domingo, 23 de septiembre de 2012

La Cuadrilla-X o los nuevos héroes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los nuevos héroes en España no tienen desperdicio: una anciana "restauradora" que, como El Greco, tiene algún problema de visión; un alcalde asaltante de supermercados, justiciero indómito, corriendo a la fuga con un carrito de la compra; una madre lanzadora de tuppers rosa a las autoridades; y una emprendedora concejala que manda vídeos eróticos personalizados a personas que no hacen el uso previsto. Son los Cuatro Fantásticos, la Patrulla X, los X-men a la española. Son la Cuadrilla-X.
Esto no da más de sí.
Con la única excepción del asaltante de supermercados, que es un profesional de la promoción con mucho tiempo en esto, el resto de la cuadrilla, como es propio de los héroes, ha asumido con resignación la llamada del destino sobrevenido. Y es que en este país ya aburrido de goles y discursos oficiales, saltas a la fama como saltas de la cama, con el gesto cotidiano del estiramiento y un bostezo. ¡Mecachis, otro día!


El destino es el destino. Y eso afecta a los gobiernos que hacen todos "lo que tienen que hacer" y la oposición que "dice lo que tiene que decir". Es en este soleado y kantiano país en el que surgen estos involuntarios héroes trágicos, nacidos de errores propios o ajenos, como Spiderman con la muerte de su tío. No tienen escapatoria. Pasan del sofá de la salita de estar a la primera página de los medios en un abrir y cerrar de ojos; del portal de su casa al portal de Internet en un pispás.
¿Quién le iba a decir al noble pueblo de Borja —poco más de 4.000 habitantes, con un futbolista que jugó la copa del mundo en 1934 como penúltimo hijo ilustre— que iba a saltar a la fama por el "Ecce Homo", chapuza que les llevaría oleadas de ese "turismo anecdótico" —nueva modalidad junto a los turismos "playero", cultural, gastronómico, etc.—? ¿Quiénes les podían decir que sacarían tajada y caerían puestos de trabajo, poniendo en marcha la industria del icono y la peregrinación hortera? ¡Al cuerno con el I+D! ¿Quién le iba a decir a la corajuda madre que quiso entregarle el tupper a Esperanza Aguirre y finalmente —en un giro inspirado del destino— se lo lanzó, que acabaría convertida en "tupperwoman"? ¿Quién le iba a decir que entraría en la leyenda como matagigantes cuando algunos poetas del rumor florido dieran por bueno que ese tupper sería determinante en la "caída" de la "lideresa"?


La Cuadrilla-X es la materia prima de exotismo posmoderno de red social que encanta fuera y dentro, que nos hace romper la monotonía de los titulares. Son el "a favor y en contra" que sacar en cafeterías, sobremesas, bodas y pausa laboral para los que tienen la suerte de tener trabajo. Son la "comidilla" baja en calorías; el Olimpo paleto de un país estreñido de ideas y con diarrea verbal.
La Cuadrilla-X sale a hacer el paseíllo de rigor ante el respetable, que pide trofeos o lanza almohadillas cada día en el decepcionante espectáculo del ruedo nacional. Rabo, orejas y por la puerta grande. La corrida degeneró en novillada, y de ahí en charlotada. El Bombero Torero reina en esta obra de arte total wagneriana a la española, espectáculo de feria en que nos recreamos cada día. Ya suenan los claros clarines; todo por la Patria, el show debe continuar, hasta completar aforo. Sin épica; solo bufo.


Creo que hemos perdido el norte. Y el sur, el este y el oeste. Somos un país desmagnetizado, que trae a la brújula loca, mareada de tanto dar vueltas sin marcar rumbo; un país con alfileres.
No hemos quedado sin héroes, como nos quedamos sin Cuba, que se decía antes.




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