Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Nicolas
Anelka siempre ha sido un personaje; es más, siempre ha sido un personaje
antipático. Es de esas personas que abren poco la boca, pero que cuando la
abren, nos suscitan ganas de no conocerlos, que así podríamos definir la
"antipatía", como un rechazo con petición expresa de olvido. El
diario ABC resume la entrevista que
el dominical de Le parisien le ha
hecho y lo saca con el titular siguiente: "Saber el teorema de Pitágoras
no sirve para nada en mi vida"*.
Da la
impresión así, no de alguien que abogue por la incultura, sino por un ferviente
defensor de un conocimiento práctico, un presocrático lanzado a la praxis. En realidad no es así. Más bien
a Anelka le sobra el conocimiento porque le sobra el dinero, como dice el
tópico, pero que luego no le sobra a nadie.
A las personas con mucho dinero les
gusta ser francas, que es otra forma de decir que les sobran los demás y no
necesitan ir con lindeces. Por eso cuando el periodista de Le parisien ha ido hasta Shanghái a preguntarle por su sueldo de
230.000 euros semanales, el futbolista le ha dicho: «Ocúpate
de tu salario que yo me ocupo del mío. Cada uno tiene su mérito. He sudado
desde hace mucho tiempo para ganar este dinero.»*
Anelka reivindica su sudor, pero no es lo mismo
sudar, que te paguen poco y llegar reventado a casa, a sudar, que te den un
masaje, meterte en un jacuzzi y regresar a tu lujosa casa en un Ferrari. El
sudor está aquí sobrevalorado. Quizá por eso Le parisien no ha titulado su entrevista "Anelka, el
sudoroso", o "Anelka, el prefilósofo" sino simplemente "Le
mercenaire".
Hay decenas de futbolistas que van en busca de mejores
sueldos y la gente no se mete con ellos (a veces sí), pero Nicolas Anelka ha
mantenido siempre el mismo desprecio por Pitágoras —¡pobrecito, si no le ha
hecho nada!— que por el resto de la Humanidad. Recoge el diario ABC en su resumen de las declaraciones:
Sin rechazar la polémica, con el argumento de
que "un hombre sin enemigos es un hombre sin valor", el exjugador de
Chelsea, Arsenal o Manchester City acusó a sus compatriotas de "dar
lecciones a los futbolistas pensando que sólo saben golpear a un balón".
"Creen que leer kilómetros de libros les confiere una cultura general
sinónimo de inteligencia. Pero cuando cruzan el Canal de la Mancha no saben
juntar tres palabras en inglés. Yo hablo inglés, francés, español y estoy con
el chino. Soy capaz de hacerme entender en todo el mundo", afirmó Anelka,
que señaló que cosas como el teorema de Pitágoras "no sirven para nada"
en su vida.
La idea
de que "un hombre sin enemigos" no posee valor es una media verdad si
no se compensa la de que "un hombre sin amigos" también es un hombre poco
valioso. Explicaría el breve paso del jugador por los equipos en los que no ha
estado, excepto en una ocasión, más de dos años. En el Real Madrid estuvo solo
uno y no hizo muchos amigos. Pero es muy elocuente respecto a la forma que
tiene Anelka de ver la vida y a los demás. El verdadero "valor" para
él, parece ser, es el que marca el talonario.
Confunde
también las lenguas con la posibilidad de decir cosas sensatas en alguna de
ellas. Lo cierto es que con cada una de las lenguas que Anelka aprende aumenta
su desconocimiento porque así desconoce el Teorema de Pitágoras en francés,
español, inglés y lo desconocerá ahora en chino. Es decir, Nicolás Anelka será
inculto y soberbio en ¡cuatro idiomas! No está mal.
Anelka
no ha superado la polémica sobre su comportamiento en la Copa del Mundo y su
pelea con el seleccionador nacional galo. No necesitó grandes "lecturas" para
decirle lo que dijo. Fue sancionado con 18 partidos de suspensión en la selección
francesa a la que no ha vuelto desde 2010.
A los
"kilómetros de libros", como él dice, contrapone los kilómetros que lleva
él corriendo por los campos de todo el mundo. La incultura orgullosa de Nicolas
Anelka es un mal ejemplo porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.
