Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En China piensan que, además de ocuparse de los grandes
temas y cuestiones, hay que ocuparse de las necesidades ciudadanas y ninguna
necesidad está más extendida que la de ir a los baños. Los baños pueden ser una
gran necesidad y un bien escaso.
Gracias al artículo del periodista Berlin Fang, titulado “Inconvenient
truth needs greater attention”*, en el China
Daily, me entero de que en el país existen dos problemas en cuanto al
acceso a los aseos en las ciudades: el primero es el acceso restringido a los
baños de muchos espacios comerciales, que limitan su uso a sus clientes o
empleados, y el segundo la desproporción entre aseos masculinos y femeninos.
Nos cuenta Fang que este segundo aspecto de la cuestión ha
desembocado en el movimiento “Occupy men's toilets” en las ciudades de Beijing
y Guanzhou. Las mujeres se indignan porque deben hacer colas en los aseos
públicos, mientras que los masculinos están infrautilizados. Según parece, la limitación
del uso de los aseos a los clientes de McDonald’s o KFC ha producido un
desplazamiento masivo de las urgencias hacia los aseos públicos que se han visto desbordados, produciéndose el fenómeno descompensado del excesivo uso femenino y la
infrautilización del masculino.
Sin embargo, las cosas no son tan simples. En 2004, con vistas a los Juegos Olímpicos, las
autoridades chinas anunciaron que se demolerían cuatro de cada diez aseos
públicos y que la gente podría usar los existentes en lugares como los centros
comerciales. Aquello causó una protesta generalizada de los comerciantes y
empresarios. Era una auténtica nacionalización
de los aseos privados:
The city appealed to numerous commercial buildings to make their toilets
generally available, the aim being to enable people to have facilities within
an eight-minute walk in busy districts.
"Providing public toilets should not just be the responsibility of
the government. Businesses should help," said Guo Weidong, director of the
Beijing City propaganda and education division.
But business owners are flushed with anger over the plan.
"This is wrong. Restaurants are for customers who pay. It will hurt
our profits," said Yuan Xu, owner of the medium-scale Yugoslavia
Restaurant.
"Who's going to pay for the extra water and electricity we have to
use to clean the toilets?"**
Desconocemos si tras los Juegos Olímpicos se ha seguido una
política de reconstrucción de los aseos públicos, pero la situación no ha
mejorado, según parece. Tras los Juegos, los comerciantes han seguido su
política de privacidad de los aseos creando el desbordamiento de los públicos.
Como puede apreciarse el asunto lo tiene todo: necesidades
primarias, conflictos entre lo público y lo privado, nacionalizaciones, reprivatizaciones y guerra de sexos.
Fang apunta que el asunto es serio, que necesitaría la
inversión de millones para cambiar la distribución de los aseos y ajustarla a
las necesidades estadísticas de la población y aboga por una solución más
civilizada y barata. La aplicación de algo similar a la “Ally’s Law” norteamericana.
La llamada “Ley de Ally” comenzó con un problema personal de
la joven Ally Bain***. Le habían de diagnosticado la enfermedad de Crohn a los
11 años y su necesidad del uso de baños
era constante y urgente, con fuertes dolores. Un día fue humillada por el
encargado de un local que le denegó el acceso al aseo de empleados alegando que
era una decisión gerencial no
permitir el uso a los clientes. La “Restroom Access Act” es el resultado de
aquella humillación.
La joven emprendió una cruzada legal junto a su familia hasta
que consiguió su objetivo, que su enfermedad junto con otras que se han ido añadiendo
**** —además del embarazo—, pudieran ser alegadas para el uso de los baños
reservados a personal de los locales comerciales y empresas. Recurrió a sus representantes
políticos y finalmente pudieron sacar adelante el proyecto de ley, que fue
aprobado en 2005. Hoy muchos otros estados lo reconocen y obliga a las empresas
a dejar entrar en sus baños a las personas que padecen enfermedades con
urgencias de este tipo.
Parece curioso que haya que recurrir a la ley para que una persona
pueda acceder a un aseo en caso de necesidad. Son las paradojas de la comercialización
de todos los aspectos de la vida. La reserva del uso a los empleados y clientes
puede estar justificada por muchos aspectos, pero llevada al extremo de la
denegación de los casos de urgencia se convierte en un absurdo, como no prestar un teléfono en caso de accidente o incendio.
Activistas del "Occupy men's toilets" en la ciudad de Guanzhou |
Ally Bain ha sido reconocida como encarnación de la figura de la "activista" por la revista Glamour. Cuenta con el reconocimiento de sus compañeros y de las asociaciones dedicadas al apoyo de las personas que padecen enfermedades que hacen que vayan con urgencia al baño. Las activistas chinas que revindican el asalto a los aseos masculinos también están reivindicando una situación y, quién sabe, cuándo lograrán su propósito. Hay grandes causas y otras que no son pequeñas, como es el caso.
Cualquier aspecto de la vida está sujeto a complejidades
insospechadas. Ocho años después de derribar el cuarenta por ciento de los aseos públicos, se ven ahora parte de las consecuencias. Como titulaba acertadamente Berlin Fang su artículo, las verdades incómodas necesitan la mayor
atención.
* “Inconvenient truth needs greater attention”.
Daily China 05/03/2012 http://www.chinadaily.com.cn/opinion/2012-03/05/content_14753383.htm
** “Beijing's toilet plan flushed with
complaints”. China Daily 28/07/2004 http://www.chinadaily.com.cn/english/doc/2004-07/28/content_352396.htm
*** “America's Front Porch: Ally's Law Brings
Restroom Access”. HuffPost 5/22/2008 http://www.huffingtonpost.com/mary-lou-song/americas-front-porch-ally_b_103170.html
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