Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Desde hace un par de años en que comencé a rastrear los rincones de YouTube en busca de esas pequeñas joyas que son las piezas
televisivas que recogen las actuaciones musicales de los años cincuenta y su consolidación en los sesenta, me ha llamado la atención una
expresión que se encuentra con frecuencia en los comentarios de los más jóvenes:
"nací en la época equivocada". A veces se manifiesta de una forma más
expresiva, con un directo "¡que se j**** los fans de Justin Bieber!". Es
una reacción intensa con la que manifiestan la admiración por lo que han visto
y su decepción por lo que se les ofrece hoy.
Se
quedan extasiados ante un dúo de Sinatra con Ella Fitzgerald, de Judy Garland
con Mel Torme, la actuación de una joven Barbra Streisand invitada en el show
de alguna vieja gloria, de Mina cantando un medley
de San Remo del 65 en el Studio 1 de la RAI, de Johnny Cash cantando con su invitada Melanie Safka, de Sammy Davis bailando y cantando o miles y miles de clips de
vídeo recogiendo momentos estelares de una forma de entender el espectáculo en
la televisión y la televisión como espectáculo.
Frank Sinatra y Sammy Davis Jr. |
Cada
vez te encuentras con más personas que se niegan a entrar en el mundo que la
televisión de hoy nos propone. Han conseguido que la gente tenga clara la
diferencia entre "la televisión" y "el televisor". De hecho
hay mucha gente que se compra grandes televisores para no tener que ver la "televisión".
Se compran y utilizan las grandes pantallas para ver sus dvd o jugar con las
consolas a los videojuegos.
Pero creo
que es un hecho comprobado el declive de la "televisión" como
espectáculo o, si alguno más radical lo prefiere así, el ascenso de la
televisión como espectáculo, en muchos casos, bochornoso. Es injusto para
muchos programas que merece la pena ver, pero están rodeados de toneladas de
basura no reciclable que ni la sima más profunda en el mar, ni un cueva
escavada en la montaña estarían dispuestas a acoger. Demasiada polución audiovisual, mucho "producto" tóxico. Es la llamada "telebasura". Puede ser rentable, pero no por ello deja de ser basura.
Mina en la RAI |
Los
programas estrella de las televisiones de las primeras décadas de la televisión
estaban bajo el signo que había trazado la radio. Tenían gran peso,
esencialmente, las "variedades" y el teatro, lugar en el que se
acogía a los glorias del momento, actores y cantantes.
La
reacción de los que no vivieron esa época ni en su comienzo, los cincuenta, ni
en su declinar, en los años ochenta, es de sorpresa y, en muchos, de nostalgia de
un tiempo del que solo les quedan esas imágenes como testimonio. Los que las
vivieron, en cambio, acaban experimentando una melancolía en diversos grados. Nos
resulta sorprendente la intensidad del sentimiento que las imágenes que
recibimos en nuestras casas, como parte de lo cotidiano dejaron en nosotros.
Forman parte de un fondo que cubría nuestra infancia dotándola de banda sonora y de imágenes vívidas.
La televisión era un mundo dado, sin elección. Estaba allí para todos, lo que la obligaba a ser "familiar" en la mayor parte de su producción. Eran recuerdos compartidos, comunes, en las familias y en las generaciones. Todos habíamos visto lo mismo y lo comentábamos al día siguiente. Hoy lo recordamos cuando escuchamos las notas de una canción que no llegaba hasta nosotros desde hacía décadas. Se abre la caja de los recuerdos y sentimientos con un "clic" en YouTube. Es un shock emocional.
La televisión era un mundo dado, sin elección. Estaba allí para todos, lo que la obligaba a ser "familiar" en la mayor parte de su producción. Eran recuerdos compartidos, comunes, en las familias y en las generaciones. Todos habíamos visto lo mismo y lo comentábamos al día siguiente. Hoy lo recordamos cuando escuchamos las notas de una canción que no llegaba hasta nosotros desde hacía décadas. Se abre la caja de los recuerdos y sentimientos con un "clic" en YouTube. Es un shock emocional.
Mel Torme y Judy Garland cantando en Navidad |
Y es
que la televisión —lo olvidamos— fue novedad, un mundo de espectáculo que se situaba
en el centro del salón, un espacio que pasaba a convertirse en una puerta al
mundo y a la fantasía. La televisión fue casa de celebridades a través de los
shows de los grandes artistas de la época, programas que duraron años y décadas
en algunos casos. Por ellas pasaban los invitados de lujo que les permitían
realizar grandes actuaciones, número irrepetibles en los que se combinaban los
talentos del anfitrión y sus invitados, empeñados en el esfuerzo de entretener
programa a programa a una audiencia de devotos seguidores. En cada programa se jugaban su prestigio y se esforzaban por dar lo mejor.
