Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El régimen ha enterrado la Revolución y solo se celebra ya el Día de la Policía. Con unas leyes de emergencia que prohíben las manifestaciones, salir a la calle es un riesgo. No hace mucho, el régimen hacía creer al país (al menos lo intentaba) que el Movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia estaba controlado por los Hermanos Musulmanes. Estos, con astucia, dijeron que no tenían nada que ver, pero que lo apoyaban. Se trata en este caso, como en muchos otros, de identificar cualquier tipo de manifestación en cualquier país con las revueltas de los Hermanos, declarados terroristas. Se prohibieron las ventas de chalecos amarillos. De esta forma se anticipaban a cualquier revuelta, que quedaría encuadrada en apoyo o pertenencia a grupo terrorista. Salir a la calle a quejarte de lo mucho que hay que quejarse en Egipto te convierte así en terrorista y lo que te aplican no es cualquier cosa. Te pueden juzgar los militares. Comienza entonces el calvario de búsquedas, de atrasos, de humillaciones en las cárceles o peores situaciones. Hemos comentado hace un par de días el caso del vídeo bloguero detenido por un programa satírico y cómo se jugó con él y su familia ante la muerte del padre. Te pueden complicar mucho la vida.
El
aniversario de la Revolución del 25 de enero es también el de sus mártires. Los
que una vez regaron las calles de sangre pidiendo democracia, hoy son
considerados espías, conspiradores a sueldo de otros países en la maniobra más
inmunda de propaganda de un régimen.
Otro
triste aniversario del levantamiento del 25 de enero en Egipto. Ya solo se
celebra el Día de la Policía. Un día como hoy de 2011, los egipcios dijeron ¡basta!
Lo dijeron sobre todo los jóvenes. Y los viejos les dieron la razón. Los viejos
que eran jóvenes treinta años antes cuando Hosni Mubarak, un militar, tomó el
relevo de otro militar, Anwar El-Sadat, asesinado por un grupo de militares islamistas
durante un desfile militar, un 6 de octubre. Tras once años en el poder, cayó
Sadat en la celebración de ese 6 de octubre, día de la victoria sobre Israel.
La
fiesta del 6 de octubre quedó unida a la muerte de Sadat, como el 25 de enero,
día nacional de la Policía, en el que se conmemora su papel en el levantamiento
contra los británicos en 1952 y se recuerda a sus muertos, quedará unida al
levantamiento olvidado del pueblo egipcio. Parece que cada acto importante quedara
marcado por su contrario, convirtiendo cada uno de esos días en siniestro
recordatorio de otra fecha con significado distinto. Quizá refleje cierta
predilección de los egipcios por realizar actos contrarios en las celebraciones
festivas.
El 25
de enero de 211, como otras decenas de años, se celebraba el Día de la Policía.
Los egipcios no tenían mucho que celebrar, pues el papel de la policía bajo una
dictadura cruel y represiva como la de 30 años de Hosni Mubarak no genera ni
simpatía ni ganas de celebración. Pero el régimen de Mubarak era algo más que
un gobierno dictatorial. Era una forma de vida. A su alrededor se podía
prosperar en la vida. Como suele ocurrir en estos casos, los cautos y
silenciosos se benefician de mirar para otro lado. Aprenden a poner la mano
para recibir y los beneficios de ser amigos del régimen. Los negocios, la
Universidad, la Judicatura, etc. pronto quedan en manos de amigos y obedientes.
La simulación se convierte en esencial en estos casos y en asegurar dentro de
las familias que ningún miembro nos hará perder los privilegios conseguidos.
Este
fondo de sostenimiento del régimen lleva muchos años dentro del aparato
administrativo y militar del país. Coloca a familia y amigos, porque siempre es
bueno aprovechar estos lazos para asegurar el control del país. Creas además un
"partido nacional" que te sirva para que se haga visible el poder más
allá del uniforme y te aseguras de que los elegidos en cada territorio sean
generosos con los amigos y duros con los opositores y críticos. Crees que vas a
tener el poder eternamente y, como Sadat, eliminas a los amigos de tus enemigos
y das alas a los enemigos de tus enemigos. Eso le costó la vida a Sadat, que
comenzó encerrando a los nasseristas y sacando a la calle a los islamistas que
posteriormente sería quienes decretaran su muerte por traidor al firmar la paz
con Israel. ¡Qué ironía tan egipcia
que Sadat fuera asesinado por firmar la paz precisamente cuando celebraba una
vieja victoria sobre Israel!
No lo
es menos que el Día de la Policía fuera un día contra la Policía. Los sucesos
de Alejandría fueron determinantes, junto a la mecha comenzada poco antes en
Túnez. La tortura y asesinato de un joven, Khaled Said, cuyo cuerpo fue arrojado
a la calle, fue la gota que colmó el vaso. Su rostro destrozado por los golpes impactó
a millones de egipcios, que salieron a la calle.
