Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Sigue
coleando en muchos medios el caso de la condena de seis años a los miembros de
la Comisión de Grandes Desastres italiana por su forma de transmitir
"tranquilidad" a la población de L'Aquila que tuvo como consecuencia
la muerte de más de trescientas personas en el "inesperado terremoto"
que se produjo. Tratamos de explicar el otro día que no se les condenó por
"científicos", sino precisamente por olvidar cuáles son los límites
de las afirmaciones científicas [ver entrada] y adentrarse en lo que no es su
función, tranquilizar, algo que es competencia de las autoridades políticas
tras escuchar los informes de los científicos. La decisión de si se desaloja o
no una zona, de si se debe volver a ella o no, no es "científica"
sino "política".
Retoma
el caso la BBC y aporta algunas informaciones más sobre el caso:
Bernando De Bernardinis, entonces jefe
encargado del departamento de protección civil italiano, habría aconsejado a
preocupados residentes que regresaran a casa y tomaran una copa de vino e
incluso les habría especificado de qué clase: "Absolutamente un Montepulciano".*
Buen
vino toscano, pero no es el tipo de recomendaciones que suele hacer un
científico. Y es parte del problema, ya que es precisamente la carencia del
comportamiento científico en la actividad encargada lo que aparece como
responsable y lo que ha sido sancionado por los jueces.
Los
intentos de convertir el caso en un nuevo "caso Galileo", una especie
de persecución oscurantista contra la Ciencia solo demuestran lo fácil que tergiversar
las razones.
La
revista Science analiza la cuestión y
plantea lo siguiente:
In his closing arguments on 24 September, public prosecutor Fabio Picuti
underlined that the men were not being charged with having failed to predict
the exact time, place, and magnitude of the deadly quake, information that he
said modern science was not able to provide. Instead, he told the court, the
defendants made a series of "banal and self-contradictory" statements
during their 2009 meeting, many of which were "at best scientifically
useless" or, worse, "misleading."
Among the most controversial statements
highlighted by the prosecution were those made by De Bernardinis in a
television interview ahead of the meeting. The DPC deputy head said that the
ongoing tremors posed "no danger" and that the "the scientific
community continues to confirm to me that in fact it is a favorable
situation." In fact, he said, the ongoing tremors helped discharge energy.
This statement was particularly reassuring, according to a number of court
testimonies by friends and relatives of the victims, because it suggested the
danger decreased with each tremor.**
No ha sido la Ciencia la que ha sido condenada, como se especifica
en Science, sino su falta de "ciencia" y de "responsabilidad
científica" —algún lector acusa, la "corrupción"—, esa "banal and self-contradictory" forma de enfocar
y comunicar el problema real.
Señalan en la BBC:
"La comunicación está en la
base de todo este caso", dijo David Spiegelhalter, profesor de Comprensión
Pública de Riesgos de la Universidad de Cambridge.
"Los científicos se reunieron,
hicieron una evaluación de riesgos y concluyeron que había un incremento del
riesgo pero que el riesgo absoluto era muy bajo. Concluyeron que no podían
confiar en que habría un terremoto".
"Sin embargo, esto fue
comunicado luego al público y se entendió como un mensaje de que podían confiar
en que no habría un terremoto. Eso fue lo que la gente entendió y eso es lo que
condujo a este caso legal".*
Twitter del profesor Spielgelhalter |
Con todos los respetos para nuestro colega de Cambridge, reputado estadístico, afirmar
que se puede volver a casa "sin riesgo" e indicar "el vino"
que se puede disfrutar allí tranquilamente no es un error de
"comprensión" sino un error de "emisión". Es más, se
elaboró toda una "teoría" para explicar porqué la fuerza de los
terremotos sería decreciente, creándose una falsa "situación favorable",
como recoge Science.
Entiendo la preocupación del profesor Spiegelhalter,
estadístico dedicado al interesante campo de lo que puede ocurrir y por los
riesgo de que finalmente no ocurra. El profesor Spiegelhalter, de la Universidad de
Cambridge, tiene —por ejemplo— un interesante artículo en la revista "Significance.
Stadistics makes sense" (de la Royal Statistical Society) , con el título "London
murders: a predictable pattern?", en cuyo "abstract" podemos leer:
Four stabbings to death in a single day. Ninety
murders in 7 months. Shocking figures—or are they? Knife crime makes the
headlines almost daily but are Londoners really at increased risk of being
murdered? David Spiegelhalter and Arthur Barnett investigate—and find a
predictable pattern of murder.***
No sé si Scotland Yard se comunica habitualmente con el
profesor Spiegelhalter, pero seguro que los medios de comunicación sí. Me
imagino que todas las personas que hacen predicciones sobre terremotos o
asesinatos en la calles de Londres deben tener una preocupación común: ¿qué
ocurre si mis predicciones fallan? El caso es especialmente preocupante para
aquellas personas que viven de sus predicciones, que son cada vez más, desde
las agencias de evaluación —S&P, Moody's, etc.— a los expertos en riesgos
de todo tipo de desastres.
La predicción se ha convertido en un negocio y no solo en
las catástrofes, sino en muchos otros ámbitos en los que reina la
"incertidumbre", el desconocimiento de lo que puede ocurrir. Aquellos
que pueden y deben tomar decisiones, se ven obligados a recurrir a los
expertos, exigiéndoles una confianza que suponen estos tienen por su propia
cualificación. La "decisión sobre los riesgos" es también una decisión
arriesgada. No existe la certeza, solo una probabilidad estimada que depende de los factores y variables que manejemos. Pero el "experto" tiene la
función de cubrir las responsabilidades del estamento superior, que siempre —en
caso de error— lo achacará a los emisores del informe sobre el que se ha tomado
la decisión. Es lo que ha ocurrido en Italia. Los "expertos" salieron
a transmitir una confianza allá donde los políticos no salieron a dar la cara.
