Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me
llamó la atención del titular del diario El
Mundo: "Un perro pide la independencia y desata un conflicto
nacionalista en Baleares". La leo y no salgo de mi estupor. Algo terrible
ocurre en la realidad cuando no sabes si una noticia es en broma o en serio, si
es ficción o realidad. Sinceramente, pareces estar viviendo una alucinación. Nos
cuentan que hay un podenco "ibicenco" que ha puesto en pie de guerra
a los criadores porque su organismo administrativo inmediatamente superior
pretendía asimilarlo como "balear" y apuntárselo como "propio".
Leo con tensión lo que sigue al titular y es esto:
Mientras España amenaza con empezar a resquebrajarse por Cataluña en
Baleares se ha desatado sin previo aviso un nuevo conflicto nacionalista: El
podenco quiere ser ibicenco.
Así es. Al parecer, según la asociación de criadores de esta raza de
perro en la isla, el podenco no quiere ser balear, ni español y mucho menos
mallorquín sino simplemente ibicenco. Un conflicto identitario que ha desatado
el enésimo enfrentamiento político entre las islas de Mallorca e Ibiza ante el
temor de los criadores de que los mallorquines quieran apoderarse de su raza.
La vieja historia del perro grande que se come al chico.
De hecho, ya lo han intentado dos veces este
año, según figura en el Boletín Oficial de las Islas Baleares (BOIB), cuando el
Consell de Mallorca dirigido por la popular María Salom se inventaba la raza
‘podenco autóctono de Baleares’. Un gesto aparentemente inocente que no ha
tardado en provocar una guerra interinsular.*
Si
Darwin hubiera recalado en estas islas a bordo del Beagle, no habría estudiado
las diferencias entre los pinzones de unas y otras sino entre sus habitantes.
Darwin conocía las prácticas de los criadores y sus resultados selectivos sobre
los animales, pero aquí debería haber estudiado también a los criadores y a los
políticos como especies diferenciadas y diferenciadoras.
No se
le escapa a nadie que esto de los perros y su "identidad" es como la "denominación
de origen" de vinos y alimentos. El negocio está en la "identidad"
que es el equivalente a la "marca" en lo comercial, y como hemos
llegado al punto en que lo único que nos mueve es el dinero, sacamos un
nacionalismo canino y a lanzar mordiscos y dentelladas al que se oponga a esa
diferencia abismal entre perros que dará lugar a posteriores diferencias
bancarias entre unos y otros.
Creo
estar ante los efectos psicodélicos de algo que me haya sentado mal, algún
hongo extraño que se haya colado entre las verduras, algún mal fermento del yogur
desnatado, que en conjunción con el virus griposo que me ataca me haya sacado
de mi cuerpo y haya lanzado mi cuerpo astral hacia el espacio infinito.
Miro a
la derecha de la noticia que me ha hecho dudar de la realidad y me hundo en la
perplejidad. La noticia más visitada por los lectores del diario es "Hello
Kitty y Bob Esponja, a puñetazos". Lo leo varias veces porque pienso que
es una alucinación, pero las letras siguen allí, ordenaditas, unas tras otras
formando esa imposible frase. Me asalta una idea: es una forma metafórica de
referirse a Alfredo Pérez Rubalcaba y a Mariano Rajoy. ¡Aclarado! No sin cierto
temor, clico sobre la noticia y es
como cuando Alicia se cayó por el agujero detrás del conejo blanco.
La
noticia es un vídeo que alguien captó en plena Puerta del Sol de los dos
personajes, Bob y Kitty, sacudiéndose mamporros sin piedad por conseguir los
mejores lugares para que los turistas y visitantes se hagan fotos con ellos. Se matan porque les dejen una
propina. Triste destino el de depender de las monedas que te den para
sobrevivir y tener que matarse unos a otros para diversión de los presentes y
de los morbosos lectores y espectadores virales. Me niego a hacer "clic"
para no contribuir a que esa mal llamada "noticia" —auténtica vergüenza
periodística el uso de este vídeo doméstico que alguien colgó en Youtube y es reaprovechado por El Mundo— siga prosperando frente a los
millones de cosas que ocurren en el mundo sin que la gente se tenga que
disfrazar para sobrevivir. No es el periodismo lo que está en crisis; es la
vergüenza.
Pensándolo
bien, no hay mucha diferencia entre lo que ocurre en las islas y lo que ocurre
en ese centro simbólico que es la Puerta del Sol, escenario del Gran Teatro del
Mundo. España se ha convertido en una pelea grotesca entre una Hello Kitty y un
Bob Esponja, entre un Rajoy y un Rubalcaba, entre un Mas y un Urkullu y los
demás, entre perros de islas distintas cuyos estrechos canales les parecen
mares inmensos imposibles de salvar. Circo romano, coliseo vergonzante; bufonada fallera
sin indulto posible; esclerótico país incapaz de reconocer su imagen en el
espejo de la Historia, convertido en distorsionado reflejo de feria, de Casa de
la Risa que causa más bien el llanto.
Pronto
nos llegarán noticias destacadas de que las pulgas de cada uno de esos perros
—españoles, baleares, ibicencos— tampoco
quieren ser agrupadas con las de los demás; serán pulgas independientes y
reivindicativas, pulgas con himno y santo patrono.
Algún
día alguien nos pasará factura por tanto egoísmo y necedad, por tanto mal
ejemplo, por tanta soberbia, por tantos ridículos Münchausen tirándose de los
talones para hundirse en el fango hasta desaparecer.
¡Qué pena
que tanto años de bazofia y compraventa de ideas en los mercadeos partidistas y
subvencionados no nos permitan tener unos Barojas, Unamunos, Ortegas, Azorines, Valles,
capaces de dar cuenta de esta decadencia sin gracia, de este reinado crepuscular
de la "marca España" a falta de algo mejor. Solo nos quedan
fabricantes de bestsellers, escritores de conflictos sentimentales con
personajes de mediana edad para derramar lagrimitas en los transportes públicos
y firmar ejemplares en ferias y saraos; solo nos quedan intelectuales y
académicos pendientes de sexenios y proyectos por aprobar, deseosos de ser
llamados a cualquier foro mediático para gritar más que el resto y llamar la
atención. Poco más. Mucho grito y poca voz.
¡Qué
pena! ¡Qué pena que nadie llame a la cordura y que se siga con el bochornoso
espectáculo que ofrecemos para escarnio y befa universales! Kitty, Bob: seguid
matándoos; os echaran unas monedas al final de vuestra grotesca actuación. Podencos todos, rasquémonos gustosos las ronchas de las pulgas y garrapatas que nos sangran.
Viven felices, cada una en su perro flaco, reivindicando la exclusividad de su
epidermis.
Sarna
con gusto, no pica. A perro flaco, todo son pulgas. Muerto el perro, se acabó
la rabia. Sí.
*
"Un perro pide la independencia y desata un conflicto nacionalista en
Baleares" El mundo 27/10/2012
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/26/baleares/1351272670.html
Me he reído por no llorar, Joaquín. Muchos de los pensamientos que vuelcas aquí me vinieron a mí a la cabeza cuando vi la lista de noticias más leídas de El Mundo... Normalmente una vergüenza. ¡Qué país!
ResponderEliminarSí, efectivamente. Cada vez va quedando menos espacio para la distinción entre una cosa y otra. Un saludo, Beatriz. Gracias por leerlo. JMA
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