domingo, 13 de enero de 2019

La entrevista no está disponible

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De nuevo, un batacazo. No puede calificarse de otra forma el resultado de la entrevista realizada al presidente egipcio para el prestigioso programa "60 minutes", de la cadena norteamericana CBS. No sabemos si es por exceso de confianza o por falta de realidad; puede que por una combinación de ambas.
Mada Masr, la publicación independiente egipcia, titula en puesto preferente "Sources: Presidency gives Egyptian media orders not to cover CBS interview with Sisi". ¿Qué ha ocurrido para que se dé una orden así por parte de la presidencia? Lo que era obvio que pasaría: el presidente egipcio no puede pretender que el mundo asuma su visión ni sus valoraciones de lo que ocurre en el país. El descuartizamiento de los medios egipcios para plegarlos a la propaganda del régimen y condenarlos al silencio no funciona cuando hay que enfrentarse a medios y periodistas en el extranjero.
Entonces, los planes de convertir al mundo a la sisimanía se desvanecen y lo que queda al descubierto es la cara fea del poder, de la represión, de los presos, de la vulneración de los derechos humanos. Ya no se tiene delante un amable auditorio, unos sumisos periodistas. Lo que se tiene delante son periodistas tratando de cumplir su función esencial de preguntar lo que los demás quieren saber y no preguntar lo que tú quieres contar.
La CBS no solo ha emitido el "60 Minutes" que no le gusta al presidente, sino que ha hecho además, como era previsible, otra pieza con los periodistas explicando porque no le ha gustado al presidente. Es lo que suele ocurrir en estos casos. Quedan así al descubierto y resaltadas las "molestias" causadas por las preguntas incómodas:

Ann Silvio: Did they have any sense of what the questions might be before the interview?
Rachael Morehouse: Well, they wanted all of the questions in writing before the interview. I had a back and forth with them, I would say for about a month, saying, "Absolutely not. We can't do this, this is not the way we work at 60 Minutes." We understood that he wanted to be on the world stage. He wanted to be a figure up there with the powerful leaders in the Middle East. And so we pitched this to him, that those-- powerful leaders come on 60 Minutes.
Ann Silvio: Were there questions that you had identified, "Okay he could tear off this mic with this question, he's not gonna like this one?" 
Scott Pelley: We don't care. We don't care. If I have a question there that needs to be asked really on behalf of the entire world-- and I think, "Well, he'll tear of his mic and run outta the room," well, then that's his answer.*


Y así funciona. Si uno se levanta y se va, eso ya es una respuesta; si uno no quiere responder, es otra forma de responder. Cuando se acepta estar frente a un periodista, un micrófono y una cámara hay que estar preparado a jugar el juego que supone, el del diálogo. Se trata de argumentar ante el mundo. Aquí ya no hay más poder que el de la persuasión o el razonamiento; no vale de nada lo demás. El problema es cuando te acostumbras a que las preguntas te las hagan los amigos con guante de seda y la posibilidad de no contestar a lo que consideres molesto o poco favorable.
Y es esa precisamente la situación de los medios egipcios, transformados a golpe de prohibición, cierres y censura en un imposible espacio informativo. Hemos tratado aquí en muchas ocasiones la deriva de la información hacia el régimen y cómo se han ido silenciando las voces críticas —no ya los rivales, que han sido eliminados— y han sido sustituidas por los que se dedican a cantar loas al gobierno. En "60 Minutes" no valen de nada las soflamas patrióticas ni los sueños proféticos. Corres el riesgo de que no te tomen en serio.
En Mada Masr nos cuentan esas maniobras para tratar de ocultar el fracaso de la entrevista en términos propagandísticos, ya que no puede considerarse de otra forma el fiasco:

Two separate media sources within the intelligence-controlled Egyptian Media Group (EMG) say that they have received explicit orders from the presidency’s media office to refrain from covering President Abdel Fattah al-Sisi interview with CBS’ “60 Minutes” program on any TV channels, websites or newspapers owned by the media conglomerate.
A source from D Media, another media company owned by Egypt’s General Intelligence Services (GIS), also confirms that similar instructions have been issued to its subsidiary network, DMC.
“60 Minutes,” an American program broadcast by the CBS television network, announced on Thursday that it would air an interview with Sisi on Sunday evening (Monday at 2 am local time in Egypt), describing it as “the interview Egypt’s government doesn’t want on TV.”
The sources, who spoke on condition of anonymity, tell Mada Masr that the presidency’s media office justified its request as an attempt to minimize losses resulting from the president’s media appearance — which it described as “unsuccessful” — particularly after failed attempts by the government to prevent the broadcast of the interview altogether.**