El
resto es historia..., excepto en Egipto, donde solo fue un sueño, algo que se tiene seguridad de que ocurriera realmente. ¿Qué
fue aquello? Realmente un juego de prestidigitación. La revolución se escamoteó
a los egipcios de entre sus manos. Como en el ajedrez, el ejército sacrificó su
dama, Mubarak, solo para poder ser considerado como el portavoz del pueblo.
Solo cuando se vieron las cosas perdidas, se realizó el cambio. Mientras tanto
asistieron indiferentes a los acontecimientos en las calles y en la Plaza Tahrir,
en donde estaban concentradas las miradas.
Los islamistas tampoco intervinieron, temerosos de aquella revolución apestosamente laica, que quería tener un poder popular y no controlada por militares o clérigos. Cuando vieron que el poder se tambaleaba, se sumaron, una acción en la que son especialistas. Los islamistas poseen la única estructura organizada alternativa al estado. Son un estado dentro del estado, organizados en milicias y células, tapados hasta el momento adecuado. Llevan así desde los años 20 en que fueron creados en Egipto, luchando primero contra el colonialismo y después contra el propio régimen que les dejó fuera tras la revolución.
Los islamistas tampoco intervinieron, temerosos de aquella revolución apestosamente laica, que quería tener un poder popular y no controlada por militares o clérigos. Cuando vieron que el poder se tambaleaba, se sumaron, una acción en la que son especialistas. Los islamistas poseen la única estructura organizada alternativa al estado. Son un estado dentro del estado, organizados en milicias y células, tapados hasta el momento adecuado. Llevan así desde los años 20 en que fueron creados en Egipto, luchando primero contra el colonialismo y después contra el propio régimen que les dejó fuera tras la revolución.
El régimen ha enterrado la Revolución y solo se celebra ya el Día de la Policía. Con unas leyes de emergencia que prohíben las manifestaciones, salir a la calle es un riesgo. No hace mucho, el régimen hacía creer al país (al menos lo intentaba) que el Movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia estaba controlado por los Hermanos Musulmanes. Estos, con astucia, dijeron que no tenían nada que ver, pero que lo apoyaban. Se trata en este caso, como en muchos otros, de identificar cualquier tipo de manifestación en cualquier país con las revueltas de los Hermanos, declarados terroristas. Se prohibieron las ventas de chalecos amarillos. De esta forma se anticipaban a cualquier revuelta, que quedaría encuadrada en apoyo o pertenencia a grupo terrorista. Salir a la calle a quejarte de lo mucho que hay que quejarse en Egipto te convierte así en terrorista y lo que te aplican no es cualquier cosa. Te pueden juzgar los militares. Comienza entonces el calvario de búsquedas, de atrasos, de humillaciones en las cárceles o peores situaciones. Hemos comentado hace un par de días el caso del vídeo bloguero detenido por un programa satírico y cómo se jugó con él y su familia ante la muerte del padre. Te pueden complicar mucho la vida.
A
diferencia de otros momentos de la historia egipcia, el régimen de al-Sisi
tiene una elevada visión de sí mismo y quiere ser amado. Tiene además la pretensión de que los
demás deben aceptar como verdades cualquiera de sus afirmaciones. El presidente
se considera un "elegido" y así lo ha hecho creer a los egipcios, que
temían la envidia de otros países por tener tanta suerte, un líder que les
salvó del destino de los demás países de Oriente Medio tras la Primavera Árabe.
Constantemente les repiten la suerte que tienen de no estar como Siria, como
Libia, como Yemen. Eso se lo deben a al-Sisi, el enviado, el protector. Pero
todo ese número no funciona en el exterior, como se ha visto por las condenas
internacionales e institucionales que van del Parlamento Europeo a las Naciones
Unidas, calvario que debe pasar cada año por la cuestión de los Derechos
Humanos, algo que el presidente explicó que no tenían sentido en Egipto. El
rapapolvo recibido en la entrevista reciente en la CBS, en Estados Unidos, en
el programa 60 minutes ha sido elocuente del problema de la imagen que tiene el
presidente y el régimen. Los intentos de evitar la emisión no han servido de
mucho, solo para dejar en evidencia una vez más al régimen. Los abrazos con Donald
Trump tampoco le han ayudado mucho, ni dentro ni fuera de los Estados Unidos.
Hoy la
prensa no menciona lo que fue un día histórico en Egipto. El presidente lo
definió hace poco como un "error de diagnóstico" en el "momento
equivocado". La única "medicina" que acepta el cuerpo egipcio
parece ser el autoritarismo militar. Se trata de convencer al pueblo egipcio de
la gran verdad: Ejército, Estado y Pueblo son lo mismo. De donde se sacan las
consecuencias de que atacar al Ejército es atacar al Estado y al Pueblo, que
criticarlo es intentar romper la unidad del pueblo egipcio, etc. hasta
completar todo un juego retórico que llega siempre a la conclusión de que para
estar a salvo de sus enemigos (muchos, envidiosos, rabiosos por no ser egipcios).
