Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
forma de representar a los otros en los medios dice mucho de nuestra forma de
percibir el mundo, de cuáles son nuestros valores, que resaltamos, matizamos o
eludimos al mirar a los que presentan algún tipo de diferencia respecto a
nuestros estándares. Los conflictos que se plantean en un mundo global, en este
sentido, son muchos. En realidad, vivimos en un mundo de "representaciones",
donde los otros son convertidos a través de nuestros códigos en formas
textuales, en signos codificados de alguna manera.
En la
época de Obama, la forma de representarle dentro de su propio país dio lugar a
conflictos y se denunció en su campaña que se "oscurecían" su
fotografía para aumentar su "negritud", por decirlo así. De esta
manera, se aumentaba la sensación de "amenaza" que muchos blancos
(que habrán votado a Trump para quedarse tranquilos) dicen sentir ante la
presencia de conciudadanos negros. Los Estados Unidos tienen serios problemas
al revisar sus representaciones porque queda en evidencia el "filtro
blanco" que se ha mantenido hasta hoy mismo. De hecho, los afroamericanos
tuvieron que producir sus propias películas para poder controlar sus
representaciones públicas, que parten del prejuicio, pasan por el estereotipo y
acaban produciendo discriminación.
Hoy lo
tenemos igualmente con los hispanos, representados como criminales, como una
"amenaza a la seguridad nacional" por Trump y su corte de
supremacistas, que quieren una América blanca y anglosajona, dejando al resto
fuera o bajo vigilancia.
Pero no
es el único caso, evidentemente. El fenómeno se intensifica cuando aumenta la
sensibilidad y vigilancia por la mayor conciencia de lo que supone este tipo de
prácticas de representación. Es una maquinaria perfectamente desarrollada para
mantener las discriminaciones a través del resaltado intensificado de las
diferencias que puedan darse, convirtiéndolas en esenciales. Así pasan a ser
decisivos los mecanismos de la cultura audiovisual, como el cine la fotografía,
la publicidad, etc. en donde se establecen estas representaciones estereotípicas
y negativas para los integrantes de los grupos discriminados o reducidos a
estereotipos.
Hace
unos días hemos visto aquí el caso de la irritación y protesta que ha provocado
la campaña publicitaria de Dolce & Gabanna en China tras mostrar a una
modelo ante un plato de espaguetis usando unos palillos de madera para intentar
comer. La marca ha intentado disculparse por lo ocurrido, pero eso ya no es
bastante. El rechazo queda ahí.
La BBC
nos trae un caso de "blanqueo" de piel, esta vez en Japón y con una
compatriota, la tenista Naomi Osaka, la reciente ganadora del Open de
Australia. La noticia saltaba el 23 de enero con el titular "Naomi Osaka:
Noodle company apologises for 'white-washing'". La BBC lo contaba así:
The headlines should all have been all about
Naomi Osaka's victories on the tennis courts in Melbourne, Australia.
Instead, the Haitian-Japanese sports star has
once again found the coverage diverted by a row over a cartoon.
This time, it is Japanese noodle company Nissin
which has been accused of "whitewashing" the mixed-race Osaka in a
manga drawing.
Many people have been left questioning how
exactly this could happen a second time. When an Australian cartoonist depicted
Osaka as a blonde-haired, white-skinned woman in September 2018, the
controversy took weeks to die down.
"Why, does [anyone] change the skin colour
to something that deviates from the real person so much?" one Twitter user
asked the manga artist, Takeshi Konomi, after he shared a picture of his
drawing on the social networking site.
The company, which sponsors the Japanese tennis
team, apologised as the row escalated, saying it had meant no offence.
"There is no intention of
whitewashing," a Nissin spokesperson said. "We accept that we are not
sensitive enough and will pay more attention to diversity issues in the
future."*
El artículo se adentra posteriormente en los problemas
existentes en la cultura japonesa para "aceptar" a personas que
claramente no aportan el estereotipo asiático. Naomi Osaka es de padre haitiano
y de madre japonesa, por lo que los rasgos combinados dan una piel más oscura
que lo estandarizado, algo que no parece aceptarse como forma de
representación.
