Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La noticia que la BBC clasificaba ayer dentro de la sección “Curiosidades”
informativas me ha dejado perplejo. Nos cuenta que un ciudadano brasileño, Ricardo
Sergio Freire dos Santos, de 41 años, había falsificado sus documentos de identidad. Lo importante de este
caso —lo misterioso y sorprendente— es que este hombre mantuvo sus datos, no
falsificó su nombre, sino que falsificó su imagen. La Teoría (y la Historia) nos
dice que cuando uno falsifica un documento de identidad se cambia de nombre, se
hace una foto y la pega en el documento con los nuevos datos. Los hemos visto
en miles de películas: vas a tu amigo falsificador, te hace una foto y la pega
en el pasaporte para que puedas escapar pasando la frontera. Es el abecé de la
falsificación. Llegas al paso fronterizo donde está el guardia con cara de
malas pulgas y una metralleta, saca la linterna y enfoca tu pasaporte, mira
la foto y luego tu cara, hace una pequeña pausa para que el espectador sienta la tensión el momento, y luego te hace un gesto de desgana para que pases. Ya estás
al otro lado. ¡Uff!
Por eso el caso de Ricardo Sergio es un poco peculiar.
Mantuvo su documento original y le cambió la foto. Todo el mundo suele tener
fotos horrendas en el carné de identidad, pero no creo que este sea el origen
del caso. Ricardo Sergio sustituyó su foto por la de Jack Nicholson. Nos dicen
las fuentes informativas que han recogido el caso que el falsificador no se
parece nada a Jack Nicholson, algo que no podemos comprobar porque—y esto e
importante— carecemos de fotos del verdadero Ricardo Sergio Freire Dos Santos.
Al “falsificador” lo han detenido cuando intentaba abrir una
cuenta bancaria y enseñó sus documentos de identidad. Aquí la escena ya no
tiene nada que ver con la de los pasos de frontera antes descritos o con las
películas de robos en las que te cuelas en los bancos con identidades falsas y saqueas las cajas de
seguridad. El empleado del banco ya no mira con gesto rutinario;
lo hace con cara de asombro e incredulidad ante la falta correspondencia entre
foto y sujeto, algo que echa por tierra todas las clasificaciones semióticas
peircianas de signos analógicos. La teoría icónica por los suelos. ¿En qué diablos se parece aquel tipo que tiene delante
a la foto que le muestra?
Hay que decir que Ricardo Sergio no pretendía robar el
banco, solo abrir una cuenta. El único robo del que puede ser acusado es de
haberle robado la cara a Jack Nicholson, pero el actor la sigue teniendo en su sitio. Ni siquiera creo que pueda ser acusado
de suplantación de personalidad porque él mantenía la suya. Cuando fueron a su casa,
encontraron más documentos con la cara de Nicholson, pero todos a su propio nombre.
Lo interesante del caso es que lo que ha hecho este
ciudadano brasileño es lo que me encuentro todos los días cuando entro en las cuentas
de Facebook, por ejemplo. La gente se pone sus fotos de quien más le apetece. Utilizan
las fotos de sus cantantes, actores o deportistas favoritos sin problemas ni
reparos. Otras veces son fotos de objetos, animales, etc. Cualquier imagen es
válida para identificarse ante los demás. Pero un documento de identidad en la
vida real no es la “identidad” en la red, en la que la gente se representa como
le parece o apetece. ¿Habrá perdido Ricardo Sergio Freire dos Santos el sentido
de la diferencia entre mundo real y virtual?
Los psicólogos, sociólogos, antropólogos y demás profesionales que tratan de explicarnos lo que nos rodea cada día avisan de que existe una creciente crisis de las identidades. Además de la crisis económica, existe otra cultural que nos hace cuestionarnos quiénes somos, nuestros roles, etc. Advertidos por los teóricos de que no existe una identidad natural, es decir, un individuo verdadero, esencialista, que sea como es, sino que siempre somos el resultado de una cultura en la que nacemos y en la que existen unos límites de la representación, la gente se ha lanzado redecorarse, manifestación de un movimiento autogestionario de la identidad. Ricardo Sergio puede ser un perturbado, un ingenuo o un posmoderno. Si su caso consigue trascender el nivel de las “curiosidades” informativas puede que logremos desentrañar sus motivaciones.
El otro aspecto interesante del caso se encuentra en Los
Ángeles, Jack Nicholson. A falta de imágenes reales, los medios solo disponen
de las reproducciones del documento de identidad, el que contiene la foto de
Nicholson, y de muchas otras fotos suyas.
Esto plantea un problema casi salomónico en el que no
sabemos muy bien si el centro de la noticia es Nicholson o Ricardo Sergio, algo
que hará muy feliz al brasileño, que habrá visto cumplido una parte de su
sueño. Podemos decir “Jack Nicholson, víctima de un intento de robo de cara” o
podemos centrarnos en Ricardo Sergio. La elección no es fácil y la prueba es
que la noticia unos la han incluido en “Curiosidades”, poblada de personas que
alcanza los quince segundos de gloria
(ya está muy complicado lo de los quince minutos originales) y otros la han
presentado en “Famosos” o “Entretenimiento”, signo de la confusión producida.
La revista Carrusel
titulaba: “Arrestan a brasileño con foto de Jack Nicholson en documento
identidad”; la revista RPP, de Perú, titula de forma muy parecida “Arrestan a brasileño con foto de Jack Nicholson
en documento falso”, pero incluye una fotografía de Nicholson que podría pasar
por una detención de Ricardo Sergio y añade un texto bajo la foto que dice “El
detenido fue trasladado a la cárcel de Abreu e Lima y será procesado por los
delitos de uso de documento falso y falsificación de documento público”,
creando una duda razonable en quien
lo lee; el diario argentino El Ciudadano
traslada ya la falsificación del documento a la persona: “Detienen en Brasil a un falso Jack Nicholson”; y El Nacional, de Venezuela, al igual que la BBC titula “El
falso Jack Nicholson de Brasil” y lo convierte en absoluto concediéndole, más
que un titular, un título.
En estos días en que se han establecido tantas comparaciones
con las dos Giocondas, de tener fotos de Ricardo Sergio, se habrían puesto junto
a las de Jack Nicholson para apreciar la falta absoluta de parecido de las que
nos habla la prensa. Todo se habría enfocado de otra manera.
Ricardo Sergio dos Santos Freire no es el “falso” Jack
Nicholson de Brasil; es el único y
verdadero Jack Nicholson de Brasil, aunque no se parezca nada, ni lo haya
querido, gracias a los medios. De lo único de que se le puede acusar es de no parecerse mucho (o nada) al de la fotografía.
Él nunca intentó hacerse pasar por Nicholson, como el documento mismo prueba
con su propio nombre y firma, solo cambió la foto. Por decirlo así, se tuneó el carné y se puso un apodo visual.
Quizá dentro de poco lleguemos a ver —con patrocinio de algún medio— el encuentro entre los dos hombres que no se parecían nada. Si yo fuera Jack Nicholson tendría curiosidad.
* "El falso Jack Nicholson de Brasil" BBC 1/03/2012 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/03/120301_brasil_nicholson_identidad_falsa_il.shtml
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