Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Como era previsible, la figura de Dominique Strauss-Kahn se
sigue deteriorando a pasos agigantados. Lo dijimos en su momento, Nafissatu
Diallo —la camarera de Nueva York— se merecía un homenaje en Francia, la Legión
de Honor, si me apuran, por los servicios indirectos prestados a la República.
El caso no es una mera cuestión “rosa”, un escándalo de las
revistas y tiene profundas implicaciones para la política al hacer visible las
estructuras del poder, las ramificaciones y los entornos que se le crean. La
cuestión no es la vida alocada de Dominique Strauss-Kahn, sino los que
conociéndola eran su valedores y, sobre todo, le servían en bandeja lo que
quería. ¿Buenos amigos?
El caso del hotel neoyorquino es un acto por libre, como lo fue el asalto a su
ahijada, Tristane Banon. Los cargos por proxenetismo son muchos más complejos porque revelan
toda una trama empresarial dispuesta a satisfacer los deseos sexuales del director
del Fondo Monetario Internacional y, en su momento, previsible futuro
presidente de Francia, según todos los sondeos.
Lo terrible es pensar el poder que esa trama de empresarios organizadores
de orgías y fiestas libertinas (la palabra “libertina” tiene un aroma muy francés desde siempre y da un
toque refinado al asunto) podía llegar a acumular en el caso de que el político
en celo hubiera llegado al Eliseo. Da igual que se hubiera sometido a cualquier
tipo de terapia para aplacar el furor genital. Quedaría su pasado manejable y
unos empresarios muy bien colocados en la carrera por conseguir favores y
privilegios para ellos y los suyos.
De esta cara de la economía no se suele hablar en las escuelas
o libros de texto y ensayos. Sin embargo forma parte de la “economía real”. En
la medida en que las personas que llegan al poder utilizan apoyos, cubren
vergüenzas o satisfacen necesidades ocultas, el sistema político y económico se
degrada pues todo eso acaba teniendo un peso cada vez mayor en las decisiones.
El político pasa a estar en manos de estos grupos de amigos y también nuestro
futuro, ya que no se busca lo mejor para la sociedad, sino lo mejor para los
intereses de los allegados.
Cada vez se hace más evidente, a la luz de las declaraciones
de las prostitutas implicadas, de los miles de mensajes intercambiados en estos
años entre Dominique Strauss-Kahn y sus suministradores de sexo, que no le invitaban
a fiestas, sino que las organizaban para él. El aspirante a la presidencia
era el centro de ese universo en el que la violencia y la brutalidad no estaban
ausentes, por los testimonios recogidos de las mujeres que le suministraban. «De manière clinique, elles décrivent des scènes "bestiales" ou
violentes»*, señala el artículo de Le Monde.
Mientras sigue el proceso por proxenetismo en Francia, en
Estados Unidos, Strauss-Kahn y sus abogados intentan librarse mediante el
argumento de la “inmunidad diplomática”** propia del director del Fondo Monetario
Internacional. Esta vez, el insulto es para la propia institución que ve cómo
su antiguo responsable lo utiliza de forma ignominiosa. En términos morales, es
una aceptación de la culpabilidad ya que implica que no tiene más recursos, en
primer lugar, pero también el reconocimiento del uso de su cargo como escudo.
Fue el primer argumento que Strauss-Kahn puso encima de la mesa cuando fue
esposado y bajado del avión de camino a Francia tras la agresión del hotel a la
camarera.
Podríamos pensar que es un argumento a posteriori, pero el
hecho de que ya lo usara en su momento nos permite pensar que su condición de
poderoso era para él una forma de resolver las barreras para sus apetitos
desaforados o, a la inversa, que consideraba que era esa ausencia de barreras
lo que define el poder.
La filosofía libertina, característica del siglo XVIII, no
es como se suele pensar una cuestión de abuso sexual. El libertinaje es una
compleja filosofía que desde la negación de cualquier transcendencia del ser
humano, reivindica la falsedad de cualquier principio moral. Adelantándose a
Nietzsche y su figura del superhombre, el libertino considera que la moral es
una forma represiva que pone limitaciones al hombre. La muerte, el sexo, etc.
no son más que elementos presentes en la Naturaleza que causan dolor o placer.
El profesor Velarde escribió hace años, a principio de los ochenta, un
interesante libro, El libertino y el
nacimiento del capitalismo, resultado, si no me falla la memoria, de una serie de conferencias en la Fundación Ortega y Gasset, explicando algunas conexiones significativas en el
reclamo de las libertades dieciochescas, a través de la idea de "naturaleza", tanto en la economía como en la conducta. La libertad económica es una libertad de acción, como otras. Hay que quitar cualquier freno para dejar actuar a la naturaleza y eso afecta a todo —pues no existe más que lo natural—, tanto al comercio como al sexo.