El caso es curioso porque no se trata de eliminarla de la
publicidad, sino de no ser aceptable una representación realista para los fines
de la comunicación. Parece existir (de hecho, lo hay) una contradicción en su
uso publicitario y su "lavado". Todo el mundo sabe quién es y cómo
es, por lo que la distorsión de color tiene que actuar en otro nivel, por
decirlo así. Osaka representa a Japón y da títulos al país, es valorada. ¿Por
qué entonces esta forma discriminatoria? El lavado es una forma de aceptabilidad
o, si se prefieren una forma de tranquilizar las conciencias.
Es justo el proceso contrario al que mencionábamos inicialmente
respecto a lo ocurrido con Barack Obama, al que se trataba de perjudicar
intensificando su negritud. Aquí, por
más que no se reconozca, el proceso es el contrario. Se trataba de hacer más
"aceptable" a los estándares japoneses. Esto, por supuesto, es una forma
clara de racismo. Y así se señala en el artículo, resaltando los múltiples
problemas que tienen las personas resultado de matrimonios mixtos, es decir,
aquellas cuyos rasgos no entran dentro de los cánones establecidos. El artículo
de la BBC señala que son más "aceptados" aquellos entre asiáticos
(chinos y coreanos) que aquellos otros, como es el caso de Naomi Osaka, que muestran
rasgos más diferenciados.
Recordemos que no hace muchos se produjo en Japón la
polémica contraria. Esta vez se trataba de las críticas porque la actriz
Scarlett Johansson iba a interpretar al personaje principal de la versión con
personajes reales del anime Ghost in the Shell. Esta vez fue en Japón donde se
produjo la polémica al ser una actriz norteamericana de rasgos no asiáticos
quien encarnaba a la protagonista. Pero esta vez la polémica se quedó en el
aire al señalar el director del anime original que se trataba de una Cyborg. La
propia película trataba argumentalmente de resolver este "problema"
haciendo visitar a la protagonista, con su cuerpo biónico, la casa de su
familia, es decir, su madre japonesa que conservaba una fotografía de la hija
tal como "era", es decir, de rasgos asiáticos. De esta forma se
establecía una diferencia (real/cyborg) que pretendía evitar la polémica sobre
la representación.
Tras contar algunos casos de discriminación de mujeres
japonesas, con padres africano e indio, el artículo de la BBC cierra esperando
que la apertura de Japón al mundo pueda reducir estos procesos de
discriminación a través de las representaciones distorsionadas.
No es fácil porque las formas de representación de
diferencias están altamente codificadas, forman parte de esos filtros que es
necesario remover para evitar que se produzcan estos fenómenos discriminatorios.
La tenista ha aceptado las disculpas. No es la primera vez
que le ocurre. Vemos que los casos se producen cada vez más, lo que significa
que en este mundo visual en el que estamos, de pantallas y canales, este tipo de prácticas deben ser eliminadas para librarse de los estereotipos culturales.
La mayor visibilidad de los mensajes, su difusión constante, los hace más
peligrosos. El estereotipo que no se denuncia se convierte en refuerzo de los
existentes, por lo que es necesaria una vigilancia estrecha.
Nosotros tampoco estamos exentos de este tipo de prácticas
negativas. Los nacionalismos son maquinarias que viven de exagerar las
diferencias y producen este tipo de representaciones con gran intensidad. Se trata de establecer las línea divisorias entre unos y los demás. Naomi Osaka, japonesa y triunfadora, tiene todo el derecho a ser representada como es y no como a otros les gustaría que fuera o considerarían "aceptable".
*
"Naomi Osaka: Noodle company apologises for 'white-washing'" BBC
23/01/2019 https://www.bbc.com/news/world-asia-46972920
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