domingo, 6 de febrero de 2011

El beso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El reportaje de la CNN nos muestra heridos y cómo la gente los atiende, cómo los cuida lavando sus heridas, cómo les cosen en las calles de El Cairo. Nos muestra las carreras de los camilleros que cargan con ellos atropelladamente. Hay un herido con un brazo en cabestrillo que muestra su dolor mientras le colocan el brazo. Otro con una gran venda de algodón, por cuyos laterales chorrean hilos de sangre, se dirige a la cámara con voz desgarrada: “¡We will die for our freedom!”. Nos muestran un nuevo plano de un hombre al que le limpian la sangre de la cara con un algodón. Tiene el rostro desencajado por el cansancio y el dolor. Hay una venda en el lado izquierdo de su cabeza a la altura de la sien. La mujer le habla mientras le cura. El hombre responde: “...Yes, Newspaper in Spain”. La mujer le pregunta: “¿El País?” “No —responde él esbozando una sonrisa—, La Vanguardia”. La mujer le toma la cabeza entre sus manos y le besa en la frente.



Hay mucho en el beso de esa mujer. Es el beso del agradecimiento al periodista, a los medios de comunicación, por estar allí expuestos a la misma violencia, por compartir con ellos los mismos riesgos. Es un beso de amor, de hermandad, en un sentido denso. El periodista de La Vanguardia ha tenido que sentir algo muy especial en ese beso. Ha debido entender de forma emocional, casi en una epifanía, el sentido de su trabajo, el sentido de lo que significa informar y la dignidad de su profesión. En el segundo que dura ese beso se concentra, sin palabras, lo que miles de páginas de tratados y estudios no logran captar sobre el sentido profundo de lo que significa informar. Podrá recibir premios y honores a lo largo de su carrera, pero nada logrará igualarse a la profundidad de ese beso, a su verdad reveladora. Quizá nunca se haya sentido más periodista que en ese momento.

Ese beso es el agradecimiento del que comprende que la sangre que está limpiando de su cara los está hermanando en un sufrimiento conjunto, el de los que luchan por su libertad y el del que lucha por tener la libertad de contarlo a otros. La mujer lucha por la libertad de su pueblo; el periodista por la nuestra, lucha para que —sentados en los salones de nuestra casa— podamos saber qué está ocurriendo allí, se juega la vida para que nosotros sepamos qué ocurre y decidamos. Y eso es un auténtico periodista, quien se arriesga en nombre de nuestro derecho a saber. Y gracias a lo que sabemos ahora, podemos solidarizarnos con el sufrimiento de los que están luchando por su futuro. La mujer lo sabe y lo transmite en la emoción de ese beso.

Las intimidaciones, acosos y agresiones a los periodistas ha sido una de las constantes de la situación en Egipto. Las mismas prácticas intimidatorias que durante años se han practicado contra los medios de comunicación egipcios, se aplican a hora a todo el que trata de informar sobre lo que ocurre allí. En una entrevista telefónica realizada por una cadena extranjera, un partidario de Mubarak vociferaba diciendo que aquello no era más que un montaje de los medios de comunicación extranjeros, que ellos eran los responsables de lo que estaba ocurriendo. Es una vieja y absurda táctica. Su objetivo es intimidar y hacer que los periodistas se retiren de las zonas calientes despejando el terreno de testigos molestos. La batalla por la opinión pública mundial se da en función de lo que los medios logren sacar de las zonas de los conflictos.

El beso de esa mujer al periodista de La Vanguardia representaba ese agradecimiento por estar allí, por no informar desde un hotel, por estar tan cerca de ellos que las sangres se mezclan. Están expuestos, por motivos distintos, al mismo peligro. Pero los dos arriesgan sus vidas por algo en lo que creen, por la libertad. Todo es lo mismo. Unos se arriesgan y otros no. Valorémoslo.



4 comentarios:

  1. Gracias por todos estos iluminadores artículos. Y el blog es precioso. Acabo de escuchar en la radio que parece que por fin todos se han avenido a negociar...
    Un abrazo, Joaquín.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias por este regalo, Joaquín. No sabes cuánto me ha conmovido y emocionado. Leerte es siempre reencontrarme.

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  4. Gracias a ti, por leerlo y por identificarte con la parte buena de la profesión. El periodista resultó de nuevo herido en Libia, junto a los dos fotógrafos que murieron. Un saludo, Joaquín

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