Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No
descansas bien; te mueves intranquilo en la cama intentando conciliar el sueño,
pero no lo consigues. Te dan vueltas por la cabeza las insinuaciones de
posibles conspiraciones que permanentemente te lanzan. ¿Es que ya nada ocurre
porque sí? Las teorías conspiratorias ganan terreno colonizando nuestras
mentes. Primero se expanden por los páginas de los periódicos, que las acogen
como agua de mayo. ¡Qué haríamos sin
conspiraciones!, piensa algunos. Y es que nada vende mejor —económicamente,
políticamente— que una buena conspiración.
A las
conspiraciones le han sacado y le sacan provecho los dictadores a lo largo de
la Historia. La Historia misma es un conspiración para algunos, una conspiración
hegeliana. Casi siempre se invocan las conspiraciones cuando la realidad te
lleva la contraria. Sí, hay mucho de soberbia y prepotencia en las mentes que
ven conspiraciones por todos lados. La base de la conspiración es echarle la
culpa a los demás de lo que nos ocurre o, si es necesario también, de lo que no
nos ocurre.
Aquí
conspira ya todo el mundo. Se conspira en el deporte "especulando"
sobre los árbitros; se conspira en el gobierno, en la oposición, los
independentistas, los europeístas, todos. Se conspira a raudales, a granel, a
tutiplén. Conspiran con el IVA, con los presupuestos, con las autonómicas,
desde detrás de las pancartas, desde delante de las cámaras. "Se conspira.
Razón en portería", dice un rótulo colgado en algunas fachadas.
De las
diferentes conspiraciones con las que me sorprendo hoy, a estas horas de la
madrugada en que uno escribe mientras el resto conspira, me quedo con dos que
me llaman fuertemente la atención, algo que ya no es fácil por la saturación.
La primera
de ellas nos la trae el diario El País,
en su sección de Cataluña, y tiene el siguiente titular: "El caracol
manzana penetra en el margen derecho del Ebro por un sabotaje"*. No tengo
ya la más mínima duda de que existen las "armas de destrucción
babosa". El caracol manzana es un devorador de tallos de arroz en cuanto
que se ponen un poquito sabrosos. Nos cuenta el diario la aparición de focos en
distintos lugares —hasta ocho diferentes, distantes y sin rastros babosos por
medio— del delta del Ebro. La sospecha que teníamos con los incendios
forestales, se traslada y confirma ahora a los caracoles.
Los agricultores llevan gastados una purriela de millones, dos la Generalidad y uno Europa, para enfrentarse a este agente infiltrado que nos encarece la paella, el arroz con costra y hasta el arroz con leche. Sangre, sudor y granos.
El
final del artículo nos habla ya de la guerra total en arrozales y juzgados:
En paralelo a la batalla en los campos, la
lucha por acabar con la plaga de caracol manzana se ha trasladado a los
tribunales: la Generalitat se presentó en abril como acusación particular en la
causa judicial abierta en un juzgado de Tortosa (Baix Ebre) contra la empresa
de importación de animales exóticos Promotora Bama, que presuntamente introdujo
el caracol manzana en el delta del Ebro al escapársele algunos ejemplares.
Entonces, el Ministerio de Agricultura ilegalizó la cría y el comercio de este
molusco invasor.*
Esta
historia de caracoles fugados, esta especie de Chicken Run baboso —¿quién fue el cerebro de la fuga?— y de los
focos repartidos es suficiente para desatar la teoría conspiratoria. Busco a la
empresa de la que se fugaron los caracoles esperando encontrar una tapadera
para un nido de espías de Corea del Norte (o "castellanos" para algunos en el foro, gente bien informada), pero me encuentro una moderna empresa, con base en Barcelona, que
dice tener las mayores y mejores instalaciones dedicadas a la cría de especies para
acuarios. Leo con preocupación conspiratoria sus cifras: "La capacidad total
es de más de un millón y medio de peces, 30.000 reptiles, anfibios y
artrópodos." Dicho así suena como una amenaza. ¿Por qué dan las cifras de
peces y reptiles y no las de anfibios y artrópodos? ¿Qué pasa con las arañas? Sospechoso.
