para ella es la pasión de descubrir el mundo
y contarlo.
En 2017 participa en la iniciativa pionera "Un micro para el Sahara", con un joven grupo de periodistas y comunicadores que están durante un mes en los campamentos de refugiados montando talleres de radio para poder dar voz a su pueblo.
Todo
esto digo y mucho más podría decir porque soy su orgulloso director de tesis.
En su perfil de twitter dice modestamente "doctoranda sobre mujeres en
países musulmanes. África me inspira". Cuando la invitan de distintos
países a que hable de estas cosas se siente como si fuera la primera vez que lo
hace. Pero Ebbaba ha hablado ante las Naciones Unidas en Ginebra, parlamentos o
foros internacionales, o los sitios en donde le han pedido que fuera. Allí ha
estado... y siempre queriendo hacerlo bien, porque es su primera crítica.
Conozco
el recorrido de Ebbaba como persona, como estudiante y como profesional. Puedo
decir que es un orgullo para la Facultad en la que se formó y para nuestra
universidad. Quisiéramos muchas más Ebbaba en nuestras aulas, personas con el
mismo empeño, las mismas ganas de enfrentarse a las dificultades y el mismo
sentido de la responsabilidad de la profesión periodística.
No le
va la frivolidad ni el espectáculo, sino el Periodismo que cambia las cosas, el
periodismo de pura cepa que busca que no haya sombras en el mundo que oculten
injusticias, sino sacarlas a la luz de los escritos.
Se está
moviendo en todos los terrenos del periodismo: el escrito, el radiofónico y el
televisivo. Si se inventa otro, se pondrá con ello.
Ebbaba
Hameida es un orgullo para nuestra radio televisión pública. Es de una humildad
galopante que la aleja de cualquier divismo, algo que hoy es frecuente en los
medios. Prefiere poner el trabajo por delante; son los demás los que la empujan
a la primera fila, a dar la cara.
El
señor de "¿Cómo se atreve la dirección de @rne...?", por más que
intente decir que se ha limitado a poner "cuestiones técnicas" y no
personales, se ha traicionado él solo. Su teoría es obsoleta y, sobre todo,
falsa en es este caso, pues el "acento" del que habla es inexistente...
y puede creerme porque la he escuchado mucho más que él. Puede quedarse
tranquilo que los que le dan patadas al idioma son otros, la mayoría con pasaporte
nacional y desde micros y tribunas muy ilustres.
Este
episodio es para Ebbaba otro más en su carrera de obstáculos (los conozco)
durante su vida. Lo ha superado con la mayor humildad, quedándose con las
palabras de cariño que le han llegado de todas partes.
Muchos
admiran a Ebbaba por su trabajo y hacen bien. Yo la admiro y la quiero desde
hace mucho porque he podido ver texto a texto, lectura a lectura, su
crecimiento personal e intelectual. Se la quiere por su humildad y ganas de
trabajar, por su sentido del humor y de la responsabilidad. Se la admira por la
capacidad de trabajar y su deseo de aprender y superación. Cada día es mejor
profesional y nos dejará muchas páginas, muchas horas, muchas imágenes del
mundo visto desde su punto de vista, el de una verdadera profesional que sabe
que por mucho que se haga siempre hay camino por delante.
Hoy ha
aprendido otra lección. Lleva ya muchas y tiene la piel fuerte. Pero todas
estas tonterías no son nada en comparación con la ola de simpatía y respeto a
su trabajo y persona.
Como el
asunto ha sido público, me ha parecido justo participar aportando un poco más
de luz a los méritos de una persona que se gana un puesto en el corazón de la
gente allí por donde pasa. A Ebbaba no solo la necesita el pueblo saharaui; la necesitamos todos, porque no sobran personas así en ninguna parte. Pero hay mucho corazón y todos tendremos un poquito.
Seguiremos
trabajando con más ganas que nunca. Hay mucho que hacer, hay mucho que aprender
y hay mucho que decir. Sigue así, creciendo, mientras otros menguan.
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