Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
lectura en la prensa china del montaje de El
hombre de La Mancha (Man of La Mancha)
por estudiantes en la Facultad de Lenguas Extranjeras de Beijing* me hace ver
en qué consiste otro tipo de globalización no marcada por la codicia o el
aventurismo, sino por el sano deseo de compartir la cultura y crear
conjuntamente aprovechando los factores que ayuden a la mejor comprensión unos de
otros.
Un
musical norteamericano sobre un tema español, el Quijote, interpretado por estudiantes chinos bajo la
dirección de un shakespeariano, Joseph Graves, en Beijing es una buena manera
de entender la globalización de la cultura. Graves —actor, director y escritor—
aceptó el reto de desplazarse a China con una invitación muy concreta: la creación del Instituto Bedia de Teatro y Cine mundiales.
De Graves decía el año pasado el diario Global Times con motivo de una puesta en escena conjunta del Rey Lear de Shakespeare por estudiantes de Beijing y de la universidad norteamericana de Syracusa:
De Graves decía el año pasado el diario Global Times con motivo de una puesta en escena conjunta del Rey Lear de Shakespeare por estudiantes de Beijing y de la universidad norteamericana de Syracusa:
[...] he has spent the best part of the last 10 years at Beida at the
invitation of the university’s Foreign Languages School, engaging in developing
theater departments in Chinese universities where none exists.
With the founding of the Beida Institute of
World Theatre and Film in 2005, Graves has been able to produce more
productions and promote cultural exchanges between the theatre communities in
China and other part of the world.**
Alumnos de las universidades de Beijing y Syracusa |
La creación del Instituto Bedia le ha permitido establecer
contacto con aquellas instituciones, como universidades de todo el mundo, para realizar intercambios y proyectos comunes con sus estudiantes del que puedan sacar
provecho formativo todos.
Seguimos sin valorar como debemos el contacto cultural, el
papel que juegan las personas más allá de la cifras de la balanza comercial. Mientras
nos empeñamos en pensar únicamente en empresarios que buscan inversiones e
inversores, China se preocupa también —además— por entender y ser entendida. Creamos
instituciones cuya eficacia cultural está por confirmar, porque todo finalmente
se resuelve en cantidades, concesiones, subvenciones, proyectos... de los que
queda muy poco al finalizar. Sin financiación, se acaba todo.
Soy un colonizado cultural vocacional. Aprendí a valorarlo
durante veinte años como profesor de Literatura Universal Contemporánea, el
mejor "error" de mi vida; poder disfrutar, sin fronteras, de lo mejor
que cada país o cultura te ofrece. Y lo sigo haciendo. Me gusta dejarme seducir
por la cultura que aprendo de mis alumnos de diversas partes del mundo y trato de
que se interesen por lo que podemos ofrecerles en la misma medida en que me
intereso por lo que ellos me ofrecen, algo en general bastante diferente a esta
cultura light y comercial que
producimos habitualmente y que llamamos "global". Cuando les cuento
las películas chinas que veo me dicen "¡Profe, qué películas más raras has
visto!" Y es que además de las distancias e idiomas están las edades,
barrera más difícil de saltar, pero no imposible, desde luego. Ellos lo
intentan y yo también. Se acaba produciendo la sintonía. Vale la pena.
Pedí a mis alumnos chinos que nos hablaran de Mo Yan cuando le
concedieron el Premio Nobel de Literatura hace unos días. Lo hicieron en clase
y posteriormente también cuando vimos la magnífica película de Zhang Yimou, Sorgo rojo, en nuestro cinefórum. Y lo
hice por interés nuestro, primero, para
que pudiéramos conocer algo que no conocíamos a través de ellos —también sirvió
para que los alumnos chinos que no lo conocían se enteraran de quién era Mo Yan por sus compañeros—;
pero también para darles a ellos la ocasión de sentirse orgullosos de un
compatriota y del reconocimiento cultural recibido fuera de su tierra; y esta vez
también dentro, como recalcaron. Me comentó un compañero que había visto a algunos de ellos fotografiando
el cartel de la película que habíamos puesto en la puerta del aula donde se
realizaría la proyección. Me alegro de ello.
China ha cambiado en muchas cosas y nosotros no nos
molestamos demasiado en cambiar nuestra mentalidad respecto a China. "Consumimos"
China, más que otra cosa. Sé que una cosa es hablar de China, otra del gobierno
chino, otra del pueblo chino y otra, si me apuran, de esos miles de alumnos
chinos que recorren nuestras universidades aprendiendo todo lo que pueden,
venciendo la resistencia de los idiomas y accediendo a un substrato cultural
lejano. Es la primera generación china que sale realmente a aprender lo que hay
más allá de la muralla; no solo a trabajar, sino a formarse repartidos por todo el mundo. Pero está claro que el futuro de
China estará en las manos de estos cientos de miles de estudiantes que se están
formando en el exterior, aprendiendo los idiomas, la ciencia, el pensamiento,
la tecnología para mejorar su país... y también para tratar de entendernos.
La globalización ha llegado con un cultura comercial y
consumista debajo del brazo, tratando de abrir mercados y no de abrir mentes,
tratando de crear necesidades vendibles y no de tender lazos y saltar distancias
culturales entre ambos mundos. Por eso es importante la creación de formas de
encuentro, de despertar y satisfacer el interés y la curiosidad culturales. No hablo de
turismo; hablo de lo que se puede transmitir, pero no se puede fotografiar; de
lo que se queda grabado en las mente y no solo en las fotos.
Esos alumnos chinos interpretando El hombre de La Mancha sobre un escenario pekinés me parecen un
signo de esa comunicación cultural posible. China
Daily no titula su artículo "Man of La Mancha", sino "Men of
La Mancha", convirtiendo a todos los participantes en el proyecto en esos
locos que se suben a un escenario que se transforma en universal por el arte. El artículo acaba con una palabras
de Graves:
"I have never wanted to be anything else
other than an actor, director and writer. I still wake up almost every morning
and wonder why everyone does not want to do this kind of work, to live a life
in the theater."*
Nadie mejor que un actor, un hombre que puede ser todos los
hombres sobre un escenario, para entender la globalización cultural y
transmitirla como locura, como pasión sobre unas tablas. En el Gran Teatro del
Mundo, en cada rincón, se escenifican cada día la comedia y la tragedia
universales de nuestras incomprensibles vidas; en el teatro las entendemos y lloramos y reímos. El "sueño
imposible", del hombre de La Mancha, se hace realidad. En Beijing, un loco
rodeado de locos trata de contagiar a sus espectadores. Bendita locura la que
nos hace entendernos.
And the world will be better for this
That one man, scorned and covered with scars
Still strove with his last ounce of courage
To reach the unreachable star.
("The Impossible Dream", de Man of La Mancha / música de Mitch Leigh y letra de Joe Darion
1972)
* "Men
of La Mancha" China Daily 30/10/2012 http://www.chinadaily.com.cn/life/2012-10/30/content_15855758.htm
** "A
Graves man" Global Times 30/6/2011
http://www.globaltimes.cn/NEWS/tabid/99/ID/664054/A-Graves-man.aspx
Adaptación de "Un cuento de Navidad", de Charles Dickens |
Difusión de Shakespeare |
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