Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No
puedo dejar de sorprenderme. Leo en Le
Figaro un artículo en el que se califica como "el campeón de la
mentira" a Paul Ryan, el compañero visitador que Mitt Romney ha elegido
como vicepresidente para la macro aventura empresarial de desalojar al
invisible Obama de su silla.
Le Figaro reproduce los resultados obtenidos por los
analistas del "factchecking"*, que no es otra cosa que la
comprobación rigurosa de lo que afirman en sus discursos y declaraciones los
políticos en la campaña. Afirmas algo y, ¡zas! inmediatamente una legión de
personas se dedican a comprobarlo para saber si es verdad o una trola. No pasan
una. Ryan ha quedado como campeón de los mentirosos con un 45% de falsedad
sobre lo que afirma en la campaña, seguido muy de cerca por su jefe, Mitt
Romney, con un 42%. ¡Buena pareja!
Hay que
tener en cuenta, además, que Romney es "mormón" militante y que
seguro que en el Libro de Mormón —que
recoge los escritos revelados en las planchas de oro, escondidas durante
siglos, que el ángel Moroni le entregó a Joseph Smith —el profeta "cuya voz era como los truenos del cielo", según la versión oficial—, el 21 de septiembre de
1823, con las instrucciones para su traducción desde el egipcio— tiene que
haber algo parecido a que "mentir está muy feo", aunque seas un
aspirante a presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, para ellos la
"tierra prometida".
Joseph Smith, el profeta |
Tal
como dicen los propios mormones: "El Libro de Mormón es una historia
sagrada de los pueblos de la América antigua, la cual se grabó en hojas de
metal."* El libro, como es lógico, "está escrito" en una mezcla extraña
hebreo y egipcio, según cuentan los testigos invocados que lo vieron. Los
primeros pobladores, según la obra, llegaron a América desde Jerusalén después
de Babel (nefitas y lamanitas). Luego, en el 600 antes de Cristo, llegó otra
oleada (jareditas). El libro de Mormón
es el resultado de las predicaciones de Jesucristo en América poco después de
su resurrección.* Sí.
Por menos
que esto, te caen en Rusia más años que a las Pussy Riot. Pero USA es una democracia y todos tienen derecho a que
se les aparezca quien quieran o que les prometan lo que sea. Faltaría más. Aun
así, cada vez aparece más la pregunta ¿un mormón en la Casa Blanca? en
titulares y obras dedicadas al tema. La discreción habitual de los mormones
tiene su razón de ser. Y Romney no es una excepción. Una cosa es la libertad de
culto y otra votarte. Es importante saber qué cree tu presidente, especialmente
si lo hace de forma ferviente. Esperemos que nunca le pregunten, si llega a la presidencia,
quiénes fueron los primeros pobladores de América.
La
verdad es que se debe sentir algo muy especial si eres mormón y puedes llegar a
ser presidente de la "tierra prometida", aunque la cosa es un poco
más complicada, ya que el "libro revelado" habla de que les fue
"prometido el continente americano", que ya es mucho prometer y convierte en teológica la doctrina Monroe,
"América para los americanos". En fin, que ha hecho bien Romney en
dejar de lado todo lo que ha podido hasta el momento la "cuestión
mormona" en la campaña. A efectos oficiales, él es un
"empresario", como dijo Clint, y no un enviado. Pero seguro que todo esto sale en el
tramo final. Incluso los mormones latinos están empezando a hacer campaña en su
contra por la cuestión de los inmigrantes, en la que se deja llevar por el endurecimiento
conservador y se olvida de que todos son hijos del "continente
prometido".
Llavero con la imagen de Romney sobre el Caballo Blanco |
Luego
está, claro, lo de la "Profecía del Caballo Blanco" (White Horse Prophecy), atribuida a
Joseph Smith y que sitúa a un mormón "salvando" la Constitución de
los Estados Unidos de los peligros que la acechan. Dicen las publicaciones oficiales mormonas:
"In the Doctrine and Covenants, “the Constitution” refers to the
Constitution of the United States of America, which was divinely inspired in
order to prepare the way for the restoration of the gospel." En política, esto convierte a tu rival en las urnas en poco menos que el diablo, que en versión actual se llama el "comunista" Obama.
