Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Parece
una broma, pero no lo es. Las bromas tienen un sentido y una función. Lo que
nos cuenta Ángel Gómez Fuentes, el corresponsal de ABC en Roma, solo tiene la
forma de la broma, pero la intención es muy distinta. Nos demuestra que en la
guerra vale todo y que ese todo es cada vez más amplio. Se trata esta vez de un engaño a la Primera Ministra italiana, Georgia Meloni.
Nos
dice así Gómez Fuentes:
Un engaño telefónico crea una situación embarazosa a la primera ministra italiana. Giorgia Meloni ha caído en una trampa de un cómico ruso, especialistas en burlas telefónicas, que, a través de la oficina diplomática del Palacio Chigi, sede de la jefatura del Gobierno, se hizo pasar por el presidente de la Comisión de la Unión Africana para mantener una conversación sobre la situación geopolítica. Dicha conversación fue difundida a través de las redes sociales y relanzada, después, por la agencia estatal rusa Tass.*
Además de invasiones, bombardeos, represiones, etc. la guerra tiene ahora un arma más: la ridiculización y la burla. Esclavos de los medios, los políticos son víctimas fáciles de ellos en su forma más habitual. Pero el caso sufrido por Meloni es algo más, es el fingimiento para provocar el escarnio posterior.
El programa y sus autores forman parte de la maquinaria destructiva de Putin, es una pieza más que afecta a otro tipo de destrucción. Se han fingido miembros de la Comisión de la Unión Africana y así han accedido a Meloni. han elegido cuidadosamente su objetivo y el camuflaje necesario.
Probablemente no sea sencillo crear una maquinaria así en un estado democrático, pero la Rusia de Putin no lo es ni lo parece, una diferencia a veces sutil. Para Rusia vale todo. No le resulta extraño tener cómicos en su plantilla de agentes para debilitar la imagen de los enemigos.
Nos explica el artículo:
La pesada broma partió de dos cómicos-periodistas (Vladimir Kuznetsov y Aleksej Stoljarov), considerados próximos a los servicios de inteligencia del Kremlin. El Palacio Chigi se vio obligado a intervenir la tarde del miércoles con una nota oficial: «La Oficina del Asesor Diplomático la primera ministra lamenta haber sido engañada por un impostor que se hizo pasar por el presidente de la Comisión de la Unión Africana y que se puso en contacto telefónico con la presidente Meloni«, se lee en la nota.*
No sé si las múltiples caricaturas que
circulan de Putin por todo el mundo están financiadas por los servicios
decretos de algunos países. Supongo que la gran mayoría han salido del ingenio
de unos y otros. Pero esta forma de fingimiento disfrazada de comicidad con
distribución final de la agencia Tass es otra cosa; es una forma de guerra por
otros medios. Los países que critican la invasión de Ucrania o cualquier otra
maniobra rusa entiendo que lo hacen de una manera diferente.
El teórico ruso de la cultura, Mijaíl
Bajtín, al que le tocó vivir el estalinismo, desarrolló un especial interés por
"lo carnavalesco", una forma de resistencia popular al poder absoluto
que controlaba la sociedad desde arriba. La risa se convertía en un elemento
subversivo, en una forma de respuesta a la seriedad del poder.
Pero esta risa que provocan los secuaces
de Putin no es "resistente", sino una forma más de manipulación, de
control sobre el propio pueblo ruso, al que se ha rodeado de una burbuja
aislante.
En esa burbuja se cambia el lenguaje
(como en "operación especial" por "guerra"), se cambia la
historia (como en la sustitución de los libros de texto escolares reescritos
con el nuevo lenguaje) y ahora se les modifica el sentido del humor redirigiéndolo
hacia los objetivos deseados.
Hay países con dictaduras tradicionales
que han sido capaces de desarrollar la resistencia a través de los chistes,
como ocurrió en España con los chistes de Franco, todo un género, o en Egipto,
con los chistes sobre Hosni Mubarak y sus treinta años de mandato con mano de
hierro. El humor tiene sentido cuando es espontáneo, refleja esa forma incisiva
que es respuesta a otro tipo de violencia institucional. Pero lo de Putin no
tiene nada de "carnavalesco", sino que es una forma más de
manipulación desde el poder.
Putin recurre a todo. Estos falsos
cómicos tienen una función al servicio del régimen. Es la mejor forma de hacer
correr los mensajes, camuflados con los comentarios de esos
"humoristas". Se trata de reírse de Europa a través de Meloni, no de
otra cosa. Este humor no tiene nada de "carnavalesco" y liberador,
sino que es justo lo contrario: el envoltorio de la manipulación al servicio de
Putin. Ofrece cierto sentido de superioridad frente a la entrevistada, que es
la engañada, y a lo que representa.
Nos dice el artículo que Giorgia Meloni
no entró al trapo en las preguntas comprometidas, las que buscaban sembrar
discordia entre los aliados europeos, por un lado, y hacer que se riera el
público ruso a su costa. Ella admite cansancio por Ucrania, pero ¿quién no está cansado? ¿Y de Rusia?
Las formas de actuación rusas desvelan lo que es bajo el mandato de Putin. Rusia no evoluciona, sino que es
una maquinaria cada vez más poderosa al servicio del poder. Los rusos están
cada vez más cercados, respirando en el mundo que les crean.
* Ángel Gómez Fuentes "Meloni,
engañada por un cómico ruso, dice que «hay cansancio de la guerra de Ucrania en
todas partes»" ABC 1/11/2023
https://www.abc.es/internacional/meloni-enganada-comico-ruso-dice-cansancio-guerra-20231101172601-nt.html
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