Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cuando
en ese magnífico libro entrevista —"Introducción a la economía. Una guía
para todos (o casi)"— en el que John Kenneth Galbraith va desgranando para
un público, inicialmente francés, los amplios campos de la Economía junto a
Nicole Salinger, se enfrenta a la historia de la moneda, bajo el rótulo
"Moneda y política monetaria". Galbraith habla de tres fases, la de
las monedas con los metales —oro, plata...— en primer lugar, una segunda con el
patrón-oro, y la fase actual, dominada por el papel de los bancos centrales,
que comienza en 1933 con la abolición del patron-oro.
Cuando Nicole
Salinger le pregunta a Galbraith por el patrón-oro, contesta lo siguiente:
El patrón-oro de los tiempos modernos data,
así pues, de los años 1860 y 1870, pero el edificio monetario basado en el oro
era frágil. El patrón-oro fue suspendido en Europa durante la primera guerra
mundial a causa del desequilibrio producido por el éxodo masivo del oro europeo
hacia Estados Unidos en pago de los suministros comprados a los americanos.
Luego fue parcialmente rehabilitado después de la guerra para ser abandonado
definitivamente durante la Gran Depresión. No vivió más allá de sesenta o
setenta años. (122)*
J.K. Galbraith |
Una ley
de Franklin D. Roosevelt a comienzos de siglo prohibió la tenencia de oro de
los particulares. La idea era evitar favorecer a los poseedores de oro,
incluidos los bancos y especuladores, con las fluctuaciones del dólar, que se
hubieran beneficiado de forma espectacular por la política monetaria. Esa ley
se mantuvo hasta 1975 en que fue anulada, pudiéndose comprar oro de nuevo. Al
preguntarle Salinger dónde se encuentra el oro en esos momentos —la entrevista
se produce en 1978—, Galbraith contesta:
Una parte está depositada aún en Fort-Knox,
en Estados Unidos. Otra parte está en manos de Fondo Monetario Internacional.
Se le encuentra también en forma de joyas o de dientes de oro. Los bancos
centrales poseen también una cierta cantidad. Puede estar segura que la parte
en manos de los suizos no es despreciable. Están también los particulares que
han invertido sus economías en oro rezando por el alza de sus cotizaciones. Y,
en fin, hay el que está oculto en cualquier calcetín a la espera del día en que
nada valga ya excepto el milagroso metal amarillo. Pero ésta es una ilusión
contra la que no podría prevenir lo suficiente. Ese día, si desgraciadamente
llega alguna vez, valdrá más tener de que comer y con que vestirse. El oro no
calma el hambre ni resguarda del frío. (127)*
Contrasta
la rotundidad del panorama dibujado por Galbraith respecto al regreso del oro
como moneda de cambio con la noticia recogida por Rebeca Logan, de la BBC, con el siguiente
titular: "El oro amenaza al dólar en su propio país"**. El artículo
relata las distintas iniciativas y acciones que están realizando en diversos
estados americanos, en especial Utah, el estado de los mormones. Señala la BBC:
Aunque las monedas de oro y plata pueden parecer reliquias del pasado,
varios estados del país están considerando decirle adiós al dólar y promover
alternativas al sistema de pago nacional.
Desde Minesota a Georgia, legisladores preocupados por la crisis
fiscal, las políticas de la Reserva Federal y la debilidad del dólar, han
presentado proyectos de ley que le permiten a los ciudadanos usar metales
preciosos como el oro para declarar impuestos y hacer negocios.
La Constitución de EE.UU. prohíbe a los estados imprimir sus propios
billetes y emitir su propia moneda, pero tiene una cláusula antigua que sí
permite que acepten monedas de oro y plata como pago si así lo deciden.
Recientemente, Utah se convirtió en el primer
estado en aprobar una ley que reconoce las monedas de oro y plata como método
de pago para transacciones comerciales.**
La
reintroducción del oro como moneda aceptada para las transacciones y pago al
propio estado es un hecho de gran transcendencia económica y política, todavía más
por lo que representa que por la cantidad que pueda verse afectada. No solo por
lo que implica de afirmación, sino de rechazo del dólar o, para ser más
preciso, del manejo del dólar y de la economía norteamericana.
Para el
sector más radical del conservadurismo americano y los considerados
"libertarios", el gobierno es el problema y su manejo del dinero es lo
que ha llevado a la crisis de liderazgo de la Estados Unidos, país que ven como
hundido a través de sus deudas con otros países, especialmente China, el
principal acreedor. Para este sector, Estados Unidos posee un dinero de
juguete, que no representa algo material, real (el oro), sino una ilusión que
procede de la emisión de dinero por parte de los gobiernos y los bancos
centrales.
Podemos
encontrar un ejemplo de esta actitud de rechazo del dólar sin raíz, podemos
decirlo así, y de atracción por el oro en las obras de Robert T. Kiyosaki, el
exitoso inversionista y autor de la línea editorial "Rich Dad", una
de las más celebradas dentro de las llamadas de "autoayuda económica".
Recordemos que la idea central de Kiyosaki es la conversión de las finanzas en
un área oscura y oscurantista, manejadas por los ricos que controlan los
gobiernos a través de los bancos para hacerse con el mayor dinero posible y que
hacen que aumenten las cantidades de dinero en circulación para aumentar su
riqueza [ver entrada]. En su obra La conspiración de los ricos, Kiyosaki
escribe:
El dólar murió el 15 de agosto de 1971. Ese día, sin la autorización
del Congreso, el presidente Nixon desvinculó al dólar estadounidense del oro y
nuestra moneda se convirtió en dinero de Monopoly. Después de eso comenzó el
mayor boom económico de la historia.