Ya es triste que la publicidad de una entrevista que se ha buscado aparezca como "la entrevista que el gobierno egipcio no quiere en la TV", muy triste. Y lo es más si todo formaba parte de una campaña imposible de lavado de imagen de un régimen que necesita unas cantidades ingentes de credibilidad exterior, algo que hoy por hoy no tiene. Entre la propaganda interior, incuestionable, y la crítica exterior existe un amplio océano muy difícil de transitar en calma. Las preguntas van directamente al centro de la cuestión: "Mr. President, I've spoken to a number of your countrymen who refuse to call you Mr. President because they say you're a military dictator…", le preguntan directamente. Su respuesta: "I don't know who you talked to. But 30 million Egyptians took to the streets to reject the ruling regime at the time. It was a must to respond to their will. Secondly, the maintenance of peace after this period required some measures to restore security." Pero esto la excusa de que es el pueblo el que te pide queda muy bien en los discursos o en los actos propagandísticos, pero es algo que nadie entiende.
Uno de los elementos molestos de la entrevista con al-Sisi se refiere a la orden de la matanza de islamistas en las sentadas de Rabaa tras el derrocamiento de Morsi.

The Rabaa Square protest camp was assaulted while El-Sisi was in charge of security.
Scott Pelley: Did you give that order?
President Abdel Fattah el-Sisi: Allow me to ask you a question. Are you closely following the situation in Egypt? From where do you get your information? There were thousands of armed people in the sit–in for more than 40 days. We tried every peaceful means to disperse them.
Scott Pelley: Human Rights Watch issued a report, which you may have seen, describing Rabaa. And it says, and I quote, "using armored personnel carriers, bulldozers, ground forces and snipers, police and army personnel attacked the protest encampment with hundreds killed by bullets to their heads, necks and chests." Was that necessary to the peace and stability of Egypt?
President Abdel Fattah el-Sisi: You are calling the Human Rights Watch report a sound statement. Which is not true. There were police personnel and they were trying to open peaceful corridors for the people to go safely to their homes.
Though El-Sisi told us thousands of protestors were armed, at the time, his government said just over a dozen weapons were found.
Scott Pelley: You're a military man. You were educated by the U.S. military. Does that sound like proportional force to you?
President Abdel Fattah el-Sisi: I don't know how come they had 15 or 16 firearms. I would like to tell the American people the situation on the ground could have destroyed the Egyptian state and caused massive instability, more than could be conceived. Whenever there is an armed confrontation with a big number of people, it's difficult to control the situation and to decide who killed whom.***


La CBS titula la transcripción de la entrevista como "Egypt's President El-Sisi denies ordering massacre in interview his government later tried to block". Desde la perspectiva exterior —la occidental— el enfoque es que esa negación es una forma de escapar de responsabilidades. Mubarak acaba de declarar en un juicio que él no dio la orden de matar a los revolucionarios en 2011. Pero el problema de al-Sisi es interior y es otro.
El discurso de al-Sisi en Egipto —como se puede ver en la entrevista— es que salvó a Egipto de una guerra civil. Al igual que la idea de que Sadat se le presentó en sueños a decirle que fuera presidente del país después de haber dicho que no aspiraba a ese cargo, lo que desde fuera parece extravagante e infantil, en el interior se ve como "prestigio". Al entrevistador le parece una desproporción en el uso de la fuerza, a al-Sisi un acto de decisión histórico, asumir su destino para salvar al Estado.
Un al-Sisi diciendo que él no dio la orden que causó la matanza es visto como una forma de debilidad. La confianza se basa en su capacidad de asumir el destino de forma clara y rotunda. Él no es un "político"; es un líder, un enviado. Lo que hace no se discute mientras tenga éxito, como ocurrió con Nasser. Una vez más, el pueblo valora la decisión, aunque esta suponga el exterminio. Las réplicas con decenas de muertos a cualquier atentado es lo que se espera en una mentalidad fatalista: puede que no evites un atentado, pero sí pueden vengarte. Las respuestas a los atentados con más muertos son ese tipo de respuesta, una demostración de la fuerza de al-Sisi, del Estado y del Ejército. Todo ello se escenifica como la "voluntad del pueblo", que es lo que ha hecho al-Sisi ante los periodistas asombrados de la cadena CBS. Cuando le preguntan directamente sobre la gente que opina que "es un dictador", al-Sisi se ríe. Malas fuentes de información, como siempre.