Evidentemente, no hace falta mucha para correr por un campo de fútbol, pero ahí
está su problema. No concibe un mundo fuera de las líneas blancas del campo ni
una forma de relación humana que vaya más allá de dar patadas a balones y
espinillas. Eso sí, escribió (no sé si él solo) su autobiografía: "It's
not me. It's everyone else", un título que nos lo retrata a la perfección.
Se
queja de que le pregunten por el sueldo, pero ¿de qué más puede hablar el
solitario Nicolas? No solo va por la vida con cara de pocos amigos, sino que se
pone camisetas con fotos de gente con cara de pocos amigos, por ejemplo, la de
Mike Tyson, el agresivo boxeador campeón del mundo que acabó mordiendo orejas
de sus rivales.
Con ese
limitado mundo del que Nicolas Anelka puede hablar —fútbol y dinero—, ha
realizado unas declaraciones respecto a lo que de verdad le interesa:
[...] fue muy crítico con el actual Gobierno
galo, que ha introducido un impuesto especial para los que ganan más de un
millón de euros, lo que afecta a muchos futbolistas. "Lo lamento por
ellos, van a ser penalizados con más impuestos por ser los mejores. Eso les va
a incitar a abandonar la liga francesa. Los que toman estas decisiones son los
mismos que nos han hundido en la crisis", señaló.*
Se
sorprendería Nicolas Anelka de cuántas personas que no son los mejores ganan
mucho dinero. Quedarse en el tópico es otro efecto de esa falta de lecturas de
las que presume. Ese "lo lamento por ellos" suena a paraíso fiscal, a
"no va conmigo". Lo de ser los "mejores" tiene también
muchos matices y tiene que ver mucho con las jerarquías de los valores sociales y personales, que no siempre coinciden. No creo
que llegue a pensar que serán los futbolistas los que solucionen la crisis,
pero me temo que su sentido de la crisis es limitado y personal. No va con él.
La crisis es que atenten contra sus ingresos. Como "valioso" millonario,
es un hombre con "muchos enemigos", incluido el Fisco.
Afortunadamente
no a todo el mundo le resbala Pitágoras y todo lo que venga encuadernado, con
la excepción de los talonarios. La
Vanguardia reproduce las declaraciones de la filósofa premiada con el
Príncipe de Asturias, Martha Nussbaum que nos permiten reconciliarnos con la
cultura:
Una vez que ha subrayado "la importancia
que tiene la filosofía para la economía", Nussbaum ha apuntado otra de las
orientaciones de su labor académica -que desarrolla en la Universidad de
Chicago tras doctorarse en Harvard-, que es necesaria una educación bien
fundada en las humanidades para que las sociedades mantengan la lucha por la
justicia.**
Pensar
que por dar patadas a un balón —patadas bien dadas— y ganar mucho dinero te sobran
Pitágoras, la cultura y los amigos es bastante pretencioso por su parte. Más
sensato es lo que nos ofrece Nussbaum: una sociedad en la que aumente nuestra
sensibilidad hacia los problemas y hacia los demás. La verdadera cultura es una
vía para salir del ensimismamiento egoísta porque nos permite situarnos ante
los demás y ante nosotros mismos, comprender las dimensiones, raíces y consecuencias de los problemas.
Son las
personas insolidarias, las que buscan únicamente su beneficio sin importarles
los problemas de los demás porque están bien cubiertos, las que llevan a las
sociedades a las crisis profundas. No se trata de una cultura libresca y pedante,
como quiere creer Anelka, sino de la educación de la sensibilidad estética y
moral, como propone Nussbaum.
Puede
que Nicolas Anelka se considere de los "mejores" porque le pagan
230.000 euros semanales, pero en muchos, muchísimos sentidos no lo es. Leeremos a Martha Nussbaum y, siguiendo su propio consejo, no leeremos la autobiografía de Anelka, aunque sea interesante saber por qué la culpa la tienen siempre los demás.
*
"Anelka: "Saber el teorema de Pitágoras no sirve de nada en mi
vida" ABC 26/10/2012
http://www.abc.es/20121026/deportes-futbol/abci-anelka-entrevista-china-201210261636.html
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