Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Finalmente la estrategia blanda del régimen funcionó. Todo giró hasta quedar poco a poco en la misma situación. O peor. Porque ahora apenas quedan esperanzas ni fuerzas a los que las tenían y dieron su sangre por ella. Las medidas y peticiones de leyes se van acumulando: intento de institucionalizar la censura, peticiones de prohibir la retransmisión de los debates parlamentarios, restricciones a las pocas cosas que las mujeres habían conseguido, y —la última iniciativa— tratar de regular muy restrictivamente el derecho de manifestación. Los elegidos como padres de la patria egipcia quieren que el Nilo vuelva a su cauce. Si no querían un dictador personalista, ahora lo tendrán institucionalizado.
Fayrouz Karawya se pregunta en dónde ha quedado aquel
maravilloso sentimiento que pudo encontrar en los días que hicieron caer a
Mubarak. Rastrea y ya encuentra entonces, en la distancia, los primeros avisos, los de aquellos que se extrañaban de ver a mujeres en las manifestaciones La idea se ha ido imponiendo: Mubarak no cayó; fue sustituido.
Las muertes, los juicios militares, la represión, etc., posteriores hacen ver
que solo algunas cosas han cambiado, muy pocas, porque la idea no era modificar
el sistema sino aprovecharlo. Lo que era una lucha por cambiar Egipto, se ha
convertido en una lucha por gobernarlo. Y eso ha decepcionado a los que tenían
una visión del cambio más allá de la esquina de su casa.
En el Al-Ahram Weekly, el novelista Youssuf Rahka —en el
aniversario del referéndum— se pregunta
también por el sentido de este tiempo:
La alianza entre la Hermanad Musulmana y el Ejército ha tenido
precisamente el objetivo de evitar para unos la liberalización que caminara
hacia una separación religiosa del estado y de las vidas de sus ciudadanos y
para otros, simplemente un sistema de libertades que les pidiera cuentas de su
control efectivo del poder militar y económico en el país. La alianza queda
cada día más evidente y los zorros han formado manada. En una sociedad
vertebrada sobre la corrupción de un régimen son muchos los interesados en que
todo siga igual. La ineficacia de la SCAF para ir en una dirección que no sea
la represión sangrienta de los desórdenes que es incapaz de controlar, por
lanzar la más suave de las hipótesis, es absoluta y ha sembrado la desconfianza
y la condena de una parte importante de la misma comunidad internacional que se
alegró de que Egipto despertara orgulloso de su sueño de décadas de represión y
absolutismo dictatorial.
Lo que tienen en común estas y otras protestas que siguen apareciendo es la idea de mentira. Todos expresan el sentimiento de estar viviendo en una farsa, en un universo de discursos falsos que les llegan de todos los puntos en los que miran o escuchan.
Con la expresión
“festival de mentiras”, Friedman se refiere al engaño de la política norteamericana
sobre los motivos y resultados de sus propias acciones. Los caminos recorridos
no han llevado a ningún sitio factible, ni para ellos, ni para los propios
pueblos, que ven sucederse los modelos autoritarios en sus diversas variantes
militares o religiosos o la mezcla de ambos, como en Irán.
Los tribunales egipcios siguen absolviendo a los policías y
militares responsables de las muertes de los manifestantes. En ello tiene mucho
que ver la actuación de los fiscales, que no cumplen con su labor con el empeño
que debieran, según se quejan. Es lógico que así sea; son parte del régimen. El
caso de un régimen juzgando a los criminales que actuaron en su nombre no deja
de ser una paradoja histórica que está hipotecando su futuro, además de la
credibilidad de su presente. Pronto llegarán —a fuerza de absolución y
desestimación— a la conclusión de que la revolución nunca ocurrió.
El diario Al-Masry Al
Youm hace recuento de los policías absueltos en las últimas fechas:
Police Captain Abdel Aziz
al-Hamouly had been accused of the attempted murder of three protesters outside
Wayly Police Station on 28 January 2011. […]
Earlier this month, the Cairo
Criminal Court acquitted three police officers of killing protesters in the Zawaya
al-Hamra district. Another
police officer was also acquitted this month of killing two protesters in front
of Cairo's Sharbia Police Station.*
Finalmente la estrategia blanda del régimen funcionó. Todo giró hasta quedar poco a poco en la misma situación. O peor. Porque ahora apenas quedan esperanzas ni fuerzas a los que las tenían y dieron su sangre por ella. Las medidas y peticiones de leyes se van acumulando: intento de institucionalizar la censura, peticiones de prohibir la retransmisión de los debates parlamentarios, restricciones a las pocas cosas que las mujeres habían conseguido, y —la última iniciativa— tratar de regular muy restrictivamente el derecho de manifestación. Los elegidos como padres de la patria egipcia quieren que el Nilo vuelva a su cauce. Si no querían un dictador personalista, ahora lo tendrán institucionalizado.