En la literatura libertina (Sade, Laclós…)
el poder es una forma de satisfacer las necesidades del cuerpo. Ser poderoso
significa tener la capacidad de imponerse a otros, resolver de manera directa
los deseos sin que los otros sean más que un instrumento de satisfacción que se
usa y se tira. Cualquier perversión se justifica en el marco de la naturaleza
(la Naturaleza lo ha puesto en mí) y se realiza porque se dispone del poder de
ejecución y de ocultación, que evitan el castigo. Por eso se nos muestra un libertinaje jerárquico, en
el que el noble poderoso (el conde, el duque, el príncipe…) utiliza su posición
para satisfacer el egoísmo individual característico de los seres vivos y que
jugará un lugar importante en el pensamiento económico. El egoísmo es la ley de la naturaleza, de Sade a Dawkins,
de Justine al gen egoísta, y la economía es su reflejo. Los otros son meros obstáculos o colaboradores en lo
que yo quiero conseguir. Y esto se da en el mercado o en la cama. Strauss-Kahn se mueve en ambos espacios.
Por eso no deja de llamarme la atención, que este viejo y
poderoso libertino esgrima su poder de hacer daño, de satisfacerse allí donde
le da el calentón natural o artificial, allí donde su imaginación le excita
transgrediendo cualquier principio, con los argumentos de la inmunidad (para él impunidad) que da
el Poder. Señalamos hace mucho que nos había resultado llamativa la observación
realizada por conocidos —y reflejada en la prensa— sobre la aparente normalidad de Strauss-Kahn en su primer
matrimonio, cuando no era poderoso.
Los casos se habían ido produciendo conforme aumentaba su poder. En este
contexto, poder significa usar a los demás y que tras de ti exista una corte de
encubridores que borran y silencias las huellas de tus desmanes. El poder le trae la inmunidad y esta trae la impunidad. Mientras los jueces no digan lo contrario. El argumento de la inmunidad ha sido rechazado por el propio FMI, pues sería hundir la institución pensar que se pueden asaltar camareras en su nombre.
La tercera
fase del poderoso es ocupar el centro de la atención, que esas fiestas se
organicen para él. Es allí, con la gente a sus pies, sin ley alguna, donde se
siente plenamente vivo, en total sintonía con la naturaleza, como depredador
máximo. El libertino es una mezcla de racionalista y sensualista: los placeres
del cuerpo son teorizados por la razón. Es una mente fría encerrada en un
cuerpo que le sirve para producirse placer haciendo e imaginando hacer,
anticipando el goce y resolviéndolo después en un círculo sin fin que va
necesitando de variaciones para no caer en el aburrimiento. Los otros son la materia necesaria para evitarle el
bostezo.
Por eso, el uso de la palabra “material” para referirse a
las mujeres que le escogían para su disfrute es bastante aclarativo del tipo de
pensamiento que se encuentra entre sus sienes. Una consideración absolutamente
instrumental de las personas, simples concentraciones de átomos a su servicio.
Los mensajes son elocuentes, según cuentan en Le Monde y resumen en El País:
“¿Quieres \[puedes\] venir a
descubrir un magnífico local golfo en Madrid conmigo (y material) el 4 de
julio?”. Strauss-Kahn admitió a los policías que “la palabra material designa a
una persona del sexo femenino”, una apelación que reconoce es “inconveniente e
inapropiada” pero que a través de los mensajes de texto, “cuando hay varias
personas, es más rápido emplear una palabra que una lista de nombres”. En otro
mensaje se refiere a las chicas de la forma siguiente: “¿A quién tienes en las
maletas?”. En otro evoca un misterioso “regalo”.**
No, no venía a España a hablar de economía, evidentemente.
Una vez más, nuestros emprendedores siguen distinguiéndose en el sector del
ocio.
El caso Strauss-Kahn nos deparará sorpresas. No ha terminado.Suele ocurrir cuando las mentiras se acumulan, cuando, como escribió a Valmont esa gran libertina de la obra de Laclós, la Marquesa de Merteuil, "quería engañar siempre por gusto y no por necesidad".
*“Estábamos ahí esencialmente para Dominique Strauss-Kahn”
El País 28/03/2012
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/28/actualidad/1332951073_466291.html
** "El juez pone en duda la 'inmunidad diplomática' que aduce la defensa de DSK". El Mundo 28/03/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/28/internacional/1332970349.html
*** Affaire du Carlton : ce que révèlent les PV de la garde à
vue de Dominique Strauss-Kahn. Le Monde 28/03/2012
http://www.lemonde.fr/societe/article/2012/03/28/affaire-du-carlton-ce-que-revelent-les-proces-verbaux-de-la-garde-a-vue-de-dsk_1676701_3224.html
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