Pero la
conspiración babosa no es nada comparada con la que ha destapado el diario El Mundo y cuya maniobra ha sido dejada
al descubierto por La Vanguardia. Parece
ser —digo "parece ser" porque esta vez no pienso molestarme en
comprobarlo— que el escritor y columnista canario Juancho Armas Marcelo (el
dato es irrelevante, pero hay que señalarlo tal como está el patio) ha revelado
algo que se había tratado de mantener olvidado durante siglos: que Poncio
Pilatos era de Tarraco es decir, catalán. En Astorga hay una teoría que dice
que era de Astorga.
El
titular de La Vanguardia dice así:
"Un columnista de 'El Mundo' sugiere que los catalanes mataron a Jesús".*
Esta revelación —la más espectacular desde El
código Da Vinci— ha sentado fatal en Cataluña. Teniendo en cuenta que esa
acusación es la que sirvió de base tonta a las persecuciones del pueblo judío, como
la excusa para el antisemitismo, lo de Armas Marcelo se las trae.
La
perspectiva de que toda la campaña de prestigio, diseñada cuidadosamente por
Mas, los suyos y los de al lado, se pudiera venir abajo ante esta revelación y
sus consecuencias teológicas e internacionales ha sido terrible. Aunque quién
sabe, a lo mejor viene bien si les ponen un estado, como a Israel. No hay mal
que por bien no venga. ¿Y si el rumor lo hubieran hecho correr los propios
catalanes para conseguir un estado? Más conspiración. ¡Qué lío!
Dicen
en La Vanguardia:
“Peseteros”, “victimistas”, “insolidarios”…
los catalanes ya hace tiempo que se acostumbraron a escuchar las lindezas que
se les dedica desde algunos foros. Pero a pesar del paso del tiempo, la
imaginación de sus enemigos a la hora de encontrar nuevas acusaciones en contra
de los pérfidos catalanes parece no tener límites. Y es que hoy, en el
periódico El Mundo, se insinúa en un
artículo de opinión firmado por Juancho Armas Marcelo que los
tataratataraabuelos de los catalanes mataron a Jesús, el hijo de Dios, el
Mesías. Claro, como Poncio Pilatos y los suyos eran de Tarraco… Claro.**
Incurre
la redactora del breve texto en "conspiracionismo", ya que habla de
los "enemigos" de Cataluña y se remonta a épocas indefinidas. Pura
conspiración de siglos. Lo clásico de las conspiraciones es dar por supuesto
que las tonterías no son fruto de la estupidez individual sino que siempre "hay
alguien detrás". Un participante en el foro ya habla de "la prensa
fanática del Régimen". Faltaría más. Un tonto no es nunca un tonto, solo
la punta del iceberg de la tontería, dice la teoría.
Y la
prensa ha decido que el sentido común vende poco; que la tontería es un reclamo
grandioso para sumar "visitas", precioso y cada vez es más preciso término
antes del abandono definitivo del de "lector". 48.246 visitas tiene
esta tontería en La Vanguardia. Hay
que sumarse a las ventoleras generales, echar gasolina al fuego y usar la
pirotecnia. ¡Alabemos la traca conspiratoria, la polémica necia! Todo por un click.
Los
caracoles no se escapan sin más y se comen los tallos de arroz porque sí. Hay alguien
detrás. Lo de Tarraco y Pilatos no se le ha ocurrido a Armas Marcelo solito,
también hay alguien detrás. Y detrás —de caracoles y escritores— están todos:
los que te envidian, te quieren mal, te odian, no te entienden, se aprovechan
de ti, te roban, te pisotean, ignoran tus derechos, carecen de sensibilidad, te
insultan y desprecian. Pero no van a conseguir lo que quieren, que aunque ellos
no lo sepan, tú sí lo tienes claro. Creo.
No sé
con qué nueva revelación me sorprenderán mañana. Tiemblo. Soñaré con caracoles que se lavan las manos mientras crucifican el sentido común.
*
"El caracol manzana penetra en el margen derecho del Ebro por un
sabotaje" El País 8/10/2012
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/08/catalunya/1349706459_866465.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.