La incapacidad de los gobernantes, élites, etc. para salir de los propios discursos generados a lo largo de la historia moderna del país es realmente penosa. Solo se ha vislumbrado como objetivo el control del país y del poder. Esos discursos se desmoronan cuando hay que defenderlos ante alguien. El momento en el que al-Sisi es preguntado por la visión que los Estados Unidos puedan tener de él es el segundo momento crítico:

Scott Pelley: Why should the American people continue to invest in your government?
President Abdel Fattah el-Sisi: They're investing in security and stability in the region. The United States is in charge of security worldwide.
Scott Pelley: Mr. President, your critics, critics in the United States Congress, critics within the United Nations, say that you are holding tens of thousands of political prisoners. That hundreds of people, unarmed people, have been killed in the streets of Cairo. They claim that you have blood on your hands. How do you explain all of this?
President Abdel Fattah el-Sisi: We are dealing with fundamentalists and extremists which caused damage and killed people over these last years. I can't ask Egyptians to forget their rights or the police and civilians who died.***

De nuevo desarrolla la doctrina general: Egipto no solo está salvando al Estado frente a sus enemigos, sino que está defendiendo la seguridad y el destino de occidente. La inversión no es en Egipto: occidente está pagando por su propia seguridad.
Curiosamente esta vez no se ha dicho, como es frecuente en la prensa egipcia y en sus autoridades, que han sido los Estados Unidos los que han creado el Estado Islámico para destruir Egipto, Oriente Medio y el islam. Se genera así un "doble pensar" orwelliano en el que Estados Unidos es unas veces aliado y otras enemigo. Aliado a la hora de recibir subvenciones su Ejército y enemigo para calmar el antiamericanismo popular egipcio.


Las preguntas se han hecho anteponiendo las críticas del propio Congreso  y Senado norteamericanos o de las Naciones Unidas. Aquí la respuesta es más compleja porque no se puede arriesgar. Insiste una y otra vez en que es él quien está defendiendo a los Estados Unidos y no su propio régimen.
La entrevista no ha sido una encerrona. Más bien al contrario, ha sido una osadía por parte de al-Sisi creer que fuera de las fronteras el trato iba a ser el mismo que recibe en Arabia Saudí o en Jordania. En los países con prensa más libre, las preguntas son más incómodas.
El intento del ministerio de evitar que se reproduzca la entrevista en las cadenas egipcias de noticias queda más llamativo que la propia entrevista. Como señalaba el entrevistador a su compañero, el hecho de no contestar o de marcharse ya es una forma de respuesta. Igualmente, la prohibición de la emisión de la entrevista a los medios egipcios es una forma de confirmación de aquello por lo que se le ha preguntado.
Otro error.



* "How Egypr tried to kill a 60 Minutes interview" CBS 6/01/2019 https://www.cbsnews.com/news/president-el-sisi-how-egypt-tried-to-kill-a-60-minutes-interview/
** "Sources: Presidency gives Egyptian media orders not to cover CBS interview with Sisi" Mada Masr 6/01/2019 https://madamasr.com/en/2019/01/06/feature/politics/sources-presidency-gives-egyptian-media-explicit-orders-to-refrain-from-covering-cbs-interview-with-sisi/
*** "Egypt's President El-Sisi denies ordering massacre in interview his government later tried to block" CBS 6/01/2019 https://www.cbsnews.com/news/egypt-president-el-sisi-denies-ordering-massacre-in-interview-his-government-later-tried-to-block-60-minutes-2019-01-06/

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