viernes, 25 de enero de 2019

Otro triste 25 de enero

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Otro triste aniversario del levantamiento del 25 de enero en Egipto. Ya solo se celebra el Día de la Policía. Un día como hoy de 2011, los egipcios dijeron ¡basta! Lo dijeron sobre todo los jóvenes. Y los viejos les dieron la razón. Los viejos que eran jóvenes treinta años antes cuando Hosni Mubarak, un militar, tomó el relevo de otro militar, Anwar El-Sadat, asesinado por un grupo de militares islamistas durante un desfile militar, un 6 de octubre. Tras once años en el poder, cayó Sadat en la celebración de ese 6 de octubre, día de la victoria sobre Israel.
La fiesta del 6 de octubre quedó unida a la muerte de Sadat, como el 25 de enero, día nacional de la Policía, en el que se conmemora su papel en el levantamiento contra los británicos en 1952 y se recuerda a sus muertos, quedará unida al levantamiento olvidado del pueblo egipcio. Parece que cada acto importante quedara marcado por su contrario, convirtiendo cada uno de esos días en siniestro recordatorio de otra fecha con significado distinto. Quizá refleje cierta predilección de los egipcios por realizar actos contrarios en las celebraciones festivas.


El 25 de enero de 211, como otras decenas de años, se celebraba el Día de la Policía. Los egipcios no tenían mucho que celebrar, pues el papel de la policía bajo una dictadura cruel y represiva como la de 30 años de Hosni Mubarak no genera ni simpatía ni ganas de celebración. Pero el régimen de Mubarak era algo más que un gobierno dictatorial. Era una forma de vida. A su alrededor se podía prosperar en la vida. Como suele ocurrir en estos casos, los cautos y silenciosos se benefician de mirar para otro lado. Aprenden a poner la mano para recibir y los beneficios de ser amigos del régimen. Los negocios, la Universidad, la Judicatura, etc. pronto quedan en manos de amigos y obedientes. La simulación se convierte en esencial en estos casos y en asegurar dentro de las familias que ningún miembro nos hará perder los privilegios conseguidos.
Este fondo de sostenimiento del régimen lleva muchos años dentro del aparato administrativo y militar del país. Coloca a familia y amigos, porque siempre es bueno aprovechar estos lazos para asegurar el control del país. Creas además un "partido nacional" que te sirva para que se haga visible el poder más allá del uniforme y te aseguras de que los elegidos en cada territorio sean generosos con los amigos y duros con los opositores y críticos. Crees que vas a tener el poder eternamente y, como Sadat, eliminas a los amigos de tus enemigos y das alas a los enemigos de tus enemigos. Eso le costó la vida a Sadat, que comenzó encerrando a los nasseristas y sacando a la calle a los islamistas que posteriormente sería quienes decretaran su muerte por traidor al firmar la paz con Israel. ¡Qué ironía tan egipcia que Sadat fuera asesinado por firmar la paz precisamente cuando celebraba una vieja victoria sobre Israel!


No lo es menos que el Día de la Policía fuera un día contra la Policía. Los sucesos de Alejandría fueron determinantes, junto a la mecha comenzada poco antes en Túnez. La tortura y asesinato de un joven, Khaled Said, cuyo cuerpo fue arrojado a la calle, fue la gota que colmó el vaso. Su rostro destrozado por los golpes impactó a millones de egipcios, que salieron a la calle.
El resto es historia..., excepto en Egipto, donde solo fue un sueño, algo que se tiene seguridad de que ocurriera realmente. ¿Qué fue aquello? Realmente un juego de prestidigitación. La revolución se escamoteó a los egipcios de entre sus manos. Como en el ajedrez, el ejército sacrificó su dama, Mubarak, solo para poder ser considerado como el portavoz del pueblo. Solo cuando se vieron las cosas perdidas, se realizó el cambio. Mientras tanto asistieron indiferentes a los acontecimientos en las calles y en la Plaza Tahrir, en donde estaban concentradas las miradas. 


Los islamistas tampoco intervinieron, temerosos de aquella revolución apestosamente laica, que quería tener un poder popular y no controlada por militares o clérigos. Cuando vieron que el poder se tambaleaba, se sumaron, una acción en la que son especialistas. Los islamistas poseen la única estructura organizada alternativa al estado. Son un estado dentro del estado, organizados en milicias y células, tapados hasta el momento adecuado. Llevan así desde los años 20 en que fueron creados en Egipto, luchando primero contra el colonialismo y después contra el propio régimen que les dejó fuera tras la revolución.