Este
último aspecto es importante en la línea propagandística del régimen. La teoría
de la excepcionalidad de Egipto
respecto al resto del mundo conlleva toda una serie de mensajes paralelos
tendentes, más allá de la adulación, a la aceptación de un destino grandioso
que los demás (quiénes sean es variable) tratan de evitar. Esta vez son los egipcios
los que realizan su travesía del desierto guiados por su propio enviado,
siempre un militar. De hecho, el régimen ha intensificado los mensajes
militaristas en todos los sentidos como culminación emocional del nacionalismo
patriotero. Los militares siempre están allí donde se provee; el
presidente se pone su uniforme para las inauguraciones sonadas, como ocurrió
con el nuevo tramo del Canal de Suez.
El
aniversario de hoy es el momento de recordar a los caídos en este tiempo, las
víctimas directas del régimen. Son muertes relacionadas de forma diversa con el
25 de enero. Giulio Regeni, el estudiante italiano de doctorado salió de su casa
un 25 de enero. No regresó. Apareció cadáver, tirado en una cuneta, diez días
después con signos de tortura. Quizá no sepamos por qué murió realmente Regeni,
pero sí sabemos la maniobras del régimen para ocultarlo, para dar largas, borrar
pruebas, etc. que le han costado a Egipto una retirada de embajador y condenas
internacionales. Italia ya ha cerrado el círculo en 5 oficiales de la seguridad
egipcia para pedir su procesamiento.
El otro
caso que debemos recordar cada año es la olvidad Shaimaa al-Sabbagh, la mártir
de la flores, la activista socialista, poeta, madre de un hijo, que acudió un
25 de enero a llevar flores a los muertos también olvidados, cuando no
vilipendiados, en su aniversario. Fue asesinada vilmente, por la espalda, por
un oficial de policía. También nos dice mucho del comportamiento del régimen.
Se intentó acusar a su compañeros del asesinato, en la mejor tradición de la
corrupción policial y jurídica. Cuando las evidencias foto y videográficas eran tan evidentes que nadie
podría sostenerlas, se juzgó al oficial condenándolos, para sacarlo a la calle
poco después al revisar el juicio. Así funciona la cosa.
El
grave problema, más allá de la violencia institucional y represiva, es que se
está desarmando políticamente. De hecho, la única ideología presente —una vez
que todos los apoyos democráticos iniciales se marcharon— es un tradicionalismo
cada vez más ultraconservador, contagiado del único régimen que le sostiene con
firmeza, Arabia Saudí, a la que no contentos con entregar islas, le han
entregado la moralidad. El conflicto sobre la renovación del discurso religioso
ha llegado al absurdo, teniendo en estos momentos el mayor control religioso
sobre ateos, LGTB o cualquier tipo de renovadores. Al echar fuera a los críticos, el régimen de al-Sisi solo ha podido echar mano de lo peor del régimen anterior y de los peores tradicionalistas religiosos.
La
fotografía actual del régimen no puede ser más decepcionante. Los intentos de llamarlo "democracia",
"modernidad", etc. chocan con el rechazo internacional y el de
aquellos pocos egipcios críticos que han salido por miedo o por asfixia. El
resto se mueve en el silencio o en aplauso interesado. Han aprendido que el
poder siempre cae de pie, como los gatos.
De los
medios vistos hoy, ninguno menciona que hoy es 25 de enero y que hubo un 25 de
enero en 2011 algo diferentes a los demás días. Daily News Egypt recoge la
noticia del discurso ante la Policía, por parte del presidente. Así los hace:
Egypt’s President Abdel-Fattah El-Sisi attended
on Wednesday a ceremony at the Police Academy held by the Interior Ministry to
commemorate National Police Day.
A number of senior officials and public
figures, including Interior Minister Mahmoud Tawfik, attended the ceremony.
The 25 January marks the National Police Day
which was named after Egyptian police won a battle in 1952 against British
occupation forces in Ismailia city on the west bank of the Suez Canal.
The holiday commemorates and is a remembrance
for hundreds of police personnel who died during the battle, and more wounded,
when they refused British demands to hand over weapons and evacuate the
Ismailia Police Station on 25 January 1952.
No hay mucho más que decir. Otro año más. Los que lo hayan
celebrado habrá sido en silencio, en sus propias casas, con el temor de ser
escuchados. Como decían el otro día, en los oficios por el padre del vídeo bloguero
detenido, son gentes que solo se encuentran ya en entierros y juzgados.
En día melancólico para muchos, pero la melancolía por la
oportunidad perdida es mejor que el olvido. Los que quedaron por el camino lo
hicieron con ilusión.
Como cada año, recordamos aquí lo que fue la ilusión de un momento de la historia, el intento de sacudirse el paternalismo que ha guiado toda su historia apropiada por el Ejército que considera el país como un cuartel.
Lo seguiremos haciendo.
*
"Al-Sisi commemorates National Police Day" Daily News Egypt
25/01/2019
https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2019/01/23/al-sisi-commemorates-national-police-day/
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