La televisión fue también el lugar de los grandes espectáculos de variedades, la reunión semanal de artistas de todo tipo y estilo. Podíamos ponerle cara a lo que escuchábamos por la radio o en los discos. Cantantes, humoristas, ventrílocuos, equilibristas..., todo valía para una noche de sábado.
La televisión norteamericana logró acoger en sus formatos de programas a los mejores artistas de la época. Las del resto del mundo trataron de imitarla ofreciendo programas a sus estrellas nacionales, con mejor o peor fortuna. Esos programas son tesoros de la cultura popular del siglo veinte. Deberían enseñarse muchos de ellos en las escuelas para comprender un legado cultural que el mundo educativo no valora como debe. En YouTube se pueden rastrear programas de todas las televisiones, de la RAI, BBC, ORTF, TVE etc. Es el pasado reciente en imágenes
La televisión fue también el lugar de los grandes espectáculos de variedades, la reunión semanal de artistas de todo tipo y estilo. Podíamos ponerle cara a lo que escuchábamos por la radio o en los discos. Cantantes, humoristas, ventrílocuos, equilibristas..., todo valía para una noche de sábado.
La televisión norteamericana logró acoger en sus formatos de programas a los mejores artistas de la época. Las del resto del mundo trataron de imitarla ofreciendo programas a sus estrellas nacionales, con mejor o peor fortuna. Esos programas son tesoros de la cultura popular del siglo veinte. Deberían enseñarse muchos de ellos en las escuelas para comprender un legado cultural que el mundo educativo no valora como debe. En YouTube se pueden rastrear programas de todas las televisiones, de la RAI, BBC, ORTF, TVE etc. Es el pasado reciente en imágenes
Buggles: Video Killed the Radio Star (1979) |
El videoclip acabó
con todo ello. El vídeo no solo mató a la
estrella de la radio, como decía la famosa canción de Buggles, sino que
acabó con la propia televisión como espectáculo. Michael Jackson con su legión
de zombis en "Thriller" fue el epitafio adecuado, el brillante espectáculo
millonario enlatado que podía ser distribuido a todas las televisiones del
mundo. Después el mundo cambió. Era más rentable poner videoclips que montar
grandes espectáculos. Lo que había comenzado con el playback, presencia sin voz, acabó prescindiendo de la presencia
del propio artista. Empezaron ahorrándose la orquesta y terminaron ahorrándose al
artista.
Michael Jackson: Thriller (1983) |
Hoy
estamos rodeados de imágenes de las que tendemos a protegernos. Nos inundan. La fragmentación de la televisión ha roto
la experiencia compartida que trata de recuperarse mediante la concentración en
las redes sociales. No es lo mismo. Aquella televisión, hacia la que se orientaban
los sofás y sillones, tribunas familiares, nos vinculaba generacionalmente. Eran los
espectáculos, las canciones, que escuchaba toda la familia antes de que los
expertos en marketing decidieran que había que separarnos como consumidores
diferenciados.
Lo que
el marketing separó, lo une hoy YouTube
gracias a la voluntad de muchas personas por recuperar y compartir sus viejos
archivos de recuerdos. Los jóvenes acceden a ese material recuperado.
Aquella
antigua forma de entender la televisión como espectáculo emerge en ese acto
arqueológico y sentimental que es rebuscar por los canales, una puerta al glorioso
pasado perdido de la televisión y de los que entonces la veían. Hay indudablemente
una "generación de la televisión". Los televisores llegaron a
nuestras casas cuando éramos niños y crecimos con ellos de fondo, acumulando
experiencias visuales, absorbiendo la música, el cine, el teatro, los concursos...
que nos traían cada día.
No sé
si nacemos en la época equivocada, en la acertada o en la que simplemente nos
toca, pero como animales sentimentales vivimos en una y soñamos con otras. Como
cada tarde, me dispongo a hacer un recorrido emocional en blanco y negro por el
camino de baldosas amarillas. El tiempo pasa.
Bob Dylan en el Show de Johnny Cash |
Johnny Cash cantando con Melanie Safka |
Dalida cantando Come Prima en la TV francesa |
Peggy Lee, Benny Goodman y Ella Fitzgerald |
Comienzo de Thriller, Michael Jackson |
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