Joaquín Mª Aguirre (UCM)
“Esnobismo”* es el título de un cuento de Yúsuf Idrís (1927-1991), uno de los más importantes autores de la literatura egipcia moderna. El relato, escrito en 1970, nos cuenta el encuentro en la Plaza Tahrir del narrador con el profesor de Antropología, Dr Elwis. El narrador se sorprende al ver la cara magullada del profesor, que tiene fama de vehemente por su forma de tomarse las cosas, y la ausencia de sus características gafas. El profesor comienza a hablarle de las conspiraciones universitarias, pero al narrador le importan más los motivos por los que tiene un ojo hinchado. El lamentable estado de su ojo se debe a una discusión en el autobús 999. El Dr Elwis tomó hace unos días el autobús y asistió al incidente de una señora que fue molestada por un viajero. La señora se revolvió y recriminó al pasajero sus toqueteos en varias ocasiones. El Dr Elwis inicialmente decide observar el acontecimiento con distanciamiento científico, como antropólogo. Las protestas de la mujer son ignoradas por todos, que niegan que allí esté ocurriendo algo, aunque todos lo hayan visto. Finalmente, es la señora la que sufre las iras de la gente y es obligada a bajarse del autobús. Escribe Idrís:
La pregunta que se repetía con insistencia era a qué venía ese deseo que había crecido espontáneamente en todos y cada uno, de asegurar que la señora mentía y negar lo ocurrido como si no hubiese sucedido jamás. Lo más extraño era el castigo colectivo dado a la mujer por haber hablado, por no tener vergüenza de pedir socorro y señalar a quien lo hizo. (154-155)
Para el hombre de Ciencia que es el protagonista del cuento, la situación se convierte en un reto a su capacidad de explicación del mundo. Lo ocurrido pasa a ser un desafío que le obliga a dirigirse a todos los presentes en el autobús:
—Quiero saber por qué les ha molestado que la señora haya acusado al hombre. Señores, ¿por qué se han enfadado? Incluso las mujeres. ¿Qué les ha fastidiado? Por los motivos abstractos de la ciencia les suplico que me contesten porque esto es muy importante para mi materia de estudio. (155)
La respuesta que le dan, después de preguntarse por su cordura, es: no ha pasado nada, nadie ha visto nada, la mujer es una mentirosa. Cuando les pregunta a los pasajeros entonces ¿qué ha visto él?, la respuesta es: tú no eres más que un estafador y ni si quiera tienes pinta de profesor universitario. La emprenden a golpes con él y acaba magullado en la acera junto a la señora. “Sentí —dice el Dr Elwis—, de repente, que toda mi dignidad se esfumaba. Todo lo que había en mí se derrumbaba y temblaba bajo mis pies, mi dignidad, mi historia; todo lo que era.” (155)
El Dr Elwis le cuenta a su interlocutor que desde entonces va por la calle sin sus gafas y “no ve nunca nada”, que “no escucha nada” porque no hay nada que escuchar, ya que aquella mujer fue el último caso de alguien que pidió socorro. El antropólogo que hay en él concluye:
—Ahora cojo el autobús 999 u otro, todo me parece bien. El juego se completa en silencio y nadie se salta las reglas, y la regla es que tú no ves, y si ves haces como si no vieras. Si le sucede a otro, no dices nada ni te lamentas. Incluso si se trata de ti mismo, haces como si no hubiese ocurrido. ¿No es una solución genial? (161)
El autobús del que nos habla Idrís representa el estado característico del miedo social. Nadie quiere que el “orden” se altere y el que denuncia lo que ocurre cuando ocurre se convierte en agresor de lo más valorado por las dictaduras: el orden nominal. En las dictaduras nunca ocurre nada porque su autoproclamada perfección lo impide. Para poder soportarlas, las mentes de los que viven bajo su régimen solo tienen dos posibilidades: negarlas o aceptarlas con todas sus consecuencias. Con la primera opción corres el riesgo de ser expulsado del autobús; con la segunda, te autoexcluyes de la realidad y generas un mundo artificial que defiendes ferozmente de los que lo perturban. Sobre ese orden descansa tu conciencia. Eso ha ocurrido allí donde el miedo exige que seas cómplice con tu silencio, con tu ceguera, con tu sordera.
Hoy Egipto sigue en la Plaza Tahrir y ha comenzado a dar la razón al Dr Elwis, 40 años después. La realidad y el discurso que la describe han comenzado a acercarse. La gente ha dejado de mirar hacia otro lado para ver y escuchar lo que es un clamor. El Dr Elwis puede volver a ponerse las gafas fuera del recinto universitario porque hay mucho que ver y mucho que arreglar.
* Yúsuf Idrís (2008), “Esnobismo”, en Una casa de carne. Trad. del árabe egipcio de Mercedes Juliá. Col. La otra orilla, Norma Editorial, Barcelona.
Lamento decir que no he leído nada de Yúsuf Idrís. Espero corregirlo pronto. Me ha encantado tu lectura de sus cuentos. Gracias!
ResponderEliminarPor cierto, con tu permiso, lo he enlazado en mi página de Facebook:
http://www.facebook.com/profile.php?id=1285833987#!/profile.php?id=100000524808303