domingo, 5 de noviembre de 2023

Las razones de Alfonso Guerra

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Cuándo se empezó a transformar la política española no está claro; que lo hizo, sí. Quizá empezó con aquello de la "nueva política"; sería lo suyo. Pero lo que quedaba como una forma de intentar romper el bipartidismo, ha ido a más. El fraccionamiento español es mayor del que la sensatez propone. Hay demasiado de todo. Los partidos no debaten en su interior en diferentes "tendencias" (algo que los cursis llamaron "sensibilidades"), sino que se desmiembran. Unos consiguen sobrevivir y otros, sencillamente, desaparecen.

Eso hace poner el énfasis en la supervivencia, algo que solo garantiza el poder, que pasa a ser el objeto del deseo por encima de cualquier otro. En una España ávida de colocaciones, los partidos son maquinarias para asegurarse la vida, elección a elección, cargo a cargo. Desde allí, además, se hace uno con la agenda que asegura puestos posteriores, algunos de ellos escandalosos.

Esto no ha ocurrido solo aquí, pero lo que pasa aquí es lo que más nos afecta.

Tenemos un añadido que nos hace distintos: los nacionalismos que se han hecho con el poder y cuyo odio a lo que España representa no dudan en exhibir siempre que tienen ocasión, sea el juramento de la heredera  o la pascua militar. Les da igual. Cualquier momento es bueno para mostrar sus desafíos.

Ahora, las circunstancias de la fragmentación son extremas y el destino de este país está en manos de sus máximos negadores. ¡Paradojas de la política española y antiespañola!

Dice Alfonso Guerra en su vídeo reproducido en ABC con la entrevista realizada que "la política se ha degradado" y  que "la izquierda ha perdido su rumbo". No le falta razón en ambas afirmaciones. Los "viejos políticos" salen a decir las obviedades que vemos todos los días porque es necesario hacerlo.

En un mundo de choque de mensajes, las afirmaciones de Guerra son las que pasan por la cabeza de cualquiera que no se deje arrastrar por el partidismo alocado que se ve cada día. Guerra habla de que "los fines no justifican los medios" en alusión a la compraventa del poder y, además, de que los medios no justifican los fines", algo que considera de su cosecha y que explica señalando que no porque algo sea "legal" significa que se pueda o deba hacer. No está mal el matiz, porque el oportunismo que contemplamos y, sobre todo, el sistema de justificaciones con aquello de que si no está prohibido se puede hacer, etc. está en pleno apogeo.

El poder no lo justifica todo. Estamos de acuerdo. Ahora solo falta que lo entiendan los que quieren el poder a toda cosa y están hipotecando el país, su pasado, y sobre todo su futuro. El futuro es lo que queda tras los cuatro años de mandato. Comienza exactamente ese día, que es cuando se caen los muros verbales de contención y te empiezas a enterar de lo que hay.

Y si hay algo claro es que, por mucho que les des a los independentistas, siempre querrán más. Hasta que llegue el día en que dejen de pedir, lo cual será terrible porque se puede deber a que ya no nos quede nada que dar o que a ellos no les queda nada que pedir. Dos situaciones que son terribles en cualquier caso.

Lo que estamos viendo es la normalización del descaro, por un lado, y del despropósito por otro. No solo se vende cualquier cosas (nosotros incluidos), sino que se afirma sin tapujos que no es más que el primer plazo del chantaje, como en las películas de cine negro.

Se sabe, por ejemplo, que tras Cataluña, aspiran a los "países catalanes", algo que se ha ido construyendo sobre lo que ha girado todo; la lengua. Se trataba de imponer una lengua no dejando hablar otra, algo que se ha conseguido con la educación y obligando a conocer el catalán a todo el que fuera. No se querías migrantes hispano hablantes, algo que ha causado algún que otro problema.

"La izquierda ha perdido el norte", nos dice Alfonso Guerra; "la izquierda está muy despistada". Nos explica que la izquierda "vive más de los gestos, de la parafernalia y se ha olvidado de la misión que tiene. Y la misión es defender a la inmensa mayoría de unas minorías insaciables que existen en todas las sociedades".  Pues es una finalidad que efectivamente se ha olvidado cuando se transforma —y esto lo decimos como comentario— en parte de esa minoría insaciable de "poder". Cualquier cosa se justifica en ello.

A Guerra, como a tantos otros, les cuesta digerir las fotos de los dirigentes socialistas junto a personas o grupos acusados y convictos de crímenes, que han formado partidos. "Algunos son los mismos", dice Guerra. Los que mataron y a los que hoy se les mendiga el voto para una investidura que garantice el poder.

La avidez de cargos es uno de los males más peligrosos. Y en España hay muchos cargos disponibles repartidos por ayuntamientos, autonomías y ministerios. Tener el poder es poder elegir unos cuantos miles de cargos o, si se pierde, mandar a casa a un montón de personas que vivían de la política. Esa "minoría" de la que habla Guerra, esos depredadores sociales, ya saben las debilidades de la política y como tratar a unos y otros.

Como espectáculo es deprimente; como acción política, peligrosa. Habrá que ver qué queda de una España que es el objetivo, en diversas dimensiones. Lo sorprendente es que esto se hace después de muchos años de democracias y cambios. Pero para la "nueva política" cada día da comienzo la Historia. Lo importante es el precio del mercado político, lo que es valioso para poder seguir el cambalache.


Debe ser duro para Alfonso Guerra, un hombre de partido, pero de enorme sinceridad y capacidad de crítica, ver eso que llama genéricamente "la izquierda", por no ponerle el nombre auténtico de un partido que hacia campañas como "cien años de honradez". Sí, muy duro. También para todos los que ven diluirse la razones en explicaciones absurdas. Están jugando con fuego. Efectivamente, la política está bastante descarriada, con el norte perdido.

No han tenido bastante experiencia con los gobiernos a medias para ahora ampliar el modelo. 



* Ignacio Camacho "" ABC 5/11/2023 https://sevilla.abc.es/sevilla/alfonso-guerra-amnistia-pretender-cometio-delito-cometio-20231105143810-nts.html

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