Actualmente, en el 2009, mientras la economía mundial se colapsa, los
dirigentes de los bancos centrales del mundo están produciendo billones de
dólares, yenes, pesos, euros y libras, siguiendo las reglas que indica el
Monopoly para los banqueros.
El Monopoly es simplemente un juego, pero sus
reglas se pueden convertir en una receta para destruir a la sociedad si se
aplican a la vida real. En alguna ocasión, el connotado economista inglés John
Maynard Keynes dijo: "No hay una forma más sutil y segura de derribar las
bases de la sociedad, que corromper la moneda. El proceso involucra a todas las
fuerzas de la ley económica con la destrucción, y lo hace de tal forma que
ningún hombre sería capaz de detectarlo". En este momento nuestra economía
se encuentra enferma porque las desbocadas imprentas de la Reserva Federal
están inundando nuestro sistema monetario de dinero de juguete que corrompe la
divisa existente, y nadie es capaz de detectar el problema, tal como Keynes lo
advirtió hace varios años.***
La idea
de que la economía norteamericana (y la del resto del mundo) ha entrado en un
nivel ficticio mediante la fabricación de dinero de la nada, arraiga en muchos
sectores que consideran que ese boom no es más que una forma de generar grandes
huecos que luego se pedirá a los ciudadanos que paguen con sus impuestos,
pasando la riqueza a los especuladores.
En este
contexto es más fácil comprender las informaciones que nos transmite la BBC:
"Miren lo que está pasando con nuestra economía. Tendencias
preocupantes afectan nuestra prosperidad. Muchos ahora reconocen que una de las
amenazas más graves es la condición precaria del dólar", afirma Brad
Gálvez, el legislador republicano de Utah que impulsó la medida.
Según Gálvez, aunque esta nueva ley no obliga
a nadie a utilizar monedas de oro, lo que busca es crear un sistema alternativo
al dólar y hacer más fáciles este tipo de intercambios monetarios.**
La
creación en el estado mormón del Utah
Gold and Silver Depository, un depósito para el oro de los particulares, ha
permitido la creación de una tarjeta de débito que paga directamente en oro las
compras en aquellos lugares en los que se admite. Otros estados, trece, tienen
iniciativas planteadas en este sentido —volver a admitir el oro como forma de
pago—, más algunos que están preparándolas. Algunos han llegado a proponer que
se admita en el pago de los impuestos.
Ron
Paul, el ex candidato conservador "libertario" en competencia con
Romney, según se cuenta en el artículo de la BBC, llegó a proponer que los
Estados pudieran emitir su propia moneda como alternativa al dólar.
Todo
esto forma parte de un movimiento de descrédito y desconfianza ante la política
de los estados y su capacidad de poner freno a las grandes maniobras
financieras que han llevado a las crisis especulativas actuales. Las
informaciones sobre el mundo de las finanzas, el escándalo continuo que suponen
para los contribuyentes de todos los países afectados, hacen que ganen terreno
los discursos contra las instituciones, los gobiernos, las políticas económicas
y, como vemos, contra el dinero mismo, considerado una forma especulativa que
se utiliza para depauperar a los ciudadanos.
Volver
al oro, tal como es percibido, es gastar lo que se tiene en un nuevo sentido
mucho más real, material, puesto que se trata de una cantidad específica y no
algo que puede ser emitido sin respaldo. Es la gigantesca deuda de los Estados
Unidos el mejor argumento para aquellos que ven en el oro una nueva forma de
evitar los excesos, como hemos podido apreciar en las fuentes señaladas. No
sabemos qué pensarán los acreedores de los Estados Unidos, los que según ellos,
tienen esos "dólares de juguete". Pero eso, para los que apuntan al
oro, les debe preocupar demasiado porque es ahí donde ven el problema.
La
extraña disociación que una parte de los norteamericanos siente hacia las instituciones
federales permite, mediante su conversión en "conspiración" contra
ellos, el pueblo, desligarse de muchas cosas. Para algunos la conspiración
comenzó con la creación de la Reserva Federal en 1903. Señala el artículo de la
BBC: "la popularidad del oro también se hizo sentir en la Convención
Nacional Republicana, donde los delegados aprobaron una plataforma política que
incluye una comisión para estudiar volver a ligar el dólar a este metal."**
Ante la posible llegada de Mitt Romney a la Casa Blanca, sería interesante
saber, como candidato y como mormón, su opinión respecto al uso del oro como
forma alternativa al dólar, aunque solo fuera en Utah, el estado mormón. Utah es el máximo exportador de oro de los Estados Unidos, esencialmente a Inglaterra, detalle importante. Y, por
supuesto, si apoyaría las iniciativas republicanas en los múltiples estados que
buscan volver al pago con oro. Pero Romney es una esfinge dorada.
La afirmación
de Galbraith de que si se llegara otra vez al oro sería señal de un desastre,
en cuyo caso tampoco serviría de mucho, es interesante al hilo de la
actualidad. No deja de ser sintomático que un país se vuelva contra su propia
moneda. Pero Estados Unidos es un país singular en muchos aspectos. En estos tiempos en que todo se basa en la confianza y los indicadores,
habrá que esperar a ver sus efectos y cómo responden los "animal
spirits", que diría Keynes.
* John
Kenneth Galbraith y Nicole Salinger (2009 4ªr) "Introducción a la
economía. Una guía apara todos (o casi)" Crítica, Barcelona [1978]
** Rebeca Logan "El oro amenaza al dólar en su propio país" BBC 18/09/2012
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/09/120917_oro_por_dolar_ao.shtml
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