En los últimos días se acumulan en los diarios egipcios el
descontento. Se manifiesta el descontento de las mujeres, que se ven en la
infame tesitura de tener que reivindicar la obra de la esposa de Hosni Mubarak,
ante los retrocesos sociales que plantean los nuevos patriarcas. La cantante, escritora y
socióloga Fayrouz Karawya ha descrito así la situación:
I never imagined that one year
after the revolution all we would be discussing are the freedoms that Suzanne
Mubarak granted to Egyptian women. I could not think that the same country
would see a number of its churches burned or demolished. Nor did I think that it would stand helpless as
Coptic protesters were run over by army vehicles, and would look — even if bitterly
— in the face of its protesters who lost their eyes without feeling the tinge
of humiliation.**
La artista Fayrouz Karawya |
El novelista Youssuf Rahka |
A year ago on Tuesday the result of the
referendum on constitutional amendments proposed by SCAF and embraced by the
Muslim Brotherhood —an unequivocal yes— effectively bracketed the
"revolution" in time. It shifted the emphasis away from rights gained
through protests (including the right to protest) to a reshuffling of the power
structure via an indefinite "transition" whose purpose has been to
restore and/or sustain a status quo that had--more often than not, by invoking
an overriding sense of identity--systematically denied people those same
rights.
The vote, however disastrous it is now judged
to be, established the population's willingness to cement the two bulwarks of
corrupt--incompetent--conservatism: fascist-flavoured religious authority and
arbitrary military power; the very culturally articulated nepotism, rarefied
inferiority complex, and xenophobia that had reduced the project of an independent
nation guarding Arab-Muslim identity under Nasser to a client state riddled by
poverty and Wahhabism under Mubarak. With the regime's logistical powers
deployed in Brotherhood-held voting blocs, "democracy" could quickly
abort what opportunity for change had been generated, fuelled by blood. And it
became easy from then on to involve well-meaning political players in endless
lost battles of the vote, even as their comrades were being killed at protests
and defamed on "pro-25 Jan" TV.***
El ex ministro del Interior visiblemente preocupado |
Lo que tienen en común estas y otras protestas que siguen apareciendo es la idea de mentira. Todos expresan el sentimiento de estar viviendo en una farsa, en un universo de discursos falsos que les llegan de todos los puntos en los que miran o escuchan.
El comentarista político de The New York Times, Thomas L.
Friedman, ha titulado su artículo de ayer Un
festival de mentiras. En él, Friedman comenta las opiniones del historiador
norteamericano Victor Davis Hanson sobre los fracasos de las políticas seguidas
por los Estados Unidos respecto a Oriente Medio. Señala que mantener dictadores
solo ha traído represión, genocidio, locura nuclear y el 11/S. Se pregunta
Hanson sobre lo que han aprendido los norteamericanos: «What have we learned? Tribalism, oil, and Islamic fundamentalism are
a bad mix that leaves Americans sick and tired of the Middle East — both when
they get in it and when they try to stay out of it.»****
Protestas en el Parlamento por los juicios militares |
La evaluación final de Thomas L. Friedman es la siguiente:
And that is why it’s time to rethink everything
we’re doing out there. What the Middle East needs most from America today are
modern schools and hard truths, and we haven’t found a way to offer either.
Because Hanson is right: What ails the Middle East today truly is a toxic mix
of tribalism, Shiite-Sunni sectarianism, fundamentalism and oil — oil that
constantly tempts us to intervene or to prop up dictators.
This cocktail erodes all the
requirements of a forward-looking society — which are institutions that deliver
decent government, consensual politics that provide for rotations in power,
women’s rights and an ethic of pluralism that protects minorities and allows
for modern education. The United Nations Arab Human Development Report
published in 2002 by some brave Arab social scientists also said something
similar: What ails the Arab world is a deficit of freedom, a deficit of modern
education and a deficit of women’s empowerment.****
Y cada vez esos tres déficits —libertad, el desarrollo de
las mujeres y una educación moderna— se les hacen más claros a los observadores
exteriores y a las personas que los padecen en el interior. Las alianzas para
mantenerlos intactos son fuertes. La política puede ser el arte de desarrollar las
libertades individuales y el progreso colectivo. Si se convierte en la forma de
restringir la libertad de las personas y de ahondar en la ignorancia para poderlas
controlar mejor, es malo para todos menos para los que la practican.
La absolución de los responsables de las muertes de los
manifestantes por el poco entusiasmo de los fiscales, la absolución del médico que
practicó los vergonzosos exámenes de virginidad entre burlas y escarnios alas jóvenes manifestantes de Tahrir, entre
otros muchos casos, son signos inequívocos de que el camino recorrido lleva de
vuelta al desierto. Todos hablan de mentiras, farsas y desilusiones. Los que
resistan necesitarán de aliento y consuelo para mantener la ilusión y la fe en
un futuro distinto, que no se parezca tanto al pasado.
Una farsa más, pero muy representativa: hace unos días surgió otra polémica; los
estudiantes siguen con los libros de texto que ensalzan la figura de Mubarak.
Da igual que esté en la cárcel; sigue en los libros y en
las mentes de los que lo estudian con toda su gloria. ¿Quién sabe si merece la pena renovarlos?
* “Another
police officer accused of killing protestors acquitted” Al-Masry Al-Youm
24/03/2012 http://www.egyptindependent.com/node/730756
** Fayrouz
Karawya “Mother, wife, artist and a revolutionary”. Al-Masry Al-Youm
21/03/2012 http://www.egyptindependent.com/node/726261
*** Youssef Rakha: "In the Name of the Father". Al-Ahram Weekly Online 22-28/03/2011 http://weekly.ahram.org.eg/2012/1090/cu2.htm
**** Thomas
L. Friedman “A Festival of Lies” The New York Times 24/03/2012 http://www.nytimes.com/2012/03/25/opinion/sunday/friedman-a-festival-of-lies.html?hp
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