El régimen ha enterrado la Revolución y solo se celebra ya el Día de la Policía. Con unas leyes de emergencia que prohíben las manifestaciones, salir a la calle es un riesgo. No hace mucho, el régimen hacía creer al país (al menos lo intentaba) que el Movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia estaba controlado por los Hermanos Musulmanes. Estos, con astucia, dijeron que no tenían nada que ver, pero que lo apoyaban. Se trata en este caso, como en muchos otros, de identificar cualquier tipo de manifestación en cualquier país con las revueltas de los Hermanos, declarados terroristas. Se prohibieron las ventas de chalecos amarillos. De esta forma se anticipaban a cualquier revuelta, que quedaría encuadrada en apoyo o pertenencia a grupo terrorista. Salir a la calle a quejarte de lo mucho que hay que quejarse en Egipto te convierte así en terrorista y lo que te aplican no es cualquier cosa. Te pueden juzgar los militares. Comienza entonces el calvario de búsquedas, de atrasos, de humillaciones en las cárceles o peores situaciones. Hemos comentado hace un par de días el caso del vídeo bloguero detenido por un programa satírico y cómo se jugó con él y su familia ante la muerte del padre. Te pueden complicar mucho la vida.


El aniversario de la Revolución del 25 de enero es también el de sus mártires. Los que una vez regaron las calles de sangre pidiendo democracia, hoy son considerados espías, conspiradores a sueldo de otros países en la maniobra más inmunda de propaganda de un régimen.
A diferencia de otros momentos de la historia egipcia, el régimen de al-Sisi tiene una elevada visión de sí mismo y quiere ser amado. Tiene además la pretensión de que los demás deben aceptar como verdades cualquiera de sus afirmaciones. El presidente se considera un "elegido" y así lo ha hecho creer a los egipcios, que temían la envidia de otros países por tener tanta suerte, un líder que les salvó del destino de los demás países de Oriente Medio tras la Primavera Árabe. Constantemente les repiten la suerte que tienen de no estar como Siria, como Libia, como Yemen. Eso se lo deben a al-Sisi, el enviado, el protector. Pero todo ese número no funciona en el exterior, como se ha visto por las condenas internacionales e institucionales que van del Parlamento Europeo a las Naciones Unidas, calvario que debe pasar cada año por la cuestión de los Derechos Humanos, algo que el presidente explicó que no tenían sentido en Egipto. El rapapolvo recibido en la entrevista reciente en la CBS, en Estados Unidos, en el programa 60 minutes ha sido elocuente del problema de la imagen que tiene el presidente y el régimen. Los intentos de evitar la emisión no han servido de mucho, solo para dejar en evidencia una vez más al régimen. Los abrazos con Donald Trump tampoco le han ayudado mucho, ni dentro ni fuera de los Estados Unidos.
Hoy la prensa no menciona lo que fue un día histórico en Egipto. El presidente lo definió hace poco como un "error de diagnóstico" en el "momento equivocado". La única "medicina" que acepta el cuerpo egipcio parece ser el autoritarismo militar. Se trata de convencer al pueblo egipcio de la gran verdad: Ejército, Estado y Pueblo son lo mismo. De donde se sacan las consecuencias de que atacar al Ejército es atacar al Estado y al Pueblo, que criticarlo es intentar romper la unidad del pueblo egipcio, etc. hasta completar todo un juego retórico que llega siempre a la conclusión de que para estar a salvo de sus enemigos (muchos, envidiosos, rabiosos por no ser egipcios).