Berlusconi regresó a inaugurar casas para los damnificados unos meses después.
La barrera defensiva, el argumento hasta el momento para el
negocio asesor —esto no se hace gratis— era la "ciencia", que es
infalible para tranquilizar a la población, pero imperfecta para asumir los
errores predictivos y sus consecuencias. Por eso, el artículo de la BBC termina
con las conclusiones del profesor Spielgelhalter:
Spiegelhalter acepta que es la responsabilidad
de los científicos comunicar el riesgo efectivamente, pero teme que el caso de
L'Aquila traiga malas consecuencias. ¿Podría esto disuadir a los científicos de
ofrecer sus consejos independientes?
"Italia tiene problemas sísmicos
permanentes. ¿Quién va a meterse en eso ahora?", se pregunta
Spiegelhalter. Te hace pensar sobre los riesgos para los científicos de
convertirse en asesores".
Algunas profesiones tienen protección
legal. Por ejemplo, si un meteorólogo británico fallara en predecir una inundación
que termine en pérdida de vidas, la Met
Office (servicio meteorológico británico) tiene un fondo de indemnización
profesional para cubrir a sus miembros.
"En ese punto, empiezas a
sentirte expuesto, dada la sociedad crecientemente pleitista, y eso es una
verdadera pena", dice Spiegelhalter, quien piensa que los científicos
deberían tener una protección similar a las meteorólogos británicos.
"Sería terrible si empezamos
a practicar ciencia defensiva y que las únicas declaraciones que hagamos sean cosas
sonsas que nunca terminen de concluir una cosa u otra. Pero por supuesto que si
los científicos están preocupados, eso es lo que va a pasar."*
Retrato del Prof. Spiegelhalter |
Efectivamente, te hace pensar, como señala el profesor Spiegelhalter. Nos
viene a decir que la ciencia es muy aburrida y no interesa a nadie a menos que
te dediques a cosas con gancho, como los apuñalamientos en Londres, ¡nada de "ciencia
defensiva" ni de cosas "sonsas" (insulsas, tontas)! Eso, desde
luego, limitaría el caché predictivo. El profesor Spielgelhalter es un laureado científico, posee la Orden del Imperio Británico y ha trabajado para las grandes compañías farmacéuticas, como GlaxoSmithKline, para Novartis o la Agencia Antidopaje.
El negocio futuro, parece ser, es el de los "seguros predictivos". Todo
asesor se "cubrirá" para evitar que sus pifias predictivas se puedan
volver contra él. El caso de la meteorología y sus pronósticos ha hecho que sea
rentable vivir de ello: turismo, medios de comunicación, grandes eventos... Todos necesitan sus pronósticos. Sin embargo, todo el mundo sabe la fiabilidad decreciente
de los pronósticos del tiempo. Los mejores pagados serán los servicios que más
acierten e incluirán sus seguros de riesgo en el precio de las consultas, que es lo que
irá ocurriendo en otros campos en los que se juega con predicciones. Un
diagnóstico médico, una operación quirúrgica, etc., tienen sus riesgos y por eso
los médicos y hospitales tienen sus
seguros contra sus propios errores y las demandas consiguientes. ¿Qué eso
encarece los servicios? Ya saben, paga el último.
El establecimiento del futuro negocio de los seguros a las
personas que deben transmitir seguridad, los expertos, es el reconocimiento
tácito de la incertidumbre. Por eso, las personas sensatas no
esconden los riegos, sino que entienden que eso es lo que deben hacer como
expertos, exponerlos. Si eso le parece "aburrido" al profesor Spiegelhalter,
puede que la factura de su futuro seguro para protegerse de sus errores le
parezca más interesante. Cada vez que alguien haga alguna predicción,
asesoramiento, etc., recibirá en casa una llamada de las compañías de seguros
ofreciéndole sus servicios y los riesgos de no hacerlo, algo que sus expertos ya habrán establecido.
Quizá a las víctimas de terremotos, de inundaciones no les
parezca un "verdadera pena" que exista la posibilidad de ser indemnizados
o de que los responsables sean condenados por haber creado "seguridad"
donde no la hay. La sociedad no es "pleitista" por gusto, sino porque
hay errores que "provocan" desastres y desastres que provocan "errores".
Qué más les hubiera gustado a las víctimas que poder
disfrutar de las botellas del buen vino que les recomendó que abrieran en sus
casas el responsable máximo de los expertos. Pero eso no será posible para muchos. Están muertos.
La respuesta al titular de la BBC "Deben los
científicos dejar de opinar?" es "no", por supuesto. Lo que no
deben es salirse de lo que la Ciencia puede afirmar, señalando los riesgos
reales y el conocimiento posible, no asumiendo un papel que nunca debieron
jugar, que es por lo que se les ha juzgado. Un "experto" es alguien
que conoce mejor que otros los límites de su parcela de conocimiento.
* "¿Deben los científicos dejar de opinar?" BBC 29/10/2012
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/10/121028_italia_terremoto_ciencia_demandas_cch.shtml
**
"Earthquake Experts Convicted of Manslaughter" Science / Science
Insider22/10/2012
http://news.sciencemag.org/scienceinsider/2012/10/earthquake-experts-convicted-of-.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.