La
"profecía" del Caballo Blanco, tomado del Apocalipsis, no es
doctrinal oficial de la "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días", y se hizo pública después de la muerte de Joseph Smith. No
es "oficial" pero hace mucha ilusión. Se sigue debatiendo su
autenticidad en el seno de la iglesia mormona.
Aunque Mitt Romney diga que su
fe religiosa no tiene nada que ver con su carrera política, a los votantes les
puede fastidiar mucho ir a la urnas para cumplir una "profecía" y no
porque les apetezca votarle. Cuando la democracia se vuelve profética, malo. La
inevitabilidad de un mormón en la
Casa Blanca les puede parecer muy bien a los mormones, pero no sé qué opinará
el resto.
Todo
esto, obviamente, no entra en la contabilidad del "factcheking" sino
en el apartado de la libertad de creencias; pero el que los mormones se
declaren herederos de casi todo, del continente a la Constitución, pues puede
molestar a los demás, que quedan reducidos a comparsas en la Historia. Si está escrito que un mormón salvará a los Estados Unidos, pues adelante. No sé si está escrito en alguna parte si alguien lo salvará de Romney. Miraré.
Por
supuesto, también a Obama y a su vicepresidente se les aplica lo del
"factchecking". Obama tiene un 27% y Joe Biden un 33%. Eso quiere
decir que hay que creer a Obama tres de cada cuatro de las cosas que nos
cuenta, que para un presidente de los Estados Unidos —o de cualquier otro
sitio, la verdad sea dicha— pues no está mal. Lo importante es detectar en qué
área lo hace. Biden miente solo un 6% más que su presidente, lo que quiere
decir que no tiene pretensiones de sucederle, en cuyo caso tendría que mentir
mucho más.
No sé
si la moda es nueva o si le aplicaron ya a Bush lo del
"factchecking", porque seguro que se salía. Como se generalice esto
de verificar las cosas que los políticos nos cuentan, nos vamos a enterar,
porque por estos lares no paran de llamarse sin pudor mentirosos todo el día los
unos a otros. Parece que no estamos tan adelantados como ellos en estas cosas y
que va para largo. Si se empezara a contratar gente para verificar lo que
cuentan los políticos, se produciría una reducción sensible del desempleo. Aquí, con los datos de Ryan, ese 45%, casi te
beatifican, y con los de Romney, 42%, santo
súbito.
Pero con
quien realmente se han cebado es con Ryan porque se ha pasado. No deja de ser
ridículo que te hagan rectificar la marca de maratón que has declarado. Nos
cuenta Europa Press:
Mentir
en estas cosas es un poco infantil. Lo que ha resultado el católico Ryan es un
poco fantasma. ¿Qué necesidad tiene de tirarse faroles en esto? Esperemos que
Ryan no sea aficionado a la pesca. Romney lo fichó para cubrir la serie de
carencias clamorosas que tiene y se encuentra con una persona a la que le han comprobado
que casi la mitad de lo que dice es "escandalosamente", entrecomillado
de Le Figaro, falso. El riguroso Ryan, el recortador, el terror
presupuestario, se ha vuelto "impreciso", según parece. Al final
va a tener que hablar Mitt Romney.
*
"Paul Ryan, un champion du mensonge au côté de Romney" Le Figaro
5/09/2012
http://www.lefigaro.fr/elections-americaines/2012/09/05/01040-20120905ARTFIG00631-paul-ryan-un-champion-du-mensonge-au-cote-de-romney.php
** "El
acontecimiento de mayor trascendencia que se encuentra registrado en el Libro
de Mormón es el ministerio personal del Señor Jesucristo entre los nefitas poco
después de su resurrección." El
libro de Mormón http://www.lds.org/scriptures/bofm/introduction?lang=spa.
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