Este último aspecto es importante en la línea propagandística del régimen. La teoría de la excepcionalidad de Egipto respecto al resto del mundo conlleva toda una serie de mensajes paralelos tendentes, más allá de la adulación, a la aceptación de un destino grandioso que los demás (quiénes sean es variable) tratan de evitar. Esta vez son los egipcios los que realizan su travesía del desierto guiados por su propio enviado, siempre un militar. De hecho, el régimen ha intensificado los mensajes militaristas en todos los sentidos como culminación emocional del nacionalismo patriotero. Los militares siempre están allí donde se provee; el presidente se pone su uniforme para las inauguraciones sonadas, como ocurrió con el nuevo tramo del Canal de Suez.
El aniversario de hoy es el momento de recordar a los caídos en este tiempo, las víctimas directas del régimen. Son muertes relacionadas de forma diversa con el 25 de enero. Giulio Regeni, el estudiante italiano de doctorado salió de su casa un 25 de enero. No regresó. Apareció cadáver, tirado en una cuneta, diez días después con signos de tortura. Quizá no sepamos por qué murió realmente Regeni, pero sí sabemos la maniobras del régimen para ocultarlo, para dar largas, borrar pruebas, etc. que le han costado a Egipto una retirada de embajador y condenas internacionales. Italia ya ha cerrado el círculo en 5 oficiales de la seguridad egipcia para pedir su procesamiento.

El otro caso que debemos recordar cada año es la olvidad Shaimaa al-Sabbagh, la mártir de la flores, la activista socialista, poeta, madre de un hijo, que acudió un 25 de enero a llevar flores a los muertos también olvidados, cuando no vilipendiados, en su aniversario. Fue asesinada vilmente, por la espalda, por un oficial de policía. También nos dice mucho del comportamiento del régimen. Se intentó acusar a su compañeros del asesinato, en la mejor tradición de la corrupción policial y jurídica. Cuando las evidencias foto y  videográficas eran tan evidentes que nadie podría sostenerlas, se juzgó al oficial condenándolos, para sacarlo a la calle poco después al revisar el juicio. Así funciona la cosa.

El grave problema, más allá de la violencia institucional y represiva, es que se está desarmando políticamente. De hecho, la única ideología presente —una vez que todos los apoyos democráticos iniciales se marcharon— es un tradicionalismo cada vez más ultraconservador, contagiado del único régimen que le sostiene con firmeza, Arabia Saudí, a la que no contentos con entregar islas, le han entregado la moralidad. El conflicto sobre la renovación del discurso religioso ha llegado al absurdo, teniendo en estos momentos el mayor control religioso sobre ateos, LGTB o cualquier tipo de renovadores. Al echar fuera a los críticos, el régimen de al-Sisi solo ha podido echar mano de lo peor del régimen anterior y de los peores tradicionalistas religiosos.
La fotografía actual del régimen no puede ser más decepcionante.  Los intentos de llamarlo "democracia", "modernidad", etc. chocan con el rechazo internacional y el de aquellos pocos egipcios críticos que han salido por miedo o por asfixia. El resto se mueve en el silencio o en aplauso interesado. Han aprendido que el poder siempre cae de pie, como los gatos.
De los medios vistos hoy, ninguno menciona que hoy es 25 de enero y que hubo un 25 de enero en 2011 algo diferentes a los demás días. Daily News Egypt recoge la noticia del discurso ante la Policía, por parte del presidente. Así los hace:
Egypt’s President Abdel-Fattah El-Sisi attended on Wednesday a ceremony at the Police Academy held by the Interior Ministry to commemorate National Police Day.
A number of senior officials and public figures, including Interior Minister Mahmoud Tawfik, attended the ceremony.
The 25 January marks the National Police Day which was named after Egyptian police won a battle in 1952 against British occupation forces in Ismailia city on the west bank of the Suez Canal.
The holiday commemorates and is a remembrance for hundreds of police personnel who died during the battle, and more wounded, when they refused British demands to hand over weapons and evacuate the Ismailia Police Station on 25 January 1952.


No hay mucho más que decir. Otro año más. Los que lo hayan celebrado habrá sido en silencio, en sus propias casas, con el temor de ser escuchados. Como decían el otro día, en los oficios por el padre del vídeo bloguero detenido, son gentes que solo se encuentran ya en entierros y juzgados.
En día melancólico para muchos, pero la melancolía por la oportunidad perdida es mejor que el olvido. Los que quedaron por el camino lo hicieron con ilusión.
Como cada año, recordamos aquí lo que fue la ilusión de un momento de la historia, el intento de sacudirse el paternalismo que ha guiado toda su historia apropiada por el Ejército que considera el país como un cuartel. 
Lo seguiremos haciendo.


* "Al-Sisi commemorates National Police Day" Daily News Egypt 25/01/2019  https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2019/01/23/al-sisi-commemorates-